| Al día siguiente
de nuevo en pie tempranito, desayuno de caldo arepa y huevos, liquido a
las cantimploras y de nuevo en el camino. Unas cuantas fotos del pueblo(muy
limpio por cierto), sus casas, la escuela de la salida y las infaltables
cabras.
Esta vez, a pesar de que el camino era mucho más amable y corto, estuvimos todo el tiempo como cuando éramos niños y los papás nos decían “después de aquella curva y a llegamos” y nada. Pero finalmente llegamos, entre sonrisas de labor cumplida y sudor por montones. Barichara, bueno, para los que no lo conocen, es un pueblo precioso, tranquilo, (aunque ambas cosas en exceso) que da al Cañón del Suárez y un montón de cosas que en un paseo particular ya les contaré.
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Todos llegamos bien, Mona incluida - durmió durante todo el trayecto en el bus y en los siguientes dos días- pero a pesar de l cansancio y las ampollas eramos concientes de lo mucho que nos gustaría pasar más tiempo en esta tierra. |
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