"La liberación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos"
Año 2 - Número 11 - 16 de abril de 2002
e d i t o r i a l
La revolución argentina en una encrucijada
La
revolución argentina está entrando en una verdadera encrucijada.
Es que luego de los embates de masas de diciembre que derrocaron
a De la Rúa y dejaron completamente dislocado al régimen del
Pacto de Olivos, a pesar de todos los esfuerzos realizados por
los trabajadores y el pueblo por terminar la obra empezada y terminar
de reducir a escombros al régimen infame, el nuevo embate necesario
para esa tarea, se retrasa y no se da.
En diciembre, la espontaneidad de las masas, liberada del control de sus direcciones burocráticas, realizó las jornadas de diciembre y puso a la burguesía y a su régimen a la defensiva.
El movimiento de desocupados está dividido, luchando -en
una minoría- municipio por municipio bajo el control de la nueva
burocracia sindical del movimiento de desocupados, mientras
la inmensa mayoría está a merced de la
tutela estatal directa, a quien va dirigido los planes
“sociales” de los 3 millones de subsidios a la desocupación de
“Chiche” Duhalde. El movimiento piquetero es dejado por estas
direcciones separado de los trabajadores ocupados y de las asambleas
populares, verdaderos embriones de organismos de poder obrero
y popular, que aislados se debilitan. Si el 19 y 20 de diciembre
los diques de contención fueron pasados por arriba por las masas,
los nuevos diques creados están impidiendo que los trabajadores
terminen la tarea empezada.
La encrucijada consiste en que, o avanza la revolución, con
nuevas jornadas que hagan saltar por el aire al régimen odiado,
o las masas lo pagarán con nuevos sufrimientos. Es que como consecuencia
del tiempo ganado, se concentran las fuerzas de la patronal, del
gobierno y del régimen, bajo el mando único del imperialismo
yanqui para descargar un brutal golpe económico, mientras que
en el otro polo, las fuerzas de los trabajadores, con multitud de
luchas contra el ataque de los capitalistas y el golpe económico,
están dispersas y no unidas como lo estuvieron en las grandes jornadas de
diciembre, como en el paro del 13, y en las jornadas de lucha en
las calles del 19 y el 20 de diciembre.
Es con esta política de dispersión como se ha separado y dividido
el gran torrente abierto en diciembre en multitud de pequeños riachos,
copando los movimientos desde adentro como el de los piqueteros
poniendo en pie una nueva burocracia sindical que lo controla
con mano de hierro al estilo Lorenzo Miguel, diluyendo las fuerzas
de las asambleas populares que llenaron varias veces la Plaza de
Mayo poniéndolas el 24 de marzo a los pies del CTA y del Frenapo
y de todos los que defendían a De la Rúa hasta el último momento,
diluyendo los jalones de programa obrero, anticapitalista
y antiimperialista que los trabajadores y el pueblo han conquistado
en las calles de Cutral Có, de Mosconi y Tartagal, en las asambleas
populares y en la Interbarrial.
Los ferroviarios de la Fraternidad
salieron al paro nacional la semana pasada y esta vuelven a hacerlo
por 48 horas, los choferes de la UTA de la Capital y Gran Buenos Aires
amenazan con salir a la pelea ante el anuncio de más de 4 mil despidos.
En la provincia de Río Negro luchan los docentes –como en otras cinco
provincias- y los estatales. En Córdoba los empleados públicos
del SEP luchan por aumento de salario contra la inflación. En diversos
lugares del país, como en Tucumán, los desocupados movilizan
sus piquetes. En muchos puntos vuelven los ataques a los supermercados
por parte de los desocupados hambrientos.
En los barrios obreros el hambre y la miseria hacen la situación
desesperante, y por eso, como en el barrio San Lorenzo de Neuquén-Capital
viven rodeados y sitiados por la policía armada hasta los dientes,
lo mismo que en el barrio Comercio de Córdoba donde vienen de enfrentarse
a la policía de De la Sota. Hay una caldera que hierve por el odio
obrero y popular.
Pero mientras la patronal y el imperialismo han concentrado
sus fuerzas, las de los trabajadores y el pueblo –a causa de su dirección-
se hallan dispersas.
El resultado es que el enemigo que venía cobrando duros golpes
por parte de las masas ha reagrupado sus filas, el régimen al que
habíamos dejado “grogui”, casi en la lona, al que había que pegarle
una nueva andanada de golpes superior a las de diciembre para
terminar de ponerlo knockout, aunque debilitado y dislocado,
odiado por las masas, se reagrupó detrás del imperialismo y lanzó
la contraofensiva. Por el otro lado, a pesar de que la izquierda
que siempre, tanto en el ascenso como en el retroceso, confunde
a las masas con su dirección , empiece a decir que “ya está todo
derrotado”, las inmensas fuerzas de los trabajadores y del pueblo,
están intactas y en acción en multitud de luchas aisladas, aunque
dispersas a causa de su dirección.
No es momento de retirada, pero tampoco se puede ir al ataque
ciego porque cualquiera ve que las cacerolas ya no alcanzan, que
al movimiento piquetero se le metió una burocracia que le dice
“no cortemos más rutas”, que las asambleas populares se han debilitado.
Dirigimos este llamado a todas las direcciones que hablan en
nombre del movimiento obrero y de masas: La
tarea del momento es conquistar el más amplio reagrupamiento de
fuerzas, juntar otra vez esos brazos de agua dispersos en un nuevo
gran torrente. Para eso, se vuelve urgente
hacer lo que todos repiten pero que nadie está dispuesto
a hacer: convocar a un Congreso Nacional de trabajadores desocupados
y de asambleas populares, para barrer a la burocracia sindical
y para que tome en sus manos la crisis del país imponiendo un programa
de soluciones obreras y populares
-como los 21 puntos de los piqueteros del norte de Salta. Esto permitiría
presentar un frente unido al ataque patronal-imperialista y preparar nuestra propia contraofensiva.
Los movimientos piqueteros, las decenas y decenas de fábricas
que enfrentan los despidos, los docentes como las de la UNTER de
Río Negro, los ferroviarios, los empleados públicos del SEP y trabajadores
de Luz y Fuerza de Córdoba, los del SOIP de Mar del Plata, fábricas
como Zanón y Brukman, los estatales desde Jujuy hasta Río Turbio,
tienen toda la autoridad para convocar a este congreso inmediatamente.
El imperialismo está dispuesto en Argentina a disciplinar,
arrodillar y doblegar a todas las clases y a la nación oprimida
por la vía de profundizar el golpe económico. En primer lugar,
para dar un escarmiento a los trabajadores y el pueblo que osaron
levantarse en diciembre derrocando en las calles al gobierno
de la De la Rúa y dejando completamente dislocado al régimen,
iniciando una revolución. Con la profundización del crac, con el
aumento sin cesar de la desocupación –170 mil despidos más en tres
meses- con la inflación galopante, con el hambre y la miseria generalizados,
sometiendo a los trabajadores y al pueblo a sufrimientos inauditos,
con la miseria descomunal que obliga a la lucha por comer, quieren
aterrorizar a los trabajadores y el pueblo. Y quieren hacer creer
que esta situación desesperante se puede arreglar con la burla
del “plan social” de tres millones de subsidios de 150 pesos (50 dls)-a
los que la devaluación y la inflación ya les sacaron casi todo
su valor- y que lo único que busca es ofrecerle a la patronal una
mano de obra esclava por centavos la hora.
Este ataque en la Argentina, y el intento de aplastar a sangre
y fuego a la revolución palestina con los tanques del ejército
genocida del estado fascista de Israel, son, en primer lugar,
una contraofensiva imperialista
contra los centros de la revolución mundial. El imperialismo
yanqui descarga sobre los trabajadores y los
pueblos oprimidos del mundo el costo de la crisis económica y financiera
mundial y de la recesión que ha golpeado a su interior. Después
de haber reventado a bombazos y ocupado a Afganistán, quiere
aplastar la revolución en Palestina y darle un escarmiento a los trabajadores
y los explotados de toda la región, para terminar de garantizarse
el control de las rutas del petróleo en Medio Oriente y en Asia. Este
es el segundo objetivo. Es que en la crisis yanqui actual se manifiesta
que en el ramo energético ha habido una total desinversión que
lo hace ahora a EEUU altamente dependiente del mercado mundial
del petróleo, que se expresó en la quiebra de la Enron. Necesita
también arrodillar a sus competidores, los carniceros imperialistas
franceses, alemanes, japoneses,
con quienes está en una feroz guerra comercial por las zonas
de influencia, las rutas del petróleo, las fuentes de materias primas
y de mano de obra barata en América Latina, Asia y Africa.
Con esta contraofensiva, el imperialismo busca también disciplinar
a las burguesías nacionales de las semicolonias que, aterrorizadas
por la lucha revolucionaria de las masas, se atrevan a intentar
alguna demagogia antiimperialista, como hiciera Rodríguez
Saá en Argentina. O las que, como sus socias menores, intentan
regatear su tajada de la renta petrolera, como hicieran el Talibán,
Saddam Hussein o Chávez.
El fracasado golpe cívico-militar contra Chávez en Venezuela
–de donde proviene el 30% del total de
las importaciones de petróleo de los Estados Unidos-, es
parte de esta contraofensiva imperialista por asegurarse las
rutas del petróleo, a la vez que se disciplina a las burguesías
nacionales de su propio patio trasero. De haber triunfado el golpe
cívico-militar en este país, solo hubiera sido el prolegómeno
de empresas mayores como el ataque a Irak. El
fracaso de este intento fujimorista, y que no se haya definido
aún a favor del imperialismo los procesos revolucionarios abiertos
como Palestina y Argentina, esa relación de fuerzas aún no conquistada
por el imperialismo, deja abierto el camino a choques más violentos.
Las brechas abiertas por arriba dejan abierto el camino para que
se cuelen las acciones de las masas. Ese peligro es la razón por
la que Chávez fue repuesto en el poder.
Todas las fracciones burguesas, incluso el imperialismo yanqui
estuvieron de acuerdo en la asunción de Chávez en el ‘98 ante la
fenomenal crisis del régimen burgués en ese país, para que estrangulara
y abortara con una demagogia nacionalista de manos vacías, la
lucha revolucionaria de la clase obrera y el pueblo expresada
en los sucesivos levantamientos –los Caracazos- contra los anteriores
gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Cumplida la
tarea de abortar ese ascenso revolucionario, y después de haberlo
usado como un limón exprimido y de hacerle aplicar los planes
brutales del FMI –con lo que perdió aceleradamente apoyo de masas-,
quieren desembarazarse de él porque necesitan un gobierno burgués
enteramente confiable, al que no se le ocurra regatear por la renta
petrolera de ese país.
Lo intentaron apoyándose en la fracción más gorila y directamente
proimperialista de la burguesía venezolana, y en la burocracia
sindical que ha subordinado a la mayoría de la clase obrera y
los explotados a esta fracción burguesa, aprovechando el enorme
descontento por la brutal crisis económica y la miseria. El imperialismo
intentó imponer un gobierno bonapartista, de las fuerzas armadas, abiertamente proimperialista, que sería
mil veces más autoritario y hambreador que el del propio Chávez. Pero por las enormes brechas abiertas por la
crisis en las alturas, dada la división de la burguesía y del alto mando
militar -en el que se expresan todas las fracciones burguesas- comenzaron
a irrumpir las masas obreras y populares hambrientas de las ciudades con
saqueos, empujando a los soldados rasos a la resistencia al golpe. Es decir,
amenazando con reabrir la revolución venezolana, estrangulada por Chávez.
Ante este perspectiva, el imperialismo y el conjunto de la burguesía
venezolana, reinstala momentáneamente a Chávez, el único capaz de frenar,
al momento, la irrupción de las masas.
El imperialismo también le está haciendo pagar con más sumisión
a la patronal argentina el atrevimiento de haber aplaudido la
demagogia de la “suspensión” de la deuda externa durante el breve
gobierno de Rodríguez Saá. Ni esta “suspensión” se hizo realidad
-porque la deuda externa se ha venido pagando puntualmente- ni
la patronal argentina tiene el más mínimo viso de antiimperialista.
La “suspensión” fue un anuncio demagógico, por el temor ante la
amenaza de los trabajadores y el pueblo que venían de protagonizar
las grandes acciones de masas independientes que tiraron a De
la Rúa. El único “default” que hay es el de los monopolios privatizadores
como Telecóm y Aguas Argentinas, que se llevan millones de dólares
del país año a año, con ganancias monopólicas descomunales, y
que declaran sin desparpajo que no van a pagar sus deudas al estado
y a los privados porque han visto “disminuir” sus fabulosas ganancias.
El imperialismo no está dispuesto a permitir ni siquiera los
atisbos momentáneos de demagogia de una patronal asustada ante
las masas movilizadas. Por eso los representantes del Fondo se
han convertido directamente en ministros sin cartera. Se reúnen
con todos los funcionarios, y directamente con los gobernadores
de las provincias para ordenarles el plan de reducción de gastos
de 3 mil quinientos millones de pesos y el despido de 350 mil empleados
públicos, y todos los gobernadores posan sonrientes -junto al
enviado del FMI, el indio Anoop Singh- para la foto.
Desde el imperialismo yanqui se viene hablando de la “ley de
quiebras” de países, por la cual, igual que cuando una empresa quiebra
su dirección pasa a manos de un síndico o comité de síndicos,
el gobierno de un país en crac económico como Argentina tiene
que pasar a manos de un comité de los organismos internacionales
(FMI, ONU, etc.). Esta “ley de quiebras” ya se está haciendo realidad
en nuestro país. Es tal esta concentración de fuerzas bajo el mando
directo del imperialismo que hasta oficiales de las Fuerzas Armadas
se sienten confiados para declarar que las Fuerzas Armadas pueden
llegar a intervenir en la vida nacional si se ve “alterada la
estabilidad institucional”, recibiendo como respuesta una
simple desmentida del Comandante en Jefe, sin que siquiera se
tome demagógicamente una leve medida disciplinaria para hacerle
creer al pueblo de que las FFAA son “democráticas” y ante el silencio
absoluto del parlamento y de los partidos patronales que liberaron
a los genocidas.
Todos se subordinan cobardemente al amo yanqui porque saben
que éste es la única garantía de derrotar a las masas, empezando
a minar sus fuerzas con el furibundo golpe económico que se está
descargando sobre los trabajadores y el pueblo. Por eso, la patronal
del “Frente productivo”, que venía levantando su programa devaluatorio
como condición para reabrir las puertas de la fábrica, que hablaba
de “defender el trabajo y la producción”, cuando el peso ya se devaluó
frente al dólar en un 200% sigue cerrando fábricas y los despidos
suman ya 170 mil en tres meses. Es que para invertir quieren salarios
de 100 dólares o menos, subsidios a la desocupación de 50 dls para
usar como mano de obra esclava a los desocupados. Quieren la misma
situación que en Chile bajo Pinochet. Solo así van a invertir,
cuando se haya asegurado un brutal salto en la explotación
Por eso la patronal supuesta defensora de lo “nacional”, que
aplaudía hace tres meses el anuncio demagógico de la “suspensión”
de los pagos de la deuda externa, hoy está escondida balbuceando
y pidiéndole por favor al imperialismo yanqui que venga en su
ayuda y esperando a que el brutal golpe económico que éste descarga
descomponga las filas del movimiento de masas, y así las derrote
en su nombre. Son como los talibanes que se rindieron sin tirar
un tiro.
La patronal bancaria ya no solo blinda sus bancos para defenderse
del odio obrero y popular sino que ya se siente suficientemente
fuerte como para mandar a reprimir y encarcelar a los pequeños
ahorristas a quienes robaron. En Neuquén la policía rodea y militariza
los grandes barrios obreros como el San Lorenzo, siguiendo el camino
de la Gendarmería por las calles de Mosconi. El “plan social” de
Duhalde, de tres millones de subsidios de 150 pesos –ya devaluados
en un 200%- busca darle a esta patronal y a los monopolios imperialistas,
una mano de obra esclava y totalmente flexibilizada, que actúe
sobre todo el movimiento obrero ocupado para bajarle aún más
el salario y profundizar la precarización laboral, la condición
para que vuelvan a abrir sus fábricas.
Pero este verdadero paraíso patronal está lejos de haberse
logrado, porque para hacerse realidad deben derrotar a una clase
obrera y a un pueblo que vienen de tirar a un gobierno con sus luchas
en las calles y que empezaron una revolución que ha dejado dislocado
al régimen odiado, y abierto un amplio proceso de insubordinación
obrero y popular –como el que hay en estos momentos en Río Negro
y en Chubut- y de embrionaria organización independiente del
estado patronal como el de las asambleas populares.
El Polo Obrero –integrante del Bloque Piquetero- denuncia
la tregua de las CGTs y del CTA, pero en los hechos no la quieren romper,
porque aplican la misma política junto al conjunto del Bloque
Piquetero y D´Elía y Alderete
y la CCC. Tras la “asamblea piquetera” del 16 y 17 de febrero –y cuando
arrecia el ataque y el golpe económico de la patronal y el imperialismo-
no han llamado a una sola lucha seria, no han dado un solo paso
para avanzar en la unidad con las asambleas populares y los trabajadores
ocupados. Mantienen a los desocupados en luchas de presión por
los planes trabajar, cada uno por su lado, municipio por municipio,
y mientras los nuevos despidos se cuentan cada mes por decenas de
miles no mueven ni un dedo para hacer realidad la lucha por ¡Trabajo
para todos! Pero en este momento en que los despidos aumentan
sin cesar, en que se descarga sobre el peso del pueblo para quebrarlo
el azote de la inflación, cuando el gobierno quiere convertir a
tres millones de desocupados en esclavos al servicio de la patronal
con sus “planes sociales”, ¡este es el momento de reagrupar todas
las fuerzas abriendo una alternativa a la burocracia de las CGT’s
y del CTA!
Desde Democracia Obrera venimos haciendo la denuncia de que
en el movimiento de desocupados se ha encaramado una burocracia
sindical que vive de los privilegios de administrar los planes
trabajar, sin ningún control ni rendición de cuentas, que el estado
les entrega. Esa es la razón por la que la nueva “asamblea piquetera”
que había sido convocada para el 2 de abril, se terminó realizando
clandestinamente el 28 de marzo en Rosario, a puertas cerradas
entre los dirigentes de las organizaciones que componen el “Bloque
Piquetero”, sin que concurriera ni un solo delegado de base de
ningún lugar del país. ¡Es que ésta burocracia tiene miedo de que
si hace una asamblea verdaderamente democrática, se encuentre
con centenares de delegados dispuestos a no dejarse engañar
y manipular como el 16 y 17 de febrero pasados! Su “plan de lucha
piquetero” es para encubrir que se oponen a llamar a esta gran
asamblea.
Hablan, en un volante, de la huelga general, pero para decir que la “tendremos que gestar desde abajo: fábrica
por fábrica, repartición por repartición, barrio por barrio (...)
Se trata, en definitiva, de poner en marcha todas las energías
de los oprimidos”. Es decir, o mismo que vienen diciendo desde
hace tiempo, desde el año 2000: que hay que ir de a poco, “calentar
el guiso a fuego a lento”, u otras expresiones por el estilo. Así,
el 19 y 20 de diciembre los agarró en plena tregua con el gobierno
de De la Rúa, mientras millones de explotados salieron a la lucha
pasando por encima de todas las direcciones, incluidas la CCC
y el hoy llamado Bloque Piquetero, poniendo “en marcha todas las energías de los oprimidos”
a pesar y en contra de ellos!! Y
aún más, después de caído De la Rúa y mientras los trabajadores y
el pueblo se mantenían en pie de guerra al grito de “Que se vayan
todos, que no quede ninguno solo”, corrieron a darle el apoyo al
efímero gobierno de Rodríguez Saá y sus mentiras demagógicas.
¡No importa cuánto fuego y cuántos muertos pongan las masas en las
calles: para esta gente el “guiso” nunca alcanza la temperatura
adecuada!
No puede dejarse pasar el papel lamentable de la izquierda
-PO, MST, PC, PTS- para que las direcciones burocráticas puedan
cumplir su cometido de dispersar y dividir. Estos partidos son
una parte importante del movimiento piquetero y como tales son
los encargados de tenerlo sometido al estado patronal, en luchas
municipio por municipios, por las migajas de los planes trabajar.
En las asambleas populares compiten porque ver qué partido es el
que más aparatea para que ese extraordinario movimiento sea copado
por su partido. En las centenares de fábricas que dirigen hacen
lo mismo que la burocracia: meter a los trabajadores en los acuerdos
por fábrica y no mover un dedo para coordinarlas. Si en los 90,
toda la izquierda se destacó al cuidado del flanco izquierdo de
la burocracia, desde que se abrió la revolución es llamada a jugar
ella misma un papel principal en la contención y control del movimiento
de masas. Son un eslabón más en la cadena destinada a establecer
este control: Daer, Moyano y De Gennaro sostienen a Duhalde, mientras
que los dirigentes de la CCC y del Bloque Piquetero (stalinismo,
castrismo) sostienen a Daer, Moyano y De Gennaro. Por último al
final de la cadena, está la izquierda que sostiene al Bloque Piquetero
y a la CCC, al stalinismo y al castrismo.
D’Elía se la pasa atacando a la “derecha trotskysta”, para ocultar
que luego de salir de las filas de la Democracia Cristiana organizadora
del golpe fusilador del 55, pasó al Frepaso que gobernaba junto
a De la Rúa, para terminar electo diputado desde las filas del
Polo Social de la Iglesia y de la burocracia sindical miguelista
de Quilmes. Pero la pregunta es: ¿está dispuesto o no a convocar
a la tercera Asamblea piquetera nacional, llamando a todos los
trabajadores y a las asambleas populares a rechazar la burla
del “plan social”, a luchar por 6 horas de trabajo y 1.200 $ para
todos, ocupados y desocupados, y para votar paralizar el país
hasta que se vayan el FMI, Duhalde, y que no quede ni uno solo?.
Si dicen que están por luchar, el Bloque Piquetero, D´Elía y
Alderete y la CCC deben romper la tregua de la burocracia sindical
y convocar ya mismo a la tercera asamblea piquetera nacional
que puede oficiar como el gran congreso de trabajadores ocupados,
desocupados y de asambleas populares que necesitamos, y cumplir
así con el mandato de las asambleas reunidas en la Matanza el año
pasado. Un llamado a una asamblea verdaderamente democrática,
para no repetir la asamblea del 16 y 17 de febrero, donde solo podían
hablar los que los dirigentes y organizaciones convocantes habían
acordado de antemano y se echaba con matones a los opositores.
Los miles de trabajadores que pertenecen a esas organizaciones
de desocupados comprenden inmediatamente la necesidad de golpear
unidos y la inutilidad de mantener la división con los ocupados
y las asambleas populares. Y si confían en sus dirigentes como
Martino, los de la Coordinadora Aníbal Verón, los del Polo Obrero,
del MTDJ, de la CCC, etc., deben exigirles que convoquen ya mismo
a esa Asamblea Nacional, pero en la cancha de River o en la de Boca,
donde concurran delegados de millones de trabajadores que decidan
democráticamente.
Un
programa obrero de salida a la crisis
Ese reagrupamiento de fuerzas debe hacerse, para empezar,
para luchar por ¡Trabajo para Todos!, bajo el programa de los 21
puntos que conquistaron los piqueteros del Norte de Salta. Se debe
llamar a concurrir, como se votó en La Matanza, a los trabajadores
a los que les están cerrando las fábricas o sobreviven haciéndolas
producir ellos mismos, para luchar juntos contra la burocracia
sindical que les impone acuerdos fábrica por fábrica para que ya sea con su trabajo o con su salario
los trabajadores le hagan el aguante a la patronal como en el Smata
y en la UOM, y por la estatización
sin pago y bajo control obrero y la apertura de los libros de toda la rama de producción,
por el reparto de las horas de trabajo y la reducción de la jornada
laboral para que trabajemos todos.
Hay que llamar a los estatales amenazados por el plan del FMI
con 350 mil despidos, y que como en Río Negro se sublevaron en toda
la provincia mientras el gobernador Verani negocia directamente
con el FMI cuantos trabajadores va a despedir y cuanto les va a
bajar el salario a todos los empleados públicos. El grito que debe
unirnos es el de ¡Fuera el FMI!, ¡No pagar la deuda externa! A las
privatizadas que anuncian el “default” de sus deudas al estado
hay que contestarles con la expropiación sin pago y bajo control
obrero.
Los trabajadores públicos del SEP de Córdoba salen a la lucha
por aumento de salarios. Es que la devaluación y la inflación ya
se están comiendo los salarios de hambre y los míseros $ 150 de
los planes trabajar, y cada mes será peor: hay que levantar un salario
mínimo para todos al nivel de la canasta familiar indexado con
la inflación.
A la carestía de la vida hay que oponerle comités de abastecimiento
y de control de precios formados por trabajadores, amas de casa
y consumidores, y exigir la expropiación sin pago bajo control
obrero de toda las ramas ligadas a la producción de alimentos y
cereales –Cargill, La Serenísima, Bunge y Born, etc- y los grandes
supermercados –Carrefour, Norte, Coto, etc.-para asegurar una
distribución directa sin intermediarios.
El llamado hay que dirigirlo también a los pequeños ahorristas
–quienes ya empezaron a ser brutalmente reprimidos y encarcelados-
para luchar juntos por la expropiación sin pago y bajo control
de sus trabajadores de los bancos, por una banca estatal única,
por la nacionalización del comercio exterior, y por la incautación
de todas las propiedades de los monopolios hasta que devuelvan
los 150 mil millones de dólares que se fugaron del país, como garantía
de la devolución de los depósitos.
Emilio Alí ha sido puesto en libertad, pero Castells, Bertolá,
Quinteros, y otros compañeros siguen presos. Por eso hay que redoblar
la lucha por la libertad de todos los presos políticos y por luchar,
y por el cese de las persecuciones y procesamientos a miles de
luchadores obreros y populares que son verdaderos rehenes del
estado patronal.
El contrataque del imperialismo y sus aliados en nuestro país
no se limitará al golpe económico. Las declaraciones golpistas
de un coronel de las FFAA no son un “descuido” al hablar. Significa
que se están fortaleciendo y preparando las fuerzas de la represión
para aplastar a sangre y fuego si es necesario a los trabajadores
y el pueblo. El espejo en el que tenemos que mirarnos es Palestina.
¿O acaso el ejército genocida argentino tiene algo que envidiarle
al ejército fascista israelí que masacra decenas de trabajadores
por día? Al ejército, a la Gendarmería y a la policía, hay que sumarles
los casi 90 mil efectivos de las policías privadas que cuidan las
propiedades de la patronal como las empresas y los “countries”.
La ostentación de armas por parte de todas estas fuerzas de seguridad
es amplia y generalizada. El derechista Haddad se la pasa desde
su programa de televisión llamando a imitar a las fascistas “milicias
de Montana” de EEUU.
Un trabajador del MTDO-Varela, fue baleado en el pecho de un
tiro de 9 mm. po un agente del servicio penitenciario ante todos
sus compañeros que se manifestaban ante la Municipalidad de
Lanús.
Está planteado poner en pie comités de autodefensa en las organizaciones
obreras y populares. La izquierda -y en particular Zamora- se llenan la boca con la “democracia directa”.
Pero, ¿cómo piensa Zamora defender a las Asambleas Populares
amenazadas por los fachos? ¿Limitándose a “pedidos de informes”
parlamentarios y con declaraciones? ¿Está dispuesta esta izquierda
a impulsar los comités de autodefensa en las organizaciones
obreras o seguirán creyendo en la “vía pacífica al socialismo”
de Allende y Castro, como todos los “demócratas de izquierda” y
“socialistas a la violeta”? Plantear la necesidad de comités
de autodefensa en todas las organizaciones obreras y populares
quizás le saque algunos votos de la clase media, pero a cambio
haría avanzar a millones de explotados y defendería efectivamente
las filas de los luchadores obreros y populares.
Este programa de acción es el camino para marchar hacia un Congreso
Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados y asambleas
populares, para conquistar una gran organización a nivel nacional,
para volver a hacer avanzar a los organismos como las asambleas
populares con un programa que los una, para echar a la burocracia
sindical y en donde sin tutelas ni controles de ninguna especie
los trabajadores y el pueblo tomemos en nuestras manos la crisis
del país, levantando un programa de soluciones obreras y populares.
Volvemos a repetir: no es momento de retirada. Al contraataque
del imperialismo y de la patronal hay que contestarle con la más
amplia unidad obrera y popular que permite poner en píe a millones
de explotados, para enfrentar ese contrataque y para –con piquetes
y la huelga general- tirar abajo este gobierno ilegítimo, terminar
de reducir a escombros al régimen odiado, y abrir así el camino
para imponer un gobierno obrero y popular basado en las organizaciones
de las masas insurrectas.
Comité
Redactor de Democracia Obrera