La Secretaría de Cultura al ritmo de las retretas
ZAIDA CORNIEL
Publicada en el Listín diario
en la sección Ventana en el suplemento dominical "Perspectivas".
Entre urgencias cotidianas se planea la política cultural. La Secretaría de Cultura es una Damocles, es una gran responsabilidad, una gran tarea, es una tarea de gigantes, pero una tarea de gigantes para la cual estamos preparados. Tenemos el desafío. contamos, además, con la participación y colaboración de un conjunto de hombres y mujeres de lo mejor de la intelectualidad y los trabajadores de la cultura de nuestro país. Con esa visión no sectaria, amplia, hemos empezado a elaborar un proyecto de largo alcance que empieza a dar frutos. Estamos en una actividad constante. Yo me siento muy orgulloso de encabezar este proyecto, y de la confianza que ha depositado en mí el Presidente Mejía.
Santo Domingo
Son las 5:30 de la tarde y el antedespacho del secretario de cultura luce aún con tareas pendientes.
Tony Raful sale de su oficina para excusarse ante esta reportera porque debe terminar algunos asuntos. Pide diez minutos. En ese tiempo, la actividad es constante. Artistas, militares, entre otras personas, circulan por la pequeña antesala en el Centro de Eventos y Exposiciones. Luego, en el despacho del poeta y político, las interrupciones a la conversación no van a cesar: ya suena el celular, ya suena el teléfono, ya viene su secretaria con un mensaje o algún papel que firmar y, hasta un empleado, creo que de Obras Públicas, viene para decirle que están llenando la cisterna del edificio. Obviamente, las urgencias de la cotidianidad se imponen ante la cultura. La queja no se hace esperar: la estructura física la encontraron en estado deplorable. Están rescatando el edificio, al tiempo que presentan proyectos, planifican conciertos, talleres, y reciben las propuestas del sector cultural dominicano.
El 16 de octubre será el día en que definirán el plan general. El Consejo Nacional de Cultura, máximo organismo de la Secretaría que agrupa a todas las instituciones del sector tanto estatal como privado, se reunirá para aprobar la línea oficial a seguir que, Raful observa, será "sobre la base del debate y las propuestas que vamos a llevar allí. Con eso ya tendremos una idea clara del trabajo en todo el territorio nacional". Antes, han venido impulsando la creación de talleres de formación de líderes culturales. Y es que a pesar de que esta cartera apenas empieza a dar sus primeros pasos; la esperan decisiones adultas: en diciembre de este año será la anfitriona del Foro de Ministro de Cultura del Caribe, donde se delineará la política cultural de la región.
Poeta y político, y ahora dirigiendo la Secretaría de Cultura, ¿alguna vez se ha sentido un poco bajo la espada de Damocles con esto de "coordinar el sistema nacional de cultura?"
No, porque tengo prácticamente una parte de mi v ida dedicada al trabajo cultural. En ese sentido, he podido desarrollar de manera paralela tanto el trabajo político como el cultural. Siempre he participado en el trabajo cultural de manera militante, desde mis años en la universidad Cuando me formaba como politólogo y abogado, yo dirigí lo que creo que sigue siendo todavía, el Movimiento Cultural Universitario. Todo aquel tiempo fue realmente una grata experiencia, que se tradujo no sólo en mi participación en las actividades de la universidad sino también en los clubes. Conocía desde entonces la problemática fundamental en los barrios, en el interior del país. De ahí, mi amistad entrañable con Mateo Morrison. Nos conocimos en esos ajetreos. Pero, independientemente de eso, yo amo la cultura, soy un amante del proceso cultural de República Dominicana y conozco sus deficiencias. Sé cuales son sus debilidades y cuales son los correctivos y las propuestas que tenemos que canalizar para mejorar la situación de las actividades culturales en nuestro país.
Además, fui copartícipe de todas las discusiones que se hicieron sobre cultura popular, cultura nacional... Mi actividad, en los gobiernos del PRD, no dejó de ser también una actividad cultural. Me refiero a mi participación como director de la Biblioteca Nacional y director cultural o subdirector artístico de Radio Televisión Dominicana. Se me asignó toda la política cultural de RTVD. O sea, que en los gobiernos del PRD yo solamente he trabajado en actividades culturales. Esta es mí área natural de trabajo en el Estado Dominicano.
¿Cuál fue el principal escollo que enfrentó la Secretaría de Cultura a su llegada?
Las dificultades naturales de una Secretaría nueva que no tenía presupuesto. Hasta ahora hay una coordinación de fondos que nos permite trabajar, pero contaremos con un presupuesto que le otorga la ley a partir de enero de 2001.
Por el momento, tiene que desenvolverse con los recursos que le permiten las circunstancias, pero aún con esos recursos, no estamos insatisfechos. Una de las Secretarías en este gobierno que más se siente por su trabajo es ésta.
Por ejemplo, iniciamos los conciertos en manga de camisa, en una presentación de la Sinfónica en el Parque Colón, pero que va a rotar por todo el territorio nacional y los barrios con una nueva visión del disfrute del goce estético, de la participación cultural.
Pero, además, nosotros tenemos el 29 de octubre el acontecimiento cimero de la cultura dominicana, que es el concierto de la Sinfónica Nacional en el río Masacre, con la participación de 500 músicos militares, con la presencia del Presidente de la República, del Cardenal Monseñor Nicolás López Rodríguez, autoridades civiles y religiosas, y de toda la comunidad dominicana.
Ese concierto tiene como finalidad realzar los valores nacionales. Un concierto de paz, amor, que va a ser transmitido vía satélite al mundo. ¿Por qué en la frontera?, porque en la frontera nace la patria y es allí donde se están ahora mismo, de alguna manera, percibiendo algunos síntomas de debilidad en término de los valores culturales. Entonces ahí lo vamos a reforzar sobre la base de una intensa campaña cultural. Yo quiero anunciar, también, que la Secretaría de Cultura va a reponer simultáneamente en todas las provincias del país las retretas municipales, que había sido descontinuada por la apatía, la desidia, la indiferencia de todas las autoridades pasadas.
De ahí salió la mayoría de músicos de este país, y lo que eso significa en términos culturales para cada pueblo es algo que no podemos medir en palabra.
Usted se ha referido en otras ocasiones a un plan de trabaio en la zona fronteriza. ¿Este sería el inicio?
Iniciamos en la cresta de la ola con ese concierto, y la vamos a continuar, pero no solamente en la frontera es todo el territorio nacional. Tenemos un programa, a través de la Subsecretaría de Participación Popular, de Actividades, sobre todo a nivel de cultura popular. Una especie de embajada cultural de la Secretaria de Cultura en cada pueblo. Eso lo dirige el compañero Giovanny Cruz y al frente del trabajo popular está la compañera Vickiana. Pero en la medida que trabajamos en esos lineamientos, elaboramos el proyecto de ley antipayola, el primer gran aporte al adecentamiento de la radio en República Dominicana, que hoy día está siendo enriquecido por un conjunto de fuerzas, de sectores vinculados a la radio, a los compositores, para llevarlo al Congreso Nacional. Porque así lo hicimos, no para tomar la paternidad sino la iniciativa, para que lo pudiésemos entre todos fortalecer.
En la actualidad, ¿cuántas Casas de la Cultura están funcionando?
Las Casas de la Cultura son el cordón umbilical de la proyección cultural de la Secretaría de Estado de Cultura. Le damos una importancia capital. No hay muchas Casas de Cultura. Las pasadas autoridades habían inaugurado unas cuatro o seis y la mayoría estaban abandonadas. Hay algunas, por ejemplo en la Vega y en San Juan de la Maguana, que funcionan con el apoyo del ayuntamiento, la primera, y tengo entendido que la segunda pertenece a la sociedad civil, a grupos privados que la apoyan. Pretendemos crear un Sistema Nacional de Casas de la Cultura, sobre la base de la política bien definida (sic!). Hemos puesto a la cabeza de ese sistema a la compañera Sonia Silvestre.
¿Y en el exterior, cuántas Casas de la Cultura hay?
Tenemos en Nueva York la Casa Dominicana de la Cultura y aspiramos incluso a abrir otra en Madrid y en Montreal, Canadá, entre diciembre y enero. También en Miami y Puerto Rico.
¿Piensan integrar a las Casas de Cultura instituciones culturales que ya han estado trabajando bajo iniciativa privada?
Por supuesto, una de las tareas nuestra es darle participación al sector privado. En ese sentido tenemos una política sumamente abierta, incluso de autogestión, por un lado, y de colaboración y financiamiento también. Nosotros estamos muy satisfechos con la acogida que hemos tenido en todos los sectores. Es como si de repente todo el mundo se pusiera de acuerdo para empujar el tren de la cultura.
Recientemente publicamos en Ventana un articulo del actor y ex miembro del Consejo Presidencial de Cultura Ángel Mejía, en la que éste decía que al no integrar a los miembros del pasado Consejo a la Secretaria de Estado de Cultura se había incumplido con la ley de esta cartera. ¿Qué opinión le merece esta declaración?
No quiero entrar en muchos detalles, pero lo que dice la ley es que se integraban a la Secretaria de Cultura. Ya ésta decide con quienes quiere trabajar y con quienes no. Ese es un asunto de que cada quien escoge a sus colaboradores. Claro, con espíritu amplio, no sectario,(sic) pero con gente que entienda que están en la política cultural aprobada para ponerla en vigor bajo la impronta y el mandato del Presidente Hipólito Mejía. Nosotros, en ese sentido, seleccionamos a nuestro personal de acuerdo a nuestros intereses culturales; o sea no podemos trabajar con gente que no tenga las mismas ideas desde el punto de vista cultural. Uno elige sus propios colaboradores. Acuérdese que la política cultural nuestra fue producto de un equipo de trabajo, que tenemos alrededor de ocho o diez años elaborando esa política cultural. Y una vez asumida tiene que ser puesta en práctica por la gente que trabajó fundamentalmente en ella. Eso no significa, bajo ninguna circunstancias, discriminación; ni de carácter político, ni de otro tipo, lo que pasa es que uno elige la gente con la cual va a trabajar. Ese es un derecho, una prerrogativa que le corresponde a cada estructura de dirección. Ahora, quiero decirle que gente que trabajó en el Consejo Presidencial de Cultura colabora con nosotros en los nuevos planes. Gente con la que tenemos más afinidades que con otros, simplemente.
En los úItimos días, algunos sectores ligados al cine han manifestado la necesidad de crear un Instituto de Cine y el deseo de que se reabra la Cinemateca Nacional. ¿Cuáles son los planes de la Secretaria de Cultura en este sentido?
Creo que quien ha hecho algunas observaciones críticas sobre el tema es el señor Fortunato. Pero, creo que si se hubiera documentado mejor, hubiese estado más apto para poder edificarse sobre el tema. A una Secretaría que tiene un mes le están exigiendo un Instituto de Cine.
Durante toda la vida no crearon un Instituto de Cine, y esa crítica no la formuló el señor Fortunato a las pasadas autoridades que duraron cuatro años y no lo hicieron. Debo decir que ya hay un comité pro-cinemateca,(sic) formado mucho antes de esa declaración, donde hay reconocidos cineastas y personas entendidas en cine. Y pensamos contar con la colaboración de René Fortunato, a quien consideramos un hombre muy bien intencionado y que puede aportarnos mucho. A él lo llamaremos en el momento oportuno, pero recuerde que apenas tenemos 30 días de trabajo.
¿Está en los planes inmediato de la Secretaria el crear un fondo editorial?
Una de las propuestas nuestras es la creación de la Editora Nacional, que es un viejo sueño de la comunidad cultural dominicana. Ese es uno de los planes que tenemos para el año que viene.
¿Tienen algún presupuesto asignado para trabajos de investigación?
Por supuesto, tenemos incluso una Dirección Nacional de Investigación a nivel de proyectos específicos. Lo que pasa es que todos estos proyectos están sujetos al presupuesto del año entrante.
Ahora tenemos primero que adecuar bien el lugar donde trabajamos porque no tenemos ni siquiera un hogar propiamente desde el punto de vista de la Secretaría. Acuérdese que nos íbamos instalar en Bellas Artes y no pudimos, porque la situación allí es realmente inhóspita. Estamos reparando este centro que está en estado de total abandono, y hemos tenido que invertir primero en crear las condiciones materiales que nos permitan trabajar con cierta decencia.
Los que integran la Secretaría de Cultura, en su mayoría, son artistas...
Son artistas y con un 50 ó 45% de mujeres al frente de casi todas las estructuras. La Secretaría de Cultura quizá es la que ha cumplido con un mayor porcentaje de mujeres al frente de estructuras de trabajo en el Estado. Por supuesto, de mujeres capaces, involucradas en el trabajo, no por el hecho de ser mujeres.
Llama la atención que la Secretaria de Cultura ha integrado a los militares en estas labores, ¿cuál es el objetivo?
No, lo que pasa es que todas las instituciones del Estado deben responder a una política unificadora en los planos de la cultura. Acuérdese, que ninguna estructura por sí misma es suficiente para cumplir a cabalidad con todos los objetivos propuestos. En el caso de la Secretaría de las Fuerzas Armadas, tenemos el grandísimo honor de contar con un secretario que es un intelectual, el Teniente General José Miguel Soto.
Es un poeta, escritor, investigador, historiador, un hombre muy sensible.
Pero, además, un hombre al cual hemos estado vinculado desde hace muchos años en el plano de los afectos y de la amistad.
Su presencia al frente de la Secretaría de las Fuerzas Armadas, siguiendo instrucciones del Presidente Mejía, nos ha acercado en esta nueva etapa de la colaboración interinstitucional.
Tenemos muchos planes con ellos, conjuntos, los cuales
redundarán en beneficio de la cultura... Como también lo
tenemos con Turismo, con la Secretaría de Educación, a través
de la compañera doña Milagros Ortíz, y así
con otras instituciones.
Escaneada por Luis O. Brea Franco.
El subrayado es nuestro
miércoles, 4 octubre 2000.