"La liberación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos"
Año 2 - Número 10 - 15 de marzo de 2002
n a c i o n a l
Polemica con el MST, PTS, CS y el FOSAcerca del balance de la Asamblea
Piquetera del 16 y 17 de febrero
El MST, la CS, el PTS y el FOS
denunciaron los aspectos burocráticos más brutales de la llamada
Asamblea Piquetera del 16 y 17 de febrero pasados, en donde el bloque
formado por el PO, el stalinismo y la dirección piquetera “combativa”
le negó la palabra a decenas de representantes de asambleas populares
y de fábricas en lucha, a representantes de desocupados, y en donde
se expulsó mediante la acción de los matones, a punta de pistola
y al grito de “provocadores”, a los representantes de Democracia
Obrera que querían hacer uso de la palabra.
Es menester
aclarar que Convergencia Socialista pone los puntos sobre las íes
cuando dice que “una asamblea que
pretende instituirse para enfrenetar la política y los métodos
de los burócratas “piqueteros” de La Matanza, no puede nacer de
esta manera. Dejar pasar esta conducta posibilitará que más adelante
se justifiquen nuevas expulsiones y agresiones como forma de saldar
las diferencias en el debate” (ver recuadro).
En cambio
el resto -MST, PTS y FOS- lamentablemente ven en estos graves hechos,
solo aspectos o rasgos burocráticos secundarios, porque en los
esencial –coinciden todos- la “Asamblea Piquetera” fue un paso adelante.
Quien más se juega por este balance de un “paso adelante” es el PTS,
quien a la vez se enfrasca en una extensa polémica con el PO sobre
los métodos burocráticos, pero, sorprendentemente, sin responsabilizar
también al stalinismo y al castrismo, ni a su propio aliado Martino,
quienes compartieron la dirección de la Asamblea.
Pero
lo común a todos es que nadie arriesga una explicación de estos funestos
sucesos. Pareciera que estas barbaridades burocráticas son una
cuestión ideológica, que están el aire sin ninguna base material.
Por eso,
a todas estas organizaciones, a quienes ya hemos públicamente
agradecido la defensa que hicieron de nuestra organización, les
dirigimos las siguientes preguntas: ¿No les parece que tienen que
ir hasta el final? ¿Se ha encaramado o no, en el movimiento de desocupados,
una nueva burocracia sindical que basa sus privilegios en el manejo
-sin ningún control ni rendición de cuentas por parte de la base- de
los millones de los Planes Trabajar? ¿No creen, en base a un criterio
marxista, que la base de la degeneración burocrática de las organizaciones
obreras y de masas es el dinero con el que el estado burgués compra
a los dirigentes?
Nosotros no nos andamos con
vueltas: si no hay democracia obrera, si los dirigentes impiden
el libre debate de ideas, persiguen a los opositores, empiezan a
organizar una “seguridad” no para defenderse del estado burgués
sino para controlar a los asambleístas, es porque atrás hay plata
y privilegios que defender. Podremos diferir en el grado de desarrollo
de esta gangrena, pero hay que decirlo con todas las letras y levantar
un programa para enfrentarla.
El trotskysmo
nació luchando contra la degeneración burocrática del primer
estado obrero de la historia. Y no se limitó a denunciar sino que
desde el principio de esta degeneración, explicó sus causas materiales, que consistían
en los privilegios que la capa superior de la sociedad soviética
obtenía del control del estado obrero, atrasado y aislado por el
retraso de la revolución mundial. Un análisis similar, hace el
trotskysmo sobre las organizaciones sindicales. El trotskysmo fue
el que acuño y popularizó la expresión “burocracia sindical”.
En cambio,
para el stalinismo, la burocracia en las organizaciones obreras
es un problema “ideológico”, no material. Es que decir otra cosa
por parte del aparato burocrático contrarrevolucionario más
grande y poderoso que conoció el movimiento obrero, sería nombrar
la soga en la casa del ahorcado. Vuestro silencio sobre las causas
materiales de los métodos de la asamblea piquetera del 16 y 17 de
febrero –y del movimiento piquetero en general-, vuestro silencio
aún más increíble sobre el papel del estado burgués en este proceso,
coincide, lamentablemente, con esta concepción. Están Uds. mucho,
pero mucho más atrás, que los piqueteros del Norte de Salta que en
su programa obrero de “21 puntos” ya sostenían hace más de un año que
“el gobierno ha tratado de dividir
a los desocupados mediante la compra de dirigentes” y que con
los planes trabajar se persigue el objetivo de transformar a los
dirigentes de las organizaciones de desocupados en “punteros de los intendentes”.
Aún más,
la utilización de los “planes trabajar” en proyectos de la Pymes
y en “empredimientos”, refleja la tendencia de las capas más poderosas
de esta nueva burocracia sindical a transformarse directamente
en patrones y empresarios. ¿O no es esto lo que sucedió con grandes
sectores de la burocracia sindical tradicional en nuestro país?
¿No es lo que sucedió -el más grande ejemplo- con la burocracia stalinista
de la URSS, Europa del Este y China, convertida, primero en burocracia
abiertamente restauradora y luego directamente en burguesía?
¿A que
obedece vuestro silencio sobre la base material de la burocratización
de las organizaciones de desocupados? Lamentablemente, es el
precio a pagar para sentarse en la mesa de presidencia de la Asamblea
Piquetera, o sea una capitulación escandalosa al stalinismo
y al castrismo. Por supuesto que el problema no es formar parte de
la mesa ni de la comisión de organización de la Asamblea –como lo
hicieron todos- sino el cómo se participa. Cuando se hace un frente
único con la burocracia sindical es cuando más se la tiene que denunciar.
Trotsky decía que somos capaces de hacer acuerdos “con
el Diablo y la abuela del Diablo”, pero que no por eso vamos a decir
que el Diablo ha perdido los cuernos y la cola.
¿Que
tiene que ver este movimiento piquetero dirigido por verdaderos
capataces y policías internos de los desocupados como lo sería
cualquier burócrata sindical, con el movimiento que hizo la gesta
del Cutralcazo, la de Mosconi y Tartagal, con el que puso jalones
de programa obrero como los “21 puntos”, y de organización democrática
–verdaderos embriones de poder obrero- como los piquetes y las asambleas
en los cortes de ruta donde acudían todos los explotados con sus demandas
y todos podían hablar y se hacía lo que la mayoría decidía? El movimiento
de trabajadores desocupados que realizó las gestas de Cultral
Có, de Mosconi y Tartagal, no puede ser tratados como mendigos en
un cuartel. ¿Que piensan Uds. de los “”cuadernitos” y de los vejámenes
a los que son sometidos los trabajadores desocupados por estos
verdaderos capangas? (ver recuadro en página 4)
El programa
trotskysta es la expresión de lo más explotado y sometido de la clase
trabajadora y del movimiento de masas. La organización que no
sepa encontrar el camino a esos trabajadores –y comparta en cambio
la visión de la burocracia sindical y la pequeña minoría de las
capas superiores de la clase obrera- está condenado como partido
revolucionario. En cambio, el trotskysmo está del lado del odio que
ya se está cocinando y se puede palpar y oir en las filas de los desocupados,
odio que es hermano gemelo del que recorre las fábricas contra las
comisiones internas vendidas y contra la burocracia sindical,
y que va a estallar, sin duda, haciendo rodar las cabezas de los burócratas.
Por eso,
no podemos menos que exigirles que rompan con su política actual
de sumisión a la nueva burocracia sindical del movimiento de desocupados
y a que conformemos un bloque común –MST, CS, FOS, PTS y DO- en la nueva
asamblea piquetera llamada para el 2 de abril, para repudiar el
programa patronal del acta de Salta, para enfrentar a esta nueva
burocracia sindical y para luchar por un movimiento democrático
de los desocupados, independiente del estado, y que abarque a los
millones de desocupados, con dirigentes rotativos que ganen los
$150 de un Plan Trabajar y revocables en cualquier momento, y a preparar
esta asamblea impulsando asambleas de base de desocupados.
Pablo Cortina