Una vida de terror
Jueces, sabores y cajas se tropiezan con tus pies con ese paso incesante-una marcha que terminará no sólo en el portal que abre la muerte, sino en el espacio que quede en esos rincones donde no nos atrevimos a entrar, donde no nos atrevimos a meter la mano por el miedo de encontrar un amigo que quizás nos daría la llave para cerrar la puerta.
No, nosotros nos detenemos y soñamos, creemos que el viento nos llevará hojas a la mano y limpiará todos nuestros sentidos. No, nosotros tranquilamente nos detenemos y soñamos, tranquilamente soñamos...
Philippe Andrade