Antología poética / selecciones de Carlos López Dzur

CONTENIDO

Indice / Obra Literaria de Carlos López Dzur

Partidas Sediciosas de 1898: Campesinos Armados en Pepino (Parte 1)

Partidas Sediciosas de 1898: Campesinos Armados en Pepino (Parte 2)

Los Tipos Folclóricos Pepinianos

Poetas y Literatos Destacados de San Sebastián del Pepino

La poesía pepiniana y el folclor: Enfoque Heideggeriano

Del Unionismo al Anexionismo

Tijuana: Dolor de Parto / Libro de poemas de Carlos López Dzur

Libro de la Guerra / Presentación

La pintura y las bellas artes en San Sebastián del Pepino

Heideggerianas / Libro Completo / Tercera Parte

Heideggerianas / Libro Completo / Cuarta Parte

El Hombre Extendido / Poemario premiado en el Certamen Literario Chicano de la Universidad de California, Irvine

El Hombre Extendido

Antología del Erotismo

Homenaje a Pan

Prisa

Privacidad (1)

Privacidad (2)

Texto 111 /sobre el oír

A unos ojos (112 al 115)

A las madres (Texto 116
de El Hombre Extendido

Antología (1)

Antología (2)

Antología (4)

Antología (6)

Antología (6)

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Indice a páginas de Carlos López Dzur

Diario de Simón Güeldres (1)

Diario de Simón Güeldres (2)

Obra poética

Tantralia (1)

Tantralia (2)

Tantralia (3)

Corinna Harney

San Sebastián del Pepino: Convocatoria al estudio de su historia

Monografía 1

La Ruina de los Prat

San Sebastián del Pepino

San Sebastián del Pepino / 2

San Sebastián del Pepino / 6

San Sebastián del Pepino / 7

San Sebastián del Pepino / 8

San Sebastián del Pepino / 9

San Sebastián del Pepino / 11

San Sebastián del Pepino / 12

San Sebastián del Pepino / Ilustres 1

San Sebastián del Pepino / Ilustres 2

Literatos y poetas de San Sebastián

El poeta vendido

El hombre extendido / Comentario

El verso

El aliado infiel

Herido de Luna

Tus piernas

Ella y yo silencio

A Gabrielle

Hebe sin mandil

Frags. 5 al 9

Frags. 10 al 14

La palabra amorosa

Fisiología de la excitación

Bíos

Incertidumbre

Vejez

Los poetas

Blinda

Mizar

Estival

Unionismo y Anexionismo

Escríbeme a:

Carlos López Dzur

Oficina

Homenaje a Pan

¡Qué hermosa santidad
tiene tu cuerpo, peludo en el pecho,
caprino en las costillas, tierno en el semblante!
Seguro que tienes la mente en los talones
y sudas flautas por cada tejido,
célula por célula, núcleo por núcleo.
¡Pan-Todo... pan-inclusivo,
sin levadura, pan natural,
pan saturado de pan!

2.

Sátiras semillas diseminas
dentro/fuera/entre las piernotas vegetales
de la Tierra y los senos derramados de los cerros.
Pan de leche llovido en galaxias explosivas
como Vaca Voladora que fuíste de los cielos
y Gotas de Castrado sobre Urania
y espuma del mar y todo infierno y todo Gólgota.

3.

Cuando se forma la Primavera del Mundo,
Ofión-Bóreas rapta todo lo que es bello
y Pan corre por los huertos arcádicos
por sus caprichos, desnudo,
ninfas de los ríos, sin escapada.
La piel se transparenta de hermosura viva
y el pulmón echa su meta de salvar
cada divino grano de certidumbre y honra,
cada espacio de aire, brisa y aroma.

4.

En la divinidad de esta voluntad,
se construyen nudillos y anchas manos.
bulla de piernas, se manifiesta la boca,
se bendice lo universal y lo íntimo,
lo cósmico y la sustancia,
la esencia y la privacidad.

5.

Te ofrendo mi testae,
recibida como abrigo exterior a mi semilla,
cáscara de gameto fermentado
que creyó en la esposa del testiculus.
Cierta evidencia en las orquídeas prefigura
que la concha es un angeion vacío.
Tú no hagas caso: te doy fe
de que estoy testiculatus
con mi tubérculo muy sólido,
lleno de ovas, rico en amnios,
disponible para el cigoto, tête-á-tête.
Te dejo mi testosterona para
la vivípera afrodisia que te plazca.

6.

A veces, no siempre,
yo me lo amacizo contra mi pecho
como otro corazón que me hace falta
y me dejo llevar por su latido,
más iluminado que el mío,
a pesar de lo oscuro y voláfugo.
A veces, tenemos que bailar juntos
sin que nadie nos vea, como en las cuevas,
antes de salir a darnos a gregarios rituales
con las gentes del mundo.

Don Nadie nos fuñe costilla abajo
y giramos con talones de cómplices
y como trompos dulcemente amarrados
del ombligo.

El coloca sus manos sobre mis hombros
(¡para que no lo hagamos!)
ya que tendremos que bailar
lo menos tristemente que podamos.

Su bestia me observa con ganas
de besarme o morderme.
Al menos hasta que aparezcan
las putas ninfas que invocamos.

Es tan triste estar solo,
tiernamente indefenso, con un corazón
que tiene arpas en sus silencios,
violines en el estómago!

Busco de mi esqueleto y mis mañas
alguna parte que lo identifique
y pregunto inútilmente dónde estoy
y por qué esta sucia felicidad
de segunda mano,
esta generosa miseria de ejemplos
de otras poses y regularidades,
baúl con memorias
e inútiles conveniencias...

Por eso, el corazón desciende
como geotrópica estrella, redentora,
y se posa en la concha más dura y amarga.
Se reinventa su cintura, tronco inmenso,
su cuello, que levanta
a la copa de los aires,
su cabeza soñadora,
tan poco acostumbrada
a dar consuelos y danza,
de árbol a árbol,
¡conmigo —sí,
conmigo!

7.

... Vengan, jijos de la pelma,
cantad a cántaros.
Los crotarios se apulgan
para desafiar el momentoquio...

¡Pronunciad la verbuda campanela,
dividido el amafe del silencio,
ocultad de una vez el sublime eructo
del nóumeno apofántico!
Los vecinos se llueven para testificar
la penetralia y el silabario espera
describir la consigna ecorial
con pupilas y hongos del chismerío.

¡Verbéen como labiosos del gofio cotidiano;
tengan sus versifolios a clamor de boca!
La calle se transita de lexemas exoflemos
y se amelcocha con rebotes de candela.

¡Iniciad el salivero, timoratos,
sacad la verba, dad verbazos!
¡Dos sátiros se masturban en la calle!
Acusad su desparpajo,
desencubridlos con sabiduría...
¡En fin, que vivimos en espuma etimológica!

8.

Venga el que canta y credencial en mano
vea que los sátiros existen
con patas peludas y envidiables falos.
Venga el que habla, con señal de poeta,
y testifique que hay demonias llamadas
angelitas, ninfas, nereidas, náyades...
en fin, vírgenes que, al levantar la cola,
se las empinan los asuras
del fondo de la Tierra.

Vengan los cantores
y los esperanzados
por bellezas secretas
y escríbanlas y cántenlas
para la posteridad incrédula:
¡si vimos la belleza y nos faltó
la frase adecuada, la voz
y el valor para narrarla, sin culpa
ni azote ni mojigatería,
que se nos cuelgue
de los güevos!
Se mentiría a la canción y a la alegría,
maldita en bendición extravagante,
por no cumplirse.

3-5-90 - Irvine

Prisa

¡Qué violenta y golosa es la tierra que conozco
por causa de esta prisa, de los pies a la boca!
Yo voy donde me llevan sus palabras
que brincan a los vientos,
de norte a sur,
de meridiano en meridiano.

Esta gloria de caverna me devuelve
la gruta del salvaje,
el río de las muchachas atroces
que tienen azadas en las voces y pájaros
en la náusea de sus vientres.
El sol y la negrura están pariendo
y de la mano y las rodillas
se raja el ferroníquel
y el gneis dispara más palabras
que las que jamás se hablaran.

Me arrastra la gravedad consigo
hasta el colmo de un dios escarabajo
para que se abra este corazón
desde lo oscuro
como una granada iluminada
allí donde hubo pausa
y el porvenir no era destino.

Abril, 1997
(Publicado en La Blinda Rosada, 27 de noviembre del 2000)

Privacidad

Yo no soy un perro ni ladro
por el show del espejo.
A las ciegas pupilas
sin tambores de sílabas,
al dolor que no se deyecta en las orgías
de las contradicciones, eludo.

Yo soy el amor que encuentro
por algo más valioso
que el hueso relamido.

No vivo de soñar pasivamente
la réplica material de aquello que deseo.
Máquinas caprichosas, tecnologías
de inauténtica piedad, aborrezco.
Del burócrata que a voces grita:
¡Temperancia! ¡Moral!...
sí, escapo.

Yo soy el amor en la casa, no en el patio.
De modo que no los necesito.
Para mí, que no definan sexo ni salud
ni prudencia ni mansedumbre
cuando la cama sea el reposo
y la puerta abierta, gozo de mis ojos.

18-2-1996

Privacidad (2)

Hay que urdir en secreto,
privadamente,
el modo de echarlos de los predios.

Impugnar la cercanía del intruso
que muerde la sustancia
más propia y anhelada
de los sueños
con negligencia de truhán.

Me han herido
cuando el ladrido comienza
y callo porque nadie responde.
Cierro mi libro cuando les veo que llegan
Mi canto continúo cuando ya están lejos.
Voy al exilio más oscuro, más desconocido,
cuando vienen con quincalla de espejuelos
y trance de alabanza y falsas bendiciones.

12-7-1995


111.

Oír internamente es entrar
al laberinto óseo,
al caracol que nos da altares
y tambores y martillos y túneles.
Oír es saludar al profeta
y al veedor tubular de los sonidos
en la Cóclea sagrada, tan oscura.
El navega en las aguas interiores.
Está abriendo los flujos de potasio.
Está llevando las axonas
del desierto
a la mágica alquimia
de los olivares.

7-14-1980

112.

Te fundaré los ojos
como dos capangos
duros
en apariencia de cristal
porque la luz se olvida
y los ciegos taimados y brutales,
por engaño, la arrebatan.
La encubren.
Haré tus ojos blandos, por igual.
Y una dulzura insertaré en ellos,
bellotas diminutas
con las estrías secretas
por su corteza blanda.

Filtros de luz serán.
A veces, en la disparidad biocular
y por información insuficiente
del fenómeno, será como quieren,
caprichosos, desafiantes.

Si hay miseria visual en la fovea
no será la culpa de tus ojos.
¡Yo los quise así, tentadores!
Como blinda será tu horizonte.
Con fino material
de oxidasa citocrómica
te haré las córneas,
los músculos ciliares y los nervios,
¡y unas pestañas largas,
peludicas, bien soñadas!

Con lluvia de axonas que proceden
de tu corteza estriada,
con conos y bastonzuelos,
haldearán tus gestos de pupilas,
dilatadas en la penumbra,
casi diminutas
y por luz, deslumbradas.
Tus miradas tendrán filos de espadas;
quietos secretos de tumba.

9-2-1979

113.


A unos ojos

Como creador te celaré,
querré que me busque tu mirada.
Por algo hice la córnea
como ventana transparente
y al iris dí policromías para que cumpla
con las demandas y complacencias
de muchas multitudes.

Orgullosamente, sensible
al movimiento de mi boca, tú buscarás
mi beso hasta en el punto ciego
y en el lente cristalino
del fantasma lujurioso y cambiadizo.

Voy a encantar la niña de tus ojos,
tu alma que ríe, tu emoción
que llora y humece
el azul del firmamento.

19-9-1980
Del libro Hombre extendido

114.

Invoco el ser más puro: el fuego de los ojos.
Clamo a mis anhelos, transeúntes perdidos
que, aún en demora, anticipan
la angustia en las esquinas.
Inventaré las palabras que más se parezcan
al recuerdo de las imágenes visuales
olvidadas,
aquellas que fueron sonoras
aunque apenas táctiles;
se fueron yendo tan a prisa
de la mirada; pero se quedaron
soñadas bajo los párpados
con forma de belleza.

19-9-1983

115.

¡Abriré una gran mano!
La mano del pre-aviso; la que ofrenda
después de su abundancia
y se queda vacía.
La siempre pordiosera, abismal mano.
Antes, innecesariamente, la llené
de lo que me abundara, consumo necio
del eco y la réplica; tener
sin de veras desearlo, ¡tener y más tener!

Por eso hoy jala tal mano hasta sí
con la presencia de objetos innominados
extrañamente perdidos o ignorados
hasta el desprecio de lo inconseguido.
¡El gemido declara lo que nunca obtuvo!

Ay, la pertinente mano, accidentada,
dice su yo, se define...
¡no es corazón surtido!

Volver a estar vacío,
tal es su sueño.
Hoy se inventa al quiero poderoso.
Da la primera ofrenda
por los destituídos...

19-9-1983

116.


A las madres

Ser extenso y extenderse
es tan simple como desocultarse.
Salir de los sarmientos,
llamarte Madre, mordisco
de tu boca, evamadrearse, Memoria.
Las peras no pedirlas al olmo.
¿Quién tiene, sino tú,
la pulpa y la semilla,
quién se desbruja en tierra
como causalidad objetiva?
¿Quién que sea burbuja e hilandera
y nos tenga como gota de sed
que hilvana en redes y parches y células
con el hilo de su aguja
maternal, gregaria, remota?
La que es pálpito y latido causante
a la oreja que escucha en el origen
y aprende a gritar, por la leche social

con sed de tribu, la que enseña
a extenderse, ¿quién sino tú, madre?
Tú, la raíz, el óvulo necesario,
las concatenaciones intrísecas,
el beso del conexo, tú
que originas la súbita exterioridad,
heredas el proceso.

La consciencia no es anterior
a la Naturaleza
aunque batas la masa y produzcas el pan.
Todo está en tu guiso.
¡Madre!

5-15-1980

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117.

La madre es la presencia.
Y aún tu propia sombra.
Luna en la penumbra.
El sol neutrónico.
La estrella del destino.
Con su primer bocado
nos destina al latido.
El primer alimento la madre es.
El primer pan y la última semilla.
El primer sorbo lácteo
y el futuro mitocóndrico del beso
en tersa grasa, almacenado.
Madre, amaste el placer
y el sacrificio, lo heroico
y lo tiernamente trágico.
Vino contigo la vida y la promesa
¡y va por tí la muerte y no lo entiendo!
Presencia de misterio, no te vayas
sin desocultarme; tampoco
olvides mi consuelo.

5-17-1980

118.

En los eventos causales
eres la pera que no se pide al olmo.
Niegas al taimado sus caprichos.
El honesto fuete te pervive.
Te han dicho débil y te han esclavizado
pero, saben todos que eres
el ibris, la riqueza visible
y el gran salto
del dolor a la dicha,
de la fe a la creación concreta.
¿Ves por qué sólo a tí pido?
Sólo tú puedes ser diosa en los ríos,
náyade de los campos,
sólo tú, árbol de conocimiento
y real esperanza.

¡Tú desocultas lo que se esconde
en el azar y todo lo pones a raya!
Eres el ser extenso más bello y luminoso;
eres niña y mujer y madre
y autora de los años y las sabias tormentas
¡por eso se te invoca como vírgen!
por ser tan poderosa,
bruja, salvaje,
independiente.
¡Ojalá pueda ser como tú,
extendido a los senderos
de todas tus memorias,
ojalá me entregues el fruto
de tu paz misteriosa
y muerda igual que tú
la infinita serpiente:
¡la sabiduría!

4-11-1983

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