Universidad de Chile

Instituto de Ciencia Política

Programa Narcotráfico y Democracia

• Por último, en este aspecto, debe considerarse que un aumento en los niveles de consumo en menores y jóvenes marginales es un hecho que potencia la delincuencia y afecta globalmente a la seguridad ciudadana.

• A nivel de tráfico, en los últimos meses se detecta un mayor número redes de internación que introducen cocaína y pasta base desde países limítrofes, así como redes que trasladan la droga desde las fronteras hasta los centros urbanos, en especial Santiago. Arica se reitera como uno de los principales centros de operación del narcotráfico. Además según comentarios que fuentes policiales hacen a la prensa se da cuenta de un incremento en el tráfico de crack, droga de alto poder adictivo, cuyos ingresos al territorio han aumentado lo que está revelando que se ha ensanchado la demanda en este mercado clandestino a nivel nacional.
• En cuanto a aspectos metodológicos, en el tráfico sigue detectándose el recurso al camuflaje de la droga cuando se usan vehículos terrestres para su traslado, lo rige, principalmente para los casos de internación de ella desde países limítrofes, donde el objetivo inmediato es burlar los controles policiales y aduaneros. También se ha usado menores para simular con los adultos traficantes conformar una tranquila familia y así procurar eludir o ablandar las fiscalizaciones.
• También en el aspecto organizacional, pero vinculado a la capacidad del narcotráfico de permear instituciones, debe consigarse el caso de la detención de una funcionaria de un juzgado del crimen que había facilitado a los narcotraficantes armas que estaban en el Tribunal en calidad de depósito. Si bien es un hecho aislado, pone en evidencia el ingrediente de corrupción que este factor de amenaza conlleva.

• Ajusticiamientos a delatores y a los vendedores al menudeo que engañan o no cumplen con sus "obligaciones" financieras con los proveedores ; agresiones y homicios en disputas territoriales entre bandas competidoras ; asaltos y robo de droga o dinero entre grupos de narcotraficantes, son expresiones diversas de la incidencia de este actividad ilícita en el incremento de la criminalidad.

• Cada vez es más frecuente saber que alguien vinculado al tráfico es asesinado en plena vía pública por desconocidos que se movilizan en vehículos desde donde se efectúan los disparos. No media de por medio ni disputa ni una pendencia. Cierto que esto ha ocurrido en comunas y barrios periféricos, donde la habitualidad de las acciones de la delincuencia común resta espectacularidad y dramatismo público a este tipo de acciones, y que por lo tanto ésto no afecte demasiado a las percepciones de seguridad ciudadana que tiene la gente. Lo grave, empero, es que este tipo de situaciones ocurra e insinúe transformarse en una práctica común, porque entonces su proyección sobre el resto de la ciudad y del país comienza a ser alarmante.

• El más espectacular de estos enfrentamientos se dió entre dos bandas que ajustaron cuentas a través de asesinatos. Miembros de una de ellas ingresan armados a una discoteca llena de personas, ubicada en la Comuna de San Miguel, al sur de Santiago, donde tras localizar a sus rivales que celebraban una despedida (fiesta) de soltero de uno de ellos, hicieron uso de pistolas automáticas, asesinando al homenajeado, a uno de sus amigos y a un garzón del local. No hubo robo ni de dinero ni de especies. Tan solo muertes. No dispararon indiscriminadamente contra los más de cien clientes que allí se encontraban sino evidenciaron una perfecta focalización de sus blancos.

• La respuesta no se hizo esperar y en el mismo día, miembros de la banda afectada por los homicidios atentaron contra la casa de la madre del jefe del grupo rival, un reconocido traficante, Manuel Fuentes Cancino, alias él Perilla, ubicada en la Población La Legua, barrio marginal de la comuna de San Joaquín. Los proyectiles causaron destrozos en el frontis y dañaron tres vehículos estacionados, aun cuando no alcanzaron a herir a persona alguna. Fuentes Cancino, se encuentra procesado por tráfico de drogas y goza a la fecha del beneficio procesal de la libertad provisional.

• No encontrando suficiente tal represalia, la banda afectada por los homicidios quiso vengar más directamente los asesinatos de sus compañeros y al mejor estilo de las disputas entre mafias, deciden atentar contra la vida del hermano del narcotraficante Fuentes Cancino, el que fue muerto de un tiro en la nuca mientras se movilizaba en su auto, en las últimas horas de la tarde, por la transitada Avenida Santa María de la tranquila comuna de Providencia. El disparo se hizo desde otro vehículo, destrozó el parabrisas del auto de la víctima, la que luego del impacto perdió el control y se estrelló contra un muro de contención del río Mapocho.

• Nuevamente aquí el abanico de potenciales víctimas absolutamente inocentes es amplio : cualquier vehículo que transitaba por aquellas horas en esa Avenida pudo resultar afectado, sea por el impacto de las balas, sea por el impacto de un choque de un vehículo descontrolado. Ciertamente que en estos casos la incidencia violenta y criminal del narcotráfico lesiona los climas de seguridad ciudadana.

• En un primer momento se pensó en un ajusticiamiento de acuerdo al código de los narcos donde así se sanciona a quien delata. Posteriormente las investigaciones policiales permitieron establecer que se trataba de un "quitada de dinero y droga" o "mexicana", que afectó a un narcotraficante proveedor de cocaína en lugares esparcimiento de la clase media-alta.

• En este caso la víctima fue secuestrada por otros narcos, y presionada su familia a fin de que entregara una gruesa cantidad de dinero de proveniencia ilícita. Otros miembros de la banda de plagiarios allana la residencia del afectado, se lleva una pequeña parte del dinero demandado, sucediendo todo que la familia de cuenta a la policía, y comunican el resultado de la operación al grupo que mantenía el secuestro. Los criminales consideran que es poco el dinero obtenido y deciden asesinar a su víctima en una zona despoblada, es decir acumulando diversas agravantes en la perpetración del delito final.

• En definitiva, en los últimos meses, el incremento de la violencia criminal del narcotráfico apunta a una peligrosa habitualidad ciertamente dañina para la seguridad ciudadana, en cuanto la criminalidad allí involucrada puede trasladarse desde los ajustes de cuentas internos a la intimidación de quienes combaten o cuestionan (jueces, policías, periodistas, autoridades) el tráfico de drogas. Al respecto, Colombia es un verdadero antiparadigma.

• En algunas ocasiones, el procesalismo derivado de una interpretación excesivamente literal de la letra de los Códigos sin ponderar debidamente los entornos en que ocurren los delitos, posibilita que no se sancionen delitos con la severidad que se merecen, no en términos de imponer penas desproporcionadas o tratamientos inadecuados, pero sí atendiendo al efecto inhibidor que una sanción penal debe tener.

• A modo de ejemplo, resulta inquietante la resolución judicial en que dos menores pandilleros, de 17 años, que habían asesinado a otro menor, miembro de una pandilla rival, ambas consumidoras habituales y traficantes a menor escala, de pasta base, son encontrados sin discernimiento y por lo tanto no se les encauza penalmente, aunque se les envía a un tratamiento de rehabilitación sicológica que no evitará por sí sola que estos menores retornen al consumo de droga y al crimen.

• Señal peligrosa por dos razones: porque se está extendiendo una suerte de manto de impunidad a los menores en general, que con cada vez más reiteración ingresan al ámbito delictivo, y de otra parte, porque esta impunidad puede incentivar a los narcotraficantes, como ocurre en Colombia, a reclutarlos para tareas de sicariato.