La pantera


Su visión, desde los barrotes constantemente pasando
se ha debilitado tanto que ya
no aguanta más. Le parece que hay mil rejas,
y detrás de ellas ningún mundo.

Mientras pasea en círculos confinados, vuelta tras vuelta,
el movimiento de sus pausados y potentes estiramientos
es como un baile ceremonial sobre un eje
en el cual una voluntad poderosa se detiene, paralizada.

Sólo a veces, la cortina de sus pupilas
se alza, calladamente. Entra una imagen,
se arroja hacia abajo por los músculos tensos y detenidos,
se clava en el corazón, y desaparece.

La pantera
de Rainer Maria Rilke
Traducción de Gail Peters

 


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