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Ramón Pacheco Llanes, Secretario del Exterior, Sindicato Mexicano de Electricistas


El voto contra Cuba en Ginebra es una traición

Buenos días pueblo de Cuba, compañeros y compañeras:

Los aconteceres internacionales son, sin duda alguna, asuntos de geopolítica. Los tiempos, cada cual en su momento, los marcan con su sello. Pero el dominio de los imperios y la resistencia de las naciones por la independencia, están presentes en la trayectoria histórica del mundo.

En México, el siglo diecinueve mostró la voracidad imperial, cuando Estados Unidos nos arrebató en una desigual guerra, la mitad de nuestro territorio. Nada le contuvo ni le conmovió, ni entonces...ni ahora. Ha sido nuestra historia de agravios del imperio del Norte y resistencia de nuestro pueblo.

Hoy los electricistas mexicanos recordamos nuestra historia de lucha y resistencia contra el imperio. Hoy insistimos en recordar los principios constitucionales de la política de una nación que impulsa el deseo soberano de un pueblo por un desarrollo independiente, solidario y justo. Hay una trayectoria de país desde Morelos con Juárez y Zapata. Se forjó contra la imposición de la bota imperial porque exigimos nuestro derecho a construir el destino propio sin intromisiones. Hoy tenemos que recordar la historia para encontrar el rumbo.

Dos hechos marcan el sentimiento de nuestros compañeros en México este Primero de Mayo y ponen de manifiesto el abismo que existe entre el gobierno y las clases populares.

Por un lado la derrota histórica propinada contra el imperio, sus empresas y sus organismos internacionales cuando en días pasados el Senado mexicano dictaminó en contra de tres iniciativas de privatización, y a su vez la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional el decreto del gobierno para permitir la apertura al capital privado, también en materia eléctrica.

No en vano, nuestro sindicato ha repudiado la concepción neoliberal que ve al Estado como un simple administrador de bienes ajenos al pueblo, y ha sostenido que las privatizaciones son un acto de sumisión a los intereses económicos transnacionales y un golpe del imperio contra los recursos estratégicos de las naciones.

Por otro lado, vengo a decirles que en estos momentos en que la conducción de la política exterior de nuestro país, revela hasta dónde el atropello imperial reduce la tradición histórica de respeto a la autodeterminación de los pueblos convirtiéndola en vergonzosa sumisión, no podemos hacer a un lado nuestras raíces como mexicanos, como trabajadores, como pueblo.

Por eso afirmo que quien urdió en Monterrey un desdén vergonzoso contra Cuba no es el pueblo de México; que el Congreso mexicano ha declarado al canciller Castañeda como un sujeto carente de credibilidad, que engañó cínicamente al pueblo de México y que el voto contra Cuba en Ginebra es una traición no solo al mandato constitucional de no intervención, sino a la voluntad popular y a la historia fraterna de nuestras naciones.

Finalmente sostengo que: ¡Nadie puede convocarnos al olvido!

¡Nadie puede invitarnos a la traición!

Que a pesar de las presiones del imperio y de la docilidad de sus empleados nuestra hermandad no se doblegará jamás.

¡Cuba y México siempre unidos!

¡Por Juárez y por Martí!

¡Hoy más que nunca, con dignidad y con orgullo que viva la Revolución Cubana! ¡Viva Fidel!

Muchas gracias.


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