VIENTOS
DEL PUEBLO
El presidente ilegítimo, usurpador y asesino, Eduardo Duhalde, intenta salvar su prominente cabeza, llamando a elecciones para marzo del 2003. Y todo el arco de los partidos patronales, las cúpulas sindicales y la jerarquía de la Iglesia, apoyan ese llamado tratando también de encubrir el nefasto papel que desempeñaron la semana pasada, cuando llamaron a no movilizarse para evitar provocaciones. Es que los vientos del pueblo que muchos llaman fantasma de diciembre soplaron hacia la Plaza de Mayo el jueves 27, para confluir en una masiva y unitaria movilización popular que hizo retroceder la embestida fascistoide; que le dijo mienten a los que dijeron que los piqueteros se mataron entre ellos; que le gritó no al terrorismo de Estado; que se unió en la denuncia: lo sabía, a los chicos los mató la policía. Vientos del pueblo que, por primera vez desde el 20 de diciembre hasta aquí, poblaron la Plaza de Mayo con banderas que unieron a sectores de desocupados, a organismos de DD.HH., a trabajadores ocupados que desoyeron a los dirigentes que se alinearon con el poder, a partidos de izquierda, a centros de estudiantes y, mayoritariamente, a las asambleas populares que florecieron al calor del último verano porteño. Y fue así que el poder de los explotadores, agrietado por su propia descomposición, por su propia falta de salida ante una brutal crisis económica de la que son los exclusivos responsables, tuvo que dar un paso atrás impulsado por el miedo a perder la cabeza a manos del odio acumulado en 16 millones de pobres y centenas de miles de estafados. No hay que darles tregua, o volverán al ataque ni bien se les pase el susto. Son parte de un sistema mundial de saqueo y colonización que sólo ofrece muerte para frenar la pobreza. Son los socios de Bush que bombardea un casamiento de afganos, porque hacían ruido. Son tan grandes sus crímenes y estafas, que si ven a los pobres festejando creen que es porque están por enterrarlos. Y ésa es la tarea que tenemos pendiente: enterrar el poder de los capitalistas saqueadores y genocidas, para instaurar un poder de los trabajadores y la población empobrecida, que barra con el Estado de los explotadores como condición imprescindible para empezar a sentar las bases de un mundo sin hambre, sin monopolios des-informativos, sin banqueros, sin genocidas, sin burócratas a su servicio; en suma, un mundo socialista de mujeres y hombres libres, en la Argentina y en América latina. Los socialistas revolucionarios debemos dar pasos para que esta única alternativa liberadora pueda calar hondo en la conciencia de millones de explotados que se resisten a sucumbir en la más completa barbarie. Y así la sangre de Darío y Maximiliano, no habrá corrido
en vano. No al terrorismo de Estado - No a la impunidad Derrotamos la embestida fascistoide en Avellaneda: Para que se vaya Duhalde - Para “que se vayan todos” los explotadores, burócratas y represores: HAY QUE ECHARLOS
02/07/2002 |
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LSR - Liga Socialista Revolucionaria
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