La Compañía de los Eternos Indecisos



Huida del castillo de Nibla

La Batalla del Minotauro

En alta mar







La Huida del castillo de Nibla

Después de recorrer gran parte del castillo de Nibla la compañía de Los Eternos Indecisos seguía buscando la parte del artefacto mágico que era el motivo de su misión. Eso los llevo a dirigirse a la parte inferior del castillo, hasta llegar a los sótanos de éste donde simplemente encontraron lo habitual, humedad y olor a humedad. Pero su intuición les decía que en ese lugar debía haber algo así que decidieron buscar puertas secretas o un habitáculo oculto, el cual al cabo de una intensa búsqueda lograron hallar detrás de unos fardos de leña. Se trataba de un pared corrediza hacia arriba la cual se encontraba, como era de suponer, bien cerrada, lo que no fue problema para Elbo y C.C. que usando su habilidades de ladrones lograron encontrar el dispositivo que abría la puerta. Cuando observaron para adentro llegaron a divisar que la cámara era muy pequeña y que en el fondo de la misma se hallaban tres cofres cerrados.

Como era de esperar ambos ladrones se abalanzaron sobre los cofres y en el mismo instante que intentaron abrir uno de ellos la puerta se cerró con violencia dejándolos atrapados. Superada la primera impresión siguieron con el trabajo de abrir los cofres y eso no los hizo advertir que el cuarto se llenaba de gas .

Mientras tanto del otro lado el resto de la compañía intentaba, sin mucho éxito, encontrar la forma de abrir la puerta. Finalmente consiguieron levantarla con sus manos pero solo unos pocos centímetros. En tanto Elbo y C.C., advertidos del gas, intentaban escapar de la trampa. Elbo unió sus fuerzas para levantar un poco mas la puerta mientras que C.C. intentaba colocar uno de los cofres para poder trabarla; después de un gran esfuerzo mancomunado lograron trabar la puerta y salir del encierro. Mientras tanto el gas continuaba saliendo por la abertura de la puerta así que decidieron salir del lugar de inmediato, pero la ambición se apoderó de ambos ladrones que sabiendo que quedaba un cofre por abrir decidieron meterse a la trampa y concluir con su trabajo.

Una vez terminado salieron a toda prisa al lugar donde los esperaban los demás y fue en ese mismo momento en que se dieron cuenta que el gas que estuvieron respirando era venenoso ya que sintieron como sus cuerpos se debilitaban y la vida se les escapaba a cada paso. Fue Elbo quien corrió con mejor suerte ya que gracias a su estatura no llego a respirar tanto gas y su gran resistencia a los venenos consiguió evitar el fatal efecto, pero C.C. no tuvo tanta suerte y fue por obra y gracia de la Señora de la Fortuna, la diosa Tymora, que a través de su sacerdotisa Sor Guada se mantenía con vida ya que ésta lo curaba cada vez que éste comenzaba a debilitarse, y así comenzaron la huída del castillo de Nibla.

Una vez en el exterior del mismo se dirigieron a donde se encontraban sus caballos, pero cuando estaban a pocos pasos de cruzar la puerta les salió al cruce una patrulla de soldados que cuidaban el castillo. Sin pensarlo dos veces la compañía saco sus armas y les hizo frente en lo que prometía ser una feroz lucha. Así fue como cada componente de la compañía comenzó a pelear con uno, dos o hasta tres de aquellos soldados, y fue CC quien se llevo nuevamente la peor parte porque en el fragor de la batalla se alejo de Sor Guada y esta no pudo seguir curándolo, y así el veneno comenzó a consumir su vida, la que llego a su fin gracias a la mano que le dio el capitán de la patrulla enemiga que descargo sobre el debilitado cuerpo de CC un violento Golpe de Llama que lo mato al instante.

Sin embargo, la batalla decantaba en favor de los héroes, y una vez terminada la misma los Eternos siguieron su marcha hacia los caballos (aunque tardaron un tiempo en convencer a Frodo que dejara de colocar su F en los cuerpos de los caídos).

Carha y Elbo cargaron el cuerpo de CC y lo depositaron sobre uno de los caballos y en el momento justo en que decidían emprender la huida una nueva patrulla salió a su encuentro, al ver que esta vez los soldados eran muchos más que antes, no dudaron en salir del lugar a todo galope (con toda la patrulla a sus espaldas). Fue gracias a la acción rápida de Elbo, quien tomo el Anillo de Ariete de la mano de CC. y comenzó a dar golpes a los soldados que le daban alcance, que la compañía logro huir de la patrulla con éxito y dirigirse al templo mas cercano para intentar revivir a su compañero caído...

Pero eso, eso es otra historia.


Relato extraído del Libro "Lo que un ladrón no debe hacer"
que la Cofradía "Los Amigos De lo Ajeno" daban a leer
a los ladrones que comenzaban en el oficio.



La Batalla Del Minotauro

Versión libre del relato hecho por C.C. "El Ladrón de almas"
en una taberna en algún lugar de los Reino Olvidados
después de beber una cantidad apreciable de cerveza...

Dice la historia que la compañía de los Eternos Indecisos caminaba por los pasillos de un viejo castillo en busca de lo único que les interesaba, tesoros. Después de enfrentar varios peligros y salir siempre triunfantes, llegaron a un punto en el pasillo donde su misión comenzó a complicarse ya que al final del mismo se encontraron con tres puertas, una a la izquierda, otra a la derecha y la restante en el medio, lo cual los puso en el dilema de tener que elegir cual de las puertas abrir primero. Tras deliberar por un largo tiempo y sin poder ponerse de acuerdo C.C. y Carha decidieron entrar en la puerta del medio, mientras que el resto de la compañía seguía con las deliberaciones.

Al entrar se encontraron con una oscuridad absoluta, la cual no les permitía ver mas allá de sus narices, pero esto no los acobardo y usando una antorcha siguieron adelante. En el mismo instante en que cruzaron la puerta oyeron a sus espaldas como esta se cerraba con un violento estrépito. Al acercarse comprobaron que la puerta había sido sellada y por mas que intentaron abrirla no lo lograron. Mientras seguían intentando abrir la puerta escucharon el ruido de unas pisadas sobre el piso de piedra, no vieron nada hasta que C.C. acerco la antorcha en esa dirección. En ese instante estalló un bufido como el de un toro enfurecido y en plena oscuridad aparecieron unos ojos rojos.

La criatura era enorme y se abalanzo con total furia hacia donde estaban C.C y Carha. Fue gracias a su destreza que ambos se corrieron en el momento justo antes que la bestia los embistiera y les clavara sus afilados cuernos, los cuáles fueron a dar contra la puerta, quedando atrapados allí.

C.C y Carha se dieron cuenta que contra lo que se disponían a pelear era un Minotauro enorme, el cual blandía un hacha de doble filo del tamaño de un ser humano. Sin perder un segundo los dos arremetieron contra la bestia aprovechando que esta seguía atorada contra la puerta , así fue como ambos descargaron golpes con todas sus fuerzas, los cuales hubieran significado la muerte para cualquier bestia menor, pero que al Minotauro solo lograban enfurecerlo, siguieron dando golpes violentos sobre el cuerpo del monstruo hasta el instante que este se zafo de la puerta y ataco a ambos con su enorme hacha e hizo que los dos guerreros saltaran hacia los costados lejos del alcance de la mortal arma. Se desato entonces una feroz batalla dentro de la pequeña habitación la cual apenas era iluminada por la antorcha que se encontraba tirada en algún rincón y que dejaba ver muy poco y solo hacia que las sombra se proyectaran como fantasmas sobre las paredes.

El Minotauro supo al instante que el gnomo seria un presa difícil de agarrar por culpa de su pequeña estatura así que arremetió contra el elfo, y ese fue su error, ya que en el instante en que se disponía a atacar a C.C., Carha hundió su espada en las piernas de este. Al girar el minotauro para golpear al gnomo, C.C. aprovecho para usar su anillo mágico de ariete (conocido como el cabrito) y descargó un golpe el la cabeza de la bestia el cual casi lo hace caer sobre Carha que se movió en el momento justo y continuo con su ataque sobre el monstruo.

Así fue como la batalla se fue desarrollando con gran violencia y las sombras que proyectaba la tenue luz de la antorcha le daban a la lucha un escenario mas tenebroso y escalofriante, hasta que la luz se consumió totalmente y fue en ese preciso momento que la vida del minotauro se extinguió junto a la del fuego. Nunca se supo quien fue el que le dio golpe de gracia a la bestia, lo que si se supo es que una vez que salieron de la habitación Sor Guada De Tymora tuvo que rezar por horas a su Diosa para curar las heridas de los dos guerreros.



En Alta Mar

La Compañía de los Eternos Indecisos seguía la pista de una de las partes del artefacto mágico "El Martillo de Bane" , la cual los condujo hacia uno de los puertos mas importantes de los Reinos.

Después de indagar por un rato en el lugar no hallaron ningún rastro de la persona que llevaba el artefacto, fue así que decidieron pedirle ayuda a la Diosa Tymora a través de Sor Guada, quien ejecuto el hechizo "Búsqueda" el cual hizo que la sacerdotisa percibiera la energía del artefacto. Con la guía de Sor Guada llegaron a lugar donde éste se encontraba, pero se dieron cuenta que les resultaría un poco difícil llegar a él porque la energía provenía de un barco que acababa de zarpar.

Sin perder un segundo la compañía subió a un bote con la decisión de darle alcance, lo que lograron al cabo de un gran esfuerzo mancomunado. Después de subir a cubierta y silenciar unos cuantos marineros, Sor Guada los guío hasta uno de los camarotes donde percibía la energía del artefacto. Al abrir la puerta se encontraron con un hombre de cabellos blancos que leía unos pergaminos, quien al ver a la compañía salto de su silla y comenzó a gesticular palabras al tiempo que sus manos se movían a gran velocidad dibujando extraños símbolos en el aire; al ver esto la compañía supo que se trataba de un hechicero y que se disponía a lanzar un conjuro sobre ellos.

Sin pensarlo dos veces Carha y Elbo se abalanzaron sobre el mago, pero ni bien entraron al camarote una fuerza extraña los hizo olvidar el por qué habían entrado y sin mas decidieron salir. Al ver la actitud de los gnomos, Frodo y C.C. salieron disparados en dirección donde se encontraba el mago pero fue demasiado tarde ya que éste lanzo su conjuro sobre ellos y ambos guerreros sintieron como sus cuerpos se inmovilizaban en medio del camarote, era como si una fuerza los retuviera y no los dejara moverse. En tanto Sor Guada caminaba a paso firme en busca del mago para evitar que lance un nuevo hechizo mientras Carha y Elbo, una vez afuera del camarote, se preguntaban por qué habían salido de la lucha y al no encontrar repuesta decidieron volver a entrar, pero una vez que atravesaron la puerta los atacó nuevamente esa fuerza extraña que los obligó a salir del camarote y así se la pasaron los gnomos entrando y saliendo una y otra vez, mientras Sor Guada luchaba cuerpo a cuerpo con el mago en una batalla feroz en donde los dos contrincantes no se sacaban ventaja.

Después de unos minutos Frodo y CC sintieron que sus cuerpos salían del aprisionamiento mágico y sin dudarlo decidieron atacar pero al instante olvidaron todo y se dirigieron a la salida. Una vez afuera se encontraron con los gnomos discutiendo el por qué salían sin luchar, en ese momento Sor Guada gritaba que el mago se escapaba, Frodo y Carha volvieron a entrar al cuarto y esta vez siguieron avanzando sin dificultad contra el mago pero este desapareció ante sus ojos, sorprendidos los guerreros se asomaron por el ojo de buey y observaron que volaba sobre el mar; en tanto CC y Elbo, que habían visto como el mago desaparecía del cuarto, guiados por una intuición subieron a cubierta.

Fue Elbo el primero en observar al mago sobrevolando uno de los costados del barco, al ver eso se le ocurrió una idea y salió disparado hasta la proa indicándole a CC que lo siguiera; una vez ahí cargaron el arpón en la gran ballesta que se utilizaba para cazar ballenas. Después de un gran esfuerzo lograron cargar la ballesta ya que ninguno había disparado una, pero a pasar de su torpeza se la ingeniaron para poner en posición el gran arma y una vez que tuvieron en la mira al mago hicieron el disparo, el cual encomendaron a Tymora, y como si el arpón fuera guiado por la mano de la Dama se incrusto en el abdomen del sorprendido mago, que cayo al agua, con el arpón atravesándole el cuerpo. Sin perder tiempo CC y Elbo comenzaron a traer el arpón hacia el barco, cuando izaron el arpón vieron el cuerpo sin vida del mago.



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