Pimienta negra, 13 de agosto de 2002

 

El fin de la religión económica mundial

 

José Paulo Bandeira da Silveira

Este ensayo trata sobre el fin de la imaginación económica de los pueblos. La imaginación económica fue la actividad humana que condujo a los pueblos modernos por los caminos del capitalismo, de la revolución social y de la revolución nacional anticapitalista. El siglo XX fue, evidentemente, el siglo de las revoluciones y también el siglo de las experiencias sociales inventadas por la imaginación económica de los pueblos. En el siglo XX los pueblos fueron, por primera vez, absorbidos por la praxis social. Y no obstante, la política mundial tuvo por principio someter la imaginación económica de los pueblos a un único método de producción, circulación y distribución de riqueza. Este es el verdadero principio moderno. Pues en ninguna otra época de la civilización los pueblos lucharon por imponer un principio único de economía política. Con el capitalismo, surge una Era Económica: la economía al mando de la política mundial. El psicoanalista francés Lacan dice que Marx hizo el Evangelio de la Era Capitalista. Y para Marx esto significa el dominio mundial de la imaginación económica capitalista. En los últimos textos de Lacan se puede encontrar la formulación del surgimiento de un último discurso social: el discurso del capitalista. Se trata del retorno del discurso del amo o discurso del señor colonial: el retorno de la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo. En realidad, esta es la matriz del concepto weberiano de poder. El poder weberiano es la imposición de la voluntad del señor sobre el esclavo. Para decirlo con claridad, se trata de la esclavización de la imaginación económica de los pueblos dentro de un dispositivo único de saber-poder: el discurso del capitalista. Para Weber, el capitalista es la posición de poder que domina el aparato burocrático, que domina el mundo de los "funcionarios", el mundo de la administración burocrática. Para aquellos que gustan de la versión weberiana de Gramsci, la clase dirigente (los intelectuales) domina el aparato burocrático. De cualquier forma, el intelectual es una pieza clave en el discurso del capitalista. Hoy sólo es posible ver las ruinas de esta civilización moderna.

En estos momentos, hay una serie de signos que anuncian la crisis de la política mundial. El gobierno Bush, el 11 de septiembre y los crímenes corporativos son los más espectaculares. Aparte de éstos, tenemos la crisis del capitalismo imperial norteamericano y la desintegración del capitalismo latinoamericano. Y junto a esta crisis capitalista de la política mundial, Rusia va empezar a privatizar las granjas colectivas y China destruirá, paulatinamente, la más rica experiencia de la imaginación económica anticapitalista de un pueblo, de una civilización. Queridos amigos, ¡no nos engañemos! Esto no se resuelve ni con ideologías militaristas, ni con garrotes, ni con las soluciones rusa y china. El capitalismo no va a encontrar su salvación en Asia. La crisis mundial es la crisis del capitalismo como método económico de producción de riqueza. En este sentido, es la crisis del concepto de modo de producción económico, es la disolución del Evangelio de Marx. Es también la crisis final del concepto puro de burocracia capitalista como la forma más racional del ejercicio de la dominación técnica, o sea, como la forma más capaz técnicamente del ejercicio de la productividad. Queridos lectores, el capitalismo está en estos aspectos vitales sencillamente acabado. Se trata de extender, como me dice un amigo virtual, el acta de defunción de esta Época Económica.

El olvidado Lenin acuñó una fórmula notable para la era poscapitalista: "la política al mando de la economía". Sin embargo, esta fórmula articuló el Ürstaat, o "Estado asiático moderno", como alternativa a la política mundial capitalista. En lo esencial, las fórmulas capitalista y leninista constituyen, hoy, el lugar de la impotencia de los pueblos. En el mundo leninista, la clase obrera y los pueblos tuvieron que ser guiados por el Estado asiático en su trayectoria poscapitalista moderna. Abajo, el lector podrá leer el acta de defunción del fin del capitalismo.

Las metamorfosis del capitalismo son la causa de la producción del espacio-tiempo social. En el capitalismo liberal, la matriz espacio-temporal se articula como cultura productiva. En ésta, el capitalismo es una economía auténtica. Las empresas capitalistas compiten en el mercado por la realización de la ganancia, y la acción instrumental reina en el mundo económico. Se trata de una lucha por la vida. La ganancia es una parte de la riqueza de los países que, en el proceso de reproducción ampliada del capitalismo, debe ser concentrada y centralizada. En el capitalismo moderno, el darwinismo económico es uno de los sentidos que orientan la acción capitalista en el campo de la cultura productivista. Tal sentido económico crea un ambiente social muy favorable para el surgimiento de las individualidades heroicas en el mundo burgués. El heroísmo burgués es la clave para la comprensión de la espiritualidad capitalista del siglo XIX. En ese siglo, la lucha de clases sigue las coordenadas de la espiritualidad heroica del capitalismo liberal. La clase obrera no fue derrotada solamente por los aparatos represivos de los Estados europeos. También fue subyugada por las grandes individualidades del heroísmo burgués. Ese tiempo fue capaz incluso de producir al payaso heroico. Éste utilizó la comedia y la farsa como instrumentos del poder burgués. El sobrino de Napoleón Bonaparte, Luis Bonaparte, empleó la técnica de la soberanía popular para crear el Imperio cómico de mayor éxito de la era moderna. Con él, se inaugura la era de la comedia imperial moderna.

En la actualidad, ¿no fue sustituida la dominación burguesa por una especie de cultura electrónica bonapartista? En 1910, Michels definió el bonapartismo como un fenómeno dialéctico en el campo político. El bonapartismo es el uso de la soberanía popular como un modo de instalar la autocracia en un régimen democrático. También puede ser la forma de reproducción del poder autocrático en un régimen democrático. Hoy, la cultura electrónica es la síntesis de la democracia con la autocracia. Ella sigue la democracia de la audiencia en un ejercicio autocrático de reproducción de la cultura en un país determinado o incluso en el campo internacional. En este sentido, la cultura electrónica bonapartista es la ideología dominante en la fase actual del capitalismo corporativo mundial.

En el siglo XX, el capitalismo burocrático sustituyó al capitalismo liberal. En éste, el Estado se mantenía apartado de la reproducción económica del capitalismo. En el capitalismo del siglo XX, el Estado va a funcionar también como fuerza reproductiva del capitalismo en expansión. En esta coyuntura histórica, la burocracia es el instrumento de desarrollo de la división social del trabajo. Será utilizada para organizar el Estado moderno como herramienta económica del capitalismo nacional. También se la utilizará para alterar el modo de obtener productividad en el proceso de trabajo capitalista. En este tiempo, la burocracia es el arma capitalista empleada para extraer y realizar la plusvalía en el ciclo de existencia del capital.

En el debate sobre el surgimiento del capitalismo corporativo internacional, Bujarín vio la fusión de las naciones centrales con las grandes corporaciones multinacionales como la principal característica del período imperialista anterior a la Primera Guerra Mundial. Mandel señala que esta característica se extiende hasta la Segunda Guerra Mundial. Esta fusión puede ser considerada como una de las causas de las dos guerras mundiales. Se trata del modo nacional de centralización y concentración del capital en el campo internacional, que fue sustituido por otro modo económico en la posguerra.

En el campo de la cultura política de la fase capitalista mencionada, el intelectual sustituyó a las grandes individualidades burguesas. Pero se trata del intelectual de la cultura burocrática. En ésta, el intelectual dirige los aparatos de hegemonía de una clase social en el terreno existencial nacional. Él es el sujeto de una práctica que articula estructura y superestructura, sociedad civil y Estado, etc. En esta época se da el matrimonio entre el liberalismo y el aparato burocrático: privado y público. Tal matriz espacio-temporal generó, en Europa, la sustitución de la lucha de clases por la colaboración entre las clases urbanas. Como dirigente de los aparatos burocráticos de la clase obrera, el intelectual ejerció una función central en la creación de la sociedad del trabajo del siglo XX. En ésta, el capital se deja gobernar por los aparatos burocráticos de la clase obrera. Se trata de la forma más civilizada del Estado burocrático: el Estado de bienestar en Europa. Ya en los EE.UU. y en la periferia latinoamericana del capitalismo internacional, el populismo se apropia de las formas del Estado de bienestar, convirtiéndolas en semibárbaras.

En su libro sobre los partidos socialistas europeos, Michels, en 1910, hizo la escritura política de la era del capitalismo burocrático. En esta escritura, el intelectual ocupa el lugar del Príncipe moderno. Gramsci habla de un intelectual colectivo, cuando dice que el partido había ocupado el lugar del príncipe, en el sentido de Maquiavelo, como posición de sujeto. El sujeto no es, en el sentido de un aparato intelectual, un intelectual colectivo. El sujeto es el intelectual individual que dirige, como posición molecular de un nexo colectivo, las máquinas burocráticas de la clase obrera y del capitalismo de los novecientos. Como puntualizó Weber, la matriz de la posición de sujeto moderna está dada por el empresario capitalista. Esta posición es el ejercicio del poder, como voluntad capitalista, sobre el aparato burocrático. De un modo equivalente, el intelectual es la posición de poder de un ejercicio dirigente –ideológico, político, cultural– sobre el aparato burocrático. En Weber, el mundo moderno es la captura de la vida cotidiana por las redes de poder de la dominación burocrática. Se trata de la gobernabilidad internacional en el siglo XX. Siendo así, ¿no es la crisis actual, además, la crisis final de la dominación burocrática moderna?

En otra dimensión, el siglo XX contempló la modificación de la naturaleza social de la burguesía. Fusión del capital financiero con el capital productivo. En esta fusión, las fracciones burguesas se convierten en oligarquías financieras. Éstas dirigen el capital en la realización de la ganancia y de las superganancias coloniales. Tal historia económica determina una centralización y concentración cada vez mayor del capital como motor de la competencia capitalista a escala internacional. En la primera mitad del siglo XX, la competencia implica a bloques de países –comandados por las oligarquías financieras generadas por la alquimia capitalista de la fusión del capital con la nación– y dos guerras mundiales.

Después de la Segunda Guerra, la gobernabilidad capitalista del planeta continúa en otra dirección. Ella va a usar, como dice Mandel, la Tercera Revolución Tecnológica como principio de organización de la reproducción ampliada del capitalismo. En este momento, el capitalismo tardío surge como la nueva lógica del modo de producción capitalista.

En esta era económica, la corporación multinacional pasa a ocupar el centro del poder económico del capitalismo internacional. En este período, las nuevas fuerzas productivas exigen la creación de un nuevo espacio multinacional de realización de la ganancia.

Siguiendo la lógica del capital multinacional, los Estados centrales instauran, junto a la lógica de exportación de mercancías, la lógica de exportación de capital. En este período, se registra, por la concentración y centralización del capital en el centro capitalista, un exceso de capital productivo. Tal excedente de capital organiza a la semiperiferia como capitalismo dependiente asociado. Pero lo esencial es la organización del bloque capitalista multinacional en el centro: EE.UU.-Europa-Japón. Ésta es la gobernabilidad capitalista planetaria del capitalismo tardío.

¿Cuál es la verdad del siglo XX? Para seguir existiendo, el capitalismo fue reinventado por la intervención burocrática del Estado en la economía. En ese siglo, el liberalismo desaparece como ideología y práctica del mundo capitalista. Con la continua intervención del Estado en la economía nacional, el "capitalismo de Estado" (Mandel) ejerce las funciones económicas de sustentar, subsidiar, hacer funcionar la economía capitalista más allá de las leyes de la economía política clásica. Por un lado, esta historia económica genera dos aspectos esenciales del Estado novecentista. El primero es la autonomía de éste con relación a la sociedad civil. El segundo es la hipertrofia del aparato burocrático del Estado. Ella reinventa también el capitalismo a través de la intervención del discurso del burócrata en la organización de la economía privada.

Varios autores escribieron sobre la realidad autocrática del Estado novecentista. En el siglo XX, los innumerables regímenes dictatoriales son, en parte, un efecto de este Estado autocrático burgués. En la economía privada, las corporaciones burocráticas capitalistas reproducen la autocracia como modo de gobernabilidad corporativa. Hay todavía otro efecto importante del modo burocrático racional-legal, weberiano, en el campo internacional. Se trata de la cultura política burocrática. Ésta ejerce la función de articular el Estado al capitalismo como un fenómeno por encima de las naciones. Es una actividad permanente de desterritorialización de los "referentes" nacionales en la economía, en la política, en la cultura.

En esta era capitalista, poderosas burocracias estatales ejercen el poder político como fuerza reproductiva del capitalismo privado. Invierten en infraestructura –la llamada modernización– para garantizar la rentabilidad de las inversiones privadas capitalistas; subsidian directamente a las corporaciones en el centro y en la periferia; invierten en ciencia y tecnología para renovar las fuerzas productivas capitalistas; crean empresas estatales que venden sus mercancías productivas, por debajo del precio de mercado, para el circuito capitalista privado. Además, este Estado del capitalismo tardío aplasta, sin piedad o legalidad, cualquier rebelión anticapitalista. Esta gobernabilidad burocrática es el centro del campo del poder del capitalismo internacional. En el plano de la cultura política, no hay diferencia entre el socialismo burocrático y el capitalismo occidental. Ambos forman parte del mismo campo de poder internacional. En éste, las burocracias estatales forman parte de las redes de poder que administran la existencia genérica del capitalismo en el escenario internacional.

En la fase más avanzada del capitalismo tardío, el Estado, a través de un endeudamiento monstruoso, sustenta la lógica de funcionamiento del sistema financiero internacional. ¿No apuntaba ya esto a un agotamiento de la imaginación económica capitalista? En muchos países periféricos, la modernización fue un pretexto para que el Estado contrajera una deuda inconcebible con el capitalismo financiero. De hecho, los Estados fueron obligados a recibir el capital ficticio excedente de las grandes corporaciones financieras. Esto preparó el tránsito hacia el actual sistema financiero mundial. Como la clase dirigente de la periferia no estaba preparada, y tampoco motivada, para administrar este capital ficticio, utilizó improductivamente una parte sustancial del mismo. Incluso dentro de la burocracia estatal, ciertas redes de poder ejercieron el "derecho patrimonialista" de apropiación privada del capital público. Estas redes enviaron verdaderas fortunas a cuentas personales en paraísos fiscales. Lo importante es constatar el consumo improductivo del capital ficticio externo durante las últimas décadas del capitalismo tardío. Y éste es el pathos de la gobernabilidad capitalista durante la fase final del capitalismo tardío.

Con la crisis financiera de los Estados, la lógica del capitalismo tardío se agotó como estrategia y táctica de una gobernabilidad internacional. Además, innumerables hechos anunciaron el fin del capitalismo tardío. La derrota norteamericana en Vietnam y la cabeza cortada de Nixon son los dos acontecimientos más notables del fin de la era del capitalismo tardío. Sin embargo, junto a esta crisis final del capitalismo tardío está el surgimiento del capitalismo corporativo mundial. En la fase final de una era, aparecen siempre fuerzas y sujetos históricos que contribuyen a instaurar otra nueva. Desde el punto de vista formal, el capitalismo corporativo mundial (CCM) es el resultado de una revolución microelectrónica en las fuerzas productivas. Esta revolución fue una creación de las inversiones en ciencia y tecnología en la fase del capitalismo tardío. Esta revolución en el mundo de la técnica capitalista es la causa de una alteración parcial del modelo burocrático de organización de las corporaciones capitalistas. También lo es de la sustitución del Estado del capitalismo tardío por el Estado electrónico del CCM. En el campo económico, éste permitió la sustitución del Estado como empresa financiadora del capitalismo genérico. El capitalismo financiero mundial ocupó el lugar del Estado financiador. En la periferia, ello significó la muerte del Estado desarrollista y la crisis genérica de la imaginación económica de las élites económica, intelectual y política. En el centro, el CCM aparece como la lógica capitalista de desterritorialización de casi todos los referentes nacionales. Este CCM recrea, en otro nivel, la dialéctica moderna capital-nación. La recrea como una nueva dialéctica social. Pues en lugar del capital, el capitalismo pone a la corporación mundial como simulacro de relación social productiva. Y en lugar de la lógica nacional, el CCM pone la lógica del neotribalismo como simulacro de lógica social subalterna. En el CCM, la lógica del simulacro es extraída del mundo virtual hacia el mundo real. En él, el discurso del capitalista es reinventado como simulacro de dialéctica social.

El neotribalismo es una de las herramientas culturales del CMM. Ella actúa sobre los valores de los agentes de las clases sociales y sobre la reproducción existencial de la familia obrera. También actúa sobre las clases medias. En lo esencial, la acción social del individuo de la clase obrera deja de tener como motivo la dialéctica social moderna. El neotribalismo envuelve a la juventud obrera en una red de relaciones seductoras. Esta red es extensiva al subproletariado urbano y a las clases medias. Las industrias de la comunicación y el capitalismo lumpen son la base de este cambio en la situación de la clase obrera. En este giro, la juventud obrera deja de verse como conexión colectiva en el trabajo fabril. En esta nueva cultura obrera, el trabajo cotidiano –como cooperación de una multitud– deja de existir como modo de regular la existencia de la vida obrera. Deja de existir como causa de la ética proletaria. Esto significa que la fábrica, la famosa socialización de las personas por las fuerzas productivas, deja de existir como motor material de la conciencia obrera. Con estas técnicas de poder, la política mundial del capitalismo destruyó, finalmente, la conciencia de la clase obrera y a la clase obrera como conciencia de clase, como la conciencia política de los oprimidos. Después de este fenómeno material, los filósofos han empezado a decir que la conciencia y el sujeto revolucionario anticapitalista jamás existieron en la realidad histórica.

El neotribalismo es la realidad más visible de la estetización de la vida en el CCM. En lo cotidiano, las tribus surgen como estilo de vida. Un estilo retira al individuo de su clase social de origen. Desterritorializa la subjetividad de clase. Entre la juventud, los estilos tribales funcionan como un código que aproxima a individuos de diferentes clases sociales. En los centros urbanos, esto anula la lógica de clases como determinismo social de la existencia individual. En las industrias de la comunicación, existe también el sentimiento de una existencia libre de las estructuras capitalistas y cotidianas. Y es esto lo que elige la "biografía electrónica" como el género más querido en la cultura de la comunicación. Las tribus apuntan ya al fin del dominio del estructuralismo sobre el modo de concebir la vida social. Apuntan al fin de la imagen del individuo como un efecto de la lógica estructural de la sociedad. Al articular la transición del capitalismo tardío hacia el CCM, la lógica estructural ocupa el lugar de la lógica burocrática.

Con el neotribalismo, el sujeto reaparece como negación de las estructuras capitalistas. Para los lectores del mundo académico, el sociólogo Maffesoli sustituyó al filósofo Althusser. Éste escribió el pequeño evangelio estructuralista de la era del capitalismo tardío: La ideología y los aparatos ideológicos del Estado. En este texto, el individuo es sólo el efecto de las estructuras. En él, el sujeto desaparece como motor de la vida individual y colectiva. Althusser hizo la escritura ideológica del capitalismo tardío. Con Mafessoli, el sujeto reaparece en la profusión de las tribus urbanas. Y en las industrias de la comunicación, la práctica de la biografía electrónica entierra a la vez al estructuralismo como modo intelectual de regulación de la existencia en el CCM. En esta práctica, el individuo hace su vida y las estructuras ya no funcionan como algo que define el destino del sujeto. La estetización de la vida –con la música industrial y las otras prácticas culturales electrónicas– libera al individuo de la opresiva determinación de las estructuras sociales. Para la juventud obrera, esto introduce un verdadero drama posmodernista: ser o no ser obrero.

Y para concluir este trabajo, veamos cómo la sustitución de la oligarquía financiera por la cultura financiera altera la existencia de las clases sociales. La cultura financiera contiene personas de diferentes clases sociales. Los EE.UU. son el país de mayor desarrollo de esta cultura financiera internacional. A través del capitalismo financiero, una multitud de millones de personas mantienen un alto nivel de vida y una expectativa de seguir manteniéndolo en la vejez. El dinero ficticio es el dios de esta multitud y la Bolsa el altar de esta nueva religión económica. Viviendo de tal modo, esta población empieza a creer que el individuo construye su propia historia. Para ella, las estructuras capitalistas son una invención de intelectuales universitarios para imbéciles. ¿Y si la fe en esta religión económica estuviese avalada por la práctica financiera del funcionamiento del CCM? ¿Os imagináis a millones de personas sin un futuro garantizado por las Bolsas de los EE.UU.? ¿No es esta tribu financiera uno de los pilares de la cultura financiera del centro del capitalismo mundial? ¿Es posible concebir la recreación de esta cultura financiera en la Unión Europea? ¿Es ésta la salida para el capitalismo mundial? Y lo qué va a suceder con la portentosa clase media norteamericana, ¿no cuenta en la crisis de la política mundial? ¿Son imbéciles?

La cultura financiera sustituyó al Estado en las funciones económicas antes citadas. Ahora ocupó el lugar de la crisis fiscal del Estado. Con la crisis de la cultura financiera, ¿qué sujeto va a sustentar en la práctica la reproducción ampliada del capitalismo y el discurso del capitalista como religión económica mundial? ¿No parece confirmar la crisis de los países la tesis del fin de la historia? El capitalismo en crisis no desemboca ni en la revolución social ni en la revolución nacional. En lugar de ello, ¿se convertirán los pueblos en meros mendicantes del FMI? ¿Entramos en una era de pueblos mendigos? ¿Hasta cuándo? Amigos, ¿no hay nada más allá de discurso del capitalista? ¿Se acaba la imaginación económica de los pueblos en el discurso del capitalista? ¿Se trata ahora del eterno retorno de la dialéctica del amo y el esclavo? ¿O la tierra tiembla?

Traducción: Round Desk

 

Texto original portugués en: http://planeta.terra.com.br/noticias/bandeira
jpbs@terra.com.br

 

 

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