Universidad de Chile
Instituto de Ciencia Política
Programa Narcotráfico y Democracia
El consumo de la marihuana que sí tiene expresión en los segmentos juveniles a partir de la década de los sesenta se le vinculaba con manifestaciones del movimiento hippie o con expresiones del pacifismo por ese entonces en boga como protesta por la guerra de Viet Nam.
Al escaso consumo de cocaína se le consideraba como un problema de salud y al consumo juvenil de marihuana se le trataba con una mezcla de enfoques entre el de salud pública y el policial. Aún así se le sentía como algo lejano y focalizado a grupos juveniles considerados marginales.
Será recién en la presente década en que este problema se planteará en sus múltiples dimensiones, percibiéndose como una amenaza a la convivencia social y, de agudizarse, a la gobernabilidad misma del sistema institucional. El Estado respondió oportuna y adecuadamente elaborando una legislación moderna e integradora para hacer combatir y neutralizar a esta amenaza.
b. Las dimensiones del Narcotráfico.
Una primera dimensión del Narcotráfico dice relación con la salud de los individuos. Es el nivel del consumo, donde se generan las adicciones, y en torno a lo cual se desarrollan las estrategias de expansión de comercialización de la droga por parte de los narcotraficantes. Es aquí donde éstos buscan llegar a nuevos segmentos de la población proporcionando desde cocaína de alta pureza y de elevado valor hasta pasta base de bajo precio.
Una segunda dimensión dice relación con la seguridad ciudadana, en cuanto no sólo se trata de un negocio ilícito, sino que además en generador de violencia. Esta violencia se genera tanto en el nivel de consumo, como en el nivel de tráfico. Hay violencia en los consumidores cuando para financiar su adicción los sujetos perpetran delitos con fuerza en las personas o en las cosas. Hay violencia en el tráfico cuando los diversos grupos o bandas de narcotraficantes recurren a ella para dirimir sus conflictos (generalmente disputas de territorios o cobranza de deudas). También hay violencia generada desde el narcotráfico hacia la sociedad en general cuando los traficantes recurren a la intimidación y al sicariato para someter o acallar las voces de quienes los denuncian o los sancionan.
Una tercera dimensión dice relación con los niveles institucionales, en cuanto el narcotráfico es capaz de generar escenarios de corrupción a través de los cuales pretende neutralizar las pesquisas policiales, los procedimientos judiciales y hasta permear las instancias ejecutivas y legislativas para obtener de ellas comportamientos de permisividad hacia su actividad criminal. Ciertamente esto último no es el caso de Chile, pero el riesgo potencial que representa no puede ser dejado de lado tanto más si se conocen otras experiencias en ello sí ha ocurrido.
Una cuarta dimesión dice relación con la economía, donde el lavado de activos constituye no sólo el punto de llegada de este negocio ilícito, donde los narcotraficantes buscan blanquear sus utilidades incorporándolas al sistema financiero, sino que además puede llegar a configurar un condicionamiento al comportamiento de la economía formal. De allí el nombre de economía subterránea que se le da a la expresión de esta dimensión.
2. El escenario nacional en los últimos meses.
a. Consumo.
Se evidencia una tendencia hacia la masificación del consumo de cocaína, como lo demuestra el descubrimiento de una red de distribución y comercialización en los sectores populares de Viña del Mar, y de otra red que importaba la droga directamente desde Perú para ser distribuida y comercializada en los sectores marginales de Santiago.
En otro caso, una banda delictual común secuestra a jóvenes y los obliga a recorrer distintos lugares de Santiago adquiriendo droga para ellos. Esto revela la potencialidad de violencia que puede generarse en el ámbito de los consumidores.
b. Tráfico
En el mes de Octubre los servicios policiales lograron desbaratar redes de tráfico que trasladan droga - luego de internarla al país - desde Arica hasta los centros urbanos centrales, como Santiago. Una de los envíos incluía crack, droga de alta peligrosidad y de alto costo, cuyo destino final era Europa vía Santiago y Buenos Aires. Esto reafirma, además, la calidad de país puente que tiene Chile en el negocio internacional de las drogas ilícitas.
La zona más señalada como escenario de las acciones de decomiso, es la Primera Región, donde llega gran cantidad de droga proveniente de los centros productivos: Bolivia y Perú. Llama también la atención la reiteración de La Serena y Viña del Mar como puntos de almacenamiento y comercialización, pues se trata de una zona de turismo donde este negocio ilícito puede potenciarse.
En los principales casos de incautación de droga, en el mes indicado, se ha descubierto una estructura internacional que involucra a peruanos y chilenos. Llama la atención la disponibilidad de recursos (camiones u otros vehículos para transportar la droga), además de la cantidad de droga involucrada. En uno de los casos, el desglose de droga es : 42, 5 kilos de cocaína y 27.500 kilos de pasta base.
En el caso del descubrimiento del crack la cantidad de esta droga era inferior al resto del decomiso. La cantidad incautada fue de 3,5 kilos, carga que iba acompañada de 44,5 kilos de cocaína y de 59 kilos de pasta base. El crack, droga de alta adicción se elabora en base a cocaína y resinas. Su costo es elevado, por lo que fuentes policiales estiman que Chile no representa un mercado atractivo para su comercialización.
c. Consideraciones metodológicas del tráfico.
El recurso al camuflaje de la droga es algo de común ocurrencia en el traslado de la droga en el territorio nacional. En los transportes de cocaína y pasta base desde la zona norte del país se utilizaron neumáticos de repuesto de los vehículos y hasta camionetas nuevas que eran transportadas en camiones para su comercialización por la empresa automotriz en Santiago.
El empleo de violencia es otro componente de las prácticas de las bandas de narcotraficantes en Chile. En efecto, de la actitud pasiva de ellos ante las operaciones policiales se está pasando al empleo de armas en contra de la policía. Así ocurrió en Temuco cuando se detiene a una banda en la que estaba involucrado el delincuente al que se le dio posteriormente la libertad bajo fianza por los Tribunales, y así ocurrió en el decomiso de cien kilos de cocaína en Santiago.
Al hacer uso de sus armas los narcotraficantes evidentemente generan escenarios de violencia, los que pueden incrementarse si este tipo de delincuente caen en la habitualidad de prácticas armadas para proteger sus operaciones e intereses. Esto denota la tendencia del narcotráfico de convertirse en un problema socialmente generalizado que afecta al entorno social aunque individualmente no se participe de ninguna forma en su cadena.
Otro rasgo que hay que destacar a la luz de hechos recientes son señales como las siguientes: existencia de casas se seguridad, tal cual operan los grupos extremistas, inserción de las mafias chilenas en redes internacionales, alta disponibilidad de recursos para intentar sobornos a la policía, y, por último, la fuerte sospecha de que tras los numerosos ajustes de cuentas, donde a la víctima desprevenida se le dispara desde automóviles en movimiento, esté la mano de narcotraficantes.
Un evento que resulta revelador de algunas de esas características es un caso donde, el homicidio de una persona permite descubrir una casa de seguridad en comuna de La Cisterna, donde se encontraron cinco pasaportes, dos de ellos italianos, falsificados lo que sugiere una conexión internacional de la banda. La residencia, además era un bunker por sus medidas de seguridad (paredes con blindaje, circuito cerrado de televisión, entre otras medidas de este tipo)
d. Lavado de activos.
En Chile se están llevando a cabo dos grandes procesos judiciales bajo el rótulo de indagar y sancionar el delito de lavado de dinero proveniente del negocio del narcotrófico. Uno de ellos, iniciado en abril de 1997, es el conocido como el del "Cabro Carrera", que tiene protagonista a un narcotraficante de nutrido prontuario y su familia al que se le investigan sus inversiones y sus operaciones financieras en el país, en Brasil y en Europa.
En 1998, se inicia un segundo gran proceso que se deriva del descubrimiento de una vasta operación de lavado de dinero, llamada Operación Océano. En este caso, a través de las investigaciones preliminares se sostiene que los principales involucrados están conectados a Carteles colombianos de droga, así como a redes internacionales de comercialización de cocaína en Estados Unidos y de lavado de dinero en Panamá.