El mate




Un poco de historia

Se ha dicho ya que a la llegada de los españoles a suelo americano, los aborígenes bebían una infusión hecha con una planta nativa, llamada científicamente “Ilex paraguaiensis”, o simplemente yerba mate.

Apenas 100 años después del descubrimiento de América, se adjudica a Hernando Arias de Saavedra, en 1592, el descubrimiento del uso de las hojas de la yerba. Este dato lo corrobora Luis Díaz de Guzmán en la “Breve historia de las Etapas de la Conquista”, que escribió en el año 1612.

Según este relato los indios que hostilizaban a los españoles, llevaban junto a sus armas, unos pequeños sacos de cuero excepcionalmente curtidos, conocidos como “guayacas”. En ellas guardaban yerba mate semi-molida y algo tostada que acostumbraban masticar en sus largas andanzas o, adicionándoles agua, la sorbían en pequeños canutos molidos y secos, elaborados con cañas.
Todo esto sucedía en la zona donde alcanzó mayor producción la yerba mate, actualmente las provincias de Corrientes y Misiones y parte de Paraguay. En esta región se encontraban las misiones de los jesuitas, que fueron quienes iniciaron los cultivos y la distribución de la yerba por todo el Virreinato del Río de la Plata.

La yerba mate adquirió tal poder económico que fue llamada “oro verde”. Determinó el asentamiento de poblaciones y durante el gobierno del virrey Ceballos fue utilizada como moneda. La jornada de trabajo era pagada con una “manada” de yerba; la medida cabía en la mano abierta del trabajador, en la que se derramaba abundante yerba formando un cono.





 


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