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LA CABALA DE CASTILLA |
Joseph Chiquitilla En cambio Chiquitilla y Moisés de León no insistieron tanto en estas combinaciones y cálculos sino que respetando a la Cábala lingüística la aplicaron a la teoría de las emanaciones o sefiroth. Es decir, le dieron una posibilidad teosófica al profundizar sobre la cosmogonía y las emanaciones o Nombres Divinos, los que agregan indefinidas proyecciones, sobre todo a partir del Sefer Yetsirah. La Cábala lingüística o sea la metafísica del lenguaje es para ellos un complemento de la concentración sobre los Nombres Divinos siguiendo en esto a la escuela de Provenza y Gerona. Chiquitilla escribió en el tercer cuarto del siglo XIII un tratado extraordinario llamado Puertas de Luz (Sha'aré Orah) donde nombra las sefiroth en orden inverso al que normalmente son expuestas, ya que casi todos los diversos textos anteriores desarrollan las sefiroth como la emanación del Principio Supremo en diversas etapas igualmente sagradas hasta llegar a la Reina-la Novia, es decir, Malkhuth, el receptáculo de todas ellas. Inversamente, Chiquitilla emplea en este texto el camino ascendente, o sea, de Malkhuth a Kether. Hoy la investigación ha descubierto cuatro manuscritos anteriores del autor sobre el tema, más bien tres, pues uno de ellos constituye un libro también importante en la obra de Chiquitilla llamado Las Puertas de Justicia (Shaaréi Tsédéq) y por lo tanto el autor ya estaba totalmente interiorizado con los temas que Puertas de Luz trata. El escrito que estamos comentando se refiere, tal como los de otros cabalistas, a los Nombres de Dios y el autor desde el prefacio de su obra ya lo hace saber, porque previene de la majestad de todo aquello que tiene que ver con la Cábala y de lo peligroso que puede ser para quien con una mente poco apropiada se quiere internar en ella. En el prólogo de esta obra ya se empieza a hablar que el temor de Dios es principio de toda Sabiduría y que ese ánimo de respeto a lo sagrado es el que ha de tener aquel que pretende tener acceso a la Cábala:
Posteriormente desarrolla las diez sefiroth, los diez Nombres Divinos y como dijimos los va siguiendo desde la realidad más inmediata que es la Reina, la Shekhinah sagrada, enumerando de esa forma los nombres de la Deidad comenzando por los del Reino.113 No en vano se ha denominado a la Cábala de Sefarad como la Cábala de la Luz, lo que este libro constata desde su título a su contenido en el que describe un camino ascendente en medio de la luz de las sefiroth, por el influjo de las (Shefá) todas sagradas, que conforman un cuerpo orgánico donde la emanación de la Inteligencia, fecundada por la Sabiduría y presidida por la Corona se refleja en cada una de las sefiroth e iluminan con distintos esplendores nombres y numeraciones, la majestad de lo sagrado, bendito sea. El estudio, la concentración-meditación, la oración (téfilah) permanentemente centrada en el Arbol Sefirótico, el sacrificio (hacer sagrado) y la sujeción al orden cósmico que es el que fija la Ley, así como el rito perenne de la unión de opuestos y la fidelidad al cielo que es el que fija los canales, o caminos de uno mismo, al tiempo que se va accediendo al destino, o sea a la libertad, son los métodos que han caracterizado siempre a la Cábala y que ya se encuentran presentes en Chiquitilla, que recoge la Tradición de su pueblo y la revivifica, como han hecho los sabios una y otra vez hasta el presente. Y se presupone esa luz, esa enseñanza que llega también a ser increada, y es la que fija junto con el sonido de los nombres y la perfección de los números y las letras, una y otra vez todas las cosas. Este texto bien puede ser por su discurso y sus indefinidas relaciones el trabajo especular de toda la vida de sus discípulos, o aprendices empeñados en ello. A través de su lectura se promueven innumerables imágenes, a veces fugaces, otras más claras que constantemente juegan y espejan la geografía del pensamiento cabalístico, como hemos dicho verdadero cuerpo de luz que, como el Vajra hindo-budista-tibetano refleja la brillantez visible de la armonía universal, y de la iluminación mediante uno de sus múltiples reflejos. Y para conocer, el cabalista se somete a un duro rito cotidiano, sin esperar nada al mismo tiempo que va advirtiendo mediante chispas, y fulgores, que él mismo forma parte de ese cuerpo de luz. Iluminación interna, no exterior, donde toma conciencia de su identidad en lo Sagrado, y se vive como habitante de ese espacio otro. Charles Mopsik sintetiza con exactitud Puertas de Luz en un capítulo que llama "Estructura y dinámica del mundo divino" de su obra sobre El Secreto de la Unión de David y Betsabé, también de Gikatilla.
En Puertas de Luz Chiquitilla transfiere el nombre YHVH al Arbol Sefirótico atribuyendo las dos primeras letras al plano de Atsiluth, la V a las sefiroth de construcción y la segunda H a Malkhuth. Otros cabalistas ubicaron cada una de las letras correspondiéndose con los planos o mundos en que se subdivide el Arbol: Atsiluth, Beriyah, Yetsirah y Asiyah. Puertas de Luz fue de los primeros tratados cabalísticos impresos y vio ediciones en Riva de Trento y Mantua en 1561 seguidas por muchas otras. Igualmente tuvo una traducción al latín que en el Renacimiento italiano se hizo muy conocida, la del veneciano Paolo Ricci llamada Portae Lucis. En la Jewish Encyclopedia de 1906 en una entrada firmada por K. Kohler y M. Seligsohn puede leerse respecto a Chiquitilla:
Y más adelante:
De hecho, este comentario al Sefer Yetsirah es uno más entre los que se escribieron en la época ya que Scholem ha detectado cerca de 150 y puede que haya más durante esos años tanto en Provenza como en Cataluña y que todos pertenecieran a una misma corriente de luz que anidó en esos lugares y también en Castilla donde se escribió el principal tratado (El Zohar) que, como hemos dicho, coronó toda la transmisión de este tiempo hacia el devenir, esparciendo su sabiduría y que ha llegado a los cristianos, una rama del mismo árbol. Y lo recordamos porque pertenecemos a la misma corriente de pensamiento de los que escribieron estos textos y de los que los siguieron, como fue el caso de los transmisores que así repetían el rito de la Tradición: recibir, aceptar, devolver. Porque todos ellos se refieren no sólo a una metafísica común sino también a una cosmogonía tradicional y unánime, pese a las diferencias de origen, lengua, tiempo y espacio. El traductor de una nueva versión al francés de Puertas de Luz, Georges Lahy, anota115:
En efecto, el estudio reiterado sobre el diagrama sefirótico, las especulaciones (en el sentido etimológico del término) sobre sus múltiples aspectos y las analogías que se van produciendo en este espacio intelectual, hacen que la relación sujeto-objeto se vaya incorporando en el cabalista, que pasa así a concebirse como un punto más que luminoso de la luz increada en la inmensidad de los estados del Ser Universal, con los que pretende identificarse, siendo la respuesta sus distintos estados de conciencia. Moshe Idel, autor de la introducción histórica a Puertas de Luz116 en inglés, refiriéndose a la Cábala de Castilla afirma:
De hecho, las similitudes, y aún las diferencias entre Chiquitilla y Moisés de León no dejan de transparentar un origen doctrinal común en cuanto a las formas religiosas judías, especialmente en lo que atañe al Arbol de la Vida Sefirótico, ya que éste admite diferentes perspectivas en la visión de los distintos estudiosos, igualmente válidas, pues finalmente se conjugan en lo esencial, lo cual sucede asimismo con las diversas tradiciones metafísicas entre sí.117 Por su parte, Charles Mopsik ha traducido y anotado El Secreto de la Unión de David y Betsabé, antes citado, que fue publicado junto con otros en una miscelánea cabalística de Ferrara en 1556, aunque el manuscrito que maneja el autor está en la Biblioteca Nacional de París. El texto se divide en dos partes claras: en la primera se habla de la organización del Cosmos, basada en el Arbol Sefirótico; la segunda trata de la Androginia divina, impresa en la creación permanentemente dual y dividida en la manifestación por opuestos que se atraen para complementarse, tal el hombre y la mujer que tratan de unirse para reconstruir el Andrógino Primigenio. En esta parte de su estudio Mopsik rechaza curiosamente una influencia neoplatónica y sin embargo destaca al Corpus Hermeticum como posible inspiración de Chiquitilla, aunque sostiene que el andrógino ha estado presente siempre en la Tradición Hebrea. Este es el texto del Corpus Hermeticum que señala (1, 18):
Pero pone su énfasis sobre la segunda parte, que en verdad es el tema central de este breve opúsculo –aunque no deja de lado la parte cosmogónica– y en este sentido es fundamental pues el texto trata de la Androginia divina, el papel de lo femenino y lo masculino, el amor, etc. Este mismo autor ha tratado el tema en distintas publicaciones como: Le sexe des âmes, Cabale et cabalistes y Les grandes textes de la cabale119 y en ellas señala más de una vez a la dualidad en el seno de la deidad suprema, es decir en Kether, lo cual es propiamente cabalístico en verdad, pero reñido con la propia tradición religiosa monoteísta, como ya lo hemos señalado más atrás; y esto en sí ha levantado siempre sospechas entre el rabinato, y por tanto persecuciones en los más diversos ámbitos. La Androginia fundamentalmente es unidad, aunque en ella late de modo implícito la dualidad, asunto que es una imposibilidad lógica para En Soph, que no tiene ninguna determinación así ésta se llame número, ser, afirmación, verbo o luz, y menos aún sexo. Por este motivo Issac el Ciego ponía a En Soph "fuera" del Arbol Sefirótico, lo que no fue así para los grupos de Sefarad que lo colocaron en la parte más elevada de Kether. Esta "discusión" subsiste entre los cabalistas actuales.120 Siguiendo con nuestro discurso publicamos aquí fragmentos de este tratado traducido al castellano del francés y hebreo por Miriam Eisenfeld:
Al hilo de estas consideraciones, recuperamos de nuevo el texto Carta Santa sobre la relación entre marido y mujer que como ya apuntamos en el anterior apartado, y según estudios actuales, parece que pudiera deberse a la pluma de Chiquitilla y no a la de Nahmánides. En este breve pero importante tratado se aborda también el tema de la androginia divina impresa en la entraña más profunda del microcosmos (y por analogía en el macrocosmos), por lo que el ser humano reproduce en el mundo de abajo la polarización arquetípica del mundo de arriba. Esto hace que la relación y entrega total del hombre y la mujer encierre un alto valor simbólico, ya que no es sino una imitación de la cópula permanente de las dos corrientes con las que la deidad se manifiesta, y por la que constantemente se unifican, restitución que el acoplamiento de la pareja humana contribuye a efectivizar. La unión carnal tiene entonces, para el que la vive con una gran apertura de la conciencia, una repercusión más allá del ámbito físico y de la psiqué inferior, incidiendo en las esferas universales más sublimes y aún en la de la primera conjunción, a saber, la de la Inteligencia y la Sabiduría en el mismo seno de la Unidad. He aquí una cita de Charles Mopsik escrita para el prólogo de la edición francesa de Verdier121 a este opúsculo:
Por lo que la relación sexual, su esencia, el tiempo idóneo del acoplamiento, los alimentos que la benefician y las maneras propiciatorias denotan un fin teúrgico, un acto poderoso por el que el ser humano se deifica o cosmogoniza al mismo tiempo que la divinidad efectiviza su plenitud, y todo en una unidad indisoluble e indestructible. Al respecto, Mopsik añade:
Para terminar diciendo:
Así este cabalista de la Edad Media, al igual que muchos de sus compañeros, rescató las simbólicas arraigadas en su Tradición, tal el caso de la androginia, –desnudándola de ideas preconcebidas, de morales siempre cambiantes o de costumbres limitadoras– y se sirvió de ellas como soporte para restituir los indefinidos estados del Ser Universal, así como para sumarse a la recreación permanente del macrocosmos luminoso que simultáneamente se iba edificando en su interior, y para mantener una teúrgia viva como punto de apoyo para la experiencia del misterioso e indefinible ámbito de la metafísica, en el que incluso el Nombre inefable es reabsorbido en la Nada Ilimitada. |
NOTAS | |
113 | Queremos recordar la potestad de Adán de nombrar todas las cosas en el Paraíso Terrenal. Efectivamente al nombrar esas entidades se las crea, o mejor se las recrea en otro plano al interpretar su esencia, otorgándoles de esa manera sus propios atributos; vale decir sus límites, colores o sonidos en el resto de la comunidad de entidades del concierto universal, o sea, las letras, las palabras y las numeraciones que conforman su discurso teúrgico. |
114 | R. Yosef Chiquitilla. El Secreto de la Unión de David y Betsabé, introducción, traducción, notas y texto hebreo de Charles Mopsik. Riopiedras Eds., Barcelona, 1996. |
115 | Joseph Gikatila: Les portes de la Lumière. Ed. Georges Lahy. Roquevaire, 2001. |
116 | Rabbi Joseph Gikatilla, Gates of Light (Sha'are Orah), traducción de Avi Weinstein, Harper Collins Publishers, New York, 1994. |
117 | Aunque se dice que estas últimas están muriendo por un exceso de velocidad, que al microcosmos también le toca por las leyes de la analogía; pero este es un secreto sagrado, Alabado Sea. |
118 | Textos Herméticos, introducción, traducción y notas de Xavier Renau Nebot, Editorial Gredos, Madrid, 1999. |
119 | Charles Mopsik, Le sexe des âmes, Editions de L'Éclat, Paris-Tel Aviv, 2003; Cabale et cabalistes, Editions Albin Michel, Paris, 2003; Les grandes textes de la cabale, Éditions Verdier, Lagrasse, 1993. |
120 | En todo caso, no puede dejar de haber una identidad indisoluble en la Cábala entre En Soph y Kether, aunque son distintas las formas en que los percibe la intuición intelectual, ya que En Soph se refiere a la Posibilidad Universal y Kether sólo a uno de los mundos o humanidades indefinidas. |
121 | Lettre sur la Sainteté. La relation de l'homme avec sa femme. Igueret ha-Qodech. Verdier, Lagrasse, 1993. |
122 | En una nota a pie de página dice Mopsik a propósito de este término: "Esta expresión significa literalmente: 'medida de la estatura'. Esta nos conduce a una doctrina antropomórfica que se enraíza en el judaísmo antiguo y que conoce importantes desarrollos dentro de la filosofía judía, el pietismo askenazí y la cábala medieval" (pág. 9, nota 7). |