La Fundación Interamericana Ciencia y Vida y su Comité Científico, al término de la Tercera Edición de la Universidad Internacional de Verano Ciencia y Vida (México D.F. 23-27 de Agosto de 2000) y haciéndose eco de la Declaración de Guadalajara (1998) y de la Declaración de Cartagena de Indias (1999), suscribe e invita adhesiones para la

 

DECLARACIÓN DE MÉXICO

 

1. Tras una época marcada por la conquista social de los derechos humanos, y aun constatando el largo camino que nos queda por recorrer en su defensa, se hace preciso el discurso sobre los deberes sociales y, más en concreto, la reflexión sobre las necesidades básicas. En un mundo globalizado e interconectado, las necesidades de unos conforman los deberes de otros.

Ha de quedar patente que la dignidad del ser humano necesita reconocimiento, y que ha de procurarse con holgura de manera que todos y cada uno dispongamos de la seguridad moral y económica necesaria para una vida sana y plena. Consideramos que una de las manifestaciones fundamentales de la vida sana y plena es la posibilidad de acceder a los vínculos sociales que conforman las comunidades humanas. La fluida relación comunitaria es señal de calidad, por ello los poderes públicos deberán de respetar la autonomía de las comunidades y sobre todo de las familias como una necesidad básica del ser humano.

La cultura que emana del Siglo XX ha exaltado el protagonismo del individuo. De cara al milenio que ahora se inicia, se hace necesario subrayar también la vinculación entre todos los habitantes del planeta: los del Norte con los del sur, los de una familia con otra, los lazos que unen y construyen países. En esta tarea se ha de otorgar protagonismo a la sociedad civil.

2. Uno de los problemas más graves del mundo contemporáneo es la exclusión. En una sociedad que se dice globalizada y en un mundo que ha sido testigo de adelantos técnicos nunca antes imaginados, el desarrollo material contrasta de manera dramática con la lacra moral de la marginación y de la exclusión. La historia contemporánea es testigo de graves e injustas desigualdades entre los seres humanos.

El sigo XX nos deja la memoria de las guerras más mortíferas, de las fronteras más rígidas y, sobre todo, nos deja la triste herencia de una persecución nunca antes realizada contra ningún grupo humano: la efectuada contra los niños no nacidos a través del aborto. El aborto es la manifestación emblemática de la exclusión. Si nuestro tiempo agranda la diferencia entre los que tienen y los que no tienen, con el aborto se establece un muro infranqueable entre los que son y aquellos a los que no se les deja ser.

La solución a los problemas que plantea la exclusión pasa por la reafirmación social de una cultura de la acogida. En muchos de los países del Nuevo Mundo la acogida deberá manifestarse también en el reconocimiento a la libre circulación de personas y en la supresión de todas las prácticas de discriminación contra la mujer. Una cultura de la acogida es una cultura de la paz.

3. La ciencia tiene un protagonismo irrenunciable en la apuesta de la humanidad por su futuro. De entre los diversos campos científicos la genética debe, si cabe con mayor urgencia, fundamentarse en una sólida bioética apoyada en valores sustantivos universales y no coyunturales.

La investigación científica está al servicio de los pueblos y no al servicio de la misma ciencia y los científicos. Rechazamos por tanto, como formas de abuso y opresión, la experimentación con humanos no consentida ni informada. Defendemos la valiosa aportación de las gentes de América al patrimonio genético y a la diversidad de la humanidad y apoyamos la libertad de las familias del Nuevo Mundo ante cualquier intento de manipulación en sus pautas procreativas.

Asimismo, denunciamos de manera enérgica el esfuerzo de muchos por mercantilizar la investigación genética. Los gobiernos deberán establecer claras políticas de defensa de la ciudadanía contra el poder sin responsabilidad que adquieren las multinacionales farmacéuticas en el diseño y comercialización de fármacos.

4. América Latina está siendo víctima desde hace ya muchos años de políticas que no ha diseñado. En la conformación de las campañas y acuerdos mundiales la población de América Latina es más objeto que sujeto. Particularmente, los pueblos de América Latina son objeto de políticas globales de las Naciones Unidas en materia de control demográfico.

Nos parece abusiva la imposición sobre nuestros pueblos del criterio de "salud reproductiva", que ampara la exclusión de nuestros hijos mediante la apología del aborto, y el olvido por parte de los organismos internacionales de la defensa de la vida y de criterios incluyentes alternativos (por ejemplo el derecho al suministro de agua potable y el derecho a la condonación de la deuda). Defendemos la necesidad de que las políticas y campañas globales tengan un refrendo democrático que ampare la dignidad de todos los habitantes de nuestra región y del mundo entero.

En este sentido, las gentes de América Latina y sus gobiernos han de recabar el protagonismo mundial que les compete para reformar las Naciones Unidas. Las campañas de las Naciones Unidas deben dejar de estar subvencionadas con capitales privados; la labor de las Naciones Unidas debe estar abierta al escrutinio de unos medios de comunicación genuinamente libres; y las Naciones Unidas debes de convertirse en un organismo respetuoso con los derechos de todos por igual y exigente con los deberes de los que más tienen para los que menos tienen.

En la ciudad de México a 27 de Agosto de 2000.

( Se invitan adhesiones a la Declaración de México a partir del 7 de septiembre del presente año, a través de la página en red de la Fundación Interamericana Ciencia y Vida: www.uv.es/=perezjos/ficv o contestando a este envio).

 

 

 

Declaración de Río

 

Entre el 11 y 18 de junio de 2000, alrededor de 80 personas se reunieron en
el Encuentro Brasileño de Cultura y Socioeconomia Solidarias, em Mendes,
Rio de Janeiro, Brasil. Luego de una convivencia intensa y el trabajo
colectivo realizado durante uma semana, en el que se discutió la realidad
brasileña y mundial, compartiendo visiones y experiencias innovadoras en
los campos socioeconómico, político e cultural, fue elaborada y aprobada la
siguiente Carta, que sintetiza las visiones y propuestas de las
entidades/personas participantes.

FORMAMOS PARTE DE ORGANIZACIONES E INICIATIVAS DE SOCIOECONOMIA SOLIDARIA.


Somos mujeres y hombres de varias edades y etnias, profesionales de varios
campos, que trabajamos en el medio rural y urbano, en cooperativas y
associaciones autogestionarias y solidarias, en sindicatos, instituciones
de desarrollo, educación, medio ambiente y capacitación, representantes de
gobiernos democráticos y populares, e invitadas de otros países de América
Latina y Europa. Somos provenietentes de los estados de Amazonas,
Tocantins, Maranhão, Piauí, Ceará, Pernambuco, Bahia, Rondônia, Goiás,
Minas Gerais, Espírito Santo, Rio de Janeiro, São Paulo, Paraná, Santa
Catarina e Rio Grande do Sul. Participamos también de redes solidarias que
actúan articuladamente para transformar y humanizar las relaciones sociales
en las esferas local, nacional e global.

En respuesta a las propuestas del Encuentro Latinoamericano de Cultura y
Socioeconomia Solidarias, realizado en Porto Alegre en agosto de 1998,
hemos buscado crear y gerenciar redes de producción solidaria, de comercio
justo, de consumo ético, de trueque, crédito, debate e informática
solidarias. Hemos realizado un diagnóstico y una evaluación de los
emprendimientos cooperativos y solidarios en las diferentes regiones de
Brasil aquí representadas y hemos establecido directrices de acción
estratégica, apuntando a la construcción y al fortalecimiento de esas
redes, al mismo tiempo que a una acción más efectiva de presión hacia
políticas públicas al servicio del empoderamiento de la sociedad y de un
desarrollo socioeconómico autocentrado y soberano.

Más allá del trabajo de reflexión y profundización conceptual, hemos
realizado un intercambio de nuestras motivaciones, experiencias y
producciones, que movilizó nuestra intuición, emoción y espiritualidad, a
la vez que facilitó nuestra disponibilidad para escucharnos unos a otros,
aprender uno de otros y consolidar nuestra confianza mutua y nuestro
sentido de hermandad y solidaridad.

Nuestro punto de partida es una crítica vehemente al capitalismo, sobre
todo en su forma neoliberal, que ha hecho acompañar la producción siempre
más rápida de bienes materiales de una intensa concentración de la tierra,
la riqueza y el control de los recursos, poder y saber en manos de un
número siempre menor de grandes banqueros, empresarios, latifundistas y
especuladores. Denunciamos el éxodo que desarraiga las familias rurales y
provoca la sobrepoblación de las ciudades, el desempleo masivo resultante
de la rápida introducción de nuevas técnicas y nuevos métodos gerenciales,
pero también la política recesiva de obediencia a la receta de ajuste del
FMI; la creciente deuda interna y externa y los altos intereses que sofocan
la capacidad de inversión del Estado y producen una sangría de los fondos
públicos en favor de los especuladores; la desnacionalización y
privatización desordenada que alienan el patrimonio público; la apertura
predadora al capital extranjero, sobre todo especulativo; la renuncia a la
soberanía popular y nacional en favor de las grandes empresas, bancos,
políticos y burócratas del mundo rico y las agencias multilaterales; la
destrucción sistemática de los ecosistemas, las florestas tropicales, los
suelos y los manantiales. Rechazamos la cultura de la competición que tiene
como principio la exclusión, la forma dominante, jerárquica y egocéntrica
de organizar la economía, como así también el autoritarismo y la violencia
que son su consecuencia.

Reafirmamos nuestra convicción de que otra globalización es posible y
deseable, fundada en la cultura de la cooperación y en la ética de la
solidaridad; en la participación activa de todas las ciudadanas y
ciudadanos del país y del planeta, en el control y gestión de los medios
para su desarrollo personal y colectivo - una globalización que sea
cooperativa y solidaria. Afirmamos también nuestro compromiso de
implementar vías de desarrollo humano que nazcan desde adentro hacia fuera,
de los potenciales de la persona para los de la colectividad, de lo local
para lo nacional y global, de lo micro hacia lo macro.

Las experiencias presentes en el Encontro mostraron que es de la dimensión
interpersonal y social de las transacciones económicas que emergen los
lazos de afectividad y confianza. El crédito con aval solidario y control
social, apoyado en la confianza recíproca y el empoderamiento local,
garantiza una demanda sustentable y altos niveles de retorno en los
préstamos. La promoción de la cultura de la cooperación y la solidaridad,
acompañada de una educación dirigida a la práctica de esos valores,
viabiliza la autogestión, el trabalho emancipado y el desarrollo
sustentable fundado en el pleno respeto a los derechos sociales,
económicos, personales, culturales y ambientales, en los sentimientos
humanos y en el compartir efectivamente democrático del poder.

En la perspectiva solidaria, la relación entre quien consume y quien
produce va mucho más allá de comprar y vender um producto: involucra una
conciencia y un compromiso común en pro del Bien Vivir de todos, en el
presente y en el futuro, que implica en el cuidado con la natureza y la
biodiversidad, en la equidad entre mujeres y hombres y entre etnias, en una
concepción de trabajo que realiza y en una forma de producir orientada a la
satisfacción de las necesidades de cada ser humano y de toda la humanidad.

Sostenemos que es posible diagnosticar, planear, acompañar y administrar de
forma autogestionaria y solidaria el desarrollo de las cadenas productivas
- producción, comercialización, consumoo y crédito - y de los servicios de
fomento, como la tecnología apropiada, entre otros. Así es como la
viabilidad de la propuesta de la socioeconomía solidaria se apoya en la
complementariedad y en la solidaridade a lo largo de toda la cadena
productiva.

Buscando reforzar y ampliar las conquistas del Encuentro de Porto Alegre,
hemos decidimos establecer una Red de Socioeconomia Solidaria local,
regional y nacional, que garantice la continuidade del contacto y la
interacción entre nosotros y con otros emprendimientos solidarios
existentes en Brasil y otros países. Nuevos hilos para la ampliación de
esta red son bienvenidos. Su fortaleza está en su tejido, en su
inclusividad, en la calidad de la vinculación solidaria y amorosa entre sus
componentes.

PARTICIPANTES DEL ENCUENTRO BRASILEÑO
DE CULTURA Y SOCIOECONOMIA SOLIDARIAS





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