FRANCHISING Y POBREZA: EL ÉXITO DE LA CHANCHITA PERUANA

El franchising o franquicia comercial es, sin lugar a duda, un excelente sistema de comercialización de bienes y servicios en virtud del cual una persona jurídica denominada franquiciante otorga a otra persona natural o jurídica –denominado franquiciado– su sistema, compuesto por marcas y otros signos distintivos, conocimientos técnicos y comerciales (know-how), así como la asistencia técnica necesaria durante la vigencia de la relación contractual. En contraprestación recibe el franquiciante el pago por concepto de derecho inicial –es decir, por tener acceso al sistema– y regalías periódicas sobre la base de los ingresos del franquiciado.

 

Las ventajas de la franquicia, para el franquiciante, son, entre otras, una mayor expansión de la empresa con costos reducidos, el fortalecimiento de la marca, la sinergia entre los participantes; para el franquiciado, el ingreso al mercado con un sistema de probado éxito y, por tanto, la reducción de incertidumbre, la gestión de un negocio propio, etc. Por supuesto también se han reportado ciertas desventajas como: la disminución de la capacidad de gestión tanto del franquiciante como del franquiciado, la competencia desleal luego de concluido el contrato, sistemas que carecen de un soporte tecnológico adecuado, etc.

 

En el Perú somos testigos del boom del franchising y disfrutamos –como todo el mundo– de la calidad en los productos y servicios de franquicias como KFC, Burger King, Mc Donald’s, Pizza Hut, etc.; mas no sólo tenemos a las franquicias extranjeras, contamos con un grupo de empresarios que han desarrollado franquicias nacionales, tal es el caso de Mediterráneo Chicken, Pastipizza, Inca Kola, entre otras. Sin embargo, no sólo de comida rápida (fast food) vive el sistema, la experiencia internacional indica que cualquier empresa que pueda ser estandarizada en sus procedimientos es susceptible de ser franquiciable.

 

La experiencia peruana en franquicias es reciente y se espera mucho de ella, pero esto no es óbice para que algunas organizaciones puedan acogerse a sus beneficios; empero, si antes me hubieran comentado participar en la elaboración del contrato de franquicia de una organización no lucrativa que, además de prestar servicios financieros, capacita a los participantes para el eficiente uso del crédito, simplemente no lo hubiera creído; primero, porque no conocía símil alguno; segundo, porque estandarizar procedimientos en una organización de esta naturaleza supone un alto grado de complejidad.

 

El Consorcio de ONG’S Promoción de la Mujer y de la Comunidad (PROMUC), que nace como resultado de la experiencia y conocimiento de instituciones peruanas representativas comprometidas con el desarrollo social, ha logrado armonizar los conceptos de franquicia y solidaridad, consiguiendo lo que llaman: franquicia social; cogiendo la flexibilidad y eficacia de la primera para ponerla al servicio de la lucha contra la extrema pobreza en el país.

 

La experiencia de esta organización, que opera desde 1 994, ha logrado frutos que hay que resaltar en cuanto a expansión, puesto que el Programa de Bancos Comunales "La Chanchita" se encuentra en Cajamarca, Lambayeque, Trujillo, Ancash, Cuzco y Lima, y sus pretensiones abarcan la expansión internacional. Las organizaciones sociales de base participantes son, entre otras, club de madres, comedores populares, programas de vaso de leche, rondas campesinas, asociaciones de comerciantes, etc.

 

Estos Bancos Comunales, objeto de la franquicia, constituyen una nueva forma de organización popular financiera de ahorro y crédito, con capacidad de autosostenimiento y un espacio donde las mujeres desarrollan habilidades de gestión suficientes para asegurar un manejo eficiente, tanto de sus ahorros como del crédito. En palabras de sus propios miembros: "hace la diferencia entre vender productos en el suelo y tener un puesto en el mercado". Los Bancos Comunales –en general– constituyen el medio de acceso a las fuentes crediticias de los sectores de más bajos recursos en el país, ahí donde el ingreso al sistema tradicional de créditos es simplemente ilusorio.

 

Esta experiencia peruana, reconocida a través de premios en el extranjero y de instituciones tan serias como AID, de los EE.UU., pone en relieve la capacidad de nuestros gestores para adecuar instrumentos con vocación comercial, como la franquicia, y obtener de ella las ventajas de una expansión ágil y con costos reducidos para el franquiciante –lo que supone cubrir a mayores poblaciones afectadas por la pobreza– y para el franquiciado, generalmente una ONG que busca los mismo fines, afrontar la lucha contra la miseria con un sistema probado y signos distintivos reconocidos que garanticen la efectividad del Programa.

 

 

Dr. César Augusto Cáceres Barraza.

Autor del libro "El Contrato de Franquicia"

Presidente Ejecutivo Consultoría IT’S FRANCHISING.

e-mail itsfranchising@yahoo.com

1