NACIONAL
Por el salario, por la salud, por la educación, por las libertades
Kirchner está llevando adelante el intento más significativo desde diciembre del 2001 de recomponer el Estado capitalista y su autoridad.
Para lograr ese objetivo central rodea con miles de policías marchas de trabajadores ocupados o no y realiza todas las provocaciones imaginables contra la ejemplar lucha de los trabajadores del Garrahan. Busca quebrarlos como sea. No lo hace para no tener que gastar en el aumento de salarios que piden sino para impedir que ese ejemplo de lucha firme y democrática se contagie y haga trastabillar su compromiso de superávit fiscal con el FMI.
Kirchner cuenta a su favor con varios elementos.
El primero es que hay mucha plata entre los capitalistas y su Estado. Que haya un 40% de pobres e indigentes en un momento de euforia capitalista, para ellos es un simple dato estadístico y no el verdadero epitafio para una sociedad capitalista que no es capaz de explotar y alimentar a sus esclavos modernos.
El segundo handicap para el Gobierno es la comparación con sus predecesores: Menem, Cavallo, De la Rúa, Duhalde
En tercer lugar, tiene una descomunal importancia la actitud del Gobierno en el terreno del genocidio de la pasada dictadura militar. Desde el retiro de los retratos de Videla y Bignone el 24 de marzo del 2004, hasta el reciente relevo del jefe de Gendarmería, Kirchner ha logrado recubrir a su gestión con una aureola que encandila, y dificulta la visualización del curso represivo abierto y de ser el gobierno que más luchadores sociales y políticos presos ha tenido.
Por último, también juega a favor de Kirchner que en diciembre del 2001 colapsó todo el sistema institucional, incluyendo el partidocrático. La derecha suele reírse de la división de la izquierda no sin razón, pero todo su dinero no le ha alcanzado para comprarse un espejo y desatar una gran risotada ante las mil caras desparramadas que le reflejaría. El ejemplo más emblemático es López Murphy, un ex ministro de Economía que duró sólo una semana en el gobierno de De la Rúa, después de explicar que iba a arancelar la universidad y todo lo que estuviera al alcance de su mano. Hoy es una figura de último orden en Buenos Aires, en relativa alianza con Macri y los usureros del Estado, los que tienen juicios por US$270 millones por contrabando de automóviles, con US$30 millones que les dio De la Rúa por el Correo, pese a que don Franco le debía al Estado US$300 millones en concepto de canon. Por si fuera poco, este prócer de la patria contratista se prepara para embolsar 250 millones en subsidios por la privatización del ramal Cargas del ferrocarril Belgrano.
Este colapso de la partidocracia se aplica también al enfrentamiento real y no una farsa para quedarse con una banca más en el Senado, como sostienen la UCR y afines con el duhaldismo. Es una pelea que expresa la fractura del bloque de poder que timoneó la provincia más importante del país en los últimos 20 años. Es la corriente que invirtió $-US$600 millones para la reparación del conurbano bonaerense; la que compró la reelección pagándole US$15 millones a Aldo Rico. La que colocó al ministro vaticano de las Tres A, Carlos Ruckauf, al frente de la gobernación, y luego a Solá secundado por una vice de la absoluta confianza de Duhalde, ahora en plena campaña contra Solá y Kirchner.
La iglesia vaticana, de la que provienen Duhalde y su señora, no es ajena a esta fractura. Su oscurantismo no admite que se repartan preservativos o que se impartan modestos cursos de educación sexual para que el Estado se ahorre alrededor de $4.000 millones por las consecuencias de la ignorancia en ese rubro.
Estas son algunas de las bases que llevan a Kirchner a un hiperpresidencialismo, a vaciar todas las instituciones burguesas (parlamento, partido, justicia, más allá del lifting en la Corte Suprema).
Si las masas trabajadoras no lo impiden, estamos en camino hacia una especie de monarquía sin sangre azul, no formal, pero con buena parte de sus atributos.
A todo esto hay que agregar que la izquierda, dividida, confundida y en buena medida asimilada en los intersticios del régimen capitalista, tampoco es una opción.
La oposición burguesa
El papel de la UCR es irrelevante. En las provincias donde gobierna (Santiago del Estero, Mendoza y Tierra del Fuego), sus representantes son más kirchneristas que Kirchner. Claro que el Presidente tiene la ventaja de tener la llave de la caja central, en un país que de república federal sólo tiene el nombre.
El pariente llamado socialista de la UCR, Binner, será otro kirchnerista, digno sucesor de Estévez Boero, que llegaba a la facultad en su limusina y era repudiado por la vanguardia estudiantil al grito de Estévez Boero, socialista y estanciero.
En la capital federal y en Buenos Aires, si la UCR no pelea por el último puesto sólo se debe a la existencia de muchos partidos pequeños.
El PJ, más allá de sus peculiaridades y de tener las llaves de la caja de la Nación y de la mayoría de las provincias, hoy ya no es un partido. Que Kirchner haya podido comprarse a 60 de los 64 intendentes del duhaldismo en Buenos Aires demuestra que el dinero es un ácido que disuelve cualquier ideología y lealtad peronista. Los intendentes y gobernadores cambian rápido de camiseta si la nueva viene con bolsillos grandes. Su única pertenencia es dineraria.
El pollo riojano de Menem fue uno de los que batió récords en darse vuelta como una media. Pero pasó desapercibido dentro del malón de renegados peronistas: de Luder, de Cafiero, de Menem, de Duhalde y, por qué no, cuando cambien los vientos, también renegarán de Kirchner.
Pero eso es futuro. Por ahora, Kirchner quiere aprovechar el colapso político de los últimos 20 años, apoyarse en la delincuencia de intendentes, punteros y burócratas peronistas para hacer de su gobierno un hiperpresidencialismo, con elementos de corte monárquica de familiares y amigos, en particular de sus pagos de Santa Cruz, a la que gobernó de corrido durante más años que Menem a La Rioja.
¿Podrá lograrlo? Si es por las críticas de la derecha que siempre pide más pero carece de alternativa política después de los 90, es claro que sí podría lograrlo.
El único que puede impedirlo es el movimiento obrero y de masas, con sus luchas, su organización y una nueva dirección que apenas comienza a insinuarse.
La resistencia obrera y popular es más tenaz
Hay un crecimiento significativo de las luchas de las más amplias capas y sectores sociales: desde trabajadores hasta estudiantes, pasando por barrios y todo tipo de luchas sociales por las más diversas reivindicaciones.
A la vanguardia de esas luchas están los trabajadores de servicios, con el Garrahan acaudillando la pelea de muchos hospitales que marcharon juntos el viernes 23/9, los judiciales, los aerotransportistas, los docentes y un largo etcétera. Y no es menor que haya un cierto renacimiento del movimiento estudiantil después de muchos años de estabilidad sólo interrumpida por gigantescas banderas portadas por escasísimos estudiantes, por ejemplo en la Fuba.
Está abierto un proceso de innumerables luchas contra el derrumbe capitalista (se caen techos y paredes en las escuelas; estallan caños públicos; proliferan las calamidades sociales como incendios, inundaciones ).
Si esta importante ola de luchas estuviera coordinada y protagonizada por un proceso asambleario, el autoritarismo del Gobierno tendría serias dificultades. Pero eso no es así.
Moyano y los gordos se pueden dividir por el queso, pero no tienen nada que ver con los trabajadores: son cada vez menos dirigentes sindicales y cada vez más empresarios, todos ellos y no sólo Cavalieri y su obra social, o Pedraza y el Belgrano Cargas, o Lescano y las privatizaciones.
Y los sobrinos pobres de la CTA tienen una función central: impedir que se unifiquen las luchas en el sector más dinámico y donde ellos tienen mayor influencia y organización: el Estado y el sector servicios. Que no hayan sacado un solo paro solidario en apoyo al Garrahan y que hayan intentado boicotear su lucha ejemplar, es un simple estigma antiobrero en quienes se proclaman combativos.
No obstante, desde hace un tiempo viene madurando un activismo sindical asambleario que ha sido el protagonista de las principales luchas del último período. Se está fogueando en la acción, en medio de la cual van barriendo con la burocracia sindical empleada del Estado y de los empresarios.
Los socialistas revolucionarios apostamos a que esa corriente de vanguardia se derrame como una mancha de aceite. Al servicio de ello ponemos nuestro esfuerzo.
Las elecciones de octubre
Kirchner va a avanzar en su proyecto antidemocrático. Duhalde y la Iglesia que lo respalda van a tener problemas. López Murphy, Macri y hasta la estética mística de Carrió son casi un circo. Pero tampoco las corrientes de izquierda pasaron la prueba de los hechos. En diciembre del 2001 le reclamaban el nombramiento de Zamora-Walsh para el Ejecutivo, a los mismos parlamentarios que le aprobaron a Duhalde la macarrónica asamblea constituyente que empeoraba la realizada en 1994 por el pacto infame de Menem-Alfonsín. No dejaron tren sin tomar: desde la revolución inminente hasta la administración del clientelismo estatal gestado por los planes de desempleo.
Por eso todas estas corrientes están hoy en una situación parecida: más que divididos están desparramados y su propaganda política se parece a un torneo para ver quién tiene las mejores propuestas para humanizar al capitalismo (menos horas de trabajo, salario igual a la canasta familiar, una izquierda consecuente en el Congreso, 82% móvil para las jubilaciones, etc., etc.).
Lo que ninguno dice es que para lograr hoy cualquiera de las reivindicaciones que pregonan, hace falta una lucha revolucionaria que cambie de manos el poder.
Para propagandizar ese objetivo central, en medio del naufragio de la izquierda institucional de las últimas décadas, conformamos el Frente Socialista Revolucionario. Su fuerza es pequeña en relación con sus objetivos. Pero es un paso importante. Con él intentamos abrir un camino de reagrupamiento de la militancia revolucionaria organizada o no sobre nuevas bases: una estrategia revolucionaria y una organización con funcionamiento democrático, donde puedan convivir las diversas opiniones de quienes pretendemos ayudar a cambiar el mundo terminando con la sociedad de clases que lleva miles de años y ha conducido a la humanidad a su actual fracaso.
Es una apuesta muy riesgosa. Pero vale la pena, porque es la única que posibilita una oportunidad para la supervivencia humana, con todo el potencial de desarrollo que ella implican
Otra vez, un imponente despliegue de miles de efectivos armados impidió que se ocupara el Puente Pueyrredón al cumplirse otro 26, día que recuerda la masacre de Avellaneda que costó las vidas de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Es una escalada. Empezó cuestionando el método de la protesta piquetera, poniendo un absurdo signo igual entre el retraso en el tránsito y el hambre o la muerte. Siguió, encarcelando manifestantes en los cuatro puntos cardinales del país, movilizados por los más diversos motivos: contra la impunidad en Cromagnon, por puestos de trabajo en Caleta Olivia, por pedir comida en Chaco, por reclamar cuotas adeudadas por Repsol en Gral. Mosconi, por pretender presenciar la sesión que trataría el Código Contravencional en la Legislatura de Buenos Aires Y terminó, por ahora, estableciendo un corral de hasta siete cuadras a la redonda de la Casa Rosada. Ni en los días del levantamiento popular de diciembre del 2001, la sede del Gobierno estuvo atrincherada por tantas vallas como ahora (ni siquiera en los tiempos de Videla). Así como De la Rúa confiscó los ahorros de la población con el corralito, Kirchner está confiscando las libertades.
Acompaña su política con campañas mediáticas para el adormecimiento colectivo. Primero, la inseguridad; después, la ola de violencia. Entre tanto, mientras se cuestiona a los desocupados por usar un pasamontañas, nada detiene la proliferación de los 0 km con vidrios polarizados cuyo uso está prohibido, tras los cuales puede ocultarse desde un rehén hasta un arsenal de metralletas o media tonelada de drogas.
Al mismo tiempo, el gobierno de Kirchner tira puñados de tierra a los ojos para que no se visualice con claridad su política antiobrera, antipopular y antidemocrática. No cierra el Parlamento donde mantiene su base prebendaria, pero toma todas las decisiones importantes por decreto. Hostiga con palabras al FMI y a las privatizadas, pero se dispone a recibir con todos los honores al mayor genocida del planeta. Sigue destituyendo oficiales comprometidos con el genocidio pasado cosa que irrita grandemente a la derecha, pero el crimen del soldado Carrasco o la voladura de Río Tercero siguen impunes. No para de ordenar bajas de policías, pero el número de agentes de civil circulando en las manifestaciones ya casi aporta un piso numérico a las mismas. Le maquilla la nariz a la Corte Suprema con un poquito de polvo progre (que se le sale ni bien estornuda) y destituye al juez Galeano, pero encierra bajo siete llaves la causa Amia; y deja abiertas las miles de causas incluso penales armadas contra delegados y luchadores populares. Se proclama hijo de las Madres pero nada hace para poner preso a De la Rúa por su responsabilidad en los más de 30 crímenes del 20 de diciembre.
Hasta ahora, sólo se ha detenido cuando se arriesgaba a cargar con la responsabilidad directa de una muerte: liberó a Castells cuando la huelga de hambre amenazaba su vida, y a los presos de la Legislatura cuando varios de ellos tomaban la misma medida. Y reabrió el acceso a la Plaza para la manifestación del 16 de septiembre, cuando el aniversario de la Noche de los Lápices podía dejar al descubierto su hipócrita discurso de respeto a los Derechos Humanos.
La iglesia oficial acompaña sus medidas más reaccionarias, al tiempo que lo hostiga ante el menor atisbo no oscurantista de su política (como la muestra del artista León Ferrari y el concierto en la Recoleta, o el enfrentamiento con monseñor Baseotto). La cruz, como siempre, se alza para bendecir a los hombres de armas cuando salen a las calles.
Con todo este andamiaje, el Gobierno busca naturalizar en la sociedad la presencia policial y de la Gendarmería; adormecerla ante el caos de tránsito generado por exclusiva responsabilidad de su desmesurado operativo y separarla lo más posible de todo contacto con las protestas obreras, para que de ellas sólo reciba la conveniente versión televisiva (siempre poblada de incidentes que los manifestantes casi nunca protagonizaron).
Es sobre este aspecto donde tenemos que centrar la mayor energía de nuestra propaganda, ayudando a des-naturalizar y despertar la conciencia de que si no reaccionamos a tiempo, el costo puede ser muy alto.
Crónica: otro golpe en los medios
En estos días Héctor Ricardo García, el dueño Crónica, a través del nuevo gerenciamiento integrado por funcionarios de Forjar Salud, obra social de la UOM y diputados como Miguel Bonasso, anunció primero 34 despidos que luego subió a 54 y amenaza con dejar sin trabajo a 250 familias. Para avanzar en esta nueva gestión, ocupó la planta con 80 patovicas para amedrentar a la gente e impedir el ingreso de los trabajadores. Pero la firmeza de los gráficos desarticuló ese objetivo. Una tenaz resistencia a los despidos y en defensa de la fuente de trabajo, con medidas que fueron desde el paro hasta garantizar la salida del diario ante el boicot patronal, frenó a la patota y obligó a la empresa a acatar la conciliación obligatoria, con el reingreso de los despedidos en su puesto de trabajo por el período conciliatorio. Además, los trabajadores decidieron incorporar a su plan de acción la movilización.
Así, el viernes 23 se concretó la movilización motorizada por los trabajadores del diario amenazados por los despidos y participaron también trabajadores e internas de otros medios, trabajadores desocupados de la CCC y del FTC que decidieron movilizarse para fortalecer el reclamo de la marcha, internas como la de subterráneos y la del Garrahan que se solidarizaron. Desde Garay y Paseo Colón se marchó hasta el Ministerio de Trabajo, rodeados de un fuerte operativo policial.
Los despidos se vienen sucediendo en Crónica desde hace años, por lo que el plantel histórico de trabajadores quedó reducido a la mitad. Quince minutos antes de marchar apareció el pasacalles del sindicato de prensa (Utpba) sostenido por media docena de jóvenes pasantes de la organización, pero no estuvo presente el secretario general ni el adjunto.
Por otro lado hay que remarcar el frente de censura patronal de la que somos objeto los trabajadores de los medios a la hora de difundir nuestras luchas, que impide al conjunto de la sociedad conocer las malas condiciones de trabajo, los despidos y flexibilización generalizada en los medios de comunicación.
La situación general y la burocracia de prensa
Cuando les conviene, las patronales siguen al Estado en su política laboral y las empresas periodísticas no son la excepción. En los 90, con las privatizaciones, miles de estatales quedaron en la calle. Pero lo que convirtió el 4% de desocupación de 1989 en el 65% de pobreza de hoy, es que en esa década de reformas las empresas privadas echaron y flexibilizaron a millones. Poco importa si la desocupación hoy es del 16 o el 20% si persisten los altos índices del 65% de pobreza, porque en todo caso lo que se cobra de sueldo es tan miserable que no alcanza para dejar de ser pobre.
Pero la patronal y el Estado no son los únicos que golpean las condiciones laborales y los puestos de trabajo. Hace pocos días, doscientos trabajadores de Télam, el 40% del total, se movilizaron hasta la sede de la Utpba para pedirle a la conducción del gremio que tramite paritarias en el Ministerio de Trabajo, ya que la gerencia de Télam se negó a discutir los sueldos. Al igual que los del Garrahan, los sueldos están congelados desde hace 14 años por la misma razón: la patronal es el Estado. En consecuencia, el trámite para convocar a paritarias sólo lo puede iniciar legalmente la conducción del gremio, por eso los trabajadores concurrieron a la sede sindical. ¿Qué hizo la conducción? Cerró la puerta blindada de la sede y no los recibió, argumentando que en la agencia quieren hacer un sindicato paralelo. Y al día siguiente distribuyó un volante acusando a los trabajadores y a su comisión interna de fascistas y patoteros, por lo cual la Utpba no asumía su representación.
En los medios de comunicación la flexibilización significó decenas de conflictos y todos se perdieron. No por falta de respuesta obrera, sino por responsabilidad de la conducción sindical del gremio, que llevó todo posible triunfo al callejón de la derrota. Es por esto que dejó completamente aislada la heroica huelga de 50 días en Página/12 en 1995 ante el despido masivo de 74 trabajadores; en el 2000 dejó a los 700 autoconvocados de Clarín que echaron a su anterior comisión interna propatronal, librados a su suerte, hasta que la patronal logró imponer 117 despidos; y sistemáticamente le miente al conjunto del gremio sobre casos como el de Infosic que hasta el 2004 tenía 100 trabajadores donde, luego de dos meses de ocupación, la patronal reabrió la agencia con un solo trabajador que, además, fue un carnero durante el conflicto. ¡Y a esto la conducción del gremio le llama triunfo!
En las últimas elecciones, la Utpba habilitó para votar un padrón de 6.500 trabajadores, a un promedio de aporte sindical mensual por trabajador de 10 a 30 pesos es una recaudación total mensual de 20.000 dólares. Estos recursos deberían destinarse a defender nuestros intereses sindicales a la hora de enfrentar despidos o pérdida de condiciones de trabajo... ¿Qué es eso al lado de llevar una banderita a último momento para ponerse al frente de una marcha?, ¿cuáles son las tareas del secretario general del gremio si no es estar junto a los trabajadores en lucha?, ¿por qué los que no se cansaban de repetir no se olviden de Cabezas, no movieron un solo dedo el día que liberaron a los únicos imputados en el crimen?, ¿por qué nunca sacan ni un volante sobre los conflictos, pero sí sacan volantes para difamar a los trabajadores que van a golpear las puertas del sindicato?, ¿qué pasa que nos va tan mal?, ¿qué balance hacemos de la conducción de la Utpba a la luz de estos hechos?...
Está claro que la defensa de nuestras reivindicaciones no vendrá de estas estructuras sindicales completamente sumisas ante las patronales y el Estado, pero activas para enfrentar a los trabajadores que les exigen que cumplan con su deber. Nuestra defensa está en el camino de unidad, firmeza y democracia para la lucha demostrados por trabajadores y delegados como los del Garrahan y como la mayoría de los compañeros de Crónica.
Garrahan: Una lucha que es salud
para la población, para sus trabajadores y para la democracia sindical
Para los trabajadores del Hospital Garrahan, como para la mayoría de los trabajadores estatales, no hubo recomposición salarial a lo largo de 14 años. Pero sí, como la mayoría, recibieron los embates de la privatización y tercerización de sectores rentables. Y también sufrieron la inacción de las dirigencias sindicales ante la catástrofe a que fueron sometidos.
En los últimos tiempos, fue surgiendo una corriente combativa que hizo eje fundamental de su actuación en la democracia sindical: todo se resuelve por asamblea, con iguales tiempos de intervención para todos incluidos los dirigentes y con votaciones a mano alzada. Esta metodología facilitó que se ampliara cada vez más la participación activa de los trabajadores, y fue soldando la confianza entre las bases y sus elementos de vanguardia.
A partir del año pasado, la Junta Interna con Gustavo Lerer a su frente y un importante número de delegados y activistas, fueron mostrando la disposición a jugarse a una pelea contra el Gobierno, que seguramente sería dura, para recuperar el nivel salarial. Se consiguieron algunos aumentos parciales, pero sólo como rubros no remunerativos. Pero la práctica de decisión asamblearia y los pequeños logros fueron abonando el camino de la lucha actual.
La elección de 72 delegados paritarios que intervinieron en las discusiones y desnudaron las maniobras y mentiras de la patronal y las burocracias ante las asambleas de trabajadores, fogonearon el plan de lucha que comenzó en julio. Así comenzaron los paros que lograrían la oferta de 20% de aumento, que significaba $1.200 para los que más ganan (funcionarios, jefes, etc.); $200 para enfermería y $140 para los camilleros. Los trabajadores se mantuvieron firmes en el reclamo inicial de $1.800 de salario básico.
Sin embargo, ante la embestida del Gobierno y su andanada de falsas acusaciones, que fueron desde terroristas sanitarios que ponen en riesgo la vida de los niños hasta la intransigencia gremial, los trabajadores pusieron blanco sobre negro la verdad al desnudo.
Por un lado, demostraron con hechos que el paro era la más eficaz herramienta para la defensa de la salud de los niños. No sólo se realizaron trasplantes y otros tratamientos de alta complejidad durante el conflicto, sino que varias enfermeras declararon en forma contundente: Aquí los únicos niños abandonados son nuestros hijos, porque para poder mantenerlos tenemos que trabajar jornadas de 14, 15 y hasta 18 horas. Por otro lado, se expresó una solidaridad activa con los huelguistas por parte de los familiares de los internados, que incluso llegaron a declarar que no permitirían que sus hijos fuesen atendidos por los carneros no capacitados con los que el Gobierno pretendía quebrar los paros. Por supuesto, estos testimonios no fueron recogidos por los alcahuetes informativos de los canales de aire y de las radios más escuchadas. Pero ninguno de ellos pudo registrar a ningún padre tomando por el cuello a un enfermero por haber dejado sin atención a su hijo, como haría cualquier padre en esa situación. Y no pudieron registrarlo, simplemente, porque no existió.
Por último, la Junta Interna logró demostrar incluso venciendo en ocasiones el ánimo en contrario de la mayoría de los trabajadores que no son los trabajadores quienes se niegan a sentarse a la mesa de negociaciones: no sólo suspendieron las medidas de fuerza durante dos semanas que dedicaron a las actividades callejeras para ganar a la opinión pública en su favor sino que manifestaron la voluntad de aceptar los aumentos propuestos por el Gobierno pero con una redistribución de los mismos de modo que quienes menos ganan recibieran el mayor porcentaje.
La respuesta del Gobierno fue el silencio para la negociación y las vallas policiales ante las manifestaciones.
¿Por qué tanta dureza y obstinación ante el Garrahan, cuando sí se les concedió el mismo nivel de aumentos a los ferroviarios e incluso a los molineros cuando amenazaban con parar? Porque el Gobierno no puede admitir que el ejemplo del Garrahan cunda. Necesita hundir en la derrota a una dirección prestigiada por su método asambleario de lucha y por su total independencia del entramado administrativo con que el Estado corrompe y/o domestica y/o asimila a las direcciones sindicales (incluidas las dirigencias de ATE). Por eso, entre otras cosas, no vaciló en otorgar aumentos a otros sectores que reclamaban lo mismo que los del Garrahan, con tal de que la lucha de éstos se debilitara en el aislamiento. Por eso, también, para los trabajadores es vital defender la unidad de todo el personal no médico que se viene expresando en estos meses de lucha, que incluso llegó a ganar la solidaridad de la mayoría de los profesionales del Hospital. Una unidad para la lucha basada en el respeto por las decisiones de la asamblea, y en una dirección capaz de mantenerse firme ante el enemigo y sensible a las necesidades del personal del cual sigue formando parte. Esa unidad será clave para seguir peleando por el salario y para enfrentar las múltiples amenazas de despidos con que el Gobierno pretende quebrar este proceso de vanguardia que ha alumbrado el Hospital.
¿Cómo van a seguir el conflicto?
Bueno, después de que ha quedado claro, después de que se le ha caído la careta al Gobierno que decía que con medidas de fuerza no se podía negociar, nosotros estuvimos haciendo otras actividades que no fueron paros, como participar de la marcha, actividades callejeras de agitación y esclarecimiento a la comunidad durante 15 días, y no hubo ningún tipo de negociación. Frente a esto, los trabajadores hemos decidido volver al paro con un cese de actividades de 24 horas el viernes 23 que coincide con el paro nacional del sector Salud de ATE, con marcha a Plaza de Mayo a partir de las 11 horas concentrándonos en el Ministerio de Salud. Y también se ha adherido demostrando que el paro va creciendo y no decreciendo el Suteba, que ha participado de la asamblea manifestando que el viernes van a parar junto a nosotros, con todos los trabajadores, lo cual le da más fortaleza al paro. Y en la conferencia de prensa han estado los profesionales autoconvocados que también apoyan las medidas de fuerza.
Además de esto, ¿qué medidas han tomado para la extensión del conflicto a otros gremios o sectores?
Bueno, estamos tratando de discutir con los compañeros de otras juntas internas de ATE. Estamos también, con el comité de apoyo impulsando, por ejemplo, una actividad en Constitución que van a hacer los ferroviarios de la lista Bordó, de oposición a Pedraza, en solidaridad con nosotros. Aparte, les vamos a plantear a todos los que apoyen la lucha del Garrahan que participen con nuestra columna el día 23 y la semana que viene probablemente preparemos una marcha al Ministerio de Trabajo. La idea justamente es que en la marcha, donde van a participar las bases de los hospitales de todo el país, planteemos la necesidad de un plan de lucha nacional y que esta medida no sea un saludo a la bandera como pretende hacerlo la dirección de ATE, ya que importantes dirigentes de ATE van en las listas del Gobierno, ¿no?
¿Han habido algunas reuniones con otras internas?
Ha habido incluso una conferencia de prensa. Estamos tratando de preparar una columna en común con estos compañeros para la marcha del 23 y también uno pretendería avanzar en una mayor coordinación, un mayor reagrupamiento. Pero los ritmos de ese reagrupamiento los va a marcar la lucha de clases en la medida que haya otras luchas de la magnitud de la nuestra y un activismo que supere los corralitos que algunas dirigencias quieren imponer. Mientras tanto, lo que se pueden hacer son medidas de solidaridad, que no son menores, pero que no nos permiten dar una lucha más de conjunto y más a la ofensiva.
Desde tu punto de vista, ¿qué papel cumplió el comité de apoyo con respecto a todas las actividades y el fondo de huelga?
Yo creo que fundamental. El fondo de huelga, como todo el apoyo logístico desde la preparación de las marchas, la preparación de los actos, la preparación de los festivales, las ideas, el intento por romper el aislamiento, jugó un rol de primera importancia frente al aislamiento al cual quería someternos el Gobierno, con el agravante de la política de las direciones de ATE y de la CTA. Nosotros valoramos muchísimo todo lo que han hecho, incluso con ejemplos como los obreros de Zanón, que han aportado $10.000 al fondo de huelga. Lo mismo los obreros de Siderar, que han puesto $3.000 y se han comprometido a poner más. Esos son ejemplos que uno tiene que destacar. Pero no solamente ellos.
La juntada de monedas de bonos
Por supuesto, el esfuerzo que han hecho compañeros desocupados, estudiantes, partidos políticos que han apoyado, que han vendido bonos de $2, pero han vendido miles de esos bonos, demuestran también el apoyo que tiene el conflicto entre los trabajadores.
A mí me pareció, en la asamblea de hoy, que el movimiento está muy fuerte todavía. Hablaron 26 compañeros.
Iban a hablar más. Tuvimos que cerrar la lista de oradores. Yo creo que la asamblea de hoy fue una respuesta a todos aquellos que desde el Gobierno, desde las burocracias daban por quebrado el conflicto, lo daban por terminado. La asamblea es una cachetada y demuestra que los trabajadores, que las compañeras enfermeras, están dispuestos a dar pelea. Y que estamos de pie, como dijeron muchos compañeros.
Incluso un sector quería hacer un paro más largo
Así es, así es. Eso también es importante aunque siempre la democracia obrera hace lo que decide la mayoría. Quizá todos queríamos hacer un paro más largo. Pero, bueno, hay que tratar de ver cuál es la medida que mejor se puede garantizar unificadamente; no la que a uno le gustaría, porque tampoco la pelea se termina el viernes.
Paro docente y movimiento estudiantil
A partir del inicio del cuatrimestre, las clases en todas las universidades nacionales del país comenzaron con un paro docente. Este paro, que duró tres semanas, se basaba en reclamos de aumento salarial, el blanqueo de todas las sumas en negro, rentas para los ad-honorem y el 85% para los jubilados.
La resolución del conflicto fue un ofrecimiento, por parte del Gobierno, de aumento salarial irrisorio que no contemplaba a los ad-honorem ni a los jubilados. Después de tres semanas de paro, y con posibilidades concretas de perder el cuatrimestre, nadie entendió muy bien por qué la Conadu y la Conadu Histórica aceptaron ese ofrecimiento (teniendo en cuenta que una semana antes el Gobierno habría propuesto un acuerdo no muy diferente del que luego fuera aceptado).
El lunes 5 todos entendimos un poco más: las asambleas de base de los docentes expresaron su repudio al accionar de los dirigentes tanto de Conadu como de Conadu-H, al firmar un acta sin esperar el mandato de base de las asambleas. De hecho, muchas rechazaron el acta firmada y algunas continuaron con el paro algunos días más. Otras tantas levantaron el paro pero no el plan de lucha.
En este marco, los estudiantes de la UBA comenzamos a andar. Con una participación alta en Filosofía y Letras y en Sociales y, en menor medida, en Psicología, Exactas y Económicas, los estudiantes empezamos a discutir sobre lo justo del reclamo docente y a actuar en consecuencia.
Asambleas, tomas de facultades, clases públicas y marchas se desarrollaron durante estas tres semanas.
Desde la LSR veíamos la necesidad del apoyo al paro docente en un contexto nacional de lucha por aumento salarial. Pero pensamos ese apoyo no como una simple solidaridad sino como una lucha conjunta de docentes y estudiantes. El reclamo por aumento salarial, rentas para los ad-honorem, etc., es también un reclamo estudiantil no sólo por el hecho de que en un futuro muchos de nosotros seremos docentes, sino porque nuestra cotidianidad como estudiantes está cruzada por esa misma problemática. Quienes nos dan clases todos los días ganan sueldos que no se acercan siquiera a la canasta básica, ni que hablar de los 30.000 docentes que no cobran un centavo por trabajar.
A la vez, si bien la participación estudiantil fue importante en facultades donde hacía varios años que nada pasaba, fue limitada. Apuntar a la masividad era la tarea del momento: tratar de generar canales de participación y medidas que apunten a la inclusión y participación de miles. Por eso propusimos medidas en ese sentido, como tomas de facultades pero con las puertas abiertas, donde los estudiantes nos pudiéramos encontrar con nuestros compañeros y docentes para, en el ámbito del aula, desarrollar de un curso una asamblea, apuntando a la discusión y a la acción del conjunto, y no medidas de corte mediático.
Esta tarea es, en definitiva, una construcción que lleva tiempo, pero es la única manera de que las decisiones y las acciones tengan contundencia y no sean el resultado de unos pocos.
En ese sentido, sostenemos que la lucha por aumento salarial sigue pendiente y que esa lucha puede ser el inicio de un cuestionamiento más general de la universidad toda.
Para los problemas planteados es necesario que todos aquellos que consideramos a la organización estudiantil necesariamente masiva, democrática, participativa, sin dogmas y caminos prefijados, trabajemos juntos en una alternativa política opuesta a las estructuras burocráticas actuales.
Ley de educación técnica, ley de financiamiento educativo
Dos leyes, una misma política
Con bombos y platillos, el gobierno nacional anunció el proyecto de Ley de Financiamiento Educativo. Dicho proyecto supone un aumento del 6% del PBI destinado a Educación, de manera progresiva (hasta el 2010). Falta, ahora, la aprobación del Congreso.
Por otro lado, se aprobó la Ley de Educación Técnica. No queremos ver más encuestas donde el 15% de los argentinos tenga la posibilidad de trabajar y no lo pueda hacer por carecer de preparación, sostuvo Kirchner al referirse a esta ley que apunta a reequipar a las escuelas técnicas de todo el país.
Dime quién te apoya, y te diré qué pretendes
Todos sabemos que Kirchner destina los fondos públicos a pagos ininterrumpidos al FMI. Todos sabemos que en estos años pagó más que Menem y De la Rúa juntos. Huele algo raro el anuncio de tal magnitud. ¿Qué se esconde detrás de estas leyes?
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) y el Instituto para el Desarrollo Empresarial (Idea), reunidos en el Precoloquio de Cuyo, apoyaron la medida. El titular de la AEA, Luis Pagani, sostuvo: Hay que fortalecer la capacitación y la educación específica para el trabajo por medio de la educación técnica y articulando el ámbito de las escuelas con el de las empresas. Más claro echale empresas.
Tanto la Ley de Escuelas Técnicas como la de Financiamiento, suponen una inversión del Estado y de las empresas privadas en Educación para los intereses de ¡Eureka!, esas mismas empresas privadas.
Esto no es una novedad: la Ley de Educación Superior supone el autofinanciamiento de las universidades, lo que implica en los hechos la inversión de empresas en las carreras que les interesan, sumada a pasantías (léase trabajo esclavo) como parte de la currícula. La ley apunta a que todo el sistema educativo nacional sea una pata más de las ganancias de las empresas privadas buscando una vinculación entre escuelas y empresas, formando una ética personal de esfuerzo y responsabilidad. Pagani pide esfuerzos y responsabilidad: obreros mansos y educados para soportar la explotación. Se enseña y se financia lo que las empresas quieren. Para ellas, la educación es una inversión y no un derecho.
Educar para el trabajo
Como un laberinto sin salida, los capitalistas dicen querer educar para el trabajo. Y, a la vez, el trabajo no existe aun cuando se logren superar todas las trabas del sistema educativo. No existe un modelo de país ni un proyecto productivo que contenga a los egresados de todos los niveles educativos.
La realidad es que en un país donde conseguir un trabajo es más que difícil, la educación para el trabajo adquiere las características de lo ridículo. Al no haber trabajo, estudiar con el esfuerzo económico e intelectual que implica, para miles de jóvenes, no se justifica, no tiene sentido, no sirve, no alcanza. Entonces, ¿para qué esforzarse?
Educar para educar
Roberto Nicholson, profesor honorario de la UBA, sostuvo en declaraciones al diario La Nación: Habría que admitir en la educación terciaria y universitaria, al número de alumnos que el país necesite, en las carreras que el país requiera y con el contenido ajustado a esa necesidad. La contracara es que, del total de los estudiantes universitarios, un 49% sostiene que eligió su carrera por vocación y sólo un 2,2% porque tiene salida laboral.
Desde la Liga Socialista Revolucionaria estamos convencidos de que un verdadero cambio de fondo, en lo que refiere a la educación, sólo será posible a través de una lucha revolucionaria por cambiar la sociedad toda. Al mismo tiempo, sostenemos que es imprescindible defender la educación gratuita y masiva. Pero la lucha por defender esa conquista implica aunque suene ridículo en los tiempos que corren luchar por educarse. Porque no concebimos la educación como un estadio preparatorio para la explotación, sino como un derecho de todos a aprender, a pensar, a saber. Porque el conocimiento, entre otras cosas, nos hace más libres.
Hacia el XX Encuentro Nacional de Mujeres
Como mujeres socialistas revolucionarias, declaramos que nuestra liberación no vendrá de otro lado que no sea de nuestras fuerzas organizadas como parte integral del conjunto de los explotados y oprimidos. Nada nos une, como mujeres, con las Condolezza Rice o Amalia Fortabat o Carrió, ya que ellas son acérrimas defensoras de la sociedad de explotación patriarcal-capitalista. Llamamos a organizarnos en el objetivo de barrer de manera revolucionaria al conjunto del régimen capitalista en descomposición. Sólo así podremos sentar las bases de una sociedad donde la liberación de la mujer sea un objetivo alcanzable, por el cual seguramente deberemos seguir peleando.
Es desde este posicionamiento, de clase y revolucionario, que definimos nuestra participación en los encuentros de mujeres y que apoyamos y somos parte indisoluble de toda lucha por los derechos de las minorías sexuales. En síntesis, por el derecho a la libre elección de nuestra identidad sexual y al libre dominio sobre nuestros cuerpos. De ahí que consideramos vigente la centralidad de la lucha por el derecho al aborto, como consigna que ha presidido y debe seguir presidiendo nuestros encuentros y los debates en todos sus talleres.
Las condiciones concretas en que va a realizarse este próximo Encuentro en Mar del Plata, están atravesadas por dos problemas centrales: a) la proyectada visita del genocida Bush en ocasión de la Cumbre de las Américas; b) la redoblada ofensiva del Vaticano contra el más elemental feminismo.
Ambos nos están mostrando, a través de dos líderes emblemáticos del capitalismo-imperialista como Bush y Ratzinger, que el mundo hoy está a merced del más acendrado fundamentalismo religioso: el de las iglesias cristianas que promovieron ataques terroristas contra clínicas que practicaban abortos legales y fueron la base social que posibilitó el acceso fraudulento de Bush a la presidencia en el 2000, promoviendo su campaña por la segunda virginidad; y el del Vaticano que avala a monseñor Basseotto, recomienda a los italianos no contraer matrimonio con musulmanes y ataca al feminismo como responsable de la descomposición social.
Ambos propician el retorno al más puro oscurantismo medieval, con su Inquisición y su caza de brujas. Y ambos, por supuesto, coinciden en negar el derecho al aborto. En la Argentina, como ya sabemos, esto provoca la muerte de más de 500 mujeres por año, al tiempo que crece geométricamente el índice de embarazos entre adolescentes.
Este Encuentro tiene por delante dos tareas imperiosas:
1) Pronunciarse y luchar en forma activa en contra de la visita del genocida Bush. Exigir al Intendente de Mar del Plata y a su Concejo Deliberante, que lo declaren persona no grata. Del mismo modo, buscar el pronunciamiento de entidades sindicales, barriales, sociedades de fomento, culturales, etc.
2) Pronunciarse por la separación de la Iglesia y el Estado como una cuestión de elementalísima supervivencia para las ya maltrechas libertades democráticas. ¡Que saquen sus rosarios de nuestros ovarios!
Junto a estas prioridades:
Reafirmar, ante esas dos plagas que amenazan la existencia misma del planeta, la consigna central de los Encuentros: Anticonceptivos para no abortar; aborto libre y gratuito para no morir (nosotras, y otras, propagandizamos para decidir).
Libertad a Romina Tejerina, víctima emblemática del horror de la sociedad patriarcal-capitalista en la Argentina.
Para llevar adelante estas tareas, y que las resoluciones del Encuentro no queden en un papel hasta el año siguiente, es imprescindible un método democrático de funcionamiento. Que todos las comisiones debatan un temario común alrededor de los puntos centrales que cruzan el Encuentro.
Para ello, proponemos que las resoluciones votadas en mayoría y minoría en cada comisión, se den a conocer en la asamblea general y que sea ésta la que designe a la comisión encargada de coordinar las tareas votadas durante el año que tenemos por delante.
La Liga Socialista Revolucionaria ante las elecciones del 23 de octubre
¿Por qué intervenimos los revolucionarios en las elecciones?
La revolución es la lucha por conquistar a millones de explotados en su acción y en su conciencia para que actúen con el objetivo de destruir, en la práctica, al régimen capitalista y construir uno nuevo que elimine la explotación del hombre por el hombre. Es la primera democracia efectiva en la historia humana: sin explotación, opresión y todos los mecanismos de manipulación mediática y estafas varias mediante los cuales los capitalistas intentan ocultar su dictadura económica, social y política.
Las distintas formas de lucha y acción de los explotados tienen que ver con explorar al máximo todos los caminos que conduzcan a desnudar ante sus hermanos de clase al régimen capitalista: económico, social, político, ideológico y en cualquier terreno que se presente.
La lucha por ganar a las masas trabajadoras para la revolución socialista como única salida, no se puede dar con las manos atadas a la espalda por ningún prejuicio sobre métodos reformistas o revolucionarios en sí mismos. Ese método de razonamiento es parecido al del pecado religioso y ajeno a un pensamiento materialista. En él, los métodos son neutros con relación a la política: se es un criminal poniendo una bomba entre niños y ancianos de vacaciones y se es un resistente si se lucha contra las tropas invasoras de Estados Unidos en Irak y Afganistán.
Aprovechar los oídos más abiertos
Para mantener su farsa democrática los capitalistas necesitan estimular un tramposo interés político en el pueblo cada varios años.
Es obvio que es una estafa. Nada indica que sus maniobras no puedan ser aprovechadas por los socialistas revolucionarios para difundir su política aprovechando el interés de los explotados por la política.
¿Por qué renunciar a difundir una política revolucionaria en cada situación?
¿Por qué renunciar a propagandizar y agitar una política revolucionaria enemiga del capitalismo, el imperialismo y la burocracia?
¿Por qué son los capitalistas quienes ponen las reglas de juego antidemocráticas y toda la inmundicia que rodea a las elecciones burguesas?
Si de eso se tratara, no se podrían intentar sindicatos independientes del Estado, las patronales y las burocracias. Tampoco se podría hacer música que no pudiera ser comercializada por el capitalismo (como venimos haciendo desde hace medio siglo, por lo menos), ni literatura, ni hacer arte que no pudiera prostituirse bajo la basura capitalista.
Con esa concepción, la única salida es irse al Himalaya o a algún pueblito de la Patagonia. O sea, dejar el dominio del mundo en manos de los capitalistas y sus empleados, sin cuestionamientos.
La intervención de los revolucionarios en las elecciones sólo tiene un límite que, por desgracia, es constantemente violado: inocular la más absoluta y total desconfianza en que pueden lograrse cambios importantes, revolucionarios, en el terreno electoral.
Pero no resulta irrelevante que los socialistas difundan su programa revolucionario en las elecciones. Por lo contrario, es muy importante que lo hagan. ¡Ah!, y también contar la menor o mayor cantidad de votos que tiene esa política entre los trabajadores, es hacer el recuento globular de fuerzas del que hablaba Engels.
Intentar desconocer este último dato es propio de quienes se llenan la boca de gárgaras revolucionarias, pero no piensan seriamente en la revolución y su insoslayable protagonismo obrero y popular para cambiar el poder de manos, y arrancárselo a los capitalistas y al imperialismo.
¿Hay métodos reformistas y métodos revolucionarios?
No, lo que divide aguas es la política
El, otrora, reformismo armado encabeza buena parte de los gobiernos y/o de la oposición capitalista en casi toda América latina.
Si se hiciera una estadística de la cantidad de balazos disparados por la mayoría de los actuales gobernantes de la región, todos aprobarían con el más alto puntaje el test para la categoría grueso calibre revolucionario.
Nada más falso. La divisoria de aguas de hace cuatro décadas o más entre revolucionarios ejecutores de la lucha armada, era válida relativamente frente a los reformistas socialdemócratas y stalinistas muchas veces amigos y colaboradores de los foquistas pero totalmente falsa para quienes nos negábamos a tomar partido por ese planteo maniqueo y tramposo.
Lo que separa a la política revolucionaria de la reformista, no es una urna o una metralleta. Se puede ser reformista utilizando la una o la otra. El método es secundario, instrumental e irrelevante para definir la política.
Lo que determina a una organización es la política revolucionaria o reformista, con el método que sea (armado, electoral o una mezcla de ambos y de sindicalismo combativo, o cualquier otro cóctel metodológico).
La divisoria de aguas estriba en políticas opuestas: reformar/humanizar al capitalismo, o ayudar a que los explotados lo derroten revolucionariamente e instauren un nuevo poder, opuesto al de los explotadores capitalistas e imperialistas.
El problema de votar o no votar, o de aprovechar las elecciones para desplegar una campaña revolucionaria, está muy resuelto por la historia (más allá de que algunos grupos insistan con sacar este viejazo de la galera).
Hoy, jóvenes generaciones se reinvidican anarquistas y repudian tener una política electoral. Con ellas queremos debatir respetuosamente. Pero, en los últimos años, la nada joven organización que marca el camino del abstencionismo electoral es el maoísta PCR, o su corriente piquetera, la CCC. Las dos últimas veces que llamó a votar, el PCR lo hizo por el semifascista peronista Luder, en 1983, y por Menem, en 1989, con quien integró un Frente y tuvo funcionarios ejecutivos en su gobierno (por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, en Deportes y otros ministerios).
Como perros apaleados, después de Luder y Menem, los maoístas se convirtieron en abstencionistas, y crearon el ultra-rebelde km 501 (que exime de la obligación de votar si uno se halla a esa distancia de su lugar de empadronamiento) y otras chantadas vergonzantes. Así, lograron arrastrar a algunos sectores que repudiaban, con justa razón, la miseria electoralista de las izquierdas asimiladas al régimen político capitalista.
La discusión sobre si se deben o no incorporar a la acción todos los métodos de lucha para ganar a las masas para la revolución (en conciencia y acción), nos retrotrae a un siglo atrás Pero el retroceso es aun mayor.
Los anarquistas de aquella época solían boicotear activamente las elecciones con métodos de acción directa, muy coherentes con su pensamiento, más allá de que los marxistas tuviéramos una posición contraria a esas acciones.
En cambio, los anarcoides de hoy, hacen una caricatura de aquella política. Si viajar al km 501 es comparable a la quema de urnas y al boicot activo de las elecciones, entonces hay que concluir que la política revolucionaria y el mamarracho mediático tipo PCR-CCC son completamente opuestos.
Todas las herramientas tácticas son útiles al servicio de una política y una estrategia revolucionaria. El abstencionismo electoral es vulgarmente reaccionario, más allá de las buenas intenciones de muchos de sus confundidos protagonistas.
Al revés que Laporta y las Comunas
combatir desde AFUERA Y DESDE Adentro a la Legislatura y al Gobierno
Hace pocos días la ciudad apareció empapelada con un afiche firmado por Roy Cortina y el llamado Partido Socialista para decir que habían cumplido con las comunas.
En un sentido podemos decir que cumplieron al igual que norteAmérico Ghioldi como embajador de Videla en Portugal; como Laporta cuando dirigía La Vanguardia el semanario socialista bajo la Junta genocida; como cumplieron con los saqueados ahorristas de El Hogar Obrero, con el voto a la Alianza en el 2001 y a Ibarra en el 2003.
La Ley de Comunas es una vulgar estafa que no otorga el menor poder de decisión a los vecinos y extiende el poder burocrático del Estado prebendario, de cuyas generosas ubres se alimenta esta gente que prostituye el nombre del socialismo.
Para poner otro ejemplo de una vidriera inagotable de atropellos tomemos el caso Cromagnon y dejemos de lado el Código de Convivencia y otras inmundicias.
Han pasado nueve meses desde la horrible muerte de 194 personas, la mayoría de ellos jóvenes. Ibarra y la Legislatura pretenden transformar la tragedia en un circo mediático. Hay de todo, menos culpables: ni el criminal negocio capitalista de la noche, ni la ristra de chorizos que están prendidos de él: desde el Intendente y el grueso de los legisladores, hasta la policía, los bomberos, los inspectores, los fiscales y toda la mafia que se queda con cientos de millones provenientes de ese negocio. Un negocio que no puede ser más que el saqueo que es, donde la vida de los jóvenes vale menos que la de algún testigo peligroso de la causa por tráfico de armas (como Lurdes Di Natale y otros suicidados).
Las varias ciudades autónomas de Buenos Aires
Kirchner dice que él no quiere que haya dos ciudades, una rica y otra pobre. Pero hay muchas más Buenos Aires: una extremadamente rica, otra muy rica, otra media alta, otra media media, otra media baja, otra pobre, otra muy pobre y otra indigente, por más que éstas no se divisan en el camino a Olivos o desde el helicóptero. Esa es la realidad de Buenos Aires y no la caricatura simplista de Kirchner.
En un plano no institucional sino de lucha social, política y en las calles, se podrían imponer provisoriamente algunas mejoras: ocupar los 70.000 departamentos vacíos de los ricos por los miles que tienen las calles y las villas miseria como sus hogares, abolir de hecho y/o de derecho toda legislación represiva y discriminatoria, establecer un seguro de desempleo que sea real y no una limosna Se puede reclamar que se multipliquen por diez, por cien o por mil los impuestos inmobiliarios de los muy ricos y de sus escandalosas ganancias.
Son muchas las reivindicaciones parciales que se plantean en las varias Buenos Aires.
Pero no hay que vender espejitos de colores: no habrá una capital socialista en una Argentina capitalista.
El deber de los socialistas revolucionarios en la Ciudad y en todas partes es difundir éstas y otras propuestas en la perspectiva de la revolución socialista no sólo a escala local sino nacional y regional.
Eso es lo único realista. Lo otro son sólo cuentos, como las comunas de Laporta.
Se formó el Frente SOCIALISTA REVOLUCIONARIO
Con un acto ante las puertas del CitiBank, en Florida y Perón de la capital federal, el Frente Socialista Revolucionario hizo su primera aparición pública el 30 de agosto. El lugar fue elegido por lo emblemático de la sede del dios dinero, ante cuyo altar se sacrifica la vida de millones de niños y se deja a generaciones enteras ante un futuro de desesperanza, degradación y muerte como única promesa de liberación.
La valla metálica y el cordón policial fuertemente armado que la protegía, por la sola noticia de que vienen los zurdos, completaba la imagen de la sociedad que el Frente lucha por enterrar.
Ante el paso de miles de empleados que terminan sus labores en la zona a las 18 horas, se propagandizaron los objetivos socialistas y revolucionarios del Frente y se presentaron las fuerzas que lo integran y sus principales candidatos. La actividad finalizó con la quema de banderas estadounidenses para simbolizar el repudio a la prevista visita de Bush a Mar del Plata, uno de los puntos centrales del programa del Frente.
La Liga Socialista Revolucionaria, Convergencia Socialista, Frente Obrero Socialista y Grupo del Viejo MAS editamos luego en común una publicación que difundimos junto a este ejemplar de Bandera Roja.
Coherentes con nuestra trayectoria, de bregar por el reagrupamiento de las fuerzas del socialismo revolucionario, y ofrecer sus distintos puntos de vista en nuestras páginas, les pedimos a las organizaciones que participan del Frente que nos enviaran su óptica sobre las perspectivas del mismo. Publicamos en esta página la opinión de Ernesto González (Grupo del Viejo MAS) y de Juan Carlos Beica (Convergencia Socialista). Los camaradas del FOS optaron por expresarse a través del homenaje a los compañeros del PST masacrados en La Plata por la Triple A, con el artículo de Alicia Sagra que publicamos en página 8.
Un llamado a los que luchan y a todos los revolucionarios
Los militantes trotskistas de C.S. entendemos que hoy, más que nunca, hay que jugarse a unir a todos los que luchan contra las patronales y el gobierno. Y aunque las elecciones burguesas constituyen el peor de los terrenos para la izquierda y los de abajo, tenemos la obligación de aprovecharlas para promover esta unidad.
Por eso hicimos un llamado a los partidos de izquierda para que pongan su legalidad al servicio de esta perspectiva, conformando un frente encabezado por los dirigentes obreros más honestos y combativos. Una herramienta unitaria para que estos compañeros utilicen la tribuna electoral para propagandizar la necesidad de pelear contra el ajuste de los de arriba y por una salida de clase.
De haberse concretado, las candidaturas de dirigentes obreros como Gustavo Lerer del Garrahan, Beto Pianelli del Subte, Charlie Platowski de Lafsa o la Comisión Interna del Banco Provincia, serían hoy una clara referencia en favor de la independencia política de los trabajadores.
Lamentablemente la mayoría de los partidos y grupos eligieron un camino equivocado. Desde el Partido Obrero, que escudándose en la propuesta de un Frente 100% de izquierda, no hizo más que autoproclamarse, hasta el MST, que en aras de disputar una porción de la supuesta izquierda peronista, terminó apoyando a uno de los representantes de las familias burguesas más emblemáticas de la decadencia política del país, Mario Cafiero.
Ante la capitulación de quienes todavía se siguen reclamando trotskistas y el desbarranque de la izquierda en general, reivindicamos la actitud principista asumida por la Liga Socialista Revolucionaria, el Frente Obrero Socialista y Ernesto González, que acordaron, junto a nuestro partido, la conformación del Frente Socialista Revolucionario.
Este frente es muy importante a pesar de su humildad, porque además de haber puesto su legalidad al servicio de los luchadores, es la única alternativa electoral que se define claramente a favor de una salida socialista y revolucionaria.
Teniendo en cuenta esto, que no es poca cosa, apostamos a que el FSR constituya un primer escalón en el camino de concretar la unidad de los revolucionarios, única manera de poner en pie una verdadera alternativa de dirección obrera.
El Frente Socialista Revolucionario al servicio del reagrupamiento
A menos de treinta días del acto electoral se me ocurre empezar esta nota con un hecho que muestra las tremendas desigualdades con las que tenemos que enfrentarnos los que defendemos a la clase trabajadora y a los sectores populares.
Me refiero al almuerzo que ofrecieron, en Parque Norte, los candidatos del Frente para la Victoria: la señora Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Bielsa. El diario Clarín del 24 de septiembre nos informa que asistieron casi un millar de empresarios y que el valor del cubierto fue de 3.000 pesos. Es decir la esposa del presidente de la Nación y el ministro de Relaciones Exteriores pasaron la gorra y obtuvieron en dicho almuerzo casi tres millones de pesos. ¡Qué tal! ¡Qué les parece!
¿Quiénes estuvieron, según el mismo Clarín, y aportaron fondos para la campaña electoral? Nada menos que Guillermo Stanley (ex Citibank), Julio Whertein (ex Banco Mercantil con participación de Telecom y Edelap) , Eduardo Escasany (ex Banco Galicia), el jefe de la UIA (Unión Industrial) Héctor Méndez, Cristiano Ratazzi y Victor Massuh. También estuvo Ignacio de Mendiguren, ex ministro de la Producción con Eduardo Duhalde cuando se decretó la pesificación y vice de la UIA. Además, se informó que varias empresas pagaron el almuerzo para su gente: Aeropuertos 2000, la Bolsa de Comercio, CTI, Pirelli, Siemens, Bago y Telecom.
Lamentablemente la clase obrera y el pueblo pobre no pueden comprar Clarín todos los días y leer esto que reproducimos. Pero nosotros, es decir el Frente Socialista Revolucionario integrado por la Liga Socialista Revolucionaria (LSR), Convergencia Socialista (CS), el Frente Obrero Socialista (FOS) y el Grupo de compañeros que reivindicamos al Viejo MAS podemos aprovechar estas elecciones, para hacer conocer estos hechos que pintan de cuerpo entero por qué estamos en contra de este sistema capitalista que gobierna para los patrones y es sostenido por ellos.
Kirchner intenta engañarnos hablando en contra del Fondo Monetario Internacional pero lo cierto es que en sus dos años y medio le ha pagado más dólares que ningún otro gobierno. Por otro lado, aprovechándose de la devaluación decretada por Duhalde, Kirchner, en vez aumentar los salarios para corregir los efectos de esa devaluación, ayudó a que el trabajador esté recibiendo más del 25% de lo que ganaba antes, pese a que la situación económica muestra un superavit de casi 20.000 millones de dólares.
Pero no sólo vemos que los planes económicos siguen siendo los del neoliberalismo sino que cada vez se restringen más las libertades democráticas fundamentales. No hay estado de sitio pero ahora se procesa y se encarcela a los que protestan porque quieren trabajo digno o que les aumenten los planes trabajar a 350 pesos y se les impide marchar hasta la Plaza de Mayo.
Es cierto que hay un problema de arrastre que viene de otros gobiernos, pero también es cierto que la clase obrera y el pueblo están peor que nunca. Kirchner no restablece el poder adquisitivo de los salarios, sino que sigue aumentando la brecha. No hace más que seguir la tendencia del capitalismo a escala mundial. El 31 de agosto, Clarín publicó una nota señalando que por cuarto año consecutivo volvió a crecer en el 2004 la pobreza en los Estados Unidos. Sí, en el país más rico del mundo 37 millones de personas (12,7% de la población) viven por debajo de la línea de pobreza con menos de 9.645 dólares al año, cuando el ingreso que marca el umbral de la pobreza para una familia tipo, allá en los Estados Unidos, es de 19.157 dólares.
Esto pasa en el país que está gastando millones de dólares para mantener la ocupación militar en Irak. Pero en los países sometidos como el nuestro, cuya economía está en más de un 80% en manos extranjeras fundamentalmente yanquis y demás potencias imperialistas, las consecuencias están a la vista. Casi la mitad de la población está debajo la línea de la pobreza.
Las víctimas que más sufren este sistema son los jóvenes y los jubilados. Los jóvenes porque son los que no tienen ningún aliciente para capacitarse por falta de trabajo y los jubilados porque lo que cobran no les alcanza para nada, máxime después de la devaluación. Ni que hablar de la salud. Los hospitales públicos no dan abasto con las necesidades de la gente. No sólo carecen de elementos fundamentales sino que falta personal profesional y de servicios. A veces se tiene que esperar dos y tres meses para ser atendido porque no hay turnos disponibles. Hoy estamos peor que nunca.
Por eso, las cuatro organizaciones que hemos formado el Frente Socialista Revolucionario, lo hicimos para ponerlo al servicio del reagrupamiento de todo el socialismo revolucionario en estrecha unidad con todos los luchadores, sean o no socialistas, pero que enfrentan a las patronales, al gobierno y a las burocracias procapitalistas.
Los compañeros que reivindicamos al Viejo MAS aspiramos a que estos pasos dados no queden sólo en el terreno electoral o meramente sindical sino que avancemos en el sentido de un reagrupamiento mayor, con todos aquellos que están dispuestos a continuar la lucha contra el imperialismo, las patronales y, ahora, el propio gobierno de Kirchner.
INTERNACIONAL
Estados Unidos en Irak: Caminos bloqueados
A dos años y medio de iniciado el paseo colonial que Estados Unidos suponía que iba a ser la guerra de conquista de Irak, ésta se transformó en su contrario. No sólo se transformó en guerra regular, crónica, sin que Bush logre derrotar a la resistencia que, por su parte, se fortalece como un símbolo de lucha antimperialista para muchos combatientes de dentro y de fuera de las porosas fronteras iraquíes.
No Bush sino Estados Unidos no puede retirarse derrotado de Irak, y tener su segundo Vietnam en 30 años. Sería un hecho de proporciones gigantescas muy difícil de soportar para el gendarme del mundo.
Los hechos de Nueva Orleáns muestran la precariedad de esa sociedad segmentada y polarizada.
Tampoco es simple ir retirándose al tiempo que estimula una guerra entre sunnitas y shiitas para camouflar su fracaso. Los recientes enfrentamientos en Bakuba entre los shiitas y las tropas de Blair varios de cuyos tanques fueron incendiados muestran también las dificultades de esta política de encubrimiento de la derrota, de tener que abandonar el saqueo de las gigantescas reservas petroleras de Irak y el proyecto de implantar una gran base militar contra toda la región, en particular contra Irán y Siria.
Con los gravísimos peligros que significa el retiro anglo-yanqui, agravados por el hecho de que el nuevo estado iraquí, sin las tropas de ocupación, se derrumbaría como un castillo de naipes, a los invasores les quedan dos opciones.
La primera es seguir como hasta ahora, haciéndose los distraídos acerca de que una guerra de estas características, si no se gana rápido, con el tiempo se empieza a perder (máxime con las bajas cotidianas de soldados, muertos, heridos y lisiados).
La segunda es redoblar la apuesta y llevar la guerra convencional o no a Irán y Siria.
Por más lucha política que exista entre la burguesía estadounidense y mundial es muy evidente que esta segunda opción no es algo imposible. Las intenciones de lanzar bombas atómicas pequeñas contra posibles refugios de armas de destrucción masiva no parecen ser sólo una bravuconada del Pentágono. Las amenazas contra Irán por su programa nuclear van en el mismo sentido.
Es difícil prever hasta dónde podrá avanzar Estados Unidos en su guerra de conquista para un nuevo reparto del planeta más a su favor.
Pero nada está descartado: sólo la revolución socialista es el remedio final para la barbarie militarista del imperialismo.
A continuación, reproducimos parte de los análisis publicados por Jorge Guidobono a pocos días de los atentados del 11S. Los hechos de los últimos años han demostrado su vigencia, por lo que decidimos reeditarlos para conocimiento de nuestros lectores.
Al asalto del Mundo
Para entender cuáles son las causas de fondo de esta agresión del imperialismo norteamericano contra el mundo, es imprescindible salir del discurso perverso que ha impuesto.
La primera razón es que comenzó su crisis económica: el boom del crecimiento bajo Clinton, se evaporó y se entró en un período de recesión y crisis cuya magnitud y extensión es todavía difícil de diagnosticar.
La segunda es que se agotó el discurso ideológico acerca de las bondades del neoliberalismo y de la globalización capitalista: está cuestionado el capitalismo mismo en millones de cabezas en el mundo. El crecimiento de una multitudinaria vanguardia globalifóbica desde Seattle hasta Génova y su radicalización, constituían y potencialmente siguen constituyendo un peligro muy grave en los países centrales, en particular los de Europa y Estados Unidos.
En tercer lugar, está planteada una lucha por el reparto del mundo entre los distintos bloques imperiales. Es una lucha, en particular, por la colonización del tramposamente llamado socialismo real reconvertido al capitalismo, en sus distintos estadios. Esto incluye desde los Balcanes y Europa del este, hasta la ex URSS fragmentada. Vietnam, Corea y la propia China no son ajenas al botín en disputa.
Como parte de este paquete, Estados Unidos se juega también a una mayor penetración en Africa y busca una afirmación económica en América latina donde en la última década privatizaciones mediante debió enfrentar una fuerte competencia del imperialismo europeo.
Finalmente, pero en un sitio de privilegio, la lucha por Medio Oriente y el petróleo de la región, extendida hasta Azerbaiján, la ruta del Cáucaso, el petróleo del Asia central y las vías de traslado de los oleoductos, que es uno de los principales aspectos que están en disputa en la guerra de agresión en curso en Afganistán.
El marco más general en que se desenvuelven estos gigantescos acontecimientos es el de una crisis y agotamiento global del capitalismo mundial en sus tres centros imperiales y, subordinadamente, también en la periferia: América latina es un buen reflejo y Africa es la máxima expresión del horror hacia el que es conducida la humanidad.
Dentro de este marco Estados Unidos lanza la ofensiva actual basado en el único rubro en el cual tiene una supremacía absoluta sobre sus competidores y socios imperialistas: el militar. Dicho de otra forma, el actual proceso de guerra y militarización del mundo responde en forma simultánea a la crisis capitalista y a su lucha al frente de una sociedad agotada, que se sobrevive a sí misma a costa de barbarizar a la humanidad y destruir al planeta.
La otra cara de este atroz proceso es la realización de un gigantesco 24 de marzo de 1976 a escala planetaria. Tiene un carácter preventivo, para impedir que la resistencia de masas que está en curso en forma desigual, diversa y compleja no termine por pasar al ataque y tirar abajo un edificio que tiene grietas desde los cimientos hasta el techo.
Estamos ante un intento contrarrevolucionario en todos los sentidos. Pero al ser realizado por un régimen social senil y en descomposición, puede también abrir paso a su enterrador, a la revolución socialista internacional, de los trabajadores, los pueblos y los oprimidos del mundo.
Los pretextos, reales o inventados, no son la causa
En la contratapa de Página/12 del domingo 25 de noviembre, Juan Gelman comenta La verdad prohibida, un libro de reciente aparición en Francia, cuyos autores documentan fehacientemente las negociaciones entre el trust petrólero gobernante en Estados Unidos y los talibanes. El objetivo de los imperialistas era simple: garantizar la instalación de un oleoducto que pasara por Afganistán para conducir el petróleo desde las ex repúblicas soviéticas del norte de Afganistán hasta el mar, con un pequeño desvío en Pakistán. La información del libro es completa e incluye las amenazas de guerra de Estados Unidos contra los talibanes, en caso de que éstos no garantizaran hacer de Afganistán un lugar tranquilo para las inversiones petroleras norteamericanas.
El libro está dedicado a John ONelly, que renunció a su cargo de subdirector del FBI en julio último y aceptó el empleo de jefe de seguridad del World Trade Center, donde se convirtió en otra víctima de los feroces atentados en rechazo a las maniobras del Departamento de Estado y del lobby petrolero de desenmascarar a Bin Laden como responsable de varios atentados, lo que contradecía las negociaciones petroleras en curso con los talibanes.
Esta negociación entre Estados Unidos y los talibanes, sus hijos, duró hasta pocos días antes del atentado del 11 de septiembre.
Los repudiables atentados carecen de paternidad reconocida. A dos meses y medio de los atentados, y con todo el poder del que dispone, Estados Unidos no aportó un solo hecho que confirmara que Bin Laden y su gente fueron los autores, como anunció desde la CNN a pocos minutos de los hechos. La falta de pruebas presentadas por el imperialismo constituye, prima facie, una especie de semiprueba en contra de sus afirmaciones. (Lo que confirma la denuncia que realizaba la Liga Socialista Revolucionaria desde su declaración emitida el 13 de septiembre.)
¿O alguien puede creer, por ejemplo, que el golpe del 24 de marzo de 1976 en la Argentina se dio en respuesta a los fallidos ataques del ERP en Monte Chingolo o de los Montoneros en Formosa (que sirvieron, además, para demostrar sus insalvables limitaciones)? La analogía es válida en más de un sentido: asistimos no sólo a un asalto colonialista del mundo sino también a una acción contrarrevolucionaria preventiva de parte del imperialismo frente al agotamiento de su cuento sobre el fin de la historia en esta sociedad abominable que, al igual que otras en el pasado, se autoconsidera eterna: desde el imperio romano hasta los monarcas que terminaron dejando sus cabezas en una horca o una guillotina, destino inimaginable poco tiempo antes.
Carnicería en Afganistán
Uno de los pueblos más pobres del planeta está siendo arrasado. Todos los pretextos supuestamente humanitarios esgrimidos por los imperialistas se han derrumbado. Los señores de la guerra asesinan en masa a los prisioneros después que los aviones de Estados Unidos arrasaron las casuchas. Ahora una importante fuerza creciente de más de 1.000 marines se instaló en las afueras de Kandahar, el último bastión talibán después de la caída de Kunduz y de la masacre de prisioneros a manos de la Alianza del Norte (reconocen 600 asesinados, seguramente son más).
Los socios de Estados Unidos, la Alianza del Norte, son una banda de delincuentes y traficantes de opio que tienen tanto respeto por los derechos humanos como los talibanes por las mujeres.
Cunden las denuncias sobre los negocios de la familia Bush con Bin Laden y su padre (muerto en un dudoso accidente de avión) y del abuelo del actual presidente norteamericano con Hitler (ver Juan Gelman, Linajes, Página/12, 29/11/2001, contratapa).
De los pretextos humanitarios sólo quedan jirones y esto empieza a percibirse en Europa y, en menor medida, en los propios EE.UU.
Bush y la banda imperialista que lo apoya, han inaugurado la Inquisición en el siglo XXI: o se está con ellos, o se forma parte del mal (hoy llamado terrorismo), en un dilema digno de las Cruzadas del siglo XI.
En realidad, son ellos los mayores terroristas del planeta. No sólo bombardean y matan sino que mienten constantemente: el 29 de noviembre se hizo pública la información de que el pánico sembrado por el ántrax fue realizado por un destacado científico del programa de armas bioquímicas norteamericano.
Contradicciones imperialistas y fujimorización
Estados Unidos se ha negado a aceptar el ofrecimiento de sus aliados de la Otan (Francia, Alemania y el Reino Unido que, rápidamente, desandó la oferta) de sumar más de 6.000 comandos militares cada uno. Bush los rechaza porque no quiere tener que consultar con nadie las decisiones centrales y busca quedarse con el botín para los petroleros y el complejo militar-industrial norteamericano (sólo a la Lockhead se le hizo una concesión para aviones de guerra por US$225.000 millones extras). Este proceder, deja a las claras el carácter de guerra colonial de la supuesta cruzada antiterrorista.
Todo este comportamiento está acompañado por el desarrollo de un proceso de fujimorización de la deteriorada democracia del Norte, a la que Bush hijo contribuyó con el fraude electoral realizado por su hermano al frente de la gobernación del estado de Florida, que lo catapultó a la presidencia pese a haber perdido la votación. Esta tendencia a la fujimorización se expresa en los tres poderes del Estado, en la censura y en la xenofobia que impulsa el Gobierno.
Todo esto implica un cambio de tipo cualitativo en el sistema político de Estados Unidos. Significa que la democracia burguesa tradicional está dejando paso a un régimen bonapartista donde ni siquiera se respetan formalmente la división de poderes y los poderes mismos. El mero hecho de que el poder legislativo no reciba información sobre la marcha de la guerra sino sólo algunos líderes de él significa que el importante Poder parlamentario, de hecho, ha colapsado. Lo mismo vale para el Poder Judicial: ha sido sustituido de facto por tribunales militares para todos aquellos extranjeros a quienes las autoridades consideren eventualmente terroristas, sin necesidad de presentar prueba alguna (exceptuados los norteamericanos, por ahora). Según Amnesty International el FBI se apresta a iniciar sumarios contra más de 5.000 personas, en su mayoría nacidas en Medio Oriente.
Esto a su vez implica que hay abierta una cacería xenófoba que incluye oficialmente a más de 1.250 personas presas por portación de cara de árabe, y es posible que se oculten miles de casos más.
En concreto, estamos frente al fin de dos largos siglos de división de poderes y nos encontramos frente a la personalización del Poder de un presidente surgido de un fraude. Esto no sólo es muy grave para Estados Unidos sino que, a la vez, va a tender a derramarse por el mundo. Estados Unidos se va a fujimorizar; pero también el mundo se va a fujimorizar en tiranuelos antidemocráticos de distinta calaña pero todos con un común denominador: las libertades democráticas, el respeto a la soberanía popular, a las elecciones o a lo que sea, van a ser cosas del pasado. Esto es un hecho muy grande que se apoya en el pánico creado por el atentado a las Torres Gemelas que nadie sabe quién hizo y significa una tendencia a un cambio de régimen en el mundo. En todo caso, si se sigue votando, esto va a ser completamente formal. Lo cualitativo es que va a imperar la tendencia a la fujimorización del Poder y los derechos democráticos van a ser tirados a la basura por la burguesía. Pero no será sin lucha. Y en ningún lugar está escrito que la ofensiva no pueda ser derrotada y que se abra un nuevo curso en el mundo.
La religión como velo de intereses materiales:
Tres opios extremistas
También las denominadas guerras religiosas del siglo XVI involucraban sobre todo intereses de clase materiales, explicaba Federico Engels en La guerra campesina en Alemania. ( ) Hoy, como 150 años atrás, la pantalla o el velo religioso es sólo una apariencia utilizada para encubrir intereses materiales precisos.
En esto, como en todo, Bush miente cuando pretende convencernos de que existe un único fanatismo, que sería el islámico. Hay, como mínimo, tres extremismos y fanatismos religiosos diferentes actuando en el mundo hoy: la Confederación Cristiana de Iglesias (representada por Bush), la ultraderecha religiosa sionista (aliada a Sharon) y la islámica, que tiene varias expresiones aunque la demonización imperialista coloque hoy el foco sobre Bin Laden.
No es casual que Bush llamara a una cavernícola lucha del bien contra el mal, y que a esa causa la llamara justicia infinita. Esto se corresponde perfectamente con el hecho de que el bloque oscurantista de iglesias cristianas de ultraderecha fue la base de masas que posibilitó el triunfo de Bush en las internas del Partido Republicano, y también le aportó una gran masa de votantes en las elecciones presidenciales de noviembre del 2000 que, finalmente, se resolvieron mediante un fraude escandaloso.
Y Bush les demostró fidelidad. Su primera medida de gobierno fue suspender todo subsidio para cualquier organización no gubernamental que alentara algún tipo de planificación familiar o que defendiera el derecho al aborto. En estos meses de gobierno recrudecen campañas y prácticas oscurantistas alentadas desde el poder ejercido por un libertino devenido religioso (por ejemplo las campañas a favor de la virginidad hasta el matrimonio y otras del mismo estilo).
Sin embargo, para el imperialismo yanqui no se trata de una guerra religiosa sino de una lucha en varios frentes.
El primero, apunta a la riqueza petrolífera de Asia central y de las tres repúblicas ex soviéticas de la región. Estados Unidos pretende la construcción de un oleoducto que lleve el oro negro al Mar Arábigo, lo cual no han podido negociar hasta ahora con los talibanes, a pesar de las gestiones del empresario argentino Carlos Bulgheroni, de Bridas. En función de esos objetivos, el Estado norteamericano defiende las posiciones conquistadas por sus socios, los reyes de Arabia Saudita y los emires y rufianes coronados de la región, que tienen una relación privilegiada con Estados Unidos en todos los terrenos, incluido el militar (en particular desde la guerra del Golfo de 1990-91).
En segundo lugar, Estados Unidos apuesta a colocar al complejo militar-industrial como locomotora de su economía (o de un sector de ésta) una vez agotado el artificioso boom de los noventa.
Todo esto es parte de un intento de salto en la colonización yanqui del planeta y de subordinación preventiva de sus competidores económicos. Al servicio de estos intereses y a fin de velarlos y encubrirlos se utiliza la fraseología religiosa, el racismo y el hollywoodense cuento de que un señor con barba, escondido en una cueva de Afganistán, dirigió el operativo del 11 de septiembre a miles de kilómetros de distancia.
n Con respecto a la derecha extremista de la religión judía, su peso no para de aumentar en las tres últimas décadas, no bien se fueron evaporando los efluvios socialistas de los kibutz y otros cantos de sirena con que el imperialismo encandiló a la izquierda judía en el mundo durante los años 50 y 60.
La derecha religiosa, aliada a la derecha militar, busca varios objetivos. Defender a los 350.000 ocupantes, colonos, de Gaza y Cisjordania. Como punto común de Sharon, los religiosos y parte de la gran burguesía, ese objetivo es más amplio y lo empezó a llevar adelante inmediatamente después de los atentados: un salto en la ocupación militar de la región y de la represión y matanzas en ella. Avanzar hacia la solución final mediante la multiplicación de masacres como las de Sabra y Shatila, en lo que ya tiene amplia experiencia genocida Sharon. Esto ha tenido dificultades en avanzar porque entorpece la política más general de Estados Unidos, que le pone trabas.
n En relación con el extremismo islámico, Howsbaun señala que Bin Laden y su familia son la segunda fortuna de Arabia Saudita, después de la del monarca y su familia. Y expresan a los sectores de la burguesía saudita que buscan un mayor acceso a las rentas petroleras y, si pueden, al poder, para lo cual tejen alianzas con los bazzaríes los comerciantes y se apoyan en grandes masas de indigentes, sin empleo, jóvenes y desposeídos. En todos ellos anida una solidaridad muy fuerte con el pueblo palestino victimizado y un odio profundo al imperialismo, en primer lugar al norteamericano, pero también a sus viejos amos coloniales europeos.
El extremismo islámico ocupó el lugar que, tras el retiro colonial de la segunda posguerra, dejó el nacionalismo burgués no religioso el nasserismo en sus distintas variantes, que se prolongó durante un cuarto de siglo demostrando su impotencia orgánica para enfrentar seriamente al sionismo y a su amo imperial.
n Un hecho reciente termina de desnudar la falacia de la campaña antiterrorista de Bush. El primer día de octubre explotó un coche bomba frente a las puertas del cuartel general indio en Cachemira. Un grupo islámico reconoció su autoría y reclamó el retiro de la India del territorio en disputa. ¿Guerra religiosa?: No, guerra de conquista en las fronteras del balcanizado virreinato británico, convenientemente trazadas por la rubia Albion al retirarse de la región.
3 de octubre de 2001
Otra perla del collar
de la CIA: Bin Laden
Saddam Hussein fue agente de la CIA y dirigió una guerra contra la revolución iraní de 1979 que duró ocho años y costó un millón de muertos. Estados Unidos y la Otan pertrecharon a Hussein en aquellos años. Antes de invadir Kuwait, Saddam consultó a la Embajada yanqui en Bagdad, y se le respondió que el Departamento de Estado no objetaría el operativo. Esto resultó falso y Estados Unidos desató contra su anterior aliado la Tormenta del desierto, primer episodio de la guerra que, en forma de ataques aéreos semanales, continuó hasta nuestros días.
Estados Unidos invirtió más de US$ 10.000 millones en abastecer desde Pakistán la guerra de las organizaciones de derecha afganas contra la ocupación del ejército de la ex URSS en la década de los 80. La CIA jugó un papel de primer orden en esa guerra y Osama Bin Laden fue uno de sus hombres destacados. Con la caída de la URSS, la CIA y Estados Unidos perdieron interés en la región y se retiraron de Afganistán.
En 1998, mientras la India y Pakistán realizaban pruebas nucleares, el viejo agente de la CIA y multimillonario saudí pasaba a ser el nuevo Satán, a quien se responsabilizó por los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenya y Tanzania.
El 11 de septiembre, a pocos minutos del primer atentado contra las Torres Gemelas, la CNN anunciaba que el cerebro era Bin Laden.
Con el correr de las horas y de los atentados, sin que mediara ninguna prueba, el último Satán fue proclamado enemigo público número uno.
Al margen del grotesco montaje imperialista y de su probable falsedad, cabe preguntarse: ¿pudo Bin Laden impulsar los atentados que matarían a personas inocentes? Creemos que sí podría haber sido capaz de hacerlo. Primero, por su rol de agente de la CIA y viejo aliado de Estados Unidos. Segundo, por su carácter de multimillonario, para quien la vida humana carece de relevancia. Si tuvo o no algo que ver con los atentados del 11S, es otro tema.
3 de octubre de 2001
En estos días, el Senado estadounidense está realizando la audiencia para dar el visto bueno al candidato de Bush para presidir la Suprema Corte de Justicia. Se trata de un joven conservador, de 50 años, que pasaría a cubrir el puesto vacante tras el fallecimiento reciente de quien lo ocupara hasta los 85 años. Será, probablemente, el más joven presidente de la Corte, un cargo que es a perpetuidad, como bien demuestra su antecesor. Su designación significaría para Bush un importantísimo paso hacia el control completo del Poder Judicial, aprovechando la mayoría republicana en el Congreso, en particular en el Senado.
Queda por designar, además, otro miembro que suplantaría a un liberal que renunció. El nombre que se baraja es el del texano que ideó la política de secuestrar enemigos en Afganistán, no reconocerles el derecho de combatientes de guerra y llevarlos como rehenes a Guantánamo o darlos por desaparecidos, sin derecho a abogados ni a nada, al mejor estilo de Videla y Massera.
Desde el 11 de septiembre del 2001 las libertades democráticas están siendo demolidas en Estados Unidos (y también en Gran Bretaña). El derecho a la protesta así sea pacífica ha sido vedado: acaban de encarcelar a Cindy Sheehan, la madre de un soldado muerto en Irak, junto a otras 370 personas, por protestar frente a la Casa Blanca. El derecho a la privacidad no existe más. Los teléfonos y los correos electrónicos pueden ser intervenidos por simple sospecha. Los libreros deben tener un archivo de sus clientes y de los libros que compran, a disposición de los servicios policiales y de Inteligencia. No se sabe siquiera cuál es el número real de detenidos-desaparecidos en el territorio estadounidense (los que en la Argentina se llamaban presos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional). Tampoco se conoce la cifra de presos sin derecho alguno por ser de origen árabe y, en consecuencia, sospechoso étnico, al mejor estilo de Hitler.
No se trata de especular hasta dónde seguirá avanzando Bush en este camino fascistizante. Tampoco de esperar que el escándalo racial y social de Nueva Orleáns le obligue a retroceder por mera presión social o por estadísticas desfavorables.
De lo que se trata es de encarar una fuerte campaña de denuncia en los Estados Unidos y en el mundo, que prepare un proceso de movilización de masas para enfrentarlo.
katrina: el strep tease del Primer Mundo
Katrina como ningún otro hecho de la realidad puso frente a la vista de millones, dentro y fuera de Estados Unidos, el strep tease de la potencia superpoderosa. De la potencia que pretendió y pretende convencer, por las malas, que debía tomar en sus manos la seguridad de todo el planeta. Pero no quería, no podía, no le interesaba, tomar medida de seguridad alguna para proteger la vida de más de 400.000 negros pobres de Nueva Orleáns.
La falta de respuesta por parte del Gobierno ante miles de muertes (cuyo número exacto es prolijamente ocultado), puso de relieve la incapacidad de la gran potencia junto a la desidia y el desprecio por la vida de pobres y negros. CNN puso al aire una nota muy educativa al respecto. En Cuba, ante el informe del paso de un huracán similar a Katrina, se evacuó a dos millones de personas en 24 horas. No hubo ni un solo muerto ni un solo herido. La isla y sus magros recursos, tuvo uno del que careció la gran potencia: tener en cuenta la vida de su gente.
A Bush, pese a haberse tomado tres días para reaccionar, se le ocurrió que lo mejor era militarizar Nueva Orleáns con 28.000 soldados, que no llevaban alimentos ni agua, sino balas para detener a los saqueadores; es decir a los hambrientos que habiéndose salvado del huracán eran obligados a rifar su vida, en busca de agua o comida en los supermercados locales, bajo la mira de los fusiles.
El huracán desnudó que no toda Nueva Orleáns pertenecía al primer mundo. Sin mediar más frontera que la económica convivían allí el primero, el tercero y el cuarto mundo. El primer mundo se subió al auto o al avión mientras que el tercer mundo se ahogó bajo las aguas, fue muerto por la policía en su intento de conseguir comida, o se deshidrató por falta de agua. En el mejor de los casos, luego de cinco días, fue trasladado al aeroparque sin saber su destino próximo.
Los ciudadanos del cuarto mundo, a diferencia de los del primero, no merecieron siquiera que se declarara como cuando el atentado a las torres gemelas un día de duelo.
La población del país se solidarizó con los inundados. Pero la solidaridad se transformó en negocio. La ayuda social tardó y tardó en llegar porque se fue quedando en los bolsillos de los que la regentean. Por otro lado, el desastre abrió la puerta para que nuevamente el vicepresidente Cheney y Bush padre se alzaran, tal como en Irak, con negocios multimillonarios por la reconstrucción de Nueva Orleáns.
El huracán Katrina logró que las estadísticas de los entes oficiales tomaran rostro humano y ubicación concreta: pobres y en Estados Unidos. Los pobres de Nueva Orleáns son parte de los 37 millones de pobres de todo el país, es decir aquellos cuyos ingresos no superaran los US$9.393 anuales individuales o US$4.680 para una familia de tres. De los 12,6 millones de hogares que admitieron en el 2003 vivir bajo el constante temor de que el día siguiente los sorprenda sin suficiente comida. De los 3,5 millones de hogares que pasan hambre, es decir de los 9,6 millones que están en esa situación y que incluye a tres millones de niños. Son parte del 40% de norteamericanos que requieren vales de comida del Gobierno para poder alimentarse (La Nación, 17/9/05).
Según los estudios del Censo Oficial de Estados Unidos, la pobreza no proviene sólo de la falta de empleo sino también de los bajos salarios, revelando que el 6% de los norteamericanos con empleo se ubican en la categoría Pobreza. La brecha entre los que obtienen mayores y menores ingresos se ha ido ensanchando. Según la revista Newsweek, en 1965 la diferencia era de 24 veces, y en el 2003 pasó a 185.
La cifras ponen de relieve que el rostro humano, el mejor rostro del capitalismo, es espantoso, está podrido. Que la barbarie capitalista vino para quedarse y proyecta su sombra sobre nuestras vidas. Luchar contra la sociedad capitalista no es un ideal de unos cuantos soñadores, sino la condición necesaria para que la humanidad pueda trazarse una perspectiva de progreso. Y dejar, al fin, para los escritores de la mala ciencia ficción la descripción de un mundo donde cinco millones de niños mueren de hambre por año o donde miles de vidas son arrasadas por un huracán.
Brasil, Lula, el pt y el poder disolvente del dinero
El vicepresidente estadounidense que fue parte del vaciamiento de Enron (una estafa por US$80.000 millones) no es brasileño. Los que hicieron una estafa similar en Italia con Parmalat, tampoco nacieron en el gigante latinoamericano. Sin embargo, ni ellos ni muchos otros fueron envueltos en ninguna campaña de escándalo político por corrupción. Tampoco les sucedió eso a los funcionarios y empresarios brasileños que vaciaron los US$30.000 millones de reservas del Banco Central de ese país hace pocos años.
Por eso, ante el escándalo por corrupción en que se ha envuelto al gobierno de Lula, corresponde preguntarse ¿cuál es el verdadero motivo del escándalo?
La corrupción capitalista que, indudablemente, existe acompaña al sistema burgués como la sombra al cuerpo en todo el mundo (en el primero y en el tercero). Un buen ejemplo en la Argentina lo constituyen Menem, Cavallo y Macri, presentándose como candidatos y libres de toda causa pese a sus múltiples defraudaciones.
¿Qué sarampión brotó en Brasil?
El escándalo no surge por la gigantesca estafa de Lula a los 52 millones de trabajadores que votaron por un progreso social y fueron completamente defraudados por el PT y el Presidente. Hablar de corrupción es el taparrabos ideológico con que se intenta ocultar la explotación capitalista.
El escándalo brota porque el imperialismo nunca está satisfecho y siempre va por más. Y no sólo en Brasil sino en toda la región. Más concretamente, le reclama a Lula un papel más activo en contra de Venezuela y Chávez, y también con respecto a la guerra en Colombia y una menor resistencia respecto de la Amazonia.
La política de Bush es simple: acorralar a Lula para que cumpla un papel más activo como su cómplice en la región. (Por las dudas, el gran burgués Alencar se va probando el traje presidencial.)
Esa es la llave maestra que abrió la puerta al escándalo. La crisis política brasileña no se debe a ningún ataque de moralidad capitalista, que es algo más difícil de encontrar que la cuadratura del círculo.
Pero, más allá de esta vulgar infamia imperialista, ¿hay corrupción real en el gobierno de Lula?
La pregunta es en sí misma ociosa: el PT es un aparato político más de la burguesía, con todos sus componentes, corrupción y negociados naturalmente incluidos. No podía ser de otra manera, siendo que desde hace más de 15 años es el co-administrador del Estado burgués, de sus provincias y ciudades, con presupuestos archimillonarios.
El poder disolvente del dinero, al decir de Marx, es el que absorbió y licuó al PT.
No se puede administrar al capitalismo sin incorporar todas sus reglas de juego, lo que incluye todas sus lacras.
El PT se fue incorporando a las tareas ejecutivas del Estado durante más de una década y media antes de alcanzar el gobierno nacional (es decir, el comité ejecutivo de la clase dominante, al decir también de Marx). Es muy importante destacar que no se trató de un salto en el aire sino de un gradual proceso de integración al Estado y a su administración ejecutiva. El 70% de quienes participaron de su último congreso eran empleados del Estado.
Las lecciones del PT van mucho más allá de Brasil. Deberían sacar las obvias conclusiones quienes en la Argentina y en el mundo propagandizan la necesidad de un partido de trabajadores, que encarnaría una primera etapa en la evolución de la conciencia de los explotados, que podrían ser independientes de la burguesía sin luchar revolucionariamente por enterrar su poder.
No sólo el presente sino toda la historia del siglo xx demuestra la utopía reaccionaria de esta concepción. La supuesta independencia de la socialdemocracia de la burguesía imperialista terminó acompañando a ésta a la primera carnicería imperialista mundial. El stalinismo también fue absorbido por la burguesía e integrado a sus gobiernos a partir de su papel contrarrevolucionario en la guerra civil española y en la inmediata segunda posguerra. Después de un cuarto de siglo de guerra fría, completó su socialdemocratización, tras breve pasaje por la farsa del eurocomunismo. No era dable esperar mejor suerte, con el Vaticano como principal artífice del PT brasileño.
La conclusión es simple. Un gran partido de trabajadores, no revolucionario, será devorado por el sistema y el estado capitalistas. No será un paso adelante sino una gigantesca frustración desmoralizante para millones de explotados, estafados por el partido en el que confiaron.
Un partido obrero revolucionario de masas sólo es posible cuando pega un salto la acción revolucionaria de los explotados y, junto a ello, hay organizaciones que ayuden a hacer consciente esa experiencia, en la perspectiva de luchar por terminar revolucionariamente con el poder de los capitalistas.
En ese camino no hay atajos. Y sus intentos, son un boomerang.
Paraguay: portaaviones estadounidense
Hace muchos años que Estados Unidos elaboró una de las tácticas fundamentales para la dominación de América latina, contenida en sus documentos Santa Fe 1 y Santa Fe 2. La misma consistía en establecer una columna vertebral, armada, que partiendo desde sus fronteras atravesara todo el resto del continente, la Argentina incluida. El motivo aducido públicamente era la lucha contra el narcotráfico. Hoy continúa esa misma táctica pero agregando otro argumento: el terrorismo.
La aprobación de la ley de Impunidad para los soldados norteamericanos para que puedan entrar, estar, hacer lo que quieran en ámbitos civiles y militares, sin la menor consecuencia por sus actos por el parlamento paraguayo el 26 de mayo, es un salto cualitativo en todo el proceso de construcción de esa columna vertebral.
El ofrecimiento de comprar impunidad para sus soldados actuantes fue realizado a distintos países, entre ellos la Argentina y Brasil, que hasta ahora se han negado a semejante negocio que es la puntada inicial para incursiones militares e instalar bases. El país más pobre del Cono Sur, con muy escasa capacidad de protesta, ha sido el que ha aceptado vender su soberanía.
Esta entrega de las autoridades paraguayas al rico y prepotente gobierno de Estados Unidos, no comienza el 26 de mayo sino que hay todo un largo proceso de compra y venta desde los tiempos del dictador Stroesner. Parte de ese proceso es el enorme aeropuerto Mariscal Estigarribia, construido con el total aporte nortemericano en pleno Chaco paraguayo, que permite el aterrizaje de los Galaxy, los B-52, los Hércules que pueden transportar tanques, armamento pesado de distinto tipo e incluso aviones. Asimismo, las Fuerzas Armadas norteamericanas han construido las pistas aéreas de Pedro Caballero y Salto Guaira en la misma frontera con Brasil y la pista de Coronel Oviedo a mitad de camino entre la frontera y la capital, Asunción.
Está claro que más allá de los motivos declarados, el objetivo es el de implantar un portaaviones con varias bases de apoyo, en Paraguay, desde donde controlar la inestabilidad del sistema capitalista, con sus posibles insurrecciones en la región y, hoy, especialmente en Bolivia. En segundo término, a los que a pesar de funcionar en su órbita no son totalmente sometidos e intentan enfrentar al Alca con el Mercosur.
Y no sólo controlar a los países limítrofes sino también desde el Paraguay conectar todo el tramo de la Columna Vertebral hasta Venezuela, enlazando las bases de Curaçao, en Venezuela; de Manta en Ecuador; de Iquitos, en Perú; de Leticia en Colombia y de la no oficial en Bolivia.
Esto es así. Y existe otro importantísimo interés de Estados Unidos por afianzarse en la región: la gran reserva de agua potable subterránea, el Acuífero Guaraní, cuyo centro se halla justamente en Paraguay y se desarrolla desde la Amazonia hasta los lagos precordilleranos, pasando por la pampa húmeda argentina, entrando también a Uruguay. Hacia el norte paraguayo no se sabe hasta dónde llega. En un primer cálculo, ocuparía un área de 1.194.000 kilómetros cuadrados, y podría abastecer a 700 millones de personas, a razón de 300 litros por día.
Si esto lo ubicamos dentro de la situación mundial que se prevé para los años 2020-2030, donde el 90% de la población mundial no dispondría de agua potable, quien controle el agua, controlará la economía y la vida en el planeta. El Pentágono elevó, en febrero del 2000, un informe al Gobierno y al Congreso norteamericano, advirtiendo que debido al calentamiento global, el efecto invernadero se acentuará provocando más sequías y los recursos hídricos se verán afectados.
Esto justifica que ya haya empresas instaladas en la región, como que inocentes ancianos hayan comprado tierras en las costas de Corrientes o que la secta Moon haya hecho lo mismo, no inocentemente, en las fronteras de Paraguay y Brasil.
El desmantelamiento del Estado de bienestar es resistido por los trabajadores. Un mes antes de las elecciones, la derecha democristiana ganaba por 20 puntos en las encuestas. Y terminó sacando un magro 0,9% de ventaja frente a Schroeder.
El electorado se partió en tres. Los defensores del viejo comunismo en el Este, obtuvieron el 25% de los votos en esa región y más del 9% en el país. El bipartidismo socialcristiano-socialdemócrata se fisuró seriamente. Si hacen un bloque reaccionario, la realidad se polarizará por derecha y por izquierda. Es decir, será el fin de 60 años de bipartidismo cristiano-socialdemócrata.
La polarización electoral puede intentar resolverse con alguna alquimia electoral. Pero la polarización social y política sólo puede resolverse en el terreno de la lucha de clases.
La primera gran batalla social y política abierta en la Alemania de la posguerra, inaugura un nuevo capítulo de la lucha de clases en el principal país de Europa, por lo que se trasladará, sin dudas, a todo el continente.
No será sencillo para la burguesía imperialista desmantelar el Estado de bienestar. En Alemania y en toda Europa se avisora una dura lucha de clases que dará la última palabra a las decisivas batallas entabladas en el mundo.
En el recinto de la cueva de bandidos de las Naciones Unidas, resonó una voz disonante. Era la voz de Chávez.
Denunció a Bush, al imperialismo y a su clon llamado ONU.
Lo hizo en el único tono en que podía hacerse: atacando con dureza todo el andamiaje imperialista.
La LSR no es chavista ni bolivariana, pero saluda con orgullo la denuncia hecha por Chávez del imperialismo y de la ONU en el seno mismo de su sede.
La denuncia antimperialista es de extrema importancia, aunque sólo con ella no alcance para derrotar al imperialismo: es necesaria una revolución continental, antimperialista y anticapitalista. Y ella debe ser protagonizada por los trabajadores de las ciudades y los campos de toda América latina, sin sujeción a ningún aparato político ni militar de los estados capitalistas. Pero qué gran regocijo, y qué gran incentivo para esas masas trabajadoras es que se haga oír, en todos los rincones del planeta, la acusación de todos los crímenes imperialistas en el mismo recinto en que se sientan los empleados jerárquicos de los criminales.
HOMENAJES
Chau, querido Petiso
Hace unas horas recibí una llamada de Córdoba: era Mabel, la compañera de los últimos 18 años del Petiso, dándome la noticia de su muerte. No fue un rayo en el cielo sereno porque la situación del Petiso era gravísima. Pero fue un shock, porque hasta los materialistas alimentamos la remota esperanza de que se produzca algún imprevisto.
No quise viajar a Córdoba ahora, porque prefiero despedirme transmitiendo a las nuevas generaciones algunos recuerdos de esa personalidad llena de vitalidad, en todos los terrenos de la vida.
No voy a hacer una biografía y un panegírico de la generación del Cordobazo de la que el Petiso fue parte. Voy a contar algunas cosas que también reflejan a esa generación.
Conocí a Páez cuando me exilié de Uruguay hace casi treinta y dos años, y habiendo sido él candidato a vicepresidente de Juan Carlos Coral contra la fórmula Perón-Perón, tres meses antes.
Su popularidad en el partido y entre los jóvenes era inmensa (no tanto en sectores de aparato que recelaban de su carácter independiente de dirigente y transgresor).
Lo que me sorprendió de ese Páez era su humildad, su necesidad de absorber como una esponja cosas que no conocía o conocía poco.
Era curioso, buscador, bien como un autodidacta, o simplemente como el obrero calificado de mantenimiento de Fiat que era.
Así como era extremadamente intransigente cuando estaba convencido de algo, no tenía el menor prejuicio ni vergüenza de preguntar todo lo que no supiera.
El Petiso era un jetón y dirigente de una fábrica de 8.000 obreros y cumplió un papel muy destacado en el Viborazo, el segundo Cordobazo.
Pero era también un hombre de organización. Recuerdo haber ido a cenar con él en la primera cita que tuvo con la dirección del PST al salir de la cárcel en 1982, después de casi ocho años de prisión (adonde lo mandó Isabel Perón, antes que los militares) y de la que salió con la libertad vigilada.
Le transmití la propuesta, que habíamos acordado en la dirección, de que se anotara como voluntario para Malvinas para ver si así le levantaban la libertad vigilada. Al día siguiente estaba el Petiso haciendo la tarea. Y poco después le levantaron la vigilancia y le dieron un diploma del que se reía mucho.
Como es muy sobre caliente su muerte, me cuesta mucho escribir. Voy a elegir con cierta arbitrariedad algunas anécdotas de distinta índole.
Una vez me contó las reuniones en la CGT de la época del Sitrac-Sitram, y con mucha naturalidad me explicaba que en todas las reuniones, a las ocho de la noche se cortaba la luz y todos los participantes sacaban sus pistolas y disparaban. ¿Cuántos morían en cada reunión?, fue mi pregunta. Y el humor cordobés del Petiso me respondió: Nadies, todos tirábamos al techo.
El Petiso era un hombre de acción desde pibe, hasta el punto que, para despuntar el vicio, hizo la colimba como paracaidista. Por eso prendió en la organización de los trabajadores de Fiat, cuando la patronal y el gobierno estimularon en los 60 las organizaciones de fábricas para debilitar a los grandes gremios. Hubo toda una camada de dirigentes con Páez: Bissi, Massera, Tosco el más sobresaliente y muchos miles de obreros combativos
La maniobra se dio vuelta y se abrió posiblemente el proceso obrero más revolucionario de los últimos treinta y cinco años en la Argentina. Para frenarlo es que tuvieron que dar el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, después del Navarrazo en Córdoba en febrero de 1974, en vida de Perón, el golpe policíaco que derrocó al gobernador Obregón Cano.
El Petiso y yo almorzábamos siempre juntos en el enorme comedor de la sede del MAS de la calle Perú. Hablábamos algo en serio, y otro mucho en joda. Como yo comía muy poco, entre risa y risa el Petiso, Luis Zamora y Hugo Manes, colaboraban en vaciarme el plato.
En 1989 producto del estrés que significó la creación de Izquierda Unida, su interna abierta, y también la interna que se vivía en el MAS, estuve casi un mes al borde de la muerte y mi amigo Páez no vino a verme.
Cuando por fin pude regresar al local, con apenas 50 kilos de peso, el Petiso me abrazó y dijo: Yo a este loco no lo quiero ver mal, lo quiero ver juntos, tomando un vino como siempre; no lo quiero ver enfermo.
Y yo hice lo mismo: no quería llevarme el recuerdo del Petiso lleno de tubos en una sala de terapia intensiva, donde no pudiéramos reconocernos. Preferí esperar a verlo bien, o conservar el recuerdo de la última vez que estuvo hace unos tres meses, feliz, en mi casa, compartiendo casi ocho horas de todo, picando y tomando, con esa alegría que sentíamos los dos por estar hermano con hermano, en todos los terrenos.
Por último, dos cosas. Cuando empezó el desbarranque/destrucción del MAS, el Petiso tuvo un papel muy destacado en la defensa de la acumulación militante lograda en décadas, por olfato, instinto de clase o lo que sea. Reclamó durante meses, con insistencia proletaria, que se publicara el llamado Informe 0, que venía a amortiguar oralmente un documento fraccional y liquidacionista publicado por la mayoría de la dirección. El informe nunca apareció, a pesar del reclamo que, como punto previo, planteaba el Petiso reunión tras reunión en cada comité central.
Meses más tarde, ante la presentación de un balance liquidador del partido que presentaba la mayoría de la dirección, quienes nos oponíamos a él pedimos un cuarto intermedio antes de que se votara. Uno de los dirigentes que nos acompañaba propuso que lo aprobáramos en general, y luego presentáramos enmiendas que, de hecho, hipotéticamente cambiarían su contenido.
Yo dije que eso era una cobardía y que no avalaba una staliniada que iba a llevar al partido a un abismo sin fin, así tuviera que votar en contra solo. Con firmeza y seguridad, el Petiso reaccionó de inmediato: Yo tampoco lo voto. Y así logramos que nos acompañaran otros dos dirigentes. No era una decisión fácil, había que tener más coraje que para tirarse en paracaídas o tirar con la pistola: era una batalla dentro de nuestro propio partido y no con nuestro enemigo de clase; por eso se necesitaba otro tipo de coraje. Y el Petiso tuvo ese valor.
En los últimos años lo vi tres veces y hablé mucho por teléfono con él. Fuimos a comer un asado junto al gringo Bissi, en medio de una jornada abierta organizada por el compañero Zamora, en cuyo movimiento ellos participaban en ese período, y donde nosotros habíamos pedido autorización para juntar firmas para la personería de la LSR. Así, varios jóvenes militantes de la Liga tuvieron la oportunidad de estrecharle la mano y compartir su risa. Aquel fue un asado nada solemne, con dos viejos camaradas que habían hecho parte de la historia del movimiento obrero.
La penúltima vez, fue en oportunidad del homenaje que hicimos el año pasado a César Robles y a los camaradas asesinados en 1974. El Petiso habló y contó su historia y fue ovacionado, con justa razón. Como se tuvo que ir rápido, hablamos después por teléfono. Lo felicité y él me dijo ahora no me puede desmentir que la única propuesta de buscar la unidad del socialismo revolucionario, bajo las formas que fueran, había sido la mía.
La última vez que estuve con él, como ya dije, fue en mi casa, muchas horas de un largo ping pong político acerca de todo. El me conocía a mí de muchos años. No tanto a la LSR. Se la hice conocer por escrito y de palabra. Hablamos mucho después por teléfono; había leído todo. El Petiso no era un tipo fácil, ni para quienes quería y estimaba. Por eso me dijo: De militancia hablamos después del 23 de octubre.
No lo podremos hacer, pero tengo un gran orgullo de haber podido tener, durante años, un camarada y un amigo como el Petiso Páez.
En contra de la liturgia atea, que despide a un camarada con alguna apelación a otro mundo, donde nos reencontraríamos en el socialismo, yo te despido Petiso diciendo qué grandes que han sido los luchadores como vos para la historia y el destino de la revolución y el socialismo. Así no lleguemos a verlos, y el fuego o los gusanos se encarguen de nosotros.
Chau hermano.
JORGE GUIDOBONO
27 de septiembre de 2005
A 30 años de la Masacre de La Plata
¿Por qué Isabel Perón no está presa por sus crímenes?
¿Por qué el juez Garzón, que no necesita extraditarla ya que ella vive en España, no la mete presa?
¿Por qué se desespera por encarcelar a criminales menores, y no a quien fue la jefa de los 3.000 asesinatos de las Tres A?
El 12 de septiembre, en el Centro Cultural Islas Malvinas de La Plata, se realizó un acto-homenaje a los cerca de 3.000 compañeros asesinados por las Tres A, que actuaron al servicio de Perón y del gran capital como antesala del golpe genocida de 1976. El acto se concretó a partir de la iniciativa de Susana Zaldúa, hermana de una de las compañeras del Partido Socialista de los Trabajadores donde ambas militaban asesinadas en lo que se conoció como la masacre de La Plata. Participaron familiares de militantes asesinados previo al golpe de Estado, organismos de Derechos Humanos y organizaciones políticas. En esta página reproducimos la adhesión de la Liga Socialista Revolucionaria y sendos artículos que nos hicieron llegar Ernesto González y Alicia Sagra, quienes fueron dirigentes del PSTen La Plata en aquellos años.
La Liga Socialista Revolucionaria participa de este homenaje a los compañeros caídos del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) y a todos los luchadores asesinados por la Triple A, para ayudar a levantar una voz de denuncia contra su verdadero mentor político: el general Perón, su esposa y sus ministros.
Afirmamos que hay una absoluta coherencia entre esa política y la que aplicó el Estado terrorista de la dictadura. Perón vivo fue quien organizó, a la sombra del Estado, a las bandas de ultraderecha para realizar la matanza previa a 1976, actuando como antesala del golpe militar que se propuso arrasar a toda una generación de luchadores.
Así como la UCR aportó a la clase capitalista su denominada Semana Trágica y la masacre del 20 de diciembre del 2001, también el gobierno constitucional peronista carga en su haber con una pila de crímenes contra toda una camada de luchadores antimperialistas, anticapitalistas y antiburocráticos.
Hoy gobierna el país ese mismo partido, con un presidente que se autodenominó hijo de las Madres de Plaza de Mayo sólo para perpetuar la impunidad. Con ella, los ex ministros de las Tres A, Ruckauf y Cafiero, son personajes privilegiados de esta democracia capitalista. También como parte de ella, este gobierno negó la extradición de los militares que podrían haber sido juzgados en el exterior, mediante la maniobra de anular las leyes de Punto final y Obediencia debida, obviamente, sin efectividad alguna. No escapa tampoco a este manto de impunidad, que un tal monseñor Baseotto, funcionario de la iglesia católica y del Estado nacional, declare a los cuatro vientos que hay que volver a los vuelos de la muerte.
Por eso es que la memoria de aquellos crímenes está presente y está vigente hoy, frente a un gobierno peronista que despliega miles de policías en las calles para impedir una manifestación popular, mientras militariza Mar del Plata para hospedar al jefe del imperialismo genocida norteamericano. Es una memoria presente y vigente hoy, cuando vemos que un paro de los trabajadores de la Inspección General de Justicia es disuelto a cadenazos por los matones de UPCN bajo las órdenes directas del Ministerio de Justicia; o los intentos similares que estuvieron preparados para enfrentar la fortaleza inédita de los trabajadores antiburocráticos del Hospital Garrahan.
Nuestros camaradas ingresaron al PST para aportar un grano de arena a una enorme tarea: la de ayudar a que millones pensemos con nuestras cabezas y tomemos en nuestras manos el objetivo de sepultar para siempre al capitalismo y la sociedad de clases. Vaya este homenaje de la LSR a quienes pagaron con su vida por ello. No somos más que parte y continuidad de esa misma pelea.
El mundo capitalista contra el que lucharon esos compañeros, hoy es mucho más alienante, más sanguinario, más destructivo, más militarista y más bárbaro que hace treinta años.
El mundo socialista con el que soñaron es difícil de alcanzar, pero mil veces más posible y necesario. Y por eso es mil veces más necesario todavía hacer la revolución para empezar a construirlo.
Homenaje a los compañeros
Hace 30 años cuando, despedíamos a los compañeros masacrados por las Tres A, pedíamos disculpas a los familiares de los caídos y a muchos de sus compañeros de trabajo y de lucha que estaban presentes, por el carácter político de la despedida.
Treinta años después creemos necesario volver a pedir disculpas a los compañeros, organizaciones e instituciones que se han adherido al homenaje, porque nosotros no podemos dejar de hacer referencia a la ideología y a la tarea por las cuales ellos dieron su vida: el trotskismo y la construcción del partido mundial de la revolución socialista.
Aquella masacre reflejaba la siniestra política del gobierno peronista que no hacía nada por frenar las bandas fascistas alentadas desde su propio seno.
Mientras, sectores opositores al lopezrreguismo, y en nombre de la defensa de la democracia, se negaron a movilizar contra el fascismo haciéndole el juego a un nuevo golpismo militar.
Y detrás de todos ellos estaban los grandes patrones, industriales latifundistas y agentes de los monopolios, nacionales y extranjeros que odiaban al movimiento obrero y temían que éste se negara a pagar una vez más la crisis y a salvarles sus cuantiosas ganancias.
Hoy, después de treinta años de aquel horror, ¿qué podemos decir? Que estamos peor que nunca. Nunca llegamos a la cantidad de pobres e indigentes que tenemos hoy día. Casi la mitad de la población argentina está bajo la línea de pobreza. La cantidad de desocupados supera los índices de la década infame de los años 30.
Hoy no existen las Tres A, pero la policía ha sabido suplirla. Ahí están los asesinatos de Santillán y Kosteki para atestiguar que las patronales y sus gobiernos siguen usando los mismos métodos de las peores épocas.
Pero estos compañeros no fueron los únicos asesinados en plena época de la democracia plena. Jóvenes como Bru y otros de los que nada se sabe, son las víctimas de este sistema que se desinteresa de los jubilados, pero tampoco se ocupa de los jóvenes.
Por esto, recordando a nuestros compañeros asesinados podemos decir que tenían razón. Ellos sabían que estaban en el camino justo, en el único posible, en el de la revolución socialista a través de la movilización permanente de la clase trabajadora y el pueblo.
Pero en esta lucha a muerte, el camino no es un camino de rosas. Así como hace treinta años señalábamos a los responsables de la matanza y no sólo a los ejecutores materiales, hoy tenemos que hacer lo mismo para marcar a fuego a los responsables del hambre y la miseria actual y organizar mejor la lucha contra el gobierno de Kirchner y las patronales, nacionales y extranjeras.
Hace treinta años, cuando despedíamos a nuestros compañeros salvajamente asesinados, en medio del dolor solidario les prometíamos que estos brutales crímenes serían vengados. No con una venganza individual, que para nada afectaría a los verdaderos responsables, sino como ellos hubieran querido, continuando la lucha a la que dedicaron tantas horas, tanto esfuerzo y hasta la propia vida.
Hoy, treinta años después, debemos reafirmar el compromiso de seguir la lucha en la que ellos participaron y decirles que su muerte tremenda y dolorosa, como les dijimos entonces, no ha sido en vano porque ellos tenían razón; ellos sabían que estaban en el camino justo, en el único posible.
Nosotros debemos decirles que vamos a continuar por ese camino, que aunque tampoco algunos de nosotros veamos el final, estamos firmes, total y absolutamente convencidos de esa victoria de la clase obrera que al terminar con los explotadores y asesinos, brindará la mejor y única reparación posible.
Laucha, Hugo, Dicki, Adrianita, Patricia, Lidia, Ana María y Oscar: ¡Hasta el socialismo siempre!
La tarea planteada sigue siendo la misma
El lunes 12 de septiembre nos encontramos en La Plata con Ernesto González, compañeros de la LSR y otra gran cantidad de viejos camaradas de militancia, con algunos de los cuales no nos veíamos desde hacía 30 años. Estábamos reunidos para honrar la memoria de nuestros mártires. Queremos compartir, con quienes integramos el FSR y con quienes nos apoyan en la batalla electoral, el recuerdo de este pasado glorioso e intentar sacar conclusiones que orienten nuestro presente y futuro.
En la nochecita del 4 de septiembre de 1975, los militantes del PST de La Plata estábamos en nuestro local de la calle 54. Discutíamos cómo fortalecer la solidaridad con los obreros de Petroquímica Sudamericana que estaban ocupando la fábrica. Estábamos preocupados. Después de la gran oleada conocida como el rodrigazo que hizo escapar a López Rega y abortó el autogolpe contrarrevolucionario, se dio un reflujo de las luchas. Petroquímica, que tenía una Interna influenciada por el PST, estaba aislada. La gran unidad de acción que había juntado a la clase obrera, a la burocracia y a amplios sectores de la oposición burguesa, se había terminado cuando acabó el peligro de López Rega. Ahora los obreros combativos estaban solos, enfrentando al gobierno de Isabel Perón, a la burguesía de conjunto y a la burocracia sindical.
Por eso discutíamos la importancia de la solidaridad. El Laucha Loscertales, que era responsable de esa tarea y que se había fogueado en el ejercicio de la unidad obrero-estudiantil, tanto cuando fue dirigente universitario como desde su puesto en Astilleros Río Santiago, insistió en la importancia de llevar a compañeros de los distintos sectores a visitar la toma. Hablamos también de tener cuidado, ya que si bien se había derrotado a López Rega, seguía actuando la Triple A que él había creado. Teniendo en cuenta eso, nos fuimos temprano del local y el Laucha se fue con Hugo Frigerio (dirigente del Ministerio de Obras Públicas) a llevar alimentos y dinero para el fondo de huelga a Petroquímica. Fue la última vez que los vimos. Después supimos que no habían ido solos. Los acompañaron Adriana Zaldúa (dirigente estudiantil de Arquitectura), Ana María Guzner (activista de no docentes universitarios) y Lidia Agostini, una odontóloga recién recibida, cuñada de Frigerio, que recién había ingresado al partido. Tampoco a ellos los volvimos a ver.
La sangre obrera se derramó en La Plata
Por la mañana nos enteramos que ninguno de los cinco compañeros había ido a dormir a su casa y que cinco cuerpos acribillados habían aparecido en la Balandra, Berisso.
Con Susana y Graciela (hermanas de Adriana) y con Diky Povedano (dirigente del Ministerio de Previsión Social) comenzamos a recorrer comisarías hasta que nos confirman las muertes. Fueron acribillados a balazos. Adriana tenía 79 balas. El Laucha fue destrozado a golpes.
Volvimos al local a organizar una volanteada de denuncia en Obras Públicas. Salen con los volantes Diky, junto a Oscarcito Lucatti que trabajaba con Frigerio y Patricia Claverí, una piba de Bahía Blanca que estudiaba en la Universidad. A los cinco minutos vuelve corriendo un compañero que había salido un poco después. A los gritos nos dice que los tres fueron subidos a un auto por gente armada. Fue en la calle 8, entre 54 y 55, a media cuadra del Local, en pleno centro de La Plata, a plena luz del día. Salieron compañeros con dos autos y otros fuimos a hacer la denuncia a la seccional que teníamos a una cuadra. No conseguimos nada. Cuando estábamos velando a los primeros cinco compañeros, nos confirmaron la muerte de los otros tres.
Ese día en La Plata no estaba el gobernador Calabró, ni el vice gobernador, ni el jefe de policía. Sólo un secretario recibió la denuncia. Tampoco estaba en su casa Ricardo Balbín, principal jefe de la oposición.
Las muertes no comenzaron con los militares
Muy a pesar de Hebe Bonafini, de la mayoría de los organismos de derechos humanos y del propio Kirchner, la masacre de La Plata es una prueba más de que la matanza de luchadores no comenzó con los militares. Fue durante el gobierno democrático de Isabel Perón, en el cual participaban los hoy muy conocidos Caffiero y Ruckauf, y con la complicidad de la burocracia sindical, que se dieron estas muertes. También fue responsable la oposición radical que se limitaba a hacer discursos y se negaba a movilizar contra las bandas fascistas apañadas por el gobierno.
Tampoco ayudaron a derrotar a estas bandas las acciones de la guerrilla. Sus acciones militares aisladas de las masas, sólo crearon confusión (la de que había una guerra entre dos aparatos, la guerra sucia) y servían de pretextos para las represalias de la derecha fascista que caía sobre los activistas obreros y populares que no se podían esconder, que estaban todos los días en las fábricas y las universidades.
A nuestros compañeros los mataron porque representaban lo mejor de la vanguardia que dio el rodrigazo, que en pocos días consiguió lo que no habían conseguido años de acciones guerrilleras: poner en jaque al sistema.
Tenían que salvar al sistema en peligro, por eso todos dejaron correr esas muertes. De la misma manera que hoy dejan hacer cuando el gobierno de Kirchner encarcela a los luchadores. Tenían que provocar una derrota que les permitiese avanzar con los planes imperialistas que se están aplicando hoy. Ese era el objetivo de la Triple A y del golpe militar que vino después.
Pero nuestros compañeros no sólo reflejaban las luchas obreras. Todos ellos, desde los dirigentes como el Laucha, Diky, Frigerio, Adriana, hasta los compañeros de base como Oscarcito y Lidia, estaban convencidos de que la lucha era necesaria pero no suficiente. Que se necesitaba una dirección revolucionaria, nacional e internacional para llevar esa lucha al triunfo. Para destruir al imperialismo y al capitalismo, imponer el gobierno obrero y construir el socialismo internacional.
Reflexionar sobre el pasado para encarar el futuro
Momentos como estos, cuando recordamos a nuestros mártires, son propicios para reflexionar sobre el pasado, para ratificar o rectificar y encarar con más seguridad las acciones del presente y los pasos hacia el futuro. En el Acto de homenaje del lunes 12, algunas de las corrientes presentes con origen en el PST, hicimos esa reflexión.
Había un gran acuerdo en reivindicar al PST como parte del pasado, pero no era así cuando se hablaba del presente y del futuro. En ese sentido intervino el PTS cuando hizo eje en la necesidad de corregir los errores del pasado. También Socialismo Libertario que llama a superar al marxismo revolucionario a través de la síntesis con el anarquismo. Por el mismo camino fue el MST llamando a construir un nuevo tipo de partido con tendencias permanentes, porque la realidad había cambiado mucho desde que murió Nahuel Moreno
Desde el FOS diferimos con esas posiciones. El partido que construimos bajo la dirección de Nahuel Moreno y por el cual los compañeros dieron la vida fue destruido, pero la historia viene mostrando la corrección de las política centrales que defendimos desde el PST y que después continuamos con el MAS. Esto se hizo evidente cuando, después del 19 y 29 de diciembre del 2001, importantes sectores del movimiento de masas decían: Zamora siempre tuvo razón, la traducción de eso era: El MAS, tenía razón.
Por ese motivo para nosotros, los mártires de La Plata y el PST, no son sólo parte de un pasado glorioso, sino que son una referencia para nuestro futuro. Por eso ellos hicieron parte de la presidencia honoraria del último congreso de la LIT y por eso hoy, en el 30 aniversario de su martirio, renovamos el compromiso de continuar dando la batalla por la reconstrucción de ese partido revolucionario nacional e internacional que la clase obrera necesita para encaminar sus luchas hacia la derrota del imperialismo y el capitalismo y la imposición de un gobierno obrero y popular. Cuando logremos eso nuestros compañeros estarán vengados.
Alicia Sagra
(CE del FOS y CEI de la LIT-ci)
A 65 años del asesinato de Trotsky
Un homenaje antidogmático
El 20 de agosto se cumplieron 65 años desde el asesinato de Trotsky. Un año antes, en 1939 empezaba la Segunda Guerra. Y no habían pasado más que 20 años desde el fin de la Primera, durante la cual Trotsky fue el constructor del Ejército Rojo, el que tuvo que enfrentar al mayor ataque contrarrevolucionario de los ejércitos imperialistas contra la naciente revolución de Octubre de 1917.
Apenas dos años antes de su asesinato, Trotsky encaraba la fundación de la Cuarta Internacional. Pasaba así de ser la principal figura revolucionaria de oposición a Stalin, a sentar las bases para la construcción de una organización que definía como su principal objetivo la lucha por la destrucción del capitalismo y no por su reforma (y, como parte de ese objetivo, la necesidad de enfrentar al stalinismo).
La Cuarta Internacional se sustentaba en una tesis sostenida por Trotsky casi en solitario: la Teoría de la Revolución Permanente, que definía dos aspectos centrales.
1) La imposibilidad de la construcción del socialismo en un solo país. La caída de la Unión Soviética cincuenta años después, y su desmembramiento, lo demostraron en forma categórica.
2) No hay la más mínima posibilidad de liberación nacional si no hay revolución socialista internacional (partiendo de lo nacional). Porque la burguesía de los países semicoloniales está enfeudada al imperialismo, como es el caso de la burguesía argentina y, en general, de Latinoamérica.
Es importante señalar esto, porque en aquellos tiempos, a Trotsky se lo conocía precisamente por esta teoría, que era algo así como la locura de oponerse a los avances del socialismo real, que era lo que caminaba por el mundo. Pero el socialismo real era una inmensa ficción, una ideología creada por una casta parasitaria y, de hecho, avalada por el imperialismo, al que también le convenía por diversas razones.
El socialismo real se cayó como un castillo de naipes. Porque efectivamente, el socialismo es una etapa superior al capitalismo. Una etapa en la cual se puede empezar a caminar hacia el reino de la abundancia, y ello sólo es posible a escala internacional. Ningún país puede avanzar aisladamente hacia el socialismo, y mucho menos los países pobres. Y los países ricos, que arrancarían en mejores condiciones, tampoco podrían lograrlo solos.
Desde nuestro punto de vista, homenajear a Trotsky en el 65º aniversario de su asesinato es, por un lado, reivindicar su teoría.
Al mismo tiempo, hay que decir que la segunda parte de su tesis, la de los países semicoloniales, tiene hoy confirmaciones apabullantes en nuestro continente: la intervención militar norteamericana cada vez más abierta en Sudamérica y la crisis económica que afecta en simultáneo a toda la América latina.
En el año 2005, las tesis de la revolución permanente tienen más vigencia que nunca. Y en particular la que afirma que el único enfrentamiento victorioso ante el monstruo imperialista sólo puede darse con la clase obrera a la cabeza de los trabajadores de la ciudad, del campo y de todos los oprimidos, en una perspectiva antimperialista y anticapitalista es decir, socialista y de guerra de clases a escala internacional.
En toda época aparecen plumas que pretenden descubrir las razones de las dificultades de la lucha de clases en general, y del movimiento marxista y trotskista, en tales o cuales citas o textos que explicarían la actual relación de fuerzas y/o la crisis del marxismo y de su continuación más importante desde la muerte de Lenin: Trotsky y sus seguidores.
Nosotros creemos que este comportamiento no es materialista sino idealista, ya que tiende a explicar el curso de la historia y el de la lucha de clases por la lucha entre ideas, citas y textos descontextuados. Por esa vía no sólo se puede estigmatizar a Trotsky y mucho más al trotskismo después de su asesinato sino que, operando con el mismo método, tampoco quedaría en pie Lenin. Y se podría despanzurrar hasta al mismo Manifiesto Comunista, como han hecho numerosos renegados a lo largo de un siglo y medio.
Como marxistas, consideramos que ese método de encarar la historia no permite entenderla y, además, lleva a la disgregación y el desánimo en las filas de los revolucionarios.
El trabajo de Marx y sus continuadores no constituye un remedo de sagradas escrituras ateas: es un método para ayudar a que los explotados logren transformar la realidad. La interpretación de la historia, para nosotros, está al servicio de su transformación revolucionaria . Y cuanto más precisa sea esa interpretación, más útil será para el movimiento revolucionario y para los trabajadores conscientes. Al decir de Lenin, el marxismo es, en lo fundamental, una guía para la acción.
El stalinismo la más terrible contrarrevolución que surgió en nombre del comunismo convirtió al pensamiento de Marx y Lenin en un dogma inerte, en una serie de verdades reveladas, inmutables y eternas.
Los manuales de marxismo-leninismo del PCUS (Partido Comunista de la URSS) y sus sucursales, marcaron ideológicamente a generaciones, incluso a quienes nos oponíamos al stalinismo pero no éramos capaces de escapar a la presión que ejercía el dominio material stalinista sobre una tercera parte del planeta.
La fuerza de la ideología stalinista era de un primitivismo salvaje respecto del marxismo: pero la fuerza material que tenía detrás era descomunal. Ahí está, en gran medida, la base de ciertos errores de Trotsky y, cualitativamente, del trotskismo de posguerra.
Por el camino de descubrir las citas que expliquen el origen de los diversos errores cometidos por el movimiento trotskista, sólo se puede llegar a la demonización de importantes luchadores revolucionarios que dieron lo mejor de sí y, en la mayoría de los casos, renunciaron a un fuerte ascenso social que su capacidad intelectual les posibilitaba.
Salvo los tránsfugas que los hubo, los hay, y los habrá, la explicación de los problemas del movimiento trotskista y de Trotsky después de la derrota de la Oposición de Izquierda del 26/27, no hay que buscarla, en lo fundamental, en las ideas o conceptos: hay que buscarla en el aislamiento de la revolución rusa, el carácter exangüe en que quedaron sus fuerzas después de la guerra de agresión imperialista (y el atraso en todos los terrenos heredado del zarismo) combinado con la derrota de la revolución europea de la primera posguerra, y el ascenso de la contrarrevolución fascista.
A la segunda posguerra le siguió el boom económico en los países centrales (y en la URSS y su glaxis) y un equilibrio de fuerzas que sólo intentó modificarse en la periferia, con las limitaciones insalvables de los movimientos nacionalistas burgueses del llamado tercer mundo, incluidas sus variantes foquistas y demás expresiones pequeñoburguesas. De todas esas variantes, incluso las de la guerra popular prolongada, extrajo sangre nueva Moscú: primero con Tito y Mao (aunque después los excomulgara) y, finalmente, con la revolución cubana y su complejo desarrollo.
Trotsky y el trotskismo contra la corriente
Desde la derrota de la oposición de izquierda, nuestro movimiento no sólo remó continuamente contra la corriente, sino que también sufrió una persecución y un genocidio de proporciones gigantescas, en particular en la URSS.
Trotsky analiza a la Unión Soviética, no sólo siendo su contemporáneo, sino con una impresionante falta de fuentes confiables de datos y estadísticas y sin conexión con la oposición interna (que se corta con el ascenso de Hitler, ya que esa comunicación era establecida desde Berlín por León Sedov).
Si opinamos que el carácter de clase de un Estado no se define por el peso de la propiedad estatal, se puede decir, más de medio siglo después, que hay errores serios en Trotsky. A pesar de que sus textos no pretendían ser los diez mandamientos, eran un análisis y un pronóstico con vista a la guerra y contenían importantes advertencias y alternativas para el caso de que el stalinismo sobreviviera a la Segunda Guerra.
Pero la realidad se dio de otra manera, por partida doble. Por un lado, no se repitió el fenómeno de la primera posguerra, porque el imperialismo realizó una brutal sangría previa en Alemania, luego la purga atómica en Japón y una masacre preventiva que se sumó al desangre y desgaste de la guerra, para agotar la fuerza del proletariado europeo. Además, el stalinismo no sólo sobrevivió a la guerra sino que también salió fortalecido de ella y ocupando media Europa.
Es sobre estos dos hechos colosales que la mayoría de la Cuarta Internacional elaboró distintas ideologías, expresando lo que Marx llamaba la presión del peso de los muertos sobre el cerebro de los vivos. En particular, se manifestó una adaptación a la presión material del aparente triunfo del stalinismo y del imposible socialismo en un solo país.
Esta es la base material del grueso de las concepciones erróneas-falsas-trágicas del trotskismo. Por ejemplo, llamar estados obreros deformados al cinturón militar de la URSS en el que, lanzada la guerra fría, debió expropiar a la burguesía sin ningún tipo de revolución ni de atisbo de poder obrero. O el entrismo sui géneris en los partidos comunistas, que mutarían su carácter por razones objetivas (la presión de la inminente nueva guerra que los empujaría a la izquierda).
En todo el mundo, esto fue acompañado por el seguidismo a las llamadas direcciones naturales de las masas, de quienes los dirigentes trotskistas se proponían como consejeros de izquierda (sea de Tito, Mao, Castro, la guerrilla latinoamericana, incluido el FSLN nicaragüense, o la vanguardia europea que siguió al mayo francés).
Conclusiones
A nuestro criterio, las conclusiones no pueden basarse en una operación aritmética de suma y resta, ni tampoco en una crítica de citas.
Si Trotsky no hubiera fundado la Cuarta Internacional, la esencia de la Revolución Permanente que es el núcleo central del trotskismo no hubiera podido tener continuidad. Y los últimos lazos con la herencia de Octubre y el leninismo hubieran sucumbido a la barbarie de la horrenda caricatura de marxismo-leninismo que hizo el stalinismo (mucho más después del asesinato de Trotsky).
Trotsky pudo haberse equivocado en mucho, pero no en lo fundamental. Esa es la clave y no los problemas de su legado teórico, que existen, al igual que en todos los maestros que le precedieron. En todo caso, está en nosotros, en las generaciones de sus seguidores, la responsabilidad de intentar resolverlos correctamente. Somos nosotros, y la generación que nos precedió, los que no supimos buscar respuestas a los problemas. Por el contrario, nos atrincheramos, ora en el dogmatismo, ora en el oportunismo, ya que para cualquiera de ambas desviaciones hay citas de Trotsky, Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo u otros maestros, con las cuales intentar autojustificaciones.
Es muy evidente que, ante la compleja realidad actual, la responsabilidad de los trotskistas vivos es mayor que la de los legados de Trotsky y de la generación de posguerra.
El trotskismo, surgido como antitesis del stalinismo (bajo su fórmula stalinofóbica o stalinofílica), cumplió el decisivo papel de constituir un tenue hilo rojo con el pasado. Pero en lo fundamental es una antitesis que sólo puede superarse negándose a sí misma al desaparecer, en lo fundamental, el stalinismo (no así la conciliación de clases y el reformismo). El trotskismo puede ser un componente decisivo para la síntesis a realizarse en lucha por la superación de vicios heredados del pasado, y de una situación muy compleja de la lucha de clases internacional (que se combinó, en la década pasada, con la ofensiva ideológica del imperialismo sobre el supuesto fin de la historia).
Es una tarea ciclópea pero es el único camino a seguir para luchar contra la barbarie capitalista hacia la que, día a día, son empujados los explotados, oprimidos y marginados de un planeta cuya existencia misma está en peligro.
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