TURQUIA TUVO QUE SUSPENDER EL JUICIO
¡Inmediata Libertad a Ocalán!

Las autoridades turcas llevaron adelante el juicio contra el líder kurdo A. Ocalán. Entre múltiples aberraciones, se lo obligó a hablar en el idioma oficial (y no en la lengua del oprimido pueblo kurdo) y a declararse “arrepentido” ante el “drama de las víctimas de su accionar terrorista”.
Las autoridades turcas quisieron presentar al “payaso Ocalán” para desmitificarlo como dirigente y héroe de la lucha del pueblo kurdo. Y también para desprestigiarlo ante la opinión pública europea que ve a este juicio como equivalente al que el régimen nazi hizo contra Dimitrof, acusándolo falsamente de haber incendiado el parlamento alemán en 1933.
El régimen político-militar ha utilizado todos sus medios estatales para derrotar al pueblo kurdo. Por un lado ataca militarmente a las organizaciones kurdas en el territorio turco, pero también en el de Irak. Por otro lado, intenta presentar un juicio “justo” que no es más que una parodia judicial, asentada sobre el secuestro de Ocalán en Kenia, para ser posteriormente entregado a Turquía por el gobierno griego.
Como parte de la parodia, habían instalado a Ocalán en una “jaula” dentro de la sala de sesiones, junto a la cual se agolpaban los familiares de los miembros de las fuerzas de seguridad y del ejército, caídos en la represión al pueblo kurdo. Esto agregó más problemas a la justicia del estado genocida turco.
A pesar de la importancia que para el estado turco tiene este juicio, tuvo que suspenderlo. Nació como un fiasco, una aberración horrenda díficil de sostener.
El primer ministro, Bulent Etcevit (que salió victorioso de las elecciones parlamentarias de mayo), declaró que “estamos dando examen”. Y se comprometió públicamente a crear una nueva legislación que contemple retirar a los jueces militares de los tribunales civiles y del constitucional.
El cuerpo diplomático turco expresó su inquietud por las consecuencias que tendría para el estado turco ante el exterior, sobre todo desde que ha solicitado ingresar a la Comunidad Europea.
La oposición nacionalista, que salió fortalecida de la contienda electoral y se vio beneficiada por el inicio del juicio, ha criticado duramente al gobierno por la suspensión del mismo. A través del diario Aksam declaran: “primero lo ahorcamos, y después pedimos perdón”.
Organizaciones kurdas han anunciado que, de llevarse a cabo la ejecución del líder, comenzará una guerra de consecuencias catastróficas para Turquía.
Hay un sector de la sociedad que insiste en que no debe llevarse a cabo ni el juicio ni la condena a muerte de Ocalán (ni la de su segundo, que ya ha sido condenado), ya que es contraproducente para el país y que hay que buscar una solución negociada con los kurdos.
El gobierno turco, integrante de la OTAN, ha participado de la guerra contra Yugoslavia en nombre de los “derechos humanos”, explota, oprime y asesina a, por lo menos, 12 millones de kurdos. Ese gobierno y ese estado genocidas, no tienen el menor derecho, ni la menor autoridad política, ni moral, ni legal, para juzgar al líder del PKK.
El estado turco y su gobierno son los que deben ser juzgados.
Pero más allá de las condiciones internas de la lucha popular en el estado genocida, es un deber de los pueblos del mundo y de todas aquellas organizaciones que se reivindican defensoras de las libertades democráticas más elementales, redoblar los esfuerzos para que se multiplique en todo el planeta la fuerza del reclamo por la libertad incondicional de A. Ocalán.

a. aten

 

1