Encuentro Abierto Latinoamericano

 

INTERVENCIONES DE LA LSR DURANTE EL SÁBADO 18.

 

PUNTO VENEZUELA.

Jorge Guidobono: Buenos días compañeros. Quiero hacer primero dos observaciones de tipo metodológico. Me voy a referir a las que me parecen las coordenadas centrales que están planteadas en Venezuela y en cualquier proceso revolucionario, con todas las especificidades que cada uno tiene. Desconozco el estado de ánimo; no voy a opinar en absoluto sobre consignas tácticas que tienen que llevar adelante con la plasticidad que sea necesaria los compañeros que conocen efectivamente el terreno.

En segundo lugar, puede ser que haya –como decía recién el camarada– un proceso de pacto y un contraataque del propio gobierno de Chávez sobre el movimiento obrero. Pero yo creo que hay que hacer una salvedad metodológica. El proceso venezolano depende de la lucha de clases mundial, en particular del precio internacional del petróleo. Está dependiendo de Medio Oriente, depende de Irak. Para mí no hay que dar como un supuesto que en los próximos años se va a mantener el barril de petróleo a US$ 40 o US$ 50. Eso puede ser, si es así efectivamente se realizará un proceso de acumulación capitalista importante en Venezuela y puede ser que se tienda a congelar el proceso actual. Pero no está para nada asegurado. Depende mucho de lo que pase en Medio Oriente. Porque hay una política general, a a que nosotros llamamos “Estados Unidos al asalto del mundo”, más allá de que en el período inmediato anterior a las elecciones [de Estados Unidos] pueda haber una negociación pero sobre la base de que abrieron dos ofensivas muy importantes. Por primera vez Estados Unidos perdió un golpe de Estado en América latina. Eso es un hecho descomunal. Puede volver al ataque, como hizo con el lock out, pero el hecho descomunal es que perdió.

También puede ser que haya un cierto amesetamiento de la situación como dice mi amigo Napurí, pero para mí la tendencia, más allá de que pueda irse hacia un amesetamiento en la coyuntura, es hacia nuevos enfrentamientos, nuevos y más violentos enfrentamientos. Entonces me parece que no tenemos que perdernos dentro de la coyuntura y perder de vista los grandes problemas y las grandes definiciones.

Partiendo de un tercer elemento: para mí, todo proceso revolucionario es único e irrepetible. Es la combinación específica de una serie de contradicciones internacionales, nacionales, entre las clases, sectores de clase, de la superestructura, etc., que la hacen un caso único. Todos los que nos hicimos hace 40 o 30 años, con la idea de los “modelos”, yo creo que todo eso efectivamente es equivocado, no va más.

Pero sí hay algunas leyes generales que valen. Por ejemplo, vale la definición de la revolución permanente de que no hay ninguna posibilidad de emancipación o liberación nacional, si no es bajo la dictadura del proletariado (con las formas que sea) y con la revolución social. No hay ninguna posibilidad de híbridos. A mí me parece que hay un peligro muy grande porque la dirección del proceso revolucionario es burguesa y es Chávez; y no está en discusión –aunque pueda estarlo en algunos sectores de vanguardia– el problema de que los puntos nodales de apoyo de esa dirección son el movimiento de masas –con sus características– y el poder estatal.

Entonces, el tema es cómo construir y desarrollar una corriente que sea capaz de ir constituyéndose como un poder alternativo en todos los terrenos (económico, social, político, militar). Está planteado el problema del armamento: ¿cómo se hace, en qué condiciones? Todo eso lo tendrán que definir los compañeros que conocen el terreno; pero para mí no hay que perder de vista eso. Porque es el mismo ejército que dio –fracasadamente, pero lo dio– un golpe hace dos años.

Venezuela es extremadamente vulnerable. Depende del petróleo que va a Estados Unidos. Para mí hay que tener muy presente –sobre todo los que somos más viejos– el ejemplo chileno [de los ’70]. Cuando Estados Unidos resolvió “bajarle el martillo” a Allende, y bajó el precio del cobre en el mundo.

Por último, a mí me parecen muy importantes las iniciativas de los compañeros de Venezuela porque el proceso revolucionario venezolano no se va a resolver sólo en Venezuela. Se va a resolver a escala latinoamericana en un proceso de ida y vuelta donde Venezuela influye, y mucho. El triunfo del 15 de agosto es un triunfo de toda América latina; y, a su vez, el desarrollo de un proceso revolucionario –o no– en América latina va a ser decisivo para el propio proceso venezolano.

Gracias compañeros.

 

PUNTO AMÉRICA LATINA.

Jorge Guidobono: Coincido con muchas de las cosas que planteó recién Aldo. Desde el punto de vista del análisis, y con las palabras que cada uno utilice, estamos en lo que nosotros llamamos “Estados Unidos al asalto del mundo” lo que no quiere decir sólo al asalto de los pueblos. Quiere decir un incremento descomunal de los roces y enfrentamientos interimperialistas, que en América latina son archievidentes. Por ejemplo, los principales beneficiarios de las privatizaciones de los ’90 no fueron los Estados Unidos, fueron los europeos. Y si la política es economía concentrada, eso se tiene que expresar, más tarde o más temprano y ya se está expresando ahora. Es un proceso de lucha abierta en el mundo, y en América latina se expresa en forma compleja.

Yo soy poco amigo de hacer caracterizaciones generales como “cuál es la etapa que hay en América latina”. Porque creo que hay una combinación de distintas etapas y/o situaciones: algunas de ultravanguardia como es Venezuela, hasta situaciones más rezagadas como por ejemplo Brasil o Uruguay, donde el rol de la izquierda reformista ha sido fundamental para lo que decía Luciana ayer, para atemperar las contradicciones y canalizarlas hacia una perspectiva electoral. Y también hay países donde las irrupciones violentísimas de la lucha de clases, como en Bolivia, Ecuador y, en alguna medida, Perú, tienden a ser casi como grandes espasmos que luego son absorbidos, reabsorbidos y, poco tiempo después, vuelven a explotar.

Yo creo que la tendencia más general, por razones de tipo estructural, hacia la que marcha América latina no es a que se empareje hacia lo más atrasado o hacia lo más “no revolucionario” –como pueden ser eventualmente Brasil, Uruguay u otros países– sino que más bien la tendencia es hacia Venezuela. Porque estructuralmente hay una crisis del capitalismo profundísima.

Parafraseando a Lenin, para nosotros América latina, de conjunto, es el eslabón más débil de la cadena imperialista. Lo decimos no sólo por razones económicas sino porque es una de las regiones más importantes del mundo que en los últimos 50 años ha venido peleando en forma bastante sistemática, importante –baja, sube, baja, sube…– donde hay una clase obrera, un movimiento trabajador y sectores populares que tienen una experiencia acumulada durante medio siglo.

Varios compañeros en el punto anterior, se refirieron a la analogía con el peronismo de los ’50. Pero ese peronismo de los ’50, en un sentido, tenía que ver con los “30 gloriosos años” del capitalismo. El capitalismo no está viviendo ahora sus 30 gloriosos años de posguerra. El imperialismo está viviendo sus 30 decadentes años de barbarie (a partir de los ’70). Entonces, nos parece que estamos en una situación en la cual hay una combinación de crisis económica, crisis estructural: hay una crisis de dominación. No es una casualidad que hayan caído no sé cuántos presidentes en América latina en los últimos tres años. No es sólo Argentina. Es Argentina y es Bolivia, es Ecuador, es Perú. Y hay casi un campeonato para ver quién tira más presidentes. Casi seguro termina ganando alguno de los países que hoy está más rezagado en tirar abajo presidentes.

Nosotros tenemos una historia de discutir qué nivel de ascenso hay… Yo creo que el nivel de ascenso es desparejo. Bolivia venía de una derrota brutal y pasó a ser protagonista absoluto hace un par de años en América latina. O no absoluto, sino junto con Venezuela. Y venía de una derrota desde los años ’80. El nivel de ascenso va a tener que ver también con que en América latina han colapsado las viejas instituciones, también las del movimiento obrero y el movimiento sindical. La polémica sobre si la UNT puede parecerse a la COB o no, es muy interesante. A mí me parecería muy bueno que fuera como la COB de la revolución de 1952, pero la realidad no se va a parecer a medio siglo atrás. Yo ayer decía que la lucha de clases va a pasar mucho más por lo no institucional que por lo institucional tradicional. Si tomamos el caso de Argentina, donde el 19-20 de diciembre la CGT no ha tenido absolutamente nada que ver por primera vez en medio siglo, es un dato muy elocuente. Y el problema no es la CGT argentina, es más de conjunto.

Quiero terminar con dos reflexiones que me parecen fundamentales. Por un lado, también coincido con Aldo en el sentido de concebir la revolución latinoamericana como un todo, no como una suma de partes. Creo que estratégicamente vamos a una guerra continental, antimperialista y a una guerra civil de tipo continental. Cómo puede darse exactamente es imposible de saber, pero no hay la más mínima posibilidad de que se pueda volver a plantear –incluso en países relativamente grandes como éste u otros– una revolución independiente, así sea socialista, a nivel nacional. Si eso se llegara a dar, o se extiende rápidamente a nivel continental o será aplastada por el imperialismo así sea con sus bases o con acuerdos con países más pequeños que hagan de cabecera de puente para la guerra de agresión.

Finalmente, yo creo que hay dos tipos de tareas que tenemos por delante. Una depende exclusivamente de nosotros: construir organizaciones revolucionarias de nuevo tipo. El PSOL puede ser un ejemplo, de organizaciones donde se pueda convivir en la diversidad, aprendiendo a debatir. Y la otra es impulsar el desarrollo de nuevas organizaciones de masas.

Cómo procesar el reagrupamiento de los socialistas revolucionarios, depende de nosotros, y tenemos que estar muy abiertos ante el hecho de que lo viejo murió y lo nuevo no termina de nacer. En este sentido, me parece muy importante la iniciativa de la UNT de convocar a una reunión internacional en diciembre.

Nada más, muchas gracias.

 

LSR - Liga Socialista Revolucionaria

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