 |
Hotmail azetas@hotmail.com |
 |
|
| From: "cesar" <cesarbe@telematic.com.pe> Save
Address Block
Sender |
| To: "Literatura Perú"
<literatura@listas.rcp.net.pe> Save
Address |
| Subject: [LITERATURA] así
nomás lo escribí |
| Date: Sun, 22 Aug 1999 00:44:33 -0500 |
Caminar por una calle oscura, oscura del centro de Lima, volteando la cabeza
imperceptiblemente cada cierto tiempo para verificar que nadie te está
siguiendo, casi por costumbre, seguir caminando porque no quieres regresar a
tu casa hasta que sea muy tarde y así no tendrás que verle la cara a nadie,
entrar por una callecita que no conoces tratando de entender por qué no has
llamado a Vanessa, por ejemplo, que en ese mismo momento te está esperando
en un pub de Barranco quizás atenta a su celular que no suena hace horas,
para decirle que no vas a ir a verla, que sin motivo vas a dejarla plantada
luego de haber estado buscándola desde hace semanas y que probablemente no
vayas a llamarla nunca más porque tú lo que quieres es enamorarte, y a ella
sólo puedes desearla, y seguir caminando hasta que ves una bolsita de basura
acomodada junto a un muro, como esperando ser recogida y sentir de pronto
algo pequeño y triste, como cuando descubres que te has equivocado en un
examen, una verdad que escuchas sonar con tu propia voz de la noche: no soy
feliz. Y sentir que tienes que irte de esa calle, caminando porque sólo en
las películas te vas corriendo, caminando mientras aprietas un botón y te
pones los audífonos para no seguir escuchando tu voz y empieza la música,
que es alegre, frenética, y algo melancólica también y las trompetas y los
trombones y el oboe aceleran, van cada vez más rápido como si estuvieran
compitiendo por ver quién se cansa primero y la melodía te recuerda al
circo, los payasos que no hacen reír a nadie y que ya perdieron el amor a su
trabajo, pero sobre todo te recuerda a una película: ¿de qué te ha servido
ver tantas películas? Regresas a la avenida y sigues caminando mientras
recuerdas que hace dos horas, al prenderse las luces, sentías que El Rayo
Verde te había remecido y era verdad: tenías ganas de llorar, como te sucede
cada vez que termina tu filme favorito o cada vez que lees ese poema que
escribiste hace un año y que jamás enseñarás a nadie: hace dos horas apenas
pero ya la película es un vago recuerdo flotando en alguna parte y a pesar
de ser una película vieja, a pesar de que la proyección fue pésima, a pesar
de que te hubiera gustado verla acompañado estuviste secuestrado todo el
tiempo, arrancado de tu realidad y estuviste en Francia y estuviste buscando
el amor y estuviste buscando el rayo verde, que aparece brevemente en el
preciso instante en que el sol se oculta tras el océano y la actriz descubre
que está enamorada. Y ahora que lo piensas bien cuando aparecieron los
créditos debiste haber subido hasta la cabina de proyección, robarte la
cinta y llevártela a tu casa para que nadie más vea esa película porque en
la vida real no existe el happy end, no hay ningún guionista que lo haya
planificado todo espiándote tras la ventana, que haya pensado que es bueno
hacerte sufrir en los primeros noventa minutos para que luego, cuando
aparece la chica, la intensidad dramática sea mayor: en la vida real no hay
intensidad dramática, sólo hay hoyos, hoyos, hoyos, personajes que aparecen
y desaparecen sin cumplir ninguna función específica, malos diálogos,
resoluciones torpes, clichés y puedes pasarte la vida entera esperando la
inspiración del guionista o que se aparezca el director y ordene un descanso
pero luego resulta que esos momentos no llegan nunca y puedes pasarte la
vida entera sin terminar la primera escena, y puedes pasarte la vida entera
deseando que todo sea diferente, que la cosa tire más bien hacia la comedia
o esperando que la chica que has conocido hace poco y realmente empieza a
gustarte no se vaya con el galán y se fije en el actor al que le pagaron
menos, el que está al fondo medio desenfocado tratando de llamar su
atención, pero lo malo es que para cuando te enteras de cómo termina la
historia no puedes volver al principio porque ya nunca van a repetir la
película, se termina y vienen uno señores a derribar la sala y entonces sólo
te queda sentarte en una mesa, frente a un amigo de preferencia, así como
cuando te reunías con Mario y hacia la tercera cerveza ponías el vaso lleno
frente a él y le decías mira, yo soy como este vaso y sólo quiero tener a mi
lado otro vaso igualito y entregarle un poco de lo que tengo, y vaciabas la
mitad de uno en el otro pero el problema es que nadie quiere venir a ver qué
cosa es eso que tengo para dar.
César
cesarbe@telematic.com.pe
--------------------------------------------------------------------------------
No se permite enviar un mensaje a varias listas al mismo tiempo
Para retirarse envie 'unsubscribe literatura' a listasrcp@listas.rcp.net.pe
Web de Listas Red Cientifica Peruana: http://www.rcp.net.pe/rcp/LISTAS
|
BACK