Año 1 Nro. 6 - 23 de Noviembre de 2001

i n t e r n a c i o n a l

Victoria imperialista que ha derrotado provisoriamente a la nación afgana
Las tareas de la clase obrera mundial con sus hermanos, los pueblos oprimidos agredidos por el imperialismo

Presentamos en este periódico las Tesis sobre la guerra del Comité Organizador del Trotskismo Principista (Cuarta Internacional). En estas páginas avanzamos en el programa y las tareas de acción revolucionaria inmediatas que surgen del desarrollo actual de la guerra. El mismo lo ponemos como moción para la acción de las organizaciones obreras y de masas y como propuesta para avanzar y dar pasos en la reunificación de las filas del trotskismo principista, que permita identificar con claridad a los que se mantienen en un programa revolucionario bajo los agudos embates de la revolución y la contrarrevolución mundial. Nuestra lucha por un Kienthal y un Zimmerwald para reunificar las filas del trotskismo principista contra los renegados de la IV internacional, encuentra un terreno fecundo en los agudos enfrentamientos de la revolución y la contrarrevolución.


La derrota nacional de Afganistán por parte del imperialismo angloyanqui y de la Alianza del Norte y demás fracciones burguesas de los señores de la guerra y la tierraæ, ha disgregado al país y lo ha hecho retroceder a bombazo limpio definitivamente a la Edad Media. Fragmentado en territorios en poder de los señores de la guerra, luchas interétnicas alentadas por facciones burguesas que compiten en servilismo a las potencias imperialistas, con "aduanas" internas donde se cobra "peaje" por transitar. Al hambre, la sequía y la parálisis económica del país ha sucedido un escenario de más hambre y opresión, donde las masas indefensas sólo atinan a huir del genocidio que está en curso.
Centenares de miles se hacinan semicongelados de frío y en condiciones terribles de hambre y enfermedad, en campamentos de refugiados en las fronteras con Pakistán e Irán. Contra todos los panoramas angélicos de mujeres felices y liberadas, se esconde que éstas sólo han reemplazado la "burqa" pashtún por el "chodairi" tradicional de las afganas del norte, pero siguen tan imposibilitadas de caminar tranquilas por la calle como antes, y ahora no están seguras frente a los ataques y las violaciones, ni dentro de sus casas.
Los trotskistas llamamos a los trabajadores y los pueblos del mundo a alinearse incondicionalmente con los trabajadores y el pueblo afgano contra el imperialismo. Sabíamos que tras las bombas y una derrota militar de la nación afgana, el régimen que de esa derrota iba a surgir sería mil veces más hambreador y terrorista que el Talibán, como los hechos ya lo están demostrando, con una nación partida, bajo control de bandas armadas cipayas del imperialismo, que se disputan entre sí las rutas del comercio, las comisiones de los futuros gasoductos, usando a las masas como carne de cañón. Es que con la derrota nacional de Afganistán, este país ha quedado atado con dobles y triples cadenas al imperialismo.
¡Esto vuelve a mostrar, por si no fuera suficiente ilustración toda la historia del siglo XX, que el imperialismo sigue siendo en el siglo XXI aun más que nunca, reacción en toda la línea!

Esta derrota nacional del pueblo afgano pone en dificultades al proletariado y las masas en lucha en el resto de los frentes de batalla en la guerra de clases que enfrenta revolución y contrarrevolución. Pero el imperialismo angloyanqui apunta no tan sólo a quedarse con el botín de un Afganistán fragmentado que mañana sea partido, como el Kosovo, entre las potencias imperialistas: prepara nuevos ataques, como contra Irak. ¡Y mañana irán por la revolución palestina, la vanguardia de las masas explotadas del mundo!
El proletariado de los países imperialistas va a ser la primera víctima del fortalecimiento relativo que han logrado los imperialismos, especialmente el angloyanqui, gracias al triunfo provisorio en Afganistán. Este proletariado, que hoy no ha reaccionado en apoyo de sus hermanos de clase, debido a que está atrapado en la trampa de sus direcciones traidoras, está ya sufriendo un enorme castigo en los EE.UU. e Inglaterra, mientras se preparan nuevas aventuras bélicas, al compás de la crisis que empuja a los monopolios a mayores y más decisivos avances en su dominio del planeta. En estos países, y en EE.UU. especialmente, si hoy vemos afianzarse y profundizarse un bonapartismo que ha barrido de un golpe las libertades democráticas formales de que se jactaban estas potencias, y multiplicarse los despidos y los ataques a las conquistas obreras al compás de la recesión que empeora, veremos mañana surgir el fascismo, para ponerse a tono con sus hazañas en los países semicoloniales y prepararse para futuras guerras interimperialistas por el nuevo reparto del mundo.
Mientras en Kandahar, Osama Bin Laden y el Mullah Omar de forma cobarde, después de haber abandonado el poder y la absoluta mayor parte del territorio sin disparar un tiro ni expropiar al imperialismo, están resistiendo para desde allí negociar su participación en un gobierno fogoneado por la ONU, el imperialismo, etc., la heroica resistencia en Kunduz ha demostrado que los 10.000 milicianos chechenos, pakistaníes y árabes, como las gloriosas brigadas internacionales de la Revolución Española de los años '30, no son mercenarios, sino que han ido allí a luchar convencidos de que la lucha en Afganistán, por el triunfo nacional afgano, es la misma lucha que en Chechenia y en el resto de los pueblos oprimidos de Medio Oriente y Asia.
Por eso los trotskistas gritamos bien fuerte: ¡Viva la heroica resistencia y la lucha de las brigadas antiimperialistas, obreras y campesinas que resisten en Kunduz! ¡Fuera la burguesía talibán que abandonó el campo de batalla sin tirar un solo tiro, ni tocar uno solo de los intereses imperialistas en la región!
Se ha perdido una batalla y no la guerra, y aún en el territorio mismo de Afganistán, por el síndrome de Vietnam, el imperialismo no ha podido poner tropas en el terreno, con lo que no puede terminar de consolidar su victoria en un solo acto (ver Tesis sobre la guerra que publicamos en péagina 19), por lo que no ha podido hacer valer su victoria en forma contundente.
¡Fuera el imperialismo de Afganistán! ¡Fuera los bombardeos y las tropas imperialistas, fuera la ONU y sus personeros! Ningún futuro les espera a los afganos en manos del imperialismo que lo ha masacrado, levantando una y otra vez gobiernos títeres o agentes directos que han venido expoliando y oprimiendo a los obreros y a las masas. A cada profundización en el nivel de sujeción al imperialismo, se profundiza el hambre, la miseria, la masacre.
¡Fuera de Afganistán el rey, los reyezuelos, Rabbani, la ONU, Bush, Blair y sus enjuagues contra las masas! ¡Por un gobierno obrero y campesino basado en el armamento generalizado de la clase obrera y el campesinado, y en el desarme, también generalizado, de la burguesía y los señores de la guerra! ¡Por una verdadera Asamblea Nacional revolucionaria con delegados uno cada mil habitantes, que recupere a la nación afgana, que rompa con el imperialismo y les dé la tierra a los campesinos, que nacionalice el comercio exterior, resuelva un plan económico obrero y popular al servicio de las masas explotadas de Afganistán y la región, liquide todo estado confesional y levante el derecho democrático de autodeterminación de las distintas etnias para impedir toda opresión que imponen las burguesías étnicas sobre sus propias clases obreras y campesinado y sobre el resto de las etnias!
Nada puede esperar la clase obrera de las direcciones burguesas, como lo demuestra la cobarde huída de los talibán, la entrega y la traición de Arafat al pueblo palestino, y la entrega y la cobardía de todas las burguesías nacionales de Medio Oriente, sirvientas del imperialismo.

¡Abajo al gobierno cipayo de Musharraf de Pakistán, y todos los gobiernos títeres y agentes directos del imperialismo contra las masas de la región! El proletariado y las masas pakistaníes deben retomar el camino de sus luchas y huelgas generales, y la acción antiimperialista, organizándose en forma independiente de las direcciones burguesas que los usan para discutir sus negocios en el reparto de Afganistán, rompiendo con las madrasas y los mullahs y formando comités de obreros y campesinos armados.

¡Fuera las petroleras yanquis, inglesas, holandesas, francesas, españolas y de toda Europa, y sus sirvientas las petroleras australianas, generadoras todas ellas de guerras y ataques a las masas! ¡Por la nacionalización sin pago de la producción petrolera y su puesta en funcionamiento bajo control obrero! La guerra nacional en Afganistán es hermana de las luchas de liberación nacional contra el imperialismo de todo Medio Oriente, el Magreb, y Asia Central, incluyendo las ex-repúblicas soviéticas.
Las bandas armadas de los carniceros imperialistas alentadas y dirigidas por los monopolios petroleros y el gobierno de Bush que los representa, buscan quedarse con los 3 billones de riquezas petroleras que descubrieron en Kazakstán, Uzbekistán y Tayikistán. Son esas burguesías, socias menores de los imperialistas, las sostenedoras de la Alianza del Norte, con el respaldo Putin y la burguesía gran rusa. ¡Abajo las nuevas burguesías tayika, uzbeka y kazastana, socias menores de la rapiña de las petroleras imperialistas! ¡Por la restauración de la dictadura del proletariado y de gobiernos obreros y campesinos en esas repúblicas ex -soviéticas!

¡Abajo Putin y la burguesía gran rusa, verdaderos patrocinadores de la Alianza del Norte, que intentan fortalecer su posición para discutir en mejores condiciones su porción de la renta petrolera frente al imperialismo! Esta nueva burguesía canalla, surgida de las entrañas del stalinismo en la ex - URSS, está siendo hoy utilizada como en los Balcanes, como el imperialismo utilizó a Milosevic y los nacionalistas gran serbios para aplastar a los bosnios y apoderarse de Kosovo, para después reventar Yugoslavia y mandar al mismo Milosevic y sus secuaces a prisión.
No hay lugar, ante la ofensiva imperialista, en medio de la crisis económica mundial, para nuevas naciones independientes. El capital financiero imperialista va por todo. A las burguesías nacionales que hoy usa para aplastar a la nación afgana los va a mandar al basurero de la historia cuando ya no le convengan, como ha hecho ahora con Bin Laden y sus socios talibán.
La clase obrera rusa debe ponerse a la cabeza de parar el genocidio del pueblo checheno y levantar las banderas de autodeterminación de los pueblos oprimidos. El proletariado y el pueblo rusos deben comprender que un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre, y unirse a los trabajadores y al pueblo tayikos, uzbekos, kazakos, kirguizes, en la lucha por poner en pie gobiernos Obreros y Campesinos, hacia una Federación libre y voluntaria de Repúblicas Obrero-campesinas de Asia Central, que pongan las enormes riquezas de esa región al servicio de los explotados y no de la rapiña imperialista, como un eslabón decisivo en la lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en los ex estados obreros en liquidación.

¡Abajo la burocracia y la aristocracia obrera blanca, de la AFL-CIO norteamericana, lacaya de Bush, y de la TUC inglesa subordinada a Blair, copartícipes ambas de la carnicería y la rapiña imperialista! ¡Fuera el demagogo Sweeney, el matón Hoffa y todos los dirigentes traidores y guardiacárceles del imperialismo en las organizaciones proletarias y de las masas!
Para la clase obrera de los países imperialistas, el enemigo está en casa. Si se asienta el triunfo imperialista contra la nación afgana, y se extienden los ataques imperialistas contra otros pueblos del mundo, será también una derrota de las clases obrera norteamericana y británica. Estas deben ponerse hoy más que nunca, de pie contra el régimen de terror, despidos y explotación que ha pegado un salto en los EE.UU., Canadá e Inglaterra como se muestra en el ataque a sus conquistas, los cientos de miles de despidos y en el recorte a las libertades formales.
La clase obrera de los países imperialistas debe luchar por la derrota de los ejércitos de sus propias burguesías imperialistas, deben imponer con los métodos de la clase obrera, los piquetes, el boicot, las huelgas generales, la paralización de la maquinaria de guerra imperialista. Debe poner en pie grupos de autodefensa para defender a los inmigrantes asiáticos, árabes, que están siendo agredidos por bandas fascistas y reprimidos y encarcelados con los mejores métodos de Videla y Pinochet, en las cárceles de EE.UU. e Inglaterra. Debe paralizar la máquina de guerra con el boicot en los puertos y en las fábricas de armas. La tarea del momento es dar vuelta el fusil contra las castas de oficiales de las tropas imperialistas. Así los trabajadores y el movimiento negro estarían retomando el camino de la lucha contra la guerra de Vietnam. Los trabajadores ingleses deben sacar las consecuencias que significó el triunfo de la Thatcher y el imperialismo angloyanqui en la guerra de Malvinas, que no solo sometió a los pueblos latinoamericanos con fraudulentas y enormes deudas externas, sino que sometió con golpes contrarrevolucionarios a la clase obrera británica, especialmente a los heroicos mineros ingleses que fueron derrotados en 1985 después de un año de huelga, con miles de despidos y las minas privatizadas y cerradas.
¡Abajo los pactos sociales con que la socialdemocracia, el stalinismo reciclado y las burocracias sindicales traidoras atan a la clase obrera europea a sus burguesías en aras de la "democracia", el "capitalismo con cara humana", etc.! La clase obrera europea debe romper los pactos sociales con que la socialdemocracia y el stalinismo reciclado la atan y subordinan a los carniceros imperialistas de la V República francesa, de la Alemania imperialista y demás potencias europeas. La clase obrera europea debe ponerse a la cabeza y sublevar a los millones de inmigrantes pakistaníes, argelinos, turcos, kurdos, etc., que en Alemania, Francia, España, etc. son el sector más explotado, y dejar que de su mano entre la revolución!
La heroica lucha de Seattle y Génova que conmovió desde adentro a las potencias imperialistas, no puede quedar en mano de las ONG, los Verdes, la socialdemocracia, etc., que pretende darle un "rostro humano" a la explotación imperialista. En mano de esas direcciones pequeñoburguesas subordinadas a sus burguesías imperialistas, se transformó en un movimiento totalmente impotente ante la guerra de Afganistán. ¡Fuera las ONG, las fundaciones imperialistas, etc., que lo han transformado en un movimiento de presión y de conmiseración con los pueblos oprimidos!

¡Fuera de Afganistán la ONU, esa cueva de ladrones al servicio de los imperialistas! Los imperialistas europeos como aves de rapiña se preparan para reclamar su parte del botín sangriento. Ellos fogonean un gobierno de unidad apoyado en tropas de países musulmanes con la presencia de contingentes alemanes, italianos, etc., para asegurarse de que les toque una parte bien jugosa de los negocios en un Afganistán transformado en un protectorado repartido entre las potencias imperialistas, como es hoy Kosovo.

¡Abajo la burocracia restauracionista castrista, que ha traicionado a cada paso la revolución latinoamericana, entregando a El Salvador, Nicaragua, etc. y hoy a Colombia, mientras llenó de banderas norteamericanas La Habana, en solidaridad con el carnicero Bush! La respuesta de su socio Bush fue inmediata, con el levantamiento de hecho del embargo, y el avance a pasos agigantados de la restauración capitalista en el estado obrero cubano. La lucha por la defensa del estado obrero cubano y sus conquistas queda en las manos de la clase obreras y las masas campesinas de toda América Latina y de la misma clase obrera cubana, para que la Cuba obrera esté al servicio de la revolución obrera y socialista y de la lucha antiimperialista en toda América Latina. La clase obrera y el pueblo cubanos deben derrotar a la burocracia castrista, entregadora de la revolución cubana, al igual que ayer Gorbachov, Deng Xiao Ping, y demás traidores stalinistas, entregaron a los estados obreros, transformándose de casta parasitaria de las conquistas obreras en burguesía restauracionista ¡Por un movimiento continental de las organizaciones obreras y campesinas de América Latina que imponga la ruptura con las burguesías cipayas, para luchar contra el imperialismo y en solidaridad con las masas explotadas de Asia y el Medio Oriente!

El siglo XXI ha comenzado con la heroica revolución palestina que ha conmovido todo el equilibrio de fuerzas que desde la Segunda Guerra Mundial se basaba en un verdadero portaaviones gigante instalado en tierra, que es el estado sionista-fascista de Israel, para mantener controladas a las masas de la región. Allí, en la revolución palestina, está hoy la vanguardia de la revolución mundial y de la guerra de clases.
¡Viva la heroica revolución palestina, vanguardia de la revolución en Medio Oriente! ¡Por la destrucción del Estado de Israel, abajo el ejército sionista fascista que ocupa nuevamente ciudades y campamentos palestinos! ¡No a los engañosos altos al fuego y acuerdos de paz, que sirven para que Arafat y los sionistas, a las órdenes del imperialismo, intenten desarmar y derrotar al proletariado y a las masas! ¡Por una Palestina laica, democrática y no racista bajo un gobierno obrero y campesino de las masas insurrectas y sus organismos de lucha y sus milicias, en marcha hacia una Federación de Repúblicas Obrero-Campesinas de Medio Oriente!
En la revolución palestina se libra una de las batallas decisivas de la guerra entre revolución y contrarrevolución mundial. La suerte de la clase obrera y de los pueblos oprimidos de America Latina y el mundo está indisolublemente ligada al destino de estos combates decisivos.

 



"La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos"

 


"La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos"

 

1