La Internacional - Eugène Pottier (1816-1887)*
La letra de la Internacional, que ahora presentamos en su versión original, traducida del francés, sufrió distintas "variaciones" según los distintos partidos que la utilizaron a lo largo de la historia. Hasta el punto de que, entre la letra original y las versiones socialreformista y estalinista, hay una gran distancia en su significación de fondo, a veces incluso en el mensaje explícito.
A nosotr@s no nos interesa recuperar las viejas tradiciones en vano, sino que lo que nos importa es, en primer lugar, su significado histórico y su actualidad política. En el caso de la letra de la Internacional, ésta es además una poesía, y su autor, un proletario. Está directamente inspirada en la revolución proletaria de París en 1871, cuya expresión más conocida y de importancia histórica reside en haber descubierto la forma política a través de la cual el proletariado podía levar la cabo su emancipación, la Comuna -que en el siglo XX encontraría su actualización en la forma de los Consejos Obreros-.
Escritos en París en 1871, los versos de La Internacional, dedicados a un miembro de la Comuna de París, permanecieron ignorados durante muchos años, hasta que se fue extendiendo como una canción y fue adoptada por los partidos socialdemócratas a fines de la década de 1880, casi 20 anos después.
La Internacional
Al ciudadano LEFRANÇAIS, miembro de la Comuna.
Es la lucha final:
Agrupémonos, y mañana,
La Internacional
Será el género humano
¡En pie! ¡Los condenados de la tierra!
¡En pie! ¡Los presos del hambre!
La razón truena en su cráter,
Es la irrupción del fin.
Del pasado hagamos tabla rasa,
¡Masa esclava, en pie! ¡En pie!
El mundo va a cambiar de base:
¡No somos nada, seamos todo!
No es de salvadores supremos:
Ni Dios, ni César, ni tribuno.
¡Productores, salvémonos nosotros mismos!
¡Decretemos la salvación común!
Para que el ladrón devuelva lo robado.
Para sacar el espíritu del calabozo,
¡Soplemos nosotros mismos nuestra forja,
Golpeemos el hierro cuando está caliente!
El Estado reprime y la ley trampea;
El impuesto sangra al desgraciado;
Ningún deber se impone al rico;
El derecho del pobre es palabra hueca.
¡Es bastante de languidecer en tutela,
La igualdad procura de otras leyes;
«Ni derechos sin deberes», dice ella,
«Igual que ni deberes sin derechos»!
Horroroso en su apoteosis,
¿Los reyes de la mina y del rail
Han hecho alguna vez otra cosa
Que desvalijar el trabajo?
En las cajas fuertes de la banda
Lo que él ha creado es fundido.
Al decretar que se le devuelva
El pueblo quiere sólo lo que le pertenece
Los Reyes nos llenaban de cólera,
¡Paz entre nosotros, guerra a los tiranos!
Apliquemos la huelga a los ejércitos,
¡Culatas al aire y rompamos las filas!
Si se obstinan, estos caníbales,
En hacer de nosotros héroes,
Sabrán bien pronto que nuestras balas
Son para nuestros propios Generales.
Obreros, campesinos, nosotros somos
El gran partido de los trabajadores;
La tierra no pertenece sino a los hombres,
El ocioso irá morar a cualquier parte
¡Cuanta de nuestra carne se comen!
Pero, si los cuervos, los buitres,
Una de esas mañanas, desaparecen,
¡El sol brillará siempre!
Es la lucha final:
Agrupémonos, y mañana,
La Internacional
Será el género humano
Paris, Junio de 1871.