El siguiente testimonio, proviene de una entrevista realizada por CX 14 El Espectador al Ing. Agr. Mario Costa, quien nos muestra nuevas facetas de Perico que queremos compartir con nuestros lectores

 

DB - Mario Costa es integrante del Hogar La Huella y también del Servicio Paz y Justicia, Serpaj. Y durante la misa de cuerpo presente, este sábado, también dirigió un mensaje a los presentes. Usted era amigo personal de "Perico", compañero de trabajo por alrededor de 30 años.

MARIO COSTA:
Exactamente 30 años. Lo conocí como alumnos de Seminario, y como a tantos nos invitó a trabajar, nos alentó, en el movimiento Castores, ayudando a construir viviendas en el país, con Mevir (Movimiento para la Erradicación de Viviendas Insalubres Rurales), con muchas organizaciones de autoayuda.

DB - Usted trabajaba en los Castores.

MC - Sí: hasta hoy. Mantengo el vínculo a través de mis hijos y con el núcleo de mis amistades a las que hasta ahora considero lo más selecto de lo que la vida me ha dado.

DB - Ubiquemos al movimiento de los Castores.

MC - Va paralelo a lo formal, a partir de la formación ignaciana (N. de R.: por Ignacio de Loyola, fundador de la congregación). Los jesuitas en el Uruguay (hablo, por ejemplo, de Román Lezama, fallecido hace ya varios años, Perico, y otros como Juan José Mosca, actual rector del Seminario), hacen una propuesta a sus alumnos con la intención clara de aproximarlos a la realidad social del país, con plena conciencia de que, por la extracción social de quienes acceden a esa formación, es altamente probable que en la sociedad ocupen espacios de cierto poder, para junto a la formación académica cargarlos de una sensibilidad social como para poder integrarla a las decisiones en su actuación como ciudadanos. Eso es, de alguna manera, ese movimiento que hasta hoy continúa, y por el que han pasado también mis hijos, felizmente, porque lo considero una formación complementaria a lo académico, que a mi juicio es más importante que lo académico.

DB - En esta misa del sábado, usted dijo algunas cosas cargadas de sentido: como que Pérez Aguirre "escandalizó a muchos con su proceder, y a muchos de los que están acá presentes". Se dirigía concretamente a quienes estaban allí, ...

MC - Sí.

DB - ...en la Parroquia Sagrado Corazón, el ex Seminario. ¿En qué sentido lo decía, o a quiénes se refería?

MC - En su vida (que no es este último año, no es sólo la Comisión para la Paz) fue muy autónomo, diría que ingobernable para muchos. El padre Mosca, en el momento del entierro, hablaba de "un amigo difícil". Son facetas de una figura descollante, muy particular, y que, en esa sensibilidad muy fuerte de compromiso con el dolor de los seres humanos, de su prójimo, no midió a quién le molestara su pensamiento. En un momento fue con el poder político, muy claramente en la dictadura, donde creo que enfrentarla lo catapultó a una situación de protagonismo; obviamente con el poder militar, también con el poder económico (sus polémicas en Búsqueda), y también al poder religioso. Porque a veces él decía cosas "inconvenientes", vistas desde el poder que hay allí también, ¿verdad?

DB - Creo que eso quedó reflejado en la posición anterior con el arzobispo.

MC - Sí; la fui siguiendo, y creo que es así nomás. Que a la Iglesia, como estructura vertical, le es difícil soportar a figuras que, de alguna manera, se atreven a disentir, a cuestionar y muchas veces incomodan. Creo que es el caso de él, y por eso lo dije.

DB - En relación con La Huella y con el Servicio Paz y Justicia, con la enseñanza que dejó en los Castores, ¿qué deja Luis Pérez Aguirre? Y la misma pregunta que en las entrevistas anteriores: para ustedes ¿es insustituible?

MC - Lo que nos deja es una vivencia, una realidad vivida (hoy Perico es historia), y un espíritu de compromiso que no admite justificaciones.

Creo que una gran diferencia de perfil de Perico frente a otras figuras de la sociedad, sobre todo en el ámbito religioso, es algo que dije también: que encaró a la injusticia sin ingenuidad. Hay un componente político (no partidario, pero político) de entender lo que ocurre en la sociedad, de una enorme agudeza, que él cultivó, que estudió mucho. Fue un estudioso, muy riguroso en su formación permanente, y creo que ese es un legado. Él no se permitía opinar sin saber; era una persona de un rigor, de un cuidado muy coherente en todos sus movimientos. Creo que lo que nos deja es esa actitud frente a la vida: buscar la verdad, buscar las razones (que creo que él siguió buscando hasta la muerte) de por qué no podemos vivir en una sociedad más justa, lo contrario a lo injusto. En esa búsqueda fue incesante y murió así.

Creo que es muy contagioso; me siento contagiado como muchos que estuvimos en la iglesia y muchos que no llegaron, porque felizmente el país quedó chico para su contagio y entonces contagió al mundo. He recibido muchos mensajes en mi computadora, y no he llegado todavía al Serpaj pero estoy seguro de que me esperan muchísimos más. Este uruguayo, más que uruguayo ciudadano del mundo, con su sensibilidad nos convoca, y es lo que nos queda de él. Es un precioso testimonio de un ser humano realmente talentoso, inquieto, agudo, exigente; muy exigente consigo mismo y con los demás. Por eso el padre Mosca decía "el amigo difícil". Difícil en ese sentido: "Nunca nos deja quietos", decía él.

Y a la segunda pregunta, respecto a si es sustituible, en La Huella y en Serpaj nos deja un enorme agujero. Nos deja un espacio difícil de llenar. No hay otro Perico, no lo podemos clonar. Pero, si siempre trabajó en equipo como lo hizo, si nos queda en el equipo la falta de un compañero muy difícil de igualar, la apuesta es a que quienes quedamos sigamos la propuesta que compartimos hace 30 años.

 

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