El ojo inmóvil



Ja! vuelvo a levantarme,
y los sucesos de ayer
son sólo detalles innecesarios
en una película
que todavía no comienza.

Por primera vez me fijo
en que ese reflejo existe,
que me está mirando,
incesante, paciente,
sólo observando cómo
me llevan mis pensamientos,
cómo me hipnotiza la música.
Se ríe porque sabe que yo
ni siquiera me doy cuenta
que estoy recostado, muriendo,
eternamente muriendo,
dejando que la sangre de mi espacio,
corra por mis dedos y es pierda
como las burbujas que exhalas
en el fondo del mar;
como las balas sulfúricas
escapando de tu temible sed.



Philippe Andrade

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