Nos dirigimos a buscar el lugar ideal, y ya estamos cansadas de caminar sin ver dónde puede ser el gran despegue, hace una semana lo discutíamos y hasta hoy no nos pusimos de acuerdo, pasamos por el gran parque del amor y me pareció una cursilería, luego vemos la gente que pichanguea los sábados, unos cholos sin camiseta, comienzan a silbar como si nunca vieran cuatro chicas lindas e inofensivas. El camino sigue siendo largo y parece que el lugar perfecto no existe. Por fin vemos algo diferente y casi solitario, parece un sueño...en realidad lo que no se puede creer es que esté en Perú. Buscamos la posición más cómoda para nuestra primera hazaña. Recuerdo que de niña juré que esta escena sólo pasaba en las películas, y claro sólo a los chicos malos que no estarán en mi entorno. Y es que mi educación católica, con monjas alemanas, me enseñaron a tener disciplina..... hasta con mis pensamientos, formándome parámetros y reglas de prisión. La locura nunca tuvo maestro y las reglas se rompen cuando quieres conocer lo prohibido. Que diría mi mamá si supiera esto, y mi familia, y Luchito, y hasta mi perro que mueve la cola porque siente que soy un angelito cuando me lo propongo.
Comienzo a mirar el cielo el opaco cielo de Lima que muchas veces es triste y deliciosamente romántico, pero hoy por alguna razón nos ayuda a que este vuelo sea el primero y el mejor mostrándonos los rayos del sol y un ambiente más alegre de esos que hay en verano, el mar va tomando colores de ensueño muy azules, no lo puedo creer, y la popa del barco en pleno atardecer con su anaranjado amoroso, mismo Titánic, va avanzando rumbo al encuentro del sol y el lago...¡si ahora es un lago con montañas y todo! ...pero voy cayendo en una montaña rusa que se demora en caer. Ya pasaron dos horas y aun no termino de caer...pero ellas siguen allí mirando al vacío, fuera de este mundo, o tal vez están locas, comienzan a decir cosas, Nicole dice que el mar se acerca y tiene miedo se quiere correr, creo que sólo yo me doy cuenta de ello, Ariana, por su lado sólo nos observa en silencio con una mirada perdida, Laura, parece que esta bien y solo nos mira Se acerca un vendedor de chicles, cigarrillos, caramelos.... nose que más, silencio, silencio, dejen de reírse ....se dará cuenta....cállense....cállense. Pero nos mira como si ya supiera quienes somos y sonríe, y se da media vuelta, creo que comenzaron a pasar muchos señores iguales.
El atardecer está sobre nosotras y creo que voy recuperando la conciencia en medio de lo indefinido o quizá este soñando. Ahora quiero gritar que me gustó y me siento feliz de eso, no tengo vergüenza, ¡no! para nada. Cuando Luchito se enteró, sólo me miró y acarició mi cabello como siempre, dijo que lo decepcioné. Ya casi llegamos al paradero de nuevo al dulce hogar, donde diré que estuve estudiando en la biblioteca de la universidad, no me despedí de ninguna y ahora veo locomoción, son figuras después de figuras, después de formas, van formando en cadena otros seres y lo capto todo. Llegó mi hermanita y sabe lo que hice y lo quiere hacer ella también, de pronto mis labios y mi lengua tienen un movimiento armonioso cada vez que hablo, _las cosas más triviales se vuelven fundamentales..._ dice una canción de Héroes del Silencio.
Ahora entiendo a la gente que camina y se ríe, comprendo que salí de mi cárcel y rompí reglas, pero vuelvo a ser esclava cada día que no voy al mar con mis amigas que desaparecen cuando llegamos al paradero, vuelvo a las reglas y a construir nuevas cuando camino frente a los que no entienden nada de mí. El sábado 25 fue la primera vez y ahora espero cada sábado para dormir y soñar por un instante, y despertar frente al mar que siempre termina siendo un lago con montañas y todo, y luego la caída...
J.C.M.