Pimienta negra, 15 de septiembre de 2002
La guerra contra Irak es para conquistar los pozos del oro negro
George W. Bush ha dado un ultimátum a Irak y a las Naciones Unidas. La guerra contra Irak -en realidad la destrucción de ese país- y la invasión territorial, tiene un único objetivo: el control petrolero. Para que se tenga una idea del trasfondo petrolero hay que tener en cuenta lo siguiente.
En la actualidad, el mundo requiere energía
equivalente a 210 millones de barriles de petróleo al día. Específicamente,
de la energía mundial, el 38% proviene del petróleo, para lo cual
se requieren 75 millones de barriles de crudo al día. Estados Unidos
produce solamente el 12% de la producción mundial del petróleo,
o sea, nueve millones de barriles diarios, pero consume el 25% del crudo mundial,
o sea 20 de los 75 millones de barriles diarios que se producen en el mundo.
Por tanto, tienen que importar otros 11 millones para cubrir sus
necesidades.
De ellos México le vende un millón
seiscientos mil y Venezuela dos millones de barriles diarios de crudo. El resto
proviene del mundo árabe.Con el ritmo actual de producción, Estados
Unidos tiene crudo para
once años, pero si tuviera que producir todo lo que consume, sólo
tendría petróleo para cuatro años.Es por eso que Estados
Unidos importa millones de barriles al día y busca desesperadamente garantizarse
el acceso a los mercados de crudo como el de Canadá, México y,
particularmente Venezuela y
las naciones árabes.
Una guerra neocolonial
Es en Medio Oriente que está el 65% de las reservas mundiales de petróleo. En Venezuela el 7%, otro 7% en África (Argelia, Libia y Nigeria, principalmente); y el 5% en Rusia. En el caso del gas natural, el 28% está en Rusia, el 9% en el Pérsico; otro 9% en el Mar del Norte (Holanda, Noruega e Inglaterra), 7% en Canadá; y otro 7% en África (Argelia y Nigeria, principalmente).
En América latina, Estados Unidos intenta crear un bloque energético petrolero a nivel continental dentro del Área de Libre Comercio (ALCA). Se trata de la iniciativa Petroamérica, una gran transnacional que podría fusionar a Pemex de México con Petrobras de Brasil, PdeV.S.A. de Venezuela, Ecopetrol de Perú e YPF-Repsol del subimperio español en Argentina, bajo hegemonía de Washington, es decir de la familia Bush y el vice Dick Cheney, propietarios y administradores de una franja relativamente importante de los intereses petroleros.
Pero no serán los únicos beneficiados
con la destrucción de Irak y la liquidación de Saddam Hussein.
Las "cuatro hermanas" petroleras transnacionales más poderosas,
Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y BP, que esperan que el precio
del petróleo suba a un récord histórico de hasta 50 dólares
por barril, y que se pueda pulverizar el mercado petrolero de Afganistán
y países musulmanes vecinos. Para Rusia también la guerra le beneficiará
ya que si bien no puede acceder a los narcodólares de Afganistán
(tráfico de opio y otros), le pueden subir las ganancias con un mayor
precio del crudo, ya que en Siberia se encuentra la segunda reserva de petróleo
mundial que le provee al gobierno ruso el 60% de sus ingresos fiscales.
Desde luego, para la Argentina petrolera, sopa.
Carlos Menem entregó ignominiosamente YPF y por eso pagaremos el petróleo
que se extrae de nuestro territorio, a precio usurario, por aquello del "precio
internacional". Si hubiera un patriota al frente de la Casa Rosada, debe
estatizarse nuevamente YPF, antes que la crisis mundial nos termine por destruir.
Pero lo cierto es que los patriotas no abundan entre los dirigentes políticos
argentinos.