Sopanda / 27.
Pedro el Potro / 28.
La Cenicienta y los espejos / 29.
Don Manuel está borracho / 30.
Don Agudo fue lavapotes / 31.
El disparo / 32.
El carabalú de María Peregrina / 33.
¡Aquí viene Oppenheimer! / 34.
Los tiempos del Amo Paché / 35.
Sabidurías de Catín La Coja / 36.
Los ultrajes contra Eulalia / 37.
Jimmy Meneíto / 38.
Moncho Botella / 39.
El fantasma de Mingo / 40.
Ver / 14
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16. / 17. / 18. / 19. /
Comentarios sobre la novela
«Con el primer párrafo, de «Don Lion el Levitante», ya me has ganado, Carlos. Con el resto, sencillamente te aplaudo. Excelente ritmo de narración, riquísimo vocabulario, muy buen uso de los tiempos y las puntuaciones. Transmites con mucha facilidad y es sencillo imaginar o visualizar las escenas de la historia. Tienes buenas maneras de narrador y perfilas muy bien el registro de cada personaje. Enhorabuena por tu escrito. Me ha gustado mucho»: Igner, escritor español.
«No conozco para nada los personajes ni las locaciones, sin embargo, al leerte es como si me transportara a Maricao o Pepino, acompañando a los personajes. Muy bien narrado»: Juan E., escritor español.
«Durísimo relato, «La paliza», bellamente realizado, enhorabuena, un abrazo»: Azpeitia, escritor español
«Esta parte [«La capitaleña»] me fascina. Muy bien escrita; vives y te transportas»: Zanuit.
«Carlos, ya me empecé a leer tu novela y me gustó su tono zumbón y pueblerino, pues manejas en la novela un espanol que ya es muy raro oir y que me recuerda al Pepino de la infancia, a una convivencia que ahora, a la distancia, podemos decir que tenia tanto de opresiva como de poética. Mientras la vivimos (lo digo por mi) me parecio siempre mós opresiva que poética, pero, bueno tú captas muy bien ambas cosas, pues la una se alimentaba de la otra... No sé, había una especie de aislamiento que asfixiaba, de ambiente incestuoso, de insularismo, de genealogias y abolengos venidos a menos, de maldiciones que se cargaban de generación en generación y telenovela, que le daba cierto cariz de Macondo al pueblo... No sé si ocurria asi en otros pueblos, o en todo Puerto Rico. Lo cierto es que ese mundo desapareció, como desaparecio del pueblo nuestra generación, pues según me cuentan el 90% de nosotros emigró. Se fueron los que se quedaron (nosotros), y volvieron los que en nuestra infancia habían emigrado.
El pueblo ahora es una combinacion de Wendy's con donas con monos pentecostales y armadas con SUVs. Temible. Y se respira la soledad en las calles, como en los pueblos fantasmas del Oeste, porque la vida gira en torno al viaje de la urbanización al mall y de ahi al templo... Nada que me alegro que quede una constancia de aquello en tus textos.
¡Carlos, chico, qué mucho sabes de ese pueblo y sacar una novela de ese pueblo --ahora ciudad-- no lo creo! Sabes que hay un libro muy bueno sobre la emigración pepiniana a Chicago y el regreso de esa gente que está hoy en día casi toda en Robles en unas casonas rimbombantes que ni te cuento»: Dr. Arnaldo Cruz-Malavé, profesor de Literatura Comparada y director asociado del «Latin American and Latino Studies Institute», de Fordham University, New York
«... voy a darme un chapuzón en el espejo de tinta que propones como parte de la historia del célebre San Sebastián de las Vegas del Pepino. Ojalá me pueda tropezar con alguno de ellos y mejor aún, con otros personajes pintorescos por mí desconocidos»: Edgardo Nieves Mieles, escritor y poeta peurtorriqueño.
«Tus cuentos tienen la fuerza artística de pocos... la pasión de otros. Y, como nadie, esa culebreada chispa de prodigiosa socarronería, pulcritud y excelencia alquitarada [...] Según dije un día, ésto de la vida, como el arte mismo, va más allá de 'lo correcto, lo bueno y lo malo'
Tus libros hacían falta para conocer entre otras cosas, si no son todos los que están o están todos los que son... Sé que, para tí, todo es importante y, más todavía, que ambos libros son de lo mejor que llena el espíritu al leerlos. Responden como uno espera del dominio de un escritor sumamente talentoso y bien equipado»: Dr. Joaquín Torres Feliciano, New York
«Vaya cortejo de manguis, chorizos y cabrones, sobre todo, los de mi país. No estoy ducho en historia pero me ha parecido muy interesante. Pero tendría que conocer la historia de cada uno de ellos porque hay más gente que en una mañana en las rebajas de enero en los comercios de Bilbao»: Diego Jiménez, escritor español