Año 1 Nro. 5 19 de septiembre de 2001
i n t e r n a c i o n a l
DECLARACIÓN
DEL COMITÉ ORGANIZADOR DEL TROTSKISMO PRINCIPISTA
Ante
los atentados terroristas en los Estados Unidos
y los aprestos guerreristas del imperialismo yanqui
El
11 de Septiembre una serie de acciones terroristas coordinadas golpearon
al interior de los Estados Unidos, atacando los símbolos del poder
económico y militar del imperialismo yanqui: las Torres Gemelas de
Manhattan, sede de los principales bancos y monopolios imperialistas de
ese país; y el Pentágono.
El gobierno yanqui, con Bush a la cabeza, han respondido con una "declaración
de guerra" todavía no se sabe dirigida a quién, con la
demagogia de una "guerra del bien contra el mal", de la "defensa
de la patria".
Bush anuncia pomposamente la la declaración de una guerra. Pero la
realidad es que el imperialismo yanqui -encabezando a las demás potencias
imperialistas le ha declarado la guerra a la clase obrera y a los pueblos
oprimidos del mundo desde 1945, cuando emergió como potencia dominante.
Participó en las dos guerras mundiales verdaderas carnicerías
humanas en las que llevaron a millones de obreros a matarse entre sí
en defensa de los intereses y las ganancias de sus respectivas burguesías
imperialistas, al igual que los imperialistas europeos y japoneses. Las
potencias imperialistas -y el imperialismo yanqui, como potencia dominante
han transformado a todo el planeta en un territorio de guerra, muerte, destrucción
y de catástrofes inauditas.
Es más, el imperialismo yanqui, que se presenta como "defensor
de la paz", como el "imperio del bien", se consolidó
como potencia dominante tirando dos bombas nucleares en Hirosihma y Nagasaki;
y reafirmó su dominio organizando y sosteniendo cuanto gobierno contrarrevolucionario
y genocida hubo en el planeta, como las dictaduras de Videla, Pinochet y
Somoza en América Latina, el del Sha Reza Pahlevi de Irán,
y el estado sionistafascista de Israel en Medio Oriente.
El imperialismo yanqui es el que llenó de ojivas nucleares el planeta
-con capacidad para hacerlo volar tres veces, es el que roció de
napalm durante años a Vietnam, matando a más de un millón
de trabajadores y campesinos, el que comandó junto a las tropas de
la OTAN los bombardeos a la ex -Yugoeslavia, el que apoyó al carnicero
Milosevic en el genocidio bosnio, es decir, es el imperialismo que transformó
al planeta en una sucia prisión y en un territorio de guerra para
mantener su dominio y aplastar a las masas del mundo.
Por ello afirmamos que el principal responsable de estos atentados y de
sus consecuencias, e incluso de las muertes innecesarias de miles de víctimas
inocentes del pueblo trabajador norteamericano, es el mismo imperialismo
yanqui, su estado y su gobierno.
Es que, como en toda guerra, también le toca recibir al menos una
parte de lo que da. Ha concentrado a su interior todas las contradicciones
del planeta que controla como potencia dominante. Así, el centro
de Manhattan transformado en una montaña de escombros humeantes,
es solamente el pálido reflejo de Bagdad destruida por los bombardeos
imperialistas; de los centenares de miles de muertos y mutilados de Hiroshima
y Nagasaki; de las aldeas, campos y ciudades vietnamitas arrasadas por el
napalm y de los millones de niños con sus cuerpos quemados; es sólo
el pálido reflejo de Pristina, la capital de Kosovo, derruida y ocupada;
y de las ciudades, los puentes, las fábricas serbias reducidas a
escombros por la OTAN, las fuerzas armadas de los carniceros imperialistas
europeos y los yanquis.
ESTADOS UNIDOS: UN ESTADO GENDARME DEL CAPITAL FINANCIERO, LAS TRANSNACIONALES, Y EL MAYOR ORGANIZADOR DE ACCIONES TERRORISTAS EN TODO EL PLANETA
El
imperialismo yanqui, su gobierno y su estado de los monopolios y el capital
financiero entonces, es el único responsable de la muerte de víctimas
inocentes en los atentados del 11 de septiembre que, por otra parte, aún
ninguna organización se ha adjudicado. Nadie ha reivindicado aún
esta acción terrorista de envergadura que incluso se ha cobrado gran
cantidad de víctimas inocentes: no lo ha hecho ninguna organización
que en alguna parte del planeta esté a la cabeza de la lucha de las
masas, ni ninguna organización nacionalista; no se la ha adjudicado
tampoco la derecha blanca norteamericana que tiene miles de milicianos fascistas
organizados y armados, y que volara hace algunos años un edificio
federal en Oklahoma dejando casi 200 muertos.
Bush, los voceros imperialistas y sus periodistas a sueldo, como en el viejo
Far West, le ponen precio "vivo o muerto" a de Bin Laden -un antiguo
agente mercenario de la CIA, al estilo de Montesinos en Perú quien
traficaba armas para organizar la guerra entre Perú y Ecuador, mientras
con la DEA traficaba droga a los Estados Unidos y desde el gobierno con
Fujimori le vendía armas... ¡a Ecuador que estaba en guerra
con Perú! CIA, Bin Laden, Montesinos, tienen una sola bandera: "Business
are business".
Por eso, mientras repiten una y otra vez la cháchara de la "lucha
del bien contra el mal", ninguno habla de la conexión norteamericana,
indispensable en una acción terrorista de semejante envergadura;
nadie se pregunta cómo es que los secuestradores de uno de los Boeing
en sus comunicaciones telefónicas mencionaban por su nombre en clave
al avión presidencial de Bush (nombre que sólo conocen los
servicios de inteligencia). Nadie menciona ni investiga a la principal y
más grande organización terrorista que hay en Estados Unidos,
que cuenta todos los años con 30.000 millones de dólares a
su disposición, como es la CIA -y los demás servicios de inteligencia.
Nadie se dedica a investigar a esta verdadera organización terrorista
del estado yanqui que actúa con total impunidad, sin ningún
tipo de control del parlamento, ni de los medios de comunicación,
ni menos que menos de las masas, y que ha organizado y ejecutado infinidad
de acciones terroristas: fue la que organizó y preparó, junto
con la ITT, el sangriento golpe de Pinochet para liquidar la revolución
de los cordones industriales en Chile en 1973, así como también
todos los golpes militares genocidas de América Latina. Es la que
adiestró como agente, armó hasta las dientes y financió
al propio Bin Laden como mercenario de la guerrilla "contra" de
Afganistán contra la ocupación del ejército rojo de
la burocracia soviética en los '80, de la misma manera que lo hizo
con Saddam Hussein, con la "contra" nicaragüense y antes
con Somoza, con Noriega, con Montesinos, por poner tan solo algunos ejemplos.
Nadie habla de la CIA, que incluso organiza acciones terroristas al interior
mismo de los Estados Unidos, y que está sospechada de acciones del
calibre del asesinato del presidente yanqui Kennedy, y de los líderes
del movimiento negro Martin Luther King y Malcom X, por poner tan sólo
algunos ejemplos. Es más, la CIA, junto con el expresidente republicano
Bush (padre del actual), son sospechosos de haber mandado a matar al padre
del propio Bin Laden -que murió en 1988 en Texas cuando se cayó
su avión, para garantizar su silencio, porque había sido el
negociador con el régimen iraní para que éste liberara
a los rehenes norteamericanos que tenía, recién después
de las elecciones yanquis, para que los demócratas en ese momento
en el gobierno, las perdieran.
Al momento de escribir esta declaración, ya los diarios y la prensa
imperialista mundial no pueden ocultar lo que transcribe el diario Clarín
de Buenos Aires: que un espía de la CIA, un ex militar egipcio infiltrado
en la organización de Bin Laden, hace ya un año había
informado a sus superiores y al FBI del atentado que se preparaba. ¿Lo
dejaron correr, para provocar una acción menor que se les terminó
yendo de las manos?
Todos hablan de Pearl Harbor, pero también todos saben que, en aquel
entonces, tres meses antes ya Roosevelt sabía, por los servicios
de inteligencia, que los japoneses atacarían allí, y lo dejaron
correr porque al imperialismo yanqui le convenía y necesitaba entrar
en la segunda guerra mundial.
Pero sea quien sea el autor o los autores de este megaatentado terrorista,
está por demás claro que le sirve al imperialismo norteamericano
para soldar su unidad nacional interna para pasar a nuevas ofensivas contra
las masas del mundo, y para disciplinar a las demás potencias imperialistas
que le compiten, en momentos en que asoman fuertes tendencias a una recesión
mundial.
LOS SOCIALISTAS REVOLUCIONARIOS RECHAZAMOS EL MÉTODO DEL TERRORISMO INDIVIDUAL
El
terrorismo individual o de organizaciones aisladas de las masas -aunque
sea llevado adelante en nombre de la justa lucha de las masas explotadas
no es en absoluto el método de la clase obrera en su lucha por liberarse
de la explotación capitalista y de la dominación imperialista.
Este terrorismo es un método pequeñoburgués, de acciones
desesperadas, separadas y ajenas a la lucha de las masas trabajadoras.
Estas acciones, lejos de fortalecer las lucha de la clase obrera y los explotados,
reducen la confianza de las masas en sus propias fuerzas, no las impulsan
a que se autoorganicen y tomen en sus manos la resolución de sus
problemas, y debilitan su capacidad para ser sujeto de su propia liberación.
Son acciones que, además, fortalecen al enemigo al que pretenden
atacar: los atentados del 11 de septiembre le han dado la excusa al gobierno
y al estado imperialista yanqui de los monopolios y los bancos que tenían
sus oficinas en las Torres Gemelas -y que dirigen la economía y la
política mundiales para imponer, por el momento recurriendo a la
propaganda y la demagogia de la "defensa de la patria" una unidad
nacional subordinando al conjunto de la clase obrera y el pueblo norteamericano,
para tener las manos libres para lanzar una verdadera guerra de exterminio
contra las masas oprimidas de Medio Oriente.
Las acciones terroristas son utilizadas también por sectores o alas
de la burguesía como moneda de cambio en sus disputas con otras facciones,
ya sea entre distintas facciones de las burguesías imperialistas,
o entre éstas y las burguesías de las semicolonias. Por ejemplo,
los atentados realizados por los movimientos terroristas pequeñoburgueses
de Medio Oriente son utilizados por las burguesías árabes,
por los jeques y los ayatollahs, en su regateo con los monopolios imperialistas
por su tajada de la renta petrolera.
Por el contrario, las genuinas acciones de las masas jamás pueden
ser utilizadas por los enemigos de la clase obrera en su propio beneficio,
como lo demuestra, por ejemplo, la gloriosa revolución palestina:
ningún sector burgués puede aprovechar a su favor el hecho
de que esa revolución tirara por los aires los acuerdos contrarrevolucionarios
de Oslo, dividiera y desarmara a la propia policía palestina, descalabrara
al desprestigiado y odiado estado de Israel, y volviera a poner en el centro
de la escena la lucha de las masas de todo el mundo árabe.
El método de las acciones terroristas es completamente ineficaz:
los gravísimos problemas que tienen el proletariado mundial y las
masas explotadas del planeta no se resuelven tirando abajo dos torres en
Nueva York, por más altas que sean, por más que sean la sede
de grandes monopolios y bancos. No se pueden impedir las masacres y guerras
largadas por el imperialismo destruyendo un ala del Pentágono y matando
a algunos militares. Como decía León Trotsky: "Nos oponemos
a los atentados terroristas porque la venganza individual no nos satisface.
La cuenta que nos debe saldar el sistema capitalista es demasiado elevada
como para presentársela a un funcionario llamado ministro. Aprender
a considerar los crímenes contra la humanidad, todas las humillaciones
a que se ven sometidos el cuerpo y el espíritu humanos, como excrecencias
y expresiones del sistema social imperante, para empeñar todas nuestras
energías en una lucha colectiva contra este sistema: ése es
el cauce en el que el ardiente deseo de venganza puede encontrar su mayor
satisfacción moral" ("La posición marxista acerca
del terrorismo individual").
El marxismo revolucionario lucha por derrotar al imperialismo y terminar
con el sistema capitalista en todo el mundo. Y la única forma de
acabar con él definitivamente es con la lucha de la clase obrera
y los explotados, con sus métodos, con la insurrección de
masas, con la revolución proletaria mundial. La única salida
es expropiar a la banca Morgan y a las centenares de empresas imperialistas
que funcionaban en las Torres Gemelas, porque si no es así, éstas
reconstruirán sus instalaciones, contratarán nuevos gerentes
y "yuppies", seguirán funcionando explotando a millones
de obreros en todo el planeta, reconstruirán el centro de Manhattan
con nuevas y más altas torres haciendo jugosos negocios.
Los mismos representantes de los monopolios imperialistas como las empresas
de aviación United y American Airlines, que hace pocos días
atrás lloriqueaban ante las cámaras, mostrándose "horrorizados"
y "condolidos" por la muerte de miles de víctimas inocentes,
cuando aún sus cadáveres ni siquiera han sido rescatados,
aprovechan para exigir al estado yanqui que los subsidie con 24.000 millones
de dólares para restructurar y reconvertir toda la industria aeronáutica
norteamericana para ponerla a competir con la de las potencias europeas.
¡Canallas! ¡Llaman a la "unidad nacional" al pueblo
norteamericano, agitan el "patriotismo", mientras la US Airways
acaba de despedir 11.000 trabajadores norteamericanos, Continental echó
a 12.000, y United Airlines anuncia el despido de otros 20.000!
De la misma manera, se frotan las manos las empresas dedicadas a la industria
del armamento, mientras las aseguradoras hacen lobby disputándose
los subsidios del estado norteamericano frente a la catástrofe.
Por ello, para los trotskistas es inadmisible el terrorismo individual.
Como dijera León Trotsky "porque empequeñece el papel
de las masas en su propia conciencia, las hace aceptar su impotencia, y
vuelve sus ojos y esperanzas hacia el gran vengador y libertador que algún
día vendrá a cumplir con su misión (...) Cuanto más
'efectivos' sean los actos terroristas, cuanto mayor sea su impacto, cuanto
más se concentre la atención de las masas en ellos, más
se reduce el interés de las masas en organizarse y educarse. Pero
el humo de la explosión se disipa, el pánico desaparece, un
sucesor ocupa el lugar del ministro asesinado, la vida vuelve a sus viejos
cauces, la rueda de la explotación capitalista gira como antes; sólo
la represión policial se vuelve más salvaje y abierta".
(ídem)
CON
EL MEGAATENTADO TERRORISTA Y CON LA RESPUESTA
CONTRARREVOLUCIONARIA QUE PREPARA EL IMPERIALISMO YANQUI,
SE PONEN DE MANIFIESTO LAS AGUDAS CONTRADICCIONES Y TENSIONES DE LA SITUACIÓN
MUNDIAL
Después
de esta acción terrorista de envergadura y de la respuesta ante ella
del imperialismo yanqui, se abre, en lo inmediato, un momento reaccionario
en la situación mundial y al interior mismo de los Estados Unidos,
signado por el hecho de que aquél ha logrado una base de masas, comprometiendo
a la clase obrera norteamericana e incluso a los millones de trabajadores
negros y latinos en una "unidad nacional" contrarrevolucionaria
para lanzar nuevas ofensivas guerreristas y colonizadoras a nivel mundial.
El aprovechamiento inmediato reaccionario que ha hecho el imperialismo yanqui
de este megaatentado no es más que el intento de dar una respuesta
política y militar ante el desarrollo de la crisis económica
y financiera mundial que desde 1997 golpeara a Japón y al Asia, luego
a Rusia y a Brasil, y ahora, en su tercera ronda, se ha metido al interior
mismo de los Estados Unidos, poniendo fin al ciclo de crecimiento de su
economía, y amenazando con un estancamiento en Europa. Es decir,
una crisis que amenaza con transformarse en una recesión mundial.
Esto significa que el imperialismo yanqui -que sostuvo el ciclo de crecimiento
de su economía durante nueve años con mil millones de dólares
diarios extraídos de la superexplotación y el saqueo al mundo
semicolonial, necesita hoy pasar a una ofensiva feroz para hacerle pagar
los costos de la crisis y la recesión a las masas explotadas de todo
el mundo. Después de los atentados, y de la respuesta del gobierno
y el estado yanquis, se ha puesto de manifiesto que la única salida
a la recesión mundial que tienen las potencias imperialistas, es
propinarle nuevos golpes y derrotas feroces a la clase obrera y a los explotados
de las semicolonias, a sus propias clases obreras, y fundamentalmente, terminar
de colonizar a los ex - estados obreros en liquidación, como Rusia
y China, como lo hicieron con el Kosovo, para reincorporarlos a la división
mundial del trabajo, quedándose con sus riquezas petroleras, gasíferas,
minerales, con su mano de obra esclava, con sus mercados.
Se ha puesto abiertamente de manifiesto que, desde el estallido de la crisis
mundial en 1997, se ha exacerbado la carrera y la disputa entre las distintas
potencias imperialistas por ver cuál de ellas logra colonizar primero
a los ex estados obreros en liquidación, carrera en la que el imperialismo
yanqui es el mejor posicionado. Para dirimirla, las potencias imperialistas
utilizarán los mismos métodos -pero redoblados y en una escala
superior que hemos visto desde 1997, como en Indonesia donde, en respuesta
a la revolución iniciada por los trabajadores y campesinos que derribaron
a la dictadura genocida de Suharto, el ejército y las bandas fascistas
masacraron a machetazo limpio a cerca de 50.000 personas en sólo
un par de días en Timor Oriental, cumpliendo con las órdenes
de los monopolios petroleros imperialistas encabezados por la British Petroleum.
O como en Medio Oriente, donde la ofensiva genocida de Sharon y el estado
sionistafascista de Israel, gendarme del imperialismo yanqui, intenta doblegar
la grandiosa revolución de la clase obrera y el pueblo palestino,
la primera gran revolución del siglo XXI que se ha convertido en
la vanguardia de la lucha antiimperialista en todo el planeta. O como la
guerra de exterminio contra el pueblo checheno llevada adelante por el ejército
blanco contrarrevolucionario de la nueva burguesía rusa como agente
de las potencias imperialistas.
Para dar golpes superiores a éstos, como se lo exige la profundización
de la crisis económica mundial, es que el estado imperialista norteamericano
alista su maquinaria de guerra, unifica su frente interno y utiliza a su
favor el megaatentado del 11 de septiembre.
APRESTOS GUERRERISTAS DEL IMPERIALISMO YANQUI CON UN FUERTE OLOR A PETRÓLEO
Detrás
de la unidad nacional y de los aprestos bélicos del imperialismo
yanqui luego de los atentados, lo que hay es un fuerte olor a petróleo.
Es que la del petróleo es la rama de producción donde actualmente
están afluyendo enormes capitales porque es la que garantiza altas
tasas de ganancia, frente a la caída estrepitosa de la misma en las
ramas de producción de las "nuevas tecnologías"
de la telefonía, Internet, computación -que se expresa en
los sucesivos y recurrentes minicracs de la bolsa de Wall Street y ante
el inicio de la recesión yanqui, que ha provocado que enormes masas
de capital financiero no encuentren dónde valorizarse. Ahí
está el Sillicon Valley, donde funcionaban centenares de empresas
"punto com" y de las ramas de las "nuevas tecnologías",
transformado hoy en un verdadero desierto.
El alza de los precios del crudo desde el año pasado es expresión
del ascenso de esta rama, porque así los monopolios petroleros se
garantizan el dinero con el cual financiar las enormes inversiones que se
necesitan para renovar el parque industrial petrolero yanqui, ya totalmente
obsoleto, y fundamentalmente, para saquear el petróleo y el gas del
Caúcaso, de Rusia, del norte de China, puestos a disposición
de la rapiña imperialista por el triunfo de la restauración
capitalista.
El precio alto del petróleo le sirve hoy al imperialismo para preparar
la reincorporación de Rusia y las naciones del Caúcaso a la
división mundial del trabajo como semicolonias, colonias o protectorados
exportadores de petróleo, gas y minerales, y también de China
-aunque en este caso, también como reservorio de mano de obra baratísima,
mientras a los estados del este de Europa como Polonia, Eslovaquia y la
República Checa les reserva un destino de maquiladoras con mano de
obra barata y altamente calificada.
Esto no ha hecho más que exacerbar y recrudecer las disputas imperialistas
por las reservas y las rutas del petróleo, pues hoy la potencia que
las controle es la que gana la carrera por colonizar a los ex - estados
obreros en liquidación. Son los monopolios petroleros yanquis, la
Exxon, la Amoco, etc., las que ya se han quedado con el petróleo
de la ex -URSS. Para ello, utilizan como socias menores a la nueva burguesía
rusa encabezada por Putin y su ejército blanco contrarrevolucionario
que masacra al pueblo checheno, y fundamentalmente a las nuevas burguesías
nativas de las repúblicas musulmanas de la ex - URSS, donde se concentran
las mayores reservas de petróleo del planeta, como en Kazajstán,
Uzbekistán, Tadjikistán, etc. Estos mismos monopolios imperialistas
que hoy alientan, con el gobierno de Bush, nuevas empresas guerristas, son
las mismas que vienen organizando desde hace año todo tipo de guerras
en esa región: guerras de agresión contra las nacionalidades
oprimidas, como en Chechenia; o fratricidas, como la Armenia y Azerbaiján,
en la que apoyaron a la burguesía de esta última república,
aliada a Turquía, para que por su territorio pasen los oleoductos
que llevan el crudo al Mediterráneo.
El imperialismo francés les respondió con una política
agresiva sobre Medio Oriente para disputarles ahí el control de las
rutas del petróleo que son una pieza fundamental para el funcionamiento
de las economías imperialistas. Así, Francia rompió
unilateralmente el bloqueo a Irak, mandando alimentos, medicinas, etc.;
tejió excelentes relaciones con Irán, y fue la única
potencia imperialista que se atrevió a recibir oficialmente a representantes
del gobierno talibán de Afganistán en París.
Por eso no es casual que en sus aprestos guerreristas, el imperialismo yanqui
apunte sobre Afganistán. Este país, por su ubicación
geoestratégica, limitando al norte con las ex - repúblicas
soviéticas del Cáucaso, y ubicada en medio del paso entre
el lejano y el Medio Oriente, es una pieza clave en el control de las rutas
y reservas petroleras y gasíferas, para garantizar que el petróleo
del Cáucaso sea extraído y transportado bajo la custodia de
tropas yanquis de ocupación, y embarcado en barcos norteamericanos
cuidados por la flota yanqui de la acción revolucionaria de las masas,
y de la competencia del resto de las potencias imperialistas.
Por eso, la guerra que el imperialismo yanqui prepara detrás de su
demagogia de la "lucha entre el bien y el mal", y entre la "democracia"
y el "terrorismo", no es más que una guerra para definir
el control de la renta y las rutas petroleras, imponerles fuertes derrotas
a las masas del mundo árabe musulmán, avanzar en la colonización
de los ex - estados obreros en liquidación, y disciplinar a las potencias
europeas que intentan disputar la hegemonía norteamericana, y también
a las burguesías nacionales árabes cipayas que, como los jeques
y los ayatollahs, como Arafat, intentan aprovechar las brechas abiertas
por esas disputas para regatear su tajada de la renta petrolera, utilizando
para ello la lucha de las masas y también las acciones terroristas
de las alas o grupos pequeñoburgueses.
GOLPEADO POR LAS REVOLUCIONES PALESTINA Y ARGELINA, Y POR LA HEROICA RESISTENCIA DEL PUEBLO CHECHENO, EL IMPERIALISMO YANQUI INTENTA IMPONER NUEVOS DISPOSITIVOS CONTRARREVOLUCIONARIOS EN MEDIO ORIENTE Y EN LAS RUTAS DEL PETRÓLEO
Corramos
el velo de esta guerra "entre bien y el mal", entre "la civilización
y la barbarie", que ya ha impulsado a verdaderos pogromos fascistas
contra los árabes en Nueva York, de la misma manera que son perseguidos
y expulsados los obreros inmigrantes argelinos por el imperialismo francés;
y que lo son los obreros textiles paquistaníes por las bandas fascistas
y la policía del imperialismo británico: existen mil quinientos
millones de trabajadores y campesinos de los pueblos árabes y musulmanes
desde el norte de Africa hasta el Caúcaso, en el Medio Oriente y
en el norte de China, que habitan en naciones y territorios debajo de los
cuales están las reservas de energía y de petróleo
más ricas del planeta.
Estos millones de parias, obreros y campesinos viven en la más extrema
pobreza y atraso cuando debajo de sus pies se encuentran las más
grandes riquezas naturales, que son extraídas por las "Siete
hermanas", las grandes compañías petroleras americanas,
inglesas y holandesas que junto a las francesas se disputan las fuentes
de energía del planeta. ¡La verdadera barbarie, el verdadero
terrorismo, es el saqueo, el robo y la superexplotación de millones
de trabajadores y campesinos que realizan las potencias imperialistas a
punta de pistola y con el apoyo y complicidad de las no menos sanguinarias
y entreguistas burguesías nativas!
La manifestación más grandiosa de la legítima respuesta
de las masas explotadas del mundo árabe y musulmán, la concentra
la heroica revolución palestina, que descalabró el conjunto
de los dispositivos contrarrevolucionarios de control que el imperialismo
yanqui había logrado imponer en Medio Oriente en la última
década, después de haber mandado de vuelta a Irak a la edad
media a bombazos limpios en 1991.
La revolución palestina fue un golpe por izquierda de las masas explotadas,
que comenzó por obligar a salir huyendo y humillado, del sur del
Líbano, al ejército sionista genocida, continuó haciendo
estallar por los aires los acuerdos de Oslo, descalabró a la Autoridad
Nacional Palestina y dividió y desarmó a la policía
de Arafat, y dejó en crisis, completamente desprestigiado, al estado
sionistafascista de Israel, gendarme del imperialismo en la región.
Así, la revolución palestina -la primera gran revolución
del siglo XXI es la mejor demostración de que son las acciones de
las masas explotadas las verdaderamente eficaces para enfrentar y provocarle
derrotas al imperialismo, y no ninguna acción terrorista desesperada,
separada y ajena a la lucha de las masas, por más grande y espectacular
que sea, realizada por algún grupo pequeñoburgués.
Lo que prepara el imperialismo yanqui es una respuesta contrarrevolucionaria
para aplastar al pueblo palestino e impedir que su revolución se
unifique con la revolución argelina que se ha iniciado, y se extienda
al conjunto de Medio Oriente, y hasta el Caúcaso donde el pueblo
checheno, con su heroísmo, tiene una vez más empantando al
ejército blanco contrarrevolucionario de la nueva burguesía
rusa, que no logra aplastarlo en una única revolución del
conjunto de las masas árabes contra el imperialismo, sus monopolios
petroleros, contra sus propias burguesías nacionales, tanto árabes,
como las nuevas burguesías de la ex - repúblicas de la URSS.
Estos son los objetivos que busca el imperialismo yanqui con la guerra de
agresión que prepara. Pero todavía tiene que pasar del dicho,
de las bravuconadas, las amenazas y planes, al hecho, e imponer esta derrota
feroz, lo que no está para nada garantizado, y que solo se definirá
en la arena de la lucha de clases internacional. Después de unos
días de aparente unanimidad imperialista, ya han comenzado las discusiones
y las reticencias de las potencias imperialistas europeas para embarcarse
incondicionalmente detrás de los Estados Unidos, lo que demuestra
que, por el exacerbamiento de las disputas interimperialistas, difícilmente
éste pueda reiterar la gran coalición con la que en 1991 aplastara
a Irak. Pero sobre todo porque -volvemos a repetir para imponer semejante
derrota tiene que enfrentarse y vencer a la grandiosa revolución
palestina que, frente al ataque, puede extenderse como un reguero de pólvora
y transformarse en el inicio de la revolución en el conjunto del
mundo árabe, desde las ciudades de la Argelia hasta Afganistán,
desde los campamentos palestinos hasta las remotas montañas caucásicas.
LAS TAREAS Y EL PROGRAMA DE ACCIÓN EL MOMENTO
Lo
único que impide hoy el triunfo y la extensión de la revolución
palestina, su unidad con sus hermanos de Argelia, de todo Medio Oriente,
de Chechenia y el Caúcaso, es el rol nefasto de las burguesías
nacionales cipayas, masacradoras y explotadoras, que utilizan la lucha de
las masas e inclusive los atentados terroristas para regatear con el imperialismo
su tajada de la renta petrolera, pero que se alinean con éste inmediatamente
cuano la lucha de las masas amenaza su propiedad y sus ganancias, para aplastarlas.
Fue la burguesía egipcia, jordana, siria, etc., la que se alineó
con el imperialismo yanqui y su coalición con las demás potencias
imperialistas, para mandar a Irak de vuelta a la Edad Media a bombazos limpios;
como antes Saddam Hussein, en la década del '80, armado hasta los
dientes por el imperialismo yanqui, lanzó una guerra fraticida contra
Irán para desangrar a la gran revolución que había
derrocado al Sha Reza Pahlevi. Y así lo muestra hoy la nueva entrega
de la causa palestina realizada por Arafat, que se puso al servicio del
imperialismo yanqui y su "guerra contra el terrorismo" y pactó
una tregua con el estado de Israel, un estado terrorista y genocida.
Son las direcciones nacionalistas burguesas o pequeñoburguesas como
el Hamas, Hizbollah y Jihad las que desarman a la clase obrera y el pueblo
palestino mientras éstos son masacrados por el estado sionistafascista
de Israel, las que mandan a los hijos del pueblo palestino a inmolarse en
acciones terroristas para usarlas para negociar con el imperialismo y el
estado de Israel, cómo imponerles a las masas un "estado"
palestino ficticio en verdaderos campos de concentración, rodeados
por el ejército israelí, y por los "cascos azules"
de la ONU como pide a gritos Arafat, donde la burguesía nacional
palestina pueda hacer sus negocios a costa de la continuidad y la profundización
de la esclavización de su propio pueblo.
Es el rol siniestramente contrarrevolucionario de la aristocracia obrera
y la burocracia sindical socialdemócrata y stalinista de los países
imperialistas europeos, y la aristocracia obrera blanca y la burocracia
sindical canalla de la AFLCIO yanqui, sirvientes de sus propias burguesías
imperialistas que les pagan con algunas migajas de las superganancias que
extraen de la explotación de millones de esclavos semicoloniales
y coloniales. Son estas direcciones las que mantienen atadas a las clase
obrera europea y norteamericana a sus propias burguesías imperialistas,
y permiten que éstas las arrastren en sus ataques contrarrevolucionarios
como en la guerra del Golfo, en los Balcanes, o como en las nuevas ofensivas
guerreristas que preparan, impidiendo su unidad con la lucha de los trabajadores
de las naciones oprimidas.
Son la socialdemocracia de las potencias imperialistas europeas y el stalinismo
en todas sus variantes -desde Fidel Castro hasta los partidos comunistas
socialdemocratizados de Europa que han salido a "solidarizarse"
con el gobierno de Bush y el imperialismo yanqui, en nombre de la "defensa
de la democracia" de los carniceros imperialistas y de la "civilización"
contra la "barbarie".
Es la charlatanería de la democracia de los esclavistas, que rápidamente
se transforma en gobiernos de unidad nacional al interior de los Estados
Unidos, tratando de imponer formas bonapartistas al régimen yanqui,
para poner a este país a tono con los saltos en la contrarrevolución
mundial que prepara.
En esta época de crisis, guerras y revoluciones cuyas condiciones
no hacen más que agudizarse al calor del desarrollo de la crisis
económica y financiera mundia, para enfrentar la guerra, para defender
las más mínimas libertades democráticas de las masas,
para impedir el saqueo de las naciones semicoloniales y coloniales, para
conquistar la independencia nacional, para impedir que las burguesías
imperialistas terminen llevando a sus propias clases obreras a nuevas guerras
de agresión y coloniaje o interimperialistas por el reparto del mundo,
no hay otra salida que la revolución proletaria, que el derrocamiento
de la burguesía en el terreno nacional, en los países semicoloniales,
en los ex - estados obreros en liquidación y fundamentalmente en
los propios países imperialistas, es decir, la revolución
proletaria mundial. ¡Socialismo, o barbarie de este sistema capitalista
imperialista agónico, esa es la única alternativa de hierro!
Porque de las entrañas mismas de esta democracia de los esclavistas
de los carniceros imperialistas surgirán los Hitler y el fascismo,
que se preparan entre bastidores para aplastar futuros saltos revolucionarios
de la clase obrera europea y norteamericana.
Son estas convulsiones, estos cambios bruscos que vuelven inmediatas las
condiciones de la época de crisis, guerras y revoluciones, las que
ponen en el centro de las escena mundial el agudizamiento extremo de la
crisis de la humanidad que, como dice el Programa de Transición,
se reduce a la crisis de dirección revolucionaria del proletariado.
¡ABAJO
LOS PREPARATIVOS DE GUERRA DEL IMPERIALISMO YANQUI!
¡FUERA TODAS SUS TROPAS DE MEDIO ORIENTE!
¡HAY QUE IMPEDIR LA AGRESIÓN IMPERIALISTA GENOCIDA Y COLONIZADORA
CONTRA AFGANISTÁN,
EL PUEBLO PALESTINO Y TODAS LAS MASAS OPRIMIDAS DE MEDIO ORIENTE!
Frente
a la ofensiva guerrerista que prepara contra el pueblo afgano, contra las
masas palestinas y todos los explotados de Medio Oriente, es urgente levantar
una política internacionalista y de clase.
Las tareas del momento son, en primer lugar, explicar pacientemente a la
clase obrera norteamericana, a los millones de obreros negros y latinos
superexplotados al interior mismo de los Estados Unidos, que no tienen nada
que ganar y sí todo que perder si se subordinan a su propia burguesía
y la apoyan en esta nueva guerra contra los pueblos oprimidos de Medio Oriente.
Es necesario explicar pacientemente que nada van a ganar con ello, que vendrán
nuevas muertes si no frenan e impiden la guerra y la carrera belicista de
su propia burguesía que aplasta y masacra a los pueblos oprimidos
del mundo. Hay que explicarles que, lejos de los cínicos llamados
de su propia burguesía para que la apoyen en esta nueva orgía
de sangre y masacre, la única "paz", la única "democracia"
posible de conquistar es uniendo su lucha a la de sus hermanos de clase,
los trabajadores de los países semicoloniales y los pueblos oprimidos
del mundo, para paralizar la maquinaria de guerra imperialista que se ha
puesto en marcha.
Para la clase obrera norteamericana -mucho más que para cualquier
otra en el planeta rige la ley de que ningún pueblo que oprime a
otro puede liberarse a sí mismo. Allí, entre sus sectores
más explotados, los obreros negros, latinos, inmigrantes, están
las fuerzas vivas de una clase obrera que, junto con la de las potencias
europeas, tiene sobre sus hombros la posibilidad de cambiar el curso de
los acontecimientos mundiales. Hay que llamarla a romper la cínica
"unidad nacional" que le propone su propia burguesía, que
lo único que les ha dado hasta ahora son 50.000 nuevos despidos de
trabajadores en las líneas aéreas. Hay que llamarla a enfrentar
y a romper con la aristocracia obrera blanca y la burocracia sindical de
la AFLCIO que las atan a su propia burguesía imperialista para llevarlas
a nuevas guerras contra los pueblos oprimidos del mundo a cambio de unas
migajas de las superganancias de los monopolios, así como con los
partidos burgueses imperialistas del régimen imperial de la democracia
esclavista norteamericana.
Hay que llamar a la clase obrera norteamericana - y también de las
potencias imperialistas europeas a impedir esta guerra de exterminio paralizando
desde adentro, con sus métodos, con la huelga general, el boicot,
las manifestaciones callejeras, la maquinaria de guerra imperialista. Para
ello, deben unir sus filas en primer lugar con los millones de trabajadores
negros, árabes, latinos e inmigrantes que son superexplotados en
Estados Unidos, levantando como propias sus demandas, y empezando por enfrentar
la persecución y los pogromos contra los inmigrantes árabes
y asiáticos -que mañana serán también contra
los negros, los latinos, y finalmente contra los propios obreros norteamericanos
que hagan huelgas.
Frente
al atentado terrorista en los Estados Unidos, frente a la carrera guerrerista
que ha iniciado la burguesía imperialista yanqui y a la que se sumará
-en una u otra medida la OTAN, queda al desnudo toda la impotencia del movimiento
"antiglobalizador" dirigido por direcciones burguesas o pequeñoburguesas
como Le Monde, ATTAC, los ecologistas, las ONG -ante el cual se han arrodillado
todas las corrientes revisionistas y prosocialdemócratas que usurpan
las banderas del trotskismo y de la IV Internacional. Quedan al desnudo
sus ridículas charlatanerías de que las penurias impuestas
a la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo por el dominio imperialista
pueden resolverse si la clase obrera y la vanguardia juvenil de los países
centrales presiona por imponer la Tasa Tobin y su impuesto a las transacciones
financieras, y por que los carniceros imperialistas que se dignen a anular
las deudas del "Tercer Mundo", es decir, sin enfrentar a sus propias
burguesías imperialistas, avanzando por el camino de la revolución
proletaria en Francia, en Alemania, en Italia, etc., derrotando a la V República
imperialista francesa genocida y masacradora del pueblo argelino y todos
los pueblos del norte de Africa, a la monarquías española
y británica, al régimen imperialista norteamericano que hoy
se apresta a lanzar una nueva guerra de saqueo y genocidio.
El objetivo de las direcciones burguesas o pequeñoburguesas de ese
movimiento es desviar, castrar de todo contenido verdaderamente antiimperialista
la lucha de la vanguardia obrera y juvenil que comenzó a expresarse
en Seattle y en Génova, haciéndole creer que con un impuesto
se pueden suprimir las terribles contradicciones entre los países
imperialistas opresores y los países por ellos oprimidos.
La clase obrera de las potencias europeas tiene -junto a la clase obrera
yanqui una gran responsabilidad en impedir ser llevada una vez más
a la subordinación a su propia burguesía imperialista, que,
como la burguesía francesa, se pinta el rostro de "humanista",
"antiglobalizadora y antineoliberal" como parte de sus disputas
comerciales y políticas con el imperialismo yanqui, mientras masacra
como en los Balcanes, mientras sostiene dictaduras genocidas títeres
como en Argelia, y mientras persigue y deporta a miles de trabajadores inmigrantes
árabes.
Para ello, el proletariado francés, alemán, inglés,
tiene que romper los pactos sociales de la burocracia sindical socialdemócrata
y stalinista y la aristocracia obrera, enfrentar a sus propias burguesías
imperialistas, poniéndose del lado y levantando las demandas de los
obreros textiles paquistaníes perseguidos y apaleados por la policía
y los fascistas ingleses; de los millones de trabajadores inmigrantes argelinos
y del mundo árabe que son tratados como parias por la burguesía
imperialista francesa, alemana, italiana, española; e impidiendo
toda ofensiva militar sobre los pueblos de Medio Oriente.
Sólo así podrá comenzar a reconocer la tarea histórica
que tiene por delante, que es la de impedir que Europa se transforme en
un continente con algunas grandes potencias imperialistas en su parte occidental,
y un oriente poblado de republiquetas y protectorados que sean su patio
trasero, como resultado de la colonización de Rusia y los países
del Este por parte de sus propias burguesías imperialistas. Para
ello, debe levantar como parte de sus banderas un programa que enfrente
la política colonizadora de sus propias burguesías imperialistas,
por expulsarlas y derrotarlas de los ex - estados obreros en liquidación,
por que saquen sus manos del petróleo, del gas y de las riquezas
de esos estados.
Debe levantar, en primer lugar, la defensa del heroico pueblo checheno que
está siendo masacrado con un verdadero genocidio por la nueva burguesía
rusa y su ejército blanco contrarrevolucionario, agente de las potencias
imperialistas y sus monopolios petroleros. También es necesario que
la clase obrera rusa, hundida en la catástrofe por la restauración
capitalista y por el crac provocado por el imperialismo, rompa con el chovinismo
gran ruso, levante el derecho incondicional a la independencia del pueblo
checheno y luche por la derrota militar de su propia burguesía en
la guerra de Chechenia, en el camino de derrocar a la nueva burguesía
rusa e imponer la restauración de la dictadura del proletariado bajo
formas revolucionarias, única forma de impedir que Rusia y las ex
- repúblicas soviéticas terminen siendo colonias y protectorados
imperialistas como lo es hoy el Kosovo.
La suerte de la clase obrera de las potencias imperialistas europeas está
ligada indisolublemente a la de sus hermanos de clase de Europa Oriental.
La lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo
formas revolucionarias en el este debe ser la bandera de la clase obrera
de Europa Occidental en la lucha contra su propia burguesía imperialista.
Sólo así se le podrá contraponer a la Europa de las
burguesías imperialistas y de las nuevas burguesías restauracionistas
cipayas, la unidad de la clase obrera europea desde Portugal hasta las estepas
rusas en la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa.
En el mundo árabe y musulmán, la tarea urgente que se plantea
es la de extender la revolución, que es justamente lo que la ofensiva
imperialista quiere aplastar a sangre y fuego. En primer lugar, la tarea
es defender y extender la grandiosa revolución palestina a todo el
Medio Oriente y el mundo árabe, luchar por que las masas explotadas
rompan con las burguesías nativas explotadoras y asesinas, y por
unificarlas en una única revolución para expulsar al imperialismo
y destruir a su gendarme, el estado de Israel ¡Viva la gran revolución
palestina! ¡Fuera el imperialismo y todas sus tropas de Medio Oriente!
¡Por la destrucción del Estado sionistafascista de Israel!
¡Por una Palestina laica, democrática y no racista bajo un
gobierno obrero y campesino de las masas palestinas insurrectas! ¡Una
sola nación árabe, una sola revolución, en el camino
de una Federación de Repúblicas ObreroCampesinas de Medio
Oriente!
En América Latina, su patio trasero, el imperialismo yanqui ha lanzado
una ofensiva recolonizadora, intentando transformar a los países
del continente en nuevas republiquetas bananeras, en nuevos virreynatos,
inclusive con tropas yanquis desplegadas en ellos. La clase obrera y los
explotados vienen respondiendo con una enorme lucha política, abriendo
revoluciones como ayer en Ecuador, con grandes huelgas generales políticas,
etc. Ante el giro reaccionario impuesto por la respuesta guerrerista del
imperialismo yanqui, ante su aprovechamiento de los acontecimientos para
disciplinar y arrodillar aún más a los gobiernos y regímenes
cipayos del continente, la clase obrera y los explotados tienen planteado
redoblar su lucha antiimperialista, contra las burguesías cipayas
aplicadoras de los planes de hambre, represión y saqueo, con la huelga
general hasta derrotarlos para abrir el camino de la revolución proletaria
en el continente.
El enemigo que enfrentan los trabajadores y el pueblo palestino y de todo
Medio Oriente, es el mismo imperialismo yanqui que saquea y desangra América
Latina. La clase obrera latinoamericana debe tomar su lucha como propia,
impidiendo, en primer lugar, con sus métodos, con la huelga general
y la movilización, que un solo soldado latinoamericano, que una sola
arma sea puesta al servicio de la guerra y la masacre que prepara el imperialismo
yanqui.
¡Abajo el TIAR, la OEA y todos los pactos económicos, políticos
y militares que atan a las naciones latinoamericanas al imperialismo! ¡Fuera
los piratas yanquis e ingleses de Malvinas! ¡Fuera las intervenciones
militares y los preparativos de guerra del imperialismo, ya sea directas,
o bajo la cobertura de "ejercicios conjuntos" con las fuerzas
armadas cipayas y genocidas, como en Argentina, Bolivia, Colombia, etc.!
Llamamiento de emergencia frente a los nuevos y convulsivos acontecimientos mundiales
Frente
a los aprestos guerreristas del imperialismo, frente al giro bonapartista
al interior mismo de los Estados Unidos con la oleada de "unidad nacional"
y "defensa de la patria", la persecución a los inmigrantes
y el ataque a las libertades individuales, las corrientes oportunistas y
revisionistas que usurpan las banderas de la IV Internacional, los Caínes
renegados del trotskismo y arrodillados ante las direcciones traidoras y
los regímenes burgueses, han salido a decirle a los trabajadores
que la alternativa es "democracia o fascismo", de la misma manera
que ya lo hiciera el Caín Stalin en la década del '30.
Los convulsivos acontecimientos de la situación mundial muestran
cada vez con más claridad la total vigencia de la afirmación
de León Trotsky y del programa de la IV Internacional de que la alternativa
histórica es socialismo o fascismo, y son una verdadera bofetada
en la cara de los renegados usurpadores de la IV Internacional que hoy se
han ubicado en el campo de la "democracia", al igual que ayer,
en la posguerra, se ubicaran en el campo de la burocracia stalinista llevando
a la IV Internacional al estallido y a la degeneración.
Por ello, desde el Comité Organizador del Trotskismo Principista
(CI), hacemos un llamamiento urgente a todas aquellos grupos o militantes
que se reclaman del trotskismo y que rechazan el filisteísmo de los
renegados del trotskismo que se arrodillan frente a la "democracia"
y a las direcciones traidoras, a definir rápidamente una posición
principista común frente a los nuevos y convulsivos acontecimientos
que se desarrollan -discusión para la que aportamos esta declaración,
porque de lo que se trata, con urgencia, es unir los hilos de continuidad
de la teoría, la estrategia y el programa de la IV Internacional
destruidos por los oportunistas y revisionistas. Los llamamos a impulsar
en común acciones antiimperialistas con las organizaciones obreras
y populares contra la ofensiva y la agresión imperialista a Afganistán
y las masas oprimidas de Medio Oriente. Ante el ataque del imperialismo
yanqui "democrático" contra el Afganistán gobernado
por los talibanes "autoritarios y bárbaros", estamos incondionalmente
por la defensa del Afganistán oprimido, porque de triunfar el imperialismo
impondrá a las masas afganeas y de toda la región un régimen
de terror un millón de veces más fascista y bárbaro.
Una posición principista y una acción común, sería
una gran base para un reagrupamiento internacional del trotskismo principista
para preparar un nuevo Kienthal y Zimmerwald alrededor de las lecciones
y el programa revolucionarios frente a los hechos más álgidos
de la lucha de clases mundial que separen nítidamente a revolucionarios
de centristas y reformistas, que permita que las fuerzas sanas del trotskismo
se reconozcan y se reagrupen en la lucha por regenerar y refundar la IV
expurgada de revisionistas, centristas y oportunistas, para devolverle al
proletariado, bajo estas difíciles condiciones, su dirección
histórica, la única capaz de llevarlo a la victoria.
19 de septiembre de 2001
Comité Organizador del Trotskismo Principista (Cuarta Internacional)
"La liberación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos"

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