Invitado


La soya y la salud de la mujer


Por Juan Sarubbi *

La soya, probablemente la más versátil de las leguminosas, ha sido utilizada por los pueblos asiáticos en su alimentación desde hace miles de años. Gracias a una creciente conciencia de los efectos promotores de la salud que se le han descubierto, la soya está siendo incluida cada vez más en la alimentación occidental.

En las últimas décadas, el estudio científico de la soya nos ha aportado importantes conocimientos no sólo acerca de sus propiedades nutritivas. Sino también de significativas cualidades preventivas e incluso curativas. De esta forma la soya es un buen ejemplo del concepto actual de alimento: los alimentos no sólo son útiles para la nutrición, sino también para la prevención y el tratamiento de las enfermedades. En nuestros días, tanto para las personas enfermas, es aconsejable atender no sólo el aspecto nutritivo de los alimentos, sino también su función preventiva y terapéutica, lo cual permite una elección más racional de los mismos.

La soya tiene implicaciones nutritivas, preventivas y curativas para la mujer. En El poder curativo de la soya (Selector, 1988) ofrezco una exposición extensa y actualizada de esta leguminosa y sus propiedades terapéuticas, así como las raciones recomendadas para obtener sus factores benéficos: y en La nueva cocina vegetariana (Selecto, 1997), escrito con Ethel Krauze, considero a la soya parte de una alimentación de origen preponderantemente vegetal y dentro de una perspectiva sistemática, no reduccionista, de la salud. Aquí nos asomaremos a la relación entre la soya y la salud de la mujer: nutrición, cáncer de mama y trastornos relacionados con la menopausia, como son la enfermedad de las coronarias, la osteoporosis y los bochornos.

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