Historia de la Moneda
En la época prehispánica se emplearon diversos objetos como medios de pago, intercambio o trueque. Se acostumbraba que los mercaderes llevaran a los tianguis sus productos y recibieran a cambio otras mercancías como cacao, mantas de algodón, cuentas de jade, conchas, canutillos de plumas de ave rellenos de polvo de oro, plumas de quetzal y de colibrí, navajas de obsidiana, cascabeles, agujas, cuentas, anillos, algunos objetos de cobre y barbotes de oro, entre tantos otros objetos. Asimismo, fue una práctica común las transacciones con esclavos.
Para cumplir con estas funciones debían ser materiales resistentes al uso, fácilmente transportables, aceptados por todos los involucrados y aptos para medir los valores de otras mercancías y servicios.
El cacao
En esta época en Mesoamérica existía un autentico sistema y los comerciantes solían traficar con diversos materiales, utilizándolos como moneda o premoneda. De entre todas las mercancías destaca la semilla de cacao, la cual se aceptada en toda la región ya que hacía las veces de moneda fraccionaria.
El cacao se utilizó como moneda corriente en las transacciones mercantiles, pero no el cacao común sino uno de superior calidad. De las variedades existentes, la monetaria era la del quauhcacahuatl, por poseer un mayor tamaño, también existía la mediana, mecacahuatl y la menor, xochicacahuatlr, entre otras. Igualmente, hacia las veces de producto, mismo que se podía disfrutar en una tasa de chocolate espumoso caliente. (figura)
*El cacao, como cualquier otro tipo de moneda también fue objeto de falsificación, una vez vaciado, solía rellenarse con barro para simular su estado y seguir utilizándolo.
Tejuelos y hojas de oro y plata se utilizaron también como mercancía trocable en dicha época, pero se desconoce que haya sido una práctica generalizada.
En su búsqueda por metales preciosos, Hernán Cortés encontró que ciertas poblaciones en las que se utilizaban a modo de moneda el tlacho, que era una pieza muy delgada de cobre con forma de tau (T). No obstante, el cacao siguió utilizándose como moneda supletoria durante los tres siglos de dominación española y algunos años después de la independencia.
No obstante, a pesar sus ventajas el sistema de trueque original como el posterior con metales, resultó ineficaz para las necesidades mercantiles, ya que tenía muchas dificultades prácticas, pues no era fácil establecer el valor de bienes distintos a manera que el intercambio fuera siempre equitativo.
La economía en el imperio de Tenochtitlan estaba fundada en un régimen distinto al que hoy conocemos y que trajeron los españoles. La posesión de la tierra era comunal como a la fecha todavía subsiste en muchas regiones del país. El predominio de las clases nobles, sacerdotales, mercaderes y militares, se daba en función distinta al de la posesión de la riqueza acumulada. Por ese motivo, no llegaron a desarrollar el concepto abstracto del dinero, valor de cambio, diverso al del valor de uso.
Primeras monedas
Una vez vencida Tenochtitlan, los conquistadores procedieron a repartirse las riquezas obtenidas. Posteriormente, llegaron a la Nueva España diversos comerciantes dando origen al nuevo tipo de comercio. Asimismo surgió la necesidad de contar con moneda para las transacciones comerciales ya que era muy poca la moneda que se tenía de España
Los españoles ante la imposibilidad de implantar una economía monetaria por falta de divisas adoptaron los medios de cambio indígenas. Siembargo al crecer las necesidades de intercambio en la colonia (BM Internet) los comerciantes, pronto suplieron la carencia utilizando para sus transacciones barras, tejos y polvo de oro o plata, contizándose éstos en unidades por peso. De aquí parte el origen de la denominación "peso", palabra que quedó como símbolo monetario de México y de muchos países de América Latina. En consecuencia, nació una diversidad de unidades distintas a las que los españoles habían traído:
Estos pesos no eran precisamente monedas, sino que era puramente metal sin acuñación y su diferencia radicaba en la ley del metal.
Se ha dicho que Hernán Cortés acuñó moneda antes de contar con la autorización real. Sin embargo, no se cuenta con información fidedigna al respecto.
La Fundación de la Casa de Moneda
En el año de 1525, las autoridades de la colonia solicitaron formalmente a las españolas autorización para establecer una casa de moneda.
En 1528, por orden del rey de España, llegaron varias autoridades a realizar un estudio para conocer la conveniencia de establecer una casa de moneda. En esta ocasión la misión no tuvo éxito dada la lejanía con la colonia.
En 1531, llegó una segunda misión para continuar con los estudios ya iniciados, obteniendo como conclusión que efectivamente era necesario su establecimiento. Entretanto, a falta de moneda real, los comerciantes empezaron a importarla con la desventaja que de esta forma se encarecía más.
En mayo de 1535, durante el gobierno virreinal de Don Antonio de Mendoza, se expidió mediante Ley real *, la autorización para la fundación de casas de acuñación de moneda de México. En este ordenamiento se establecieron diversas restricciones como fueron, entre otras, la prohibición de acuñar monedas de oro y la limitación de acuñar únicamente cierta cantidad de monedas de plata y de denominaciones especificas.
Monedas de los Reyes Carlos I y Juana la Loca
Las disposiciones reales establecieron como debían las monedas estar diseñadas las piezas de un cuarto, medio, uno, dos, tres y cuatro reales, a saber:
Por el anverso, ostentan el escudo coronado de Castilla, León y Granada con la leyenda KAROLVS ET IOHANA REGIS y por el reverso las dos columnas y entre ellos un rótulo que debía decir PLVS VLTRA y con la leyenda HISPANIARVM ET INDIARVM. Además debían contener una M para saber que se había acuñado en la colonia.
En el año de 1536, se hizo la primera acuñación por la Casa de México, de una moneda de ocho reales de plata con la efigie de Carlos I y el escudo de España. Esta fue la primera ceca de la Nueva España.
Esta casa se estableció en el costado norte del Palacio Nacional, precisamente en la calle que todavía lleva el nombre de Moneda. Ahí se acuñó plata principalmente, dicha amonedación se realizaba manualmente y a martillo (BM).
Los indígenas al no tener la costumbre de manejar monedas resultaron muchas confusiones entre las piezas de dos y de tres reales, por lo que se suspendió la emisión de tres reales y esto trajo como consecuencia que dichas piezas se volvieran escasas y con un alto valor numismático.
En junio de 1542, se autorizó la emisión de monedas cobre de cuatro y dos maravedíes debido a que las piezas de plata eran de un valor muy alto para el escaso poder adquisitivo de las clases indígenas. Al poco tiempo, se suspendió la emisión de dichas monedas ya que ese metal careció de aceptación entre los indios. No obstante, se volvió a emitir moneda de cobre al final del virreinato durante el período de Fernando VII. (BM)
A partir de 1675, se autorizó a la Ceca de México a emitir monedas de oro, iniciándose dicha acuñación cuatro años más tarde en el reinado de Carlos II, último monarca Habsburgo. La suma de éstas piezas fue treinta veces menor que el total de la plata acuñada.
Monedas macuquinas
De 1536 a 1731, se acuñaron piezas toscas de forma irregular troqueladas una a una con cincel y martillo. A estas piezas se les denominó macuquinas, palabra que proviene del vocablo árabe "macuch" que significa aprobado o verificado.
Con algunas variantes, el anverso presenta el escudo de los dominios españoles y de los Habsburgo, el nombre del monarca reinante y el lema DEI GRATIA. En lado opuesto, se troqueló una cruz equilátera y en los cuarteles castillos y leones y al margen la leyenda HISPANIARVM ET INDIARVM REX. En el reinado de Carlos II se inicia la acuñación de oro de piezas macuquinas.
Durante el siglo XVII y el primer tercio del siguiente se acuñaron monedas macuquinas. Estas piezas de forma irregular se troquelaban en cospeles de distinto tamaño y grosor, pero su ley y peso era exacto y certificados por un oficial llamado Ensayador, cuyas iniciales se estampaban en las mismas.
Todavía con el rey Felipe V se acuñaron algunas piezas de tipo macuquino, pero a partir de 1732, se inició la acuñación de piezas redondas, las cuales tenían un cordón protector y eran troqueladas en prensas de volante. Dichas numismas circularon hasta el final de la época virreinal.
Cabe señalar que en esa época, este tipo de moneda tuvo una aceptación universal como medio de pago ya que circularon desde mediados del siglo XVI en América, Europa y Asia.
En contraste con el uso universal de la moneda mexicana, en ciertas regiones de la Nueva España se extendió la escasez de moneda fraccionaria desde el siglo XVIII y que hasta principios del siglo XX. Esta carencia de moneda menuda produjo la aparición de numerosas emisiones de autoridades municipales y de particulares, a las que se les denominó tlacos.
Entre éstas destacan por su hermoso diseño las piezas de 8 reales, llamadas Columnarias, que poseen en el anverso el escudo coronado de Castilla y León, con el escudo de Borbón sobrepuesto y la leyenda con el nombre del monarca reinante. El reverso muestra dos hemisferios coronados sobre ondas marinas y a los lados las Columnas de Hércules, también coronadas, cubiertas con una cartela que lleva el epígrafe PLUS VLTRA; alrededor la leyenda VTRAQUE VNUM.
Monedas de busto
Posteriormente, la moneda tipo columnario de plata cambió para representar en el anverso el busto del rey y la leyenda DEI GRATIA, así como el nombre del monarca, mientras que las piezas de oro contienen la leyenda D.G. HISPAN. ET. IND. REX. En el reverso, se plasmó el escudo coronado de León y Castilla con el escusón de los borbones sobrepuesto y flanqueado por las Columnas de Hércules y un listón con el lema PLUS VLTRA.
Por su parte, los últimos monarcas que rigieron la Nueva España, Carlos IV y Fernando VII, continuaron con los mismos tipos de la acuñación colonial e introdujeron además, la denominación de un cuarto de real de plata, cuartillas y octavos de real de cobre debido a la necesidad de contar con moneda fraccionaria. (BM)
Tlacos
Además de la acuñación oficial y debido a la falta de moneda fraccionaria, los comerciantes, las negociaciones mineras y haciendas acuñaron su propia moneda, misma que se uso a lo largo de la colonia. A este tipo de piezas se les denominó tlacos voz náhuatl cuyo significado es "la mitad" y los pilones, que equivalían a un octavo y a un dieciseisavo de real respectivamente. Los había de cartón, cuero y metales no preciosos y eran únicamente validos en el área de influencia de tales negociaciones.
Moneda regional y municipal
Asimismo, las autoridades locales a fin de resolver la falta de moneda fraccionaria emitieron piezas de cobre tanto regionales como municipales
Acuñaciones realistas
Al estallar la Guerra de Independencia decayó enormemente la extracción de metales y la emisión de moneda. Asimismo, se dificultó el traslado de los metales de los fundos mineros a la Casa de Moneda de México, debido a la gran cantidad de asaltos. Por dichos motivos, se autorizó la instalación de casas de moneda provisionales cercanas a los reales mineros. Entre 1810 y 1821 funcionaron tales establecimientos en las ciudades de Zacatecas, Sombrerete, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Guadalajara, Real de Catorce y San Luis Potosí.
Al igual que los metales, también se dificultó la adquisición de los troqueles originales de la Casa de Moneda para acuñar fielmente las piezas, por lo que las casas provisionales construyeron sus troqueles o utilizaron moldes tomados de la moneda virreinal, para cumplir con los encargos de amonedación. Esta situación dio origen a una gran variedad de monedas de necesidad que circularon simultáneamente con las virreinales y las piezas insurgentes acuñadas durante la guerra. (BM)
En este sentido, los realistas contaron para sus acuñaciones con los metales extraídos de las ricas minas, mientras que los insurgentes echaron mano de todo tipo de metales y materiales para cubrir estas necesidades.
Monedas emitidas por Morelos
El General José María Morelos con el propósito de allegarse suficientes recursos para la causa, mandó acuñar también moneda de cobre, dicha moneda era fiduciaria, es decir que su valor facial era superior al intrínseco y es además, la primera emisión en la que ya no aparecen caracteres realistas.
En la cara principal de estas piezas se representó al monograma de Morelos, la denominación y del año de acuñación, en la cara posterior, un arco con flecha y debajo la palabra SUD. Estos elementos se acompañan de numerosos y variados ornamentos. Ambos bandos tanto realistas como insurgentes utilizaron la alternativa por necesidad de resellar las monedas de los bandos contrarios.
Otras acuñaciones insurgentes
De especial importancia fueron las emisiones de la casa de moneda de Guanajuato, fundada por Hidalgo. Destacan igualmente, por su importancia y variedad las emisiones hechas por la Junta de Provisional de Zitácuaro en las cuales aparece, por vez primera, el águila mexicana sobre un puente.
Hasta el año de 1814, fue cuando se volvió a emitir oficialmente de la Casa de Moneda de la capital novohispana, circulante de cobre. De esta manera el tlaco empezó a ser sustituido por el cuarto de real, o cuartilla, y el pilón por el ochavo o media cuartilla.
Durante la guerra de independencia, sin autorización de la corona española, se abrieron casas de moneda en:
También se hicieron emisiones, para circulación meramente local en Real de Catorce, Nueva Vizcaya, Oaxaca y Valladolid.
Acuñación de Iturbide
Durante este efímero imperio se acuñaron dos tipos de piezas en oro y plata de ocho y cuatro escudos y de ocho, dos, uno y medio real. El primer tipo tiene en su anverso el busto del Emperador con la leyenda: AGUSTINVS DEI PROVIDENTIA, mientras que en su reverso se representó al águila coronada, mirando a la izquierda y con las alas extendidas. El segundo tipo tiene el mismo anverso pero en la cara posterior cambia el diseño del águila. Estas piezas conservaron en gran medida las características típicas de la moneda de busto colonial.
Monedas dela República
Con el triunfo de la República, algunas casas de moneda provisionales se transformaron en Foráneas, subsidiarias de la de México. Al restablecerse la producción minera, aumentó la acuñación de moneda, principalmente para su exportación a los mercados de Oriente, se crearon nuevas Casas Foráneas, llegando a funcionar en la República hasta catorce Casas con la de México; estas fueron las de:
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Todas ellas funcionaron como concesiones a particulares y acuñaron en los mismos tipos y denominaciones que la Casa de México, pero una cuidadosa observación de las piezas republicanas nos hace encontrar diversa variedades en los troqueles. (BM) Al acuñar las piezas cada Casa colocaba la inicial de su Ceca. Debido a que no todas las Casas acuñaron el mismo número de piezas, algunos ejemplares se han convertido en valiosos tesoros para el coleccionista debido a su rareza y escasez, como es el caso de las piezas del Estado de México o las de Álamos.
De 1823 a la fecha, las monedas llevan en su anverso el escudo nacional representado de diversas formas según la época, como se comentó en el capítulo anterior. En este período porfiriano se acompañó al emblema nacional con la inscripción: REPUBLICA MEXICANA, mientras que el reverso se representó diversos grabados, a saber: las piezas de oro del sistema octaval presentan un brazo que sostiene en una vara un gorro frigio sobre un código abierto y la leyenda: LA LIBERTAD EN LA LEY; las primeras monedas de plata con denominaciones en reales ostentan un gorro frigio radiante. Finalmente, los reversos de las monedas de oro y plata con denominación decimal ostentan, en el reverso, una balanza bajo un gorro de la libertad.
Mientras que las Casas Foráneas acuñaron con los mismos diseños que la Casa de México, a excepción de las piezas de cobre en las que tuvieron libertad de plasmar sus propios diseños.
Entre 1829 y 1835 se hicieron grandes acuñaciones de cobre que facilitaron la labor de los falsificadores.
Principales cecas
Alamos.
Municipio del Estado de Sonora situado en el sur de la entidad, en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. Colinda con Sinaloa y Chihuahua. A finales del siglo XIX la minería fue su actividad predominante. La principal línea de ferrocarril de la región pasó lejos de ahí y posteriormente la carretera principal del estado.En 1828 y 1829 se acuñaron monedas de bronce para el uso local. En 1862, se emitieron piezas de tipo federal. Las emisiones de 1862 y 1863 y toda la moneda fraccionaria de plata del sistema real, con excepción de la moneda de 2 reales de 1872, son muy raras.
Lo más notable de la acuñación de Alamos fue su resistencia a la introducción del sistema decimal ya que no se acuñó el Peso de Balanza. En Alamos se hicieron las últimas acuñaciones del sistema real, de esta casa salió en 1872la última pieza de 2 reales. En 1895, cerró esta Casa.
Casa de Real de Catorce. Estuvo ubicada en lo que hoy es un Municipio de San Luis Potosí situado al oeste de Matehuala, en la parte norte de la entidad y en los límites con Zacatecas. Durante en el siglo XVIII, fue un importante centro minero. En 1811, se acuño moneda provisional realista. La montaña en que se asienta llamada Barriga de Plata, generó una fiebre de oro semejante a la que se produjo años después en los estados de Nevada y California.
En el México independiente, se estableció en Catorce otra casa de moneda la cual se dio en arrendamiento e inició la acuñación en mayo de 1863. En esta casa se troquelaron piezas de ocho, cuatro y dos reales con ese año y las siglas M. L. correspondientes al ensayador Mariano León. Al parecer se acuñaron piezas cobre, pero no está comprobado la autenticidad del origen de una pieza de este metal que se atribuye a dicha ceca.
En el imperio de Maximiliano estuvo en funciones una casa de moneda que acuño más de seis millones de pesos, los trabajos se suspendieron en noviembre de 1969 y la maquinaria y equipos se trasladaron a la casa de moneda de San Luis Potosí. A finales del siglo XIX, se agotaron las vetas y el pueblo quedó desierto.
Chihuahua, capital del estado de Chihuahua. En 1811 se abrió una Casa de Moneda que, al principio, producía piezas de 8 reales imperfectamente fundidas del Rey Fernando VII. Nunca se acuñó una cantidad regular de la moneda fraccionaria de plata; la moneda fraccionaria del sistema del real es generalmente rara; sólo la moneda fraccionaria decimal de los últimos años de la década de 1880 y de la de 1890 es común. La pieza de 8 reales anterior a 1880 es poco común, y la moneda tiende a escasear más de lo que la estadística de la Casa de Moneda haría esperar.
La moneda decimal de oro se limitó a la denominación de $20, con excepción de la pieza de $10 de 1884, y una extraña erupción de denominaciones en 1888. Se cerró la Casa de Moneda en 1895.
La casa de moneda de Culiacán inició labores en 1846, en principio con autorización del gobierno estatal posteriormente del poder federal. En 1857 se adoptó el sistema métrico decimal y cinco años después las casas de moneda de México, San Luis Potosí y Chihuahua hicieron las primeras acuñaciones bajo la nueva norma. En Sonora se hicieron las últimas acuñaciones del sistema real, pues de la casa de moneda de Alamos salió la última moneda de dos reales, en 1872, y de su similar de Hermosillo la de ocho escudos de oro, en 1873.
Culiacán, en el Noroeste de México, capital del Estado de Sinaloa. La Casa de Moneda empezó a acuñar bajo una autorización del Estado en 1846, pero con el tiempo se convirtió en una Casa de Moneda Federal, y siguió acuñando sin interrupción hasta 1905. Se acuñaron en la Casa de Moneda de Culiacán todas las denominaciones, tanto del sistema real como del decimal, pero algunas variedades son decididamente escasas.
Durango, dentro de una próspera región minera, capita del estado de Durango. Aquí también se abrió una Casa de Moneda en 1811 para la producción de emergencia de monedas coloniales españolas. La Casa de Moneda no se cerró al terminar la Guerra de Independencia, sino que siguió acuñando sin interrupción hasta su clausura en 1895. La de Durango era una temprana e importante Casa de Moneda para la producción de piezas de 8 reales republicanas, sobre todo durante la década de 1830, pero la moneda fraccionaria de plata (tanto real como decimal) se acuñaba con poca frecuencia, como también sucedía con la moneda decimal de oro.
Guadalajara, capital del estado de Jalisco. La acuñación se inició bajo el dominio español, pero no se acuñaron tipos republicanos hasta 1825. La emisión de piezas de 8 reales era regular, pero el oro y la moneda fraccionaria de plata sólo se acuñaban esporádicamente, y muchas variedades son poco comunes. La moneda fraccionaria decimal de plata es menos escasa que la del sistema del real; de la moneda decimal de oro sólo se acuñó la denominación de Diez Pesos. El hecho más sobresaliente con respecto a las emisiones de Guadalajara incluidas en esta obra es la escasez del Peso de Plata y de la pieza de 8 reales, lo que parece contradecir la estadística de la Casa de Moneda. Se supone que se exportaban al Extremo Oriente cantidades de estas monedas proporcionalmente mayores que las que fueron exportadas por las otras Casas de Moneda. Es poco común encontrarlas en México, mientras en los Estados Unidos se encuentran generalmente con resellos chinos. Se cerró la Casa de Moneda en 1895.
Guanajuato, capital del estado de Guanajuato, también es ésta una próspera región minera. La primera Casa de Moneda insurgente, establecida por el padre Hidalgo en 1810, continuó en operación después de la proclamación de la República. Su producción en todas las categorías era grande y regular. Junto con Zacatecas, a Guanajuato le correspondía la acuñación de la mayor parte de la moneda fraccionaria de plata que circulaba en el México independiente. De la moneda decimal, los Centavos no se hallan con frecuencia, pero las monedas de oro y plata, en su conjunto, son tal vez más comunes que las de cualquier otra Casa de Moneda.
Vale la pena tomar nota de una moneda decimal de Guanajuato, que es ahora sumamente rara: El Peso de Maximiliano de 1866. No se conoce la cifra de la acuñación, pero el número de ejemplares disponibles es muy limitado. Se cerró la Casa de Moneda en 1900.
Casa de Guadalupe y Calvo. El mineral de Guadalupe Calvo, en el Estado de Chihuahua, limita con los municipios de Morelos, Batopilas, Balleza y los Estados de Sinaloa y Durango. Se le impuso tal nombre para honrar a la Virgen de Guadalupe y para adular al entonces gobernador de Chihuahua, don José Joaquín Calvo. Enclavado en un lugar aislado montañoso, el mineral era víctima de continuos ataques por parte de apache y comanches y bandas de fascinerosos, que hacía peligrar las cargas de amonedación a las casas de Durango y Chihuahua. Con este pretexto, la compañía inglesa Minera de Guadalupe y Calvo solicitó y obtuvo (en contra de la opinión de la casa de Chihuahua), por decreto de don Antonio López de Santa Anna fechado el 3 de octubre de 1842, una concesión por diez años para establecer una casa de moneda y apartado en Guadalupe y Calvo.
Comenzó la acuñación el 1º. De junio de 1843, clausurándose, por los mismos contratistas, el 22 de mayo de 1852. Solamente acuño monedas de oro y plata y, de acuerdo con el decreto, fueron iguales a las troqueladas en la casa de México, la cual envió las matrices para llevar a cabo la acuñación M:P: del ensayador Manual Onogre Parrodi, con excepción de las piezas de un cuarto de real con las siglas L:R., de Luciano Rovira. En general, las piezas de esta ceca son bastante raras.
En 1849, el contrato de la casa fue traspasado a Jecker, Torre y Compañía, cuya mala administración motivó el que los mineros prefirieran enviar sus metales para su amonedación a la casa de Culiacán. Tal situación hizo que la casa de Guadalupe y Calvo se hiciera incosteable y fuera clausurado según se dijo, en 1852. Parte de la maquinaria fue almacenada y sólo hasta 1860 pasó a la ceca de Chihuahua.
No obstante que a la casa de Guadalupe y Calvo la clausuraron los mismos contratistas, éstos presentaron una reclamación pro supuestos daños provenientes de la rescisión del contrato. A pesar de todo, les fue pagada en 1856 la indemnización que solicitaban con parte del dinero obtenido de la venta que, por el tratado de la Mesilla, hizo Santa Anna a los Estados Unidos, de una porción de territorio mexicano.
Hermosillo, capital del estado de Sonora, en el Noroeste de México. Como en el caso de Alamos, se acuñaron monedas locales de bronce de 1832 a 1837, pero no se abrió una Casa de Moneda autorizada por el Gobierno Federal para la aproducción de monedas de oro y plata del tipo federal hasta 1862. (Se habían acuñado piezas de 8 reales sin autorización en 1835 y 1836; éstas fueron retiradas y hoy son sumamente raras).
Como la de Alamos, la Casa de Moneda de Hermosillo nunca acuñó el Peso de Balanza. En un inventario en noviembre de 1876, se descubrieron matrices almacenadas que llevaban el diseño de este Peso. No se puede explicar porque éstas no se utilizaron ni en Alamos ni en Hermosillo. Si la reaparición de la pieza de 8 reales se hubiera tardado un poco más, parece probable que estas dos Casas de Moneda hubiesen acuñado el Peso de Balanza.
La Casa de Moneda de Hermosillo introdujo su moneda decimal en 1874. La moneda de 8 escudos de oro de 1873 es la última moneda mexicana nodecimal emitida por la República. Se cerró la Casa de Moneda de Hermosillo en 1895.
Casa del Estado de México, (1828-1830). El Estado de México obtuvo tal categoría de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución de 1824, aunque su territorio se redujo debido a la formación del Distrito Federal dentro de sus límites. En 1836 se convierte en Departamento e incluye nuevamente al Distrito federal, además del territorio de Talxcala. Con el federalismo, recupera en 1847 su calidad de Estado, pero se le separan el Distrito Federal y Tlaxcala. Otra merma de su territorio la experimenta en 1849 al crearse el Estado de Guerrero. Por decreto de 16 de febrero de 1854, se amplía el Distrito Federal a expensas del Estado de México y éste, en 1869, nuevamente pierde extensión, pues se crean los estados de Hidalgo y Morelos.
La capital del Estado de México fue originalmente la del país, después lo fue Texcoco, posteriormente Tlalpan, conocida entonces como San Agustín de la Cuevas, y por último, desde 1830, salvo cortas interrupciones. Toluca.
La Casa de Moneda del Estado de México se estableció por decreto de la legislatura local del 26 de mayo de 1827, cuando Tlalpan era la capitald el Estado. Se pensó que la casa de moneda en cuestión sería un éxito en vista de la gran riqueza minera de la región, de qu elos mineros la preferirían porque se ahorrarían los gastos de transporte y, sobre todo, porque se creaba una industria que iba a producir pingües impuestos.
De la Ciudad de México se trajeron la maquinaria e implementos y comenzó sus labores la casa el 23 de febrero de 1828 sin que ningún particular se hubiera arriesgado a tomarla en arrendamiento, por lo que siempre fue operada por el Estado. La cercanía de la Casa de Moneda de México, aunada al gran prestigio de ésta, determinó el rotundo fracaso de la casa de Tlalpan, y ya en septiembre de 1828 la legislatura del Estado estaba convencida de que lo más conveniente era ordenar su clausura lo más pronto posible; pero no fue sino hasta el 29 de mayo de 1830 que se decreta el cierre, cesando sus operaciones el 9 de junio de ese año.
Al trasladarse la capital a Toluca hubo un nuevo intento de reapertura, que autorizó el gobernador el 7 de diciembre de 1847. La acción no se llevó a cabo en virtud de que la Casa de Moneda de México incluía legalmente a Toluca dentro de su jurisdicción.
El corto tiempo que estuvo trabajando la Casa de Tlalpan y las condiciones precarias en que operó, hicieron que su amonedación, exclusivamente de oro y plata, fuera sumamente escasa, por lo que sus monedas constituyen joyas numismáticas. De la denominación de ocho escudos oro, acuñó los años 1828 y 1829; de dos escudos, en 1828.De plata se conocen, de ocho reales, los años 1828, 1829 y 1830; de dos reales y un real, el año 1828 y, de medio real, el de 1829.
México, la capital de la República Mexicana. Las primeras monedas republicanas se acuñaron aquí, en la Casa de Moneda, históricamente la primera y durante casi toda la época colonial, la única Casa de Moneda en el País. Pero durante la era republicana bajo el sistema del real, la de México no era la Casa de Moneda más activa en el país. Aunque se acuñaron grandes cantidades de bronce de 1829 a 1836, por su producción de monedas de plata, sólo le correspondía el tercer lugar después de Guanajuato y Zacatecas. La producción de escudo de oro era esporádica. Empero, después de la caída de Maximiliano, y con el compromiso, ahora formal, de acuñar moneda decimal, la Casa de Moneda de la Ciudad de México se convirtió en fuerte rival de las Casas de Moneda sucursales. Tenía indiscutiblemente el primer lugar en la producción del Centavo de Bronce, y acuñó más de la mitad de las variedades de denominaciones menores de ($1, $2, $5). Todas las denominaciones de plata se hicieron proporcionalmente más comunes.
Desde la reforma de 1905, la de la Ciudad de México ha sido la única Casa de Moneda en operación en los Estados Unidos Mexicanos.
Oaxaca, una ciudad colonial en el Sureste de México, capital del estado de Oaxaca, Se acuñaba moneda aquí durante la Guerra de Independencia, tanto por las fuerzas realistas, como por los insurgentes. Se abrió la Casa de Moneda Federal en 1858, y se cerró en 1893. En general, esta Casa de Moneda producía mucho menos que cualquier otra en la República. Por ejemplo, es probable que el total de Pesos de plata y de piezas de 8 reales, que se acuñaron durante los 25 años incluidos en esta obra, no exceda de 2,750,000 piezas, o sea, menos que el promedio de acuñación anual, solamente en la Casa de Moneda de la Ciudad de México. Las piezas de 8 reales que se acuñaron antes de 1869 son más raras aún.
Un hecho notable con respecto a la acuñación de Oaxaca es la renuncia de esta Casa de Moneda para acuñar cualquier denominación inferior al peso de plata. Muy poca moneda fraccional en planta y ninguna en bronce fue emitida en el sistema de real; bajo el sistema decimal se acuñó el Centavo en cantidades muy restringidas durante cuatro años, y las piezas de Cinco y Diez Centavos sólo en 1889-90. Estas piezas menores son todas muy escasas. Algunas de las monedas decimales de oro, sin embargo, no son especialmente raras.
Potosí, propiamente San Luis Potosí, capital del estado del mismo nombre. Se abrió la Casa de Moneda en 1827; en cantidades importantes, sólo se acuñaba la pieza de 8 reales. La moneda fraccionaria del real es conocida en todas las denominaciones, pero escasea en su mayor parte, con excepción de los años de 1840-46, La moneda fraccionaria decimal de plata es bastante común. Se cerró la Casa de Moneda, junto con la de Oaxaca, en 1893.
Ninguna acuñación de oro tiene confirmación en los partes de la Casa de Moneda de Potosí. Empero, una pieza de $10 de oro es conocida; y el Museo Nacional de Historia en la Ciudad de México tiene una colección e pruebas de acuñación de las cinco denominaciones de oro de ese año, 1888.
Zacatecas, otra población minera, capital del estado de Zacatecas. La Casa de Moneda se abrió por primera vez en 1810, para acuñar monedas coloniales de plata de un tipo local mal acabado. La calidad de los tipos de moneda mejoró pronto, y la Casa de Moneda siguió acuñando después de que fuera proclamada la República, hasta la clausura definitiva de todas las Casas de Moneda sucursales en 1905. La acuñación de Zacatecas bajo la República es notable por la gran cantidad de moneda de plata, sobre todo en moneda fraccionaria. A semejanza de Guanajuato, producía regularmente grandes cantidades de monedas de plata en todas las denominaciones, real y decimal; éstas figuran entre las monedas más comunes de México. Piezas de Un Centavo de Zacatecas son conocidas con varias fechas, sin que sean realmente comunes. La moneda de oro se acuñaba con poca frecuencia, y la mayoría de variedades escasean.
Monedas de Maximiliano
Esta emisión de bellas piezas fueron acuñadas en las zonas dominadas por la Intervención, las piezas de oro y plata, poseen el mismo diseño, en cuyo anverso se representó al emperador de perfil con la leyenda MAXIMILIANO EMPERADOR y, en el reverso, el escudo imperial con la leyenda IMPERIO MEXICANO, la denominación y el año. Las monedas de plata de diez y cinco centavos, así como las de cobre de un centavo ostentan un diseño más sencillo.
Maximiliano de Habsburgo impuso el uso del sistema decimal que previamente Ignacio Comonfort y Benito Juárez intentaron establecer.
Con la derrota del Segundo Imperio se regularizó la acuñación monetaria del país. A lo largo del siglo XIX, se establecieron casas de moneda en distintos puntos del territorio según las necesidades de circulación y exportación de moneda, dichas casas llegaron a sumar catorce y tuvieron variados períodos de funcionamiento.
En 1892, con Matías Romero el gobierno recuperó todas las Casas de Moneda del país, a excepción de la de Oaxaca, algunas de ellas continuaron su labor hasta 1905, cuando la caída mundial del precio de la plata obligó al gobierno de Díaz a implementar una reforma monetaria, que disminuyó sensiblemente la acuñación de moneda hasta y ordenó que sólo se mantuviera abierta la antigua Casa de México
Estados Unidos Mexicanos
A partir de la Reforma Monetaria de 1905 se modificó la aleación de las monedas y se estableció el uso del Escudo Nacional rodeado de la leyenda: ESTADOS UNIDOS MEXICANOS que se conserva hasta la fecha.
La contienda revolucionaria de 1910-1917 alteró profundamente la emisión y la circulación monetaria; dada la imperante escasez de numerario, las fuerzas beligerantes se vieron obligadas a emitir sus propias monedas -generalmente de burda factura-, billetes, vales y cartones para satisfacer sus requerimientos pecuniarios. Gracias a esta circunstancia, la numismática mexicana se enriqueció con una amplia gama de emisiones revolucionarias.
Durante los últimos ochenta y siete años transcurridos desde el inicio de la Revolución, en la moneda mexicana inscrita con la leyenda Estados Unidos Mexicanos se han producido numerosos cambios de diseño, tanto en el escudo nacional del anverso como en los reversos, cuya variada iconografía sigue invitando a los coleccionistas a conservar las piezas nacionales.
En este período destaca la creación, en 1992, de una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos Mexicanos equivalente a mil pesos de la unidad anterior. La nueva unidad conservó el nombre de "peso". Esta unidad se adoptó con el objetivo de facilitar la comprensión y el manejo de cantidades en moneda nacional; así como para propiciar un empleo más eficiente de los sistemas de cómputo y registros contables. Para distinguirla de la anterior unidad monetaria, a la nueva unidad se le antepuso, transitoriamente, el adjetivo "nuevo"; cuyo uso se eliminó a partir de 1996.
MEDIO DE CAMBIO UNIVERSAL
Contramarcas y Chops
Piezas contramarcadas en el extranjero que corrieron en los mercados de Oriente, desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX y aún a principios del siglo XX. La moneda mexicana tuvo, merced a estas contramarcas o resellos, curso legal en los mercados de Europa, América y principalmente Oriente; donde los comerciantes chinos, para certificar la buena ley de la moneda y protegerse de falsificaciones, acostumbraron estampar sobre el campo de las piezas pequeñas marcas llamadas chops.
MONEDAS DE LA REVOLUCIÓN
(1910-1917)
Al finalizar el siglo XIX, después de un período de casi treinta años de relativa paz, instaurada a sangre y fuego por el régimen porfiriano, se hicieron patentes las cada vez mayores diferencias económicas y sociales que padecía el pueblo mexicano. Como bien decía Don Francisco Bulnes "La paz reinaba en las calles, pero no en las conciencias", y bastó un pequeño descuido del general Porfirio Díaz para que estallara la revolución que habría de abatir el régimen dictatorial. Como en tiempos de la independencia, el numerario escaseó y esta vez fueron los bandos revolucionarios quienes recurrieron al expediente de acuñar su propia moneda, entre la cual se encuentran piezas verdaderamente curiosas y apreciadas por los coleccionistas; destacan las emisiones villistas, zapatistas y del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.
MONEDA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
(1905 - actual)
La baja mundial del precio de la plata, debida a una sobreproducción de este metal y a la adopción del patrón oro por muchos países, obligó a México a modificar su acuñación, principalmente al reducir la ley de sus monedas de plata a 800 milésimos; estas transformaciones quedaron comprendidas dentro de la Ley Monetaria de 1905. Destacan , entre el extenso repertorio de monedas de este período, algunas piezas conmemorativas que han alcanzado fama internacional gracias a su espléndida factura, rareza y diseño; entre ellas están el centenario de 50 pesos y el azteca de 20 pesos oro.
El año de 1905 señala también un cambio radical en la moneda mexicana. Se acuñaron, entre otras, piezas de oro con el perfil de Don Miguel Hidalgo en denominaciones de diez, cinco y dos y medio pesos con ley de 900 milésimos y se utilizó por primera vez la leyenda ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Las primeras piezas conmemorativas fueron el peso de 1910, conocido como "caballito", y el Centenario de 1921.
De 1921 a la fecha la acuñación ha sido continua, se han troquelado una gran cantidad de denominaciones -desde 1 centavo hasta 5,000 pesos, además de las denominadas en nuevos pesos- y varios tipos, tanto en metales preciosos como industriales.