Año 2 Nro. 8 - 22 de enero de 2002
Con
la burocracia sindical de la AFL-CIO norteamericana, con la socialdemocracia
y las burocracias sindicales de las potencias europeas, con los representantes
de Fidel Castro, con Daer, De Gennaro, Lula, el PT y la CUT de Brasil...
SE REÚNE EL FORO DE PORTO ALEGRE
El
imperialismo yanqui ha lanzado, con el apoyo de las potencias
imperialistas europeas y a través de su gendarme el Estado
de Israel, una guerra contrarrevolucionaria para tratar
de aplastar la gran revolución de la clase obrera y el pueblo
palestino. El ejército genocida israelí acaba de entrar
a sangre y fuego la ciudad palestina de Tulkarem, ocupándola,
terminando de desenmascarar la farsa de un “estado palestino”
conviviendo al lado del gendarme israelí.
Mientras
amenaza con intervenir militarmente en Colombia, y después
de reventar a bombazos a Afganistán, Bush encarceló en Guantánamo
–con el apoyo de Fidel Castro- a los heroicos milicianos internacionalistas
que fueron a pelear a Afganistán.
Con
estos golpes y ofensivas contrarrevolucionarios, los carniceros
imperialistas intentan darles un escarmiento a los trabajadores
y los pueblos oprimidos del mundo, y así disciplinar aún más
a sus propias clases obreras. Es la respuesta contrarrevolucionaria
a la gran revolución palestina, y a la revolución que se
ha iniciado en Argentina y cuya onda expansiva amenaza
con reabrir el ascenso obrero y campesino en el conjunto
de América Latina.
Es
que si antes el imperialismo yanqui necesitaba extraer
de la expoliación y el saqueo de los países semicoloniales
1000 millones de dólares diarios para mantener su ciclo de
crecimiento, ahora frente al golpe de la crisis económica
y financiera mundial que ha impactado a su interior, necesita
mantener su carácter de potencia dominante contra la competencia
de las potencias europeas y Japón, a los bombazos limpios
como en Afganistán, dándole duros golpes a su propia clase
obrera con millones de despidos, y con una ofensiva colonizadora
sobre los pueblos oprimidos del mundo. Necesita liquidar
las viejas fronteras de la posguerrra, imponiendo nuevos
protectorados como en Kosovo o Afganistán, con masacres
como en Timor Oriental (Indonesia), y mandando países enteros
a la quiebra para hacerlos retroceder nuevamente a colonias,
con su economía dirigida directamente por un directorio
de banqueros y los organismos imperialistas, como quiere
hacer con Argentina.
Pero
esta política contrarrevolucionaria estaría incompleta,
si a la vez los carniceros imperialistas no alistan a las
direcciones contrarrevolucionarias de todo pelaje, por
ellos compradas y pagadas, para que estrangulen desde adentro
las revoluciones en curso y frenen la lucha de los trabajadores
y los explotados. Por eso vuelven a reunirlas, en febrero,
en el Foro de Porto Alegre, una verdadera “internacional”
contrarrevolucionaria.
Allí,
bajo el auspicio de los gobiernos y regímenes imperialistas
europeos, irán los representantes de Fidel Castro y la burocracia
restauracionista cubana, que apoyando a Bush en su “guerra
contra el terrorismo” y el encarcelamiento de los milicianos
en Guantánamo, está terminando de comprar su derecho a reciclarse
en burguesía y consumar la restauración capitalista en
Cuba.
Irán
también desde los representantes de las FARC y del stalinismo
latinoamericano en todas sus variantes, hasta el multimedios
imperialista francés Le Monde, y también la iglesia, que mientras
habla de “paz” bendice las bombas y las armas de los carniceros
imperialistas y las derrotas de los pueblos oprimidos, como
en Malvinas.
Estarán
la socialdemocracia europea que, con Tony Blair, Jospin, Schroeder,
administra los negocios de los imperialistas europeos,
y la burocracia sindical socialdemócrata y stalinista
de Francia, España, Italia, etc., que maniata a la clase obrera
de esos países con sus pactos sociales y la subordina cada
una a sus propias burguesías imperialistas, impidiendo que
ésta intervenga en apoyo de los trabajadores y los pueblos
oprimidos, como en la guerra de los Balcanes y en la de Afganistán.
Estará
también la burocracia sindical de la AFL-CIO norteamericana
que apoya a Bush en su guerra contra Afganistán y en su “unidad
nacional” reaccionaria, permitiendo el feroz ataque a la
propia clase obrera norteamericana, con millones de despidos,
rebajas salariales y flexibilización.
A
su lado estarán las burocracias sindicales de todo el continente:
la CGT de Daer y el CTA de Argentina, la CUT de Brasil, el PIT-CNT
de Uruguay, la CUT Chilena, etc., junto a la patronal esclavista
de las Pymes de Argentina, y de representantes patronales
de otros países del continente. Estarán las direcciones del
movimiento campesino de Ecuador, de Bolivia, del MST de Brasil,
al lado, por ejemplo, de los “sindicatos” de la policía brasileña,
la misma que monta los “escuadrones de la muerte” que acaban
de asesinar al dirigente del PT Celso Daniel, y que protegen
a las guardias blancas de los terratenientes que acaban de
atentar, baleándolo por la espalda, contra el dirigente
del MST José Rainha.
“No
los une el amor, sino el espanto”
¿Qué
es lo que explica semejante reunión de direcciones contrarrevolucionarias,
provenientes de todos los puntos del planeta? ¿Cómo se entiende
que se junten en el mismo Foro, la burocracia sindical de
la AFL-CIO norteamericana, agente de Bush y de los monopolios
yanquis, con la socialdemocracia y las burocracias sindicales
europeas, agentes cada una de los monopolios imperialistas
franceses, alemanes, italianos? ¿Cómo se explica que se reúnan
todos juntos, cuando sus
respectivos jefes, el imperialismo yanqui y las potencias
europeas, están trabadas en una guerra comercial feroz por
los mercados, las materias primas y las zonas de influencia,
en América Latina, en Asia, en Africa, y en los ex -estados
obreros en liquidación como China y Rusia?
La
explicación es que ya no está, como antaño, el gran aparato
contrarrevolucionario mundial dirigido y centralizado
por burocracia stalinista de la URSS que jugaba el rol de
contener la revolución mundial. Esa burocracia stalinista
se recicló en burguesía, y entregó los antiguos estados
obreros de Rusia, de China y del este de Europa a la restauración
capitalista. Por eso, ahora tienen que juntar a la socialdemocracia
de los países imperialistas y a los stalinistas reciclados
que son agentes cada uno de su propia burguesía, a todas las
burocracias sindicales traidoras, y a la iglesia, para que
aceiten su rol de contención de la revolución a nivel mundial.
Que
hoy todos asistan a este Foro en común, no significa que mañana, de profundizarse
y agudizar las disputas interimperialistas, estas direcciones
contrarrevolucionarias se alineen cada una con sus respectivas
burguesías imperialistas en la defensa de sus respectivos
intereses. Es más, en la misma reunión, cada potencia imperialista
manda a sus propios agentes a defender sus intereses y sus
negocios.
Una
“Internacional” contrarrevolucionaria para estrangular
la lucha de las masas con políticas frentepopulistas de
colaboración de clases
Todos
estos agentes contrarrevolucionarios se reúnen en Porto
Alegre para discutir cómo estrangular y frenar las revoluciones
y la lucha de los trabajadores y los explotados. Hablando
de “capitalismo humanizado”, “paz”, “democracia participativa”,
“antineoliberalismo”, preparan políticas frentepopulistas,
de colaboración de clases, con adormecer, engañar a las masas
con frases dulzonas, darles tiempo así a las potencias imperialistas,
y a los regímenes y gobiernos burgueses a que preparen escarmientos,
golpes contrarrevolucionarios y baños de sangre.
Hablan
de “paz” para desarmar a la clase obrera y los explotados
donde ya éstos ya han comenzado a armarse y a poner en pie
sus milicias obreras y campesinas, como en Palestina, y
para impedir que lo hagan allí donde aún no lo hicieron. Son
enemigos jurados de la autoorganización y la democracia
directa de las masas, de que éstas tomen en sus manos la resolución
de sus problemas: para eso montan los pactos sociales, dividen
a la clase obrera de los campesinos y las clases medias arruinadas,
las llevan a los pies de las distintas fracciones de la burguesía,
destruyen a cada paso lo que las masas conquistan en la lucha.
Las obligan a pelear país por país, separan a la clase
obrera de los países semicoloniales de sus hermanos de clase
de las potencias imperialistas a los que maniatan y subordinan
a los intereses de sus propias burguesías imperialistas.
Arafat
y la burguesía nacional palestina hablan de “paz”, de que
quieren un “estado palestino” al lado del gendarme sionista
de Israel, mientras pide a la ONU que intervenga con “tropas
de paz”, intentan desarmar a la clase obrera y al pueblo, los
mantienen separados de sus hermanos explotados de todo
Medio Oriente. Le dieron y le dan tiempo así al imperialismo
y al estado de Israel y su ejército genocida para largar
la guerra contrarrevolucionaria que han comenzado y traten
de aplastar la grandiosa revolución palestina.
En
Ecuador la dirección stalinista del movimiento campesino
y de la clase obrera, congeló la revolución. Junto con la
burguesía, les tendieron una trampa a los explotados: fortalecidas
después de haber tirado dos presidentes en menos de tres años,
las masas campesinas –separadas de la clase obrera, a la
que la dirección stalinista de los sindicatos maniató- salieron
a protagonizar a mediados de 2000 nuevas acciones revolucionarias,
pensando que su dirección quería voltear a Novoa y que lo harían
fácilmente. Pero la burguesía estaba preparada: sacó el
ejército a las calles y les dio un duro golpe a las masas, negoció
luego con la dirección campesina y pasó la dolarización.
En
Colombia, la dirección stalinista de las FARC gobierna en
los territorios por ella controlados con un frente popular
de colaboración de clases con la burguesía nacional que controla
el negocio de la cocaína y con los terratenientes, a los que
le respeta su propiedad privada a cambio de un “impuesto
revolucionario”, y mantiene a los campesinos separados
de la clase obrera de las ciudades. Mientras, la dirección
stalinista de los sindicatos controla a la clase obrera,
impidiendo que se una a los campesinos, y la deja a merced
del gobierno de Pastrana y de las bandas paramilitares que
asesinan a mansalva a la vanguardia obrera y a los activistas
sindicales.
En
Brasil, Lula y el PT, y la dirección de la CUT –anfitriones
del Foro de Porto Alegre- hablan de “paz” y “democracia participativa”,
maniatan a la clase obrera con sus pactos sociales, la dividen
de los campesinos sin tierra, sostienen al gobierno cipayo
y represor de Cardozo, mientras las guardias blancas masacran
en el campo y reaparecen los escuadrones de la muerte de la
policía para atacar a las organizaciones obreras y de izquierda.
En
Chile, el Partido Comunista que controla los sindicatos
y las federaciones estudiantiles, sostiene al gobierno
de Lagos y apoyó las reformas cosméticas para que se mantenga
el régimen pinochetista-concertacionista de la Constitución
del ’80. En El Salvador y en Nicaragua, el FMLN y el sandinismo
respectivamente, después de haber entregado la revolución
en esos países en los ’80 de la mano de Fidel Castro con los pactos
contrarrevolucionarios de Esquipulas y Contadora, se
han transformado en partidos políticos que, en los municipios
y gobernaciones, son los aplicadores de los planes del FMI.
Se
preparan para estrangular también la revolución argentina:
alistan un frente popular de colaboración de clases, con
políticos patronales como la Carrió y el cura Farinello,
con burócratas sindicales, con el stalinismo en sus diferentes
variantes, con el que, ante la debilidad del gobierno de Duhalde
intentarán adormecer a las masas y darle tiempo al imperialismo
y a la patronal para alistar la casta de oficiales y las bandas
parapoliciales y de matones para que preparen un baño de
sangre.
Una
“Internacional” ... para luchar contra el internacionalismo
proletario
Contra
todas las afirmaciones de secretario del Tesoro yanqui O’
Neil, que decía que la Argentina estaba “aislada”, la onda
expansiva de la revolución argentina ha comenzado a golpear
en América Latina y en el mundo.
En
primer lugar, sobre España: los monopolios imperialistas
de ese país perdieron 2000 millones de dólares en un día en
la Bolsa de Madrid, se derrumban las acciones de la Telefónica,
la Repsol, de los bancos españoles. ¡Queda claro ahora que
el supuesto “milagro español” no fue sino un veranito de
“plata dulce” basado en las enormes superganancias que hicieron
estos chupasangre al precio de la superexplotación de los
trabajadores y el pueblo de Argentina y de toda América
Latina, donde se quedaron con gran parte de las empresas privatizadas!
Los
carniceros imperialistas temen que la onda expansiva de
la revolución argentina reabra el ascenso obrero y popular
que se iniciara al calor de la revolución ecuatoriana, y
que fuera estrangulado por la acción de las burocracias sindicales
y el stalinismo, pero ahora bajo condiciones mucho más agudas,
porque la crisis ya pegó al interior de los Estados Unidos.
Y esa mecha ha comenzado a encenderse: los obreros y campesinos
bolivianos se han insurreccionado nuevamente en Cochabamba,
entrando en verdadera guerra civil con el ejército y la policía,
armándose y respondiendo al asesinato de sus compañeros
campesinos con el ajusticiamiento de los milicos que caen
en sus manos. Los estudiantes universitarios y secundarios
de Ecuador ganan las calles enfrentándose con la policía
asesina mandada por el presidente Novoa, preanunciando
la vuelta al combate de los heroicos trabajadores y campesinos.
Los obreros y el pueblo peruano persisten con un gran ascenso
obrero y popular: ayer tiraron a Fujimori y hoy jaquean al
debilísimo gobierno de Toledo.
¡Los
imperialistas tiemblan de sólo pensar que se ponga en pie,
como en la década el ’70, la clase obrera del Cono Sur, que
con su enorme combatividad y su lucha revolucionaria aterrorizó
a la burguesía y al imperialismo en aquella década!
Los
trabajadores y el pueblo argentino necesitamos unir nuestra
lucha por sobre las fronteras con nuestros hermanos de clase
de toda América Latina, en un combate unificado para derrotar
al imperialismo y a los gobiernos y regímenes cipayos.
Tenemos que unirnos con nuestros batallones más poderosos,
que son nuestros hermanos de la clase obrera norteamericana
y de las potencias europeas, en primer lugar -con sus sectores
más explotados, los obreros latinos, negros, árabes, africanos
que son tratados como parias en esos países- porque ellos pueden
golpear al corazón mismo de estos carniceros y chupasangre.
Esto
es de vida o muerte para los trabajadores y el pueblo que
iniciamos la revolución en Argentina, argentina, porque
allí, en el Foro de Porto Alegre, están los que se preparan
para estrangularla. Es más, si avanzamos y logramos llevar
nuestra revolución al triunfo, las potencias imperialistas
no dudarán en tratar de aplastarnos a bombazos, como hicieron
en Afganistán, y antes en Malvinas. ¿Podemos esperar que
la AFL-CIO que sostiene a Bush en su guerra de coloniaje contra
Afganistán y en el ataque contra su propia clase obrera, la
llame a levantarse en nuestro apoyo? ¿Podemos esperar que
Fidel Castro, que apoya en encarcelamiento de los milicianos
internacionalistas en Guantánamo, llame a todo el continente
a levantarse contra el imperialismo? ¿Podemos esperar
que las burocracias sindicales reformistas de los países
de Europa llamen a la clase obrera a parar la maquinaria
de guerra imperialista, con el boicot, con la huelga general
y enfrentando a sus propia burguesía y a los regímenes imperialistas,
cuando han permitido que bombardeen y masacren en Irak, en
los Balcanes, en Afganistán?
Para
conquistar la unidad de la clase obrera y los explotados de
América Latina, hay que derrotar a las burocracias sindicales
y al stalinismo. No podemos unirnos con nuestros hermanos
de clase de Estados Unidos, de Francia, de España, sin la derrota
de la aristocracia obrera y la burocracia sindical de la
AFL-CIO y de los sindicatos europeos. ¡Abajo la “Internacional”
contrarrevolucionaria del Foro de Porto Alegre! ¡Hay que
poner en pie la IV Internacional, la única internacional
revolucionaria, hoy usurpada y mancillada por los centristas,
oportunistas y pablistas!
Los
usurpadores del trotskismo se arrodillan ante esta “Internacional”
contrarrevolucionaria
El
Foro de Porto Alegre es una Internacional a la que podríamos
llamar “Quinta y un cuarto”: porque no sólo está la Segunda
Internacional –la socialdemocracia-, los restos de la Tercera
Internacional -el stalinismo-, sino que tiene “un cuarto”,
aportado por las corrientes centristas, oportunistas y pablistas
que usurpan las banderas del trotskismo y de la IV Internacional.
Estarán
allí la LCR francesa, y su dirigente Alain Krivine, diputado
de la cueva de bandidos imperialistas que es el Parlamento
Europeo –convertido ya en un defensor de los intereses de
su propia burguesía imperialista-, junto a sus partidos
hermanos Bandiera Rossa de Italia, la LCR española que está
con el stalinismo en Izquierda Unida, y a Democracia Socialista
de Brasil, que gobierna en Porto Alegre junto al PT de Lula.
Allí
estarán también Autodeterminación y Libertad del diputado
renegado del trotskismo Luis Zamora –hoy devenido en demócrata
de izquierda-, la corriente Militant, el SWP inglés, la UIT-CI
de la cual es simpatizante el MST de Argentina, la LIT-CI con
el PST-U de Brasil y con el FOS de Argentina. También el Partido
Obrero de Argentina, que retoma su vergonzosa tradición
de haber sido fundador del Foro de San Pablo, el antecesor
de la cueva de traidores de Porto Alegre.
Otras
corrientes que se dicen trotskistas irán allí a participar
de los llamados “foros alternativos”, que no son sino la cobertura
por “izquierda” de esa “internacional” contrarrevolucionaria,
como lo hiciera el año pasado el PTS de Argentina, o la LBI
de Brasil.
Los
centristas, oportunistas y pablistas corren a ponerse a
los pies del Foro de Porto Alegre, mostrando que su política
internacional, no es sino la expresión de su política nacional:
cada uno de ellos, en su propio país, está adaptado a los regímenes
burgueses, a la burocracia sindical y al stalinismo. ¡El
Foro de Porto Alegre, esa Internacional “Quinta y un cuarto”,
es “su” internacional”!
En
1989, las corrientes centristas y oportunistas del movimiento
trotskista -que estaban arrodilladas ante el stalinismo
mientras la burocracia soviética se pasaba al campo de la
restauración- estalló en mil pedazos. Bajo el peso de grandes
derrotas sufridas por la clase obrera mundial, como fue la
pérdida de los estados obreros a manos de la restauración
capitalista, de ese estallido devino un brutal giro a la
derecha de esas corrientes, un salto al revisionismo y al
centrismo burocrático.
Pero
hoy, al calor de revolución en Palestina, en Argentina,
y del enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución
que se pone en el centro de la escena mundial, bajo las condiciones
de crac y guerras, estas corrientes se desenmascaran rápidamente,
y volverán a estallar, a tener rupturas, crisis y fraccionamientos..
Es que quedan boqueando como peces afuera del agua: nada de
lo que escriben, dicen, y hacen tiene que ver con las aspiraciones,
con las necesidades ni con el combate de los trabajadores
y los explotados. Quedan expuestos por la misma fuerza de
los hechos: ¡no se puede hablar en nombre de la IV Internacional,
y al mismo tiempo correr a ponerse a los pies de la Internacional
contrarrevolucionaria de Porto Alegre!
Hoy,
como ayer, los trotskistas principistas del COTP-CI decimos
¡Viva el estallido!, porque sabemos que de allí, de esas rupturas
y crisis, de la lucha viva de tendencias y fracciones al interior
del movimiento trotskista, saldrán las fuerzas sanas para
poner en pie la IV Internacional.
Desde
el Comité Organizador del Trotskismo Principista (Cuarta
Internacional) y desde Democracia Obrera, hacemos un llamamiento
urgente a oponerle a esta “Internacional Quinta y un cuarto”
la convocatoria a una Conferencia internacional
de los trotskistas principistas. ¡Hay que poner de a la IV Internacional!
Una
Conferencia internacional alrededor de las lecciones y
la estrategia frente a la guerra de coloniaje contra Afganistán,
de una campaña internacional por la liberación inmediata
de los milicianos internacionalistas y antiimperialistas
presos en Guantánamo, de las lecciones y el programa revolucionario
para la revolución palestina y para la revolución que se
ha iniciado en la Argentina. Una Conferencia que levante
la lucha por que la clase obrera de los Estados Unidos, de las
potencias imperialistas europeas y de Japón puedan derrotar
a la AFL-CIO y las burocracias sindicales reformistas y enfrentar
a sus propias burguesías imperialistas y de esta manera,
unir sus filas con los trabajadores y los pueblos oprimidos
de las semicolonias y colonias que hoy están a la vanguardia
de la lucha antiimperialista y de la revolución mundial.
En
1915, la Segunda Internacional –la socialdemocracia- había
votado los créditos de guerra, llevando a los obreros alemanes,
franceses, ingleses rusos a matarse entre sí en esa carnicería,
subordinándolos a los intereses de sus respectivas burguesías
imperialistas. En esas horas negras para la clase obrera
mundial, un pequeño grupo de revolucionarios internacionalistas
–Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky, Karl Liebknecht, entre otros-
supieron reconocerse y reunirse en Kienthal y Zimmerwald,
enfrentando la traición de la socialdemocracia y llamando
a los obreros de las potencias en guerra a dar vuelta el fusil
contra su propia burguesía y a transformar la guerra en el
inicio de la revolución. Fue ese puñado de internacionalistas
los que aplicaron luego en la revolución rusa de 1917 el programa
internacionalista conquistado en Kienthal y Zimmerwald:
dar vuelta el fusil contra la propia burguesía imperialista
y transformar la guerra en revolución socialista, significó
en Rusia la lucha por “¡Todo el poder a los soviets!” y la insurrección
y la toma del poder por el partido bolchevique apoyado en
los soviets armados de obreros, campesinos y soldados. ¡Allí,
en Kienthal y Zimmerwald, se había fundado la III Internacional
revolucionaria que se puso en pie luego del triunfo de Octubre,
tal como dice su acta de constitución!
Hoy,
la hora para la clase obrera mundial es la del enfrentamiento
directo entre revolución y contrarrevolución. Desde el
COTP-CI y Democracia Obrera, hacemos un llamamiento urgente
a realizar esta Conferencia Internacional, que sea un nuevo
Kienthal y Zimmerwald donde los trotskistas principistas
podamos reconocernos y reagruparnos, y poner en pie una
dirección internacional centralizada que unifique el combate
contra los usurpadores del trotskismo, en el camino de regenerar
y refundar la IV Internacional sobre bases principistas.
Un Kienthal y Zimmerwald que la luche por la estrategia soviética,
por que la clase obrera y los explotados pongan en pie sus organismos
de democracia directa y doble poder, y que al calor de esa
pelea pueda poner en pie en los distintos países, y también
en Argentina, partidos obreros revolucionarios e internacionalistas
que sean capaces de preparar la insurrección como arte y
llevar a la clase obrera al triunfo. Sólo dando esta pelea,
sólo con una dirección internacional del trotskismo principista,
podremos avanzar por este camino.
Silvia
Novak
"La liberación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos"

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