Bogotá, Colombia, 3
de enero de 2001
Hola Samuel, mi nombre prefiero mantenerlo en reserva pero me
denominaré "discípula decepcionada". Conocí de la
Iglesia Internacional de Cristo por intermedio de mi mejor amiga,
quien había ingresado junto con su esposo unos meses atrás.
Como mi matrimonio estaba deshecho, ella me dijo que fuera que
allí me podía ayudar. Fuimos con mi esposo y empezamos a ser
miembros como desde mayo del año pasado, las cosas fueron bien,
hasta que se inició una presión por parte de la iglesia. No se
podía faltar a una reunión porque decían que no eras fuertes
espiritualmente, que estábamos pecando, etc. en pocas palabras
no éramos buenos discípulos.
Por casualidad o muchas veces he pensado que por cosas de mi
Dios, estaba en Internet buscando unos temas de trabajo y
encontré tu página, y empecé a darme cuenta que todo lo que
dice allí es cierto.
Afortunadamente con mi esposo decidimos retirarnos ya que
coincidimos en que no podíamos continuar con esa presión con
que nos tenían, aparte de que la verdad la iglesia se estaba
convirtiendo en una "escuela", ya que decidieron hacer
"exámenes" para comprobar si sabíamos de memoria el
"libro de estudios bíblicos" que utilizamos como
soporte para dichos estudios. Llevaban estadísticas de cuántos
estudios bíblicos habían por charlar, y que si no estábamos en
alguno era "una pena"; nos daban clases de como se
debía desarrollar un estudio, cuáles eran las preguntas que
debíamos efectuar, y de acuerdo a la respuesta del
"cliente", las respuestas que debíamos darle, todo
como una proforma, ¿te imaginas donde a tí se te olvide una
respuesta de las proformas elaboradas? cómo quedas?. Debíamos
evitar comentar a cerca del diezmo, el tiempo de discipulado, y
otras características que en otros casos sacarían corriendo a
la persona interesada en realizar el estudio.
Era una estricta obligación asistir a las reuniones, de lo
contrario tenías que aguantarte una persecusión telefónica o
personal de ellos, juzgando todas tus cosas, sin importar si
estabas enfermo, no tenía dinero para desplazarte al lugar de la
reunión, un problema familiar, trabajo, etc. nada justificaba tu
falta a la reunión. Además se llegó al punto de que pasaba una
casi todos los días de la semana en reuniones, discipulado,
reuniones de job, tiempos para compartir, etc, sin tener tiempo
para la familia, el esposo o los hijos, ya que nada podía ser
más importante que sus reuniones.
La verdad desde hace dos meses dejamos de asistir a toda
reunión, hasta hace unos 15 días que nuestros discipuladores
llegaron a nuestro apartamento casi a las 11:00 p.m. (ya
estábamos durmiendo con mi esposo), mi esposo tuvo que
atenderlos y fueron a comunicarnos que estábamos expulsados de
la iglesia, que nos daban por "caidos de la fe", que
así nos fuera bien en nuestro hogar, así oráramos, Dios ya se
había apartado de nosotros y ya no nos volvería a escuchar;
igualmente que si nos iba mal, era porque la mano de Dios estaba
sobre nosotros castigándonos ( ¿no enseñan ellos en los
estudios que Dios es amor, bondad, perdón, etc? ¿Por qué se
contradicen? ) En fin que la única opción que teníamos era
volver a su iglesia, porque de lo contrario, estábamos
condenados.
No se cual es el ejemplo de hermandad, amor, etc que pregonan
ellos, si ahora cuando me encuentro a algún discípulo conocido,
no saludan ni dan la mirada siquiera, lo ignoran por completo. Es
como dicen ellos que hablar con un caído de la fe es
peligroso y no es prudente
En estos momentos estamos muy bien con mi esposo y con nuestros
hijos, no dejamos de orar y de pedirle a Dios que nos siga
acompañando. Estamos muy contentos de haber dejado ese lugar,
que a mi parecer son un grupo manipulador, que se aprovechan de
las personas para hacer de ellas lo que quieren y poder cumplir
su própósito de tener más adeptos y seguidores.
Bueno Samuel, me despido, quisiera si es posible que me ayudaras
con enviarme las dos cartas que según entiendo fue donde se
expulsó a Kip Mckean de la Iglesia Original, en versión
español, pues estoy interesada en conocer exactamente su
contenido, puedes hacerlo a la siguiente dirección:
****@yupimail.com; además me gustaría conocer tus comentarios a
cerca de lo que te compartí en esta carta.
Hasta una próxima oportunidad
Atentamente;
DISCIPULA DECEPCIONADA