La insignia de madera




La historia de la insignia de madera es larga, pero interesante; resulta ser que en 1887 nuestro fundador, estaba estacionado en Ciudad del Cabo, como Segundo Ayudante de Campo de su tio, General H. A. Smythe, comandante general de Africa del Sur. Poco tiempo después de la llegada de B. P. al Ciudad del Cabo, estalló la guerra con los nativos de la tribu "Zulú", comandados por su jefe Dinizulú. En ocasiones especiales, Dinizulú,usaba un collar de unos tres a tres metros y medio de largo que consistia de cerca de mil cuentas de madera de diferentes tamaños y grosores, algunas de las cuentas medían hasta diez centímetros de largo. Este collar era considerado sagrado por los guerreros zulues, y creían que si alguna vez llegaba a caer en manos enemigas, ellos tendrían que dejarse vencer; por lo que lo guardaban celosamente en una caverna en la ladera de una colina, custodiado día y noche. Cuando B. P. se enteró, se propuso capturar el collar y llevarlo a Inglaterra como un trofeo de guerra. Lo cierto es que lo consiguió, y no fué sino hasta casi 30 años después que le consiguió otro uso diferente al original.Mucho tiempo después del incidente de Dinizulú, Baden-Powell escribió el libro "El lobo que nunca duerme", que relata las incidencias del sitio al que fuera sometida la ciudad de Mafeking por los soldados Boers, durante 218 días; narra también en uno de sus pasajes una historia en la cual un anciano Zulú, le obsequió a B. P. unz tira de cuero que había sido amarrada al cuello del nativo al nacer, bajo la creencia que le protejería de todo mal. Al regreso a Inglaterra, B. P. lo conservó también como un "souvenier" de su odisea en Mafeking.

Diferentes maneras de hacer el nudo de la Insignia

En 1919 al finalizar el primer curso de adiestramiento para dirigentes, B. P. estaba pensando en que dar a los participantes como símbolo de haber completado la experiencia, y buscando estre sus cosas mas apreciadas, encontró el collar de Dinizulú, del cual saco un par de cuentas para cada uno de los participantes. Unos días después del curso, invito a todos los cursantes de ese primer curso, a cenar a un restaurante en la calle del Palacio de Buckinham, donde presento a cada uno de ellos su par de cuentas de madera, y les indicó que en ese momento, salieran a la calle y compraran un cordón de zapatos de cuero, y amarraran en cada extremo del mismo, una de las cuentas; y les indicó que se lo colgaran del cuello. Es así como nació lo que hoy conocemos como Insignia de Madera.





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