LA
MUERTA
Si de
pronto no existes,
si de pronto no vives,
yo seguiré viviendo.
No me
atrevo,
no me atrevo a escribirlo,
si te mueres.
Yo seguiré
viviendo.
Porque
donde no tiene voz un hombre,
allí mi voz.
Donde
los negros sean apaleados,
yo no puedo estar muerto.
Cuando entren en la cárcel mis hermanos
entraré yo con ellos.
Cuando
la victoria,
no mi victoria,
sino la gran victoria,
llegue,
aunque esté mudo debo hablar:
yo la veré llegar aunque esté ciego.
No,
perdóname.
Si tú no vives,
si
tú, querida, amor mío,
si tú
te has muerto,
todas las hojas caerán en mi pecho,
lloverá sobre mi alma noche y día,
la nieve quemará mi corazón,
andaré con frío y fuego y muerte y nieve,
mis pies querrán marchar hacia donde tú duermes,
pero seguiré vivo,
porque tú me quisiste sobre todas las cosas
indomable,
y, amor, porque tú sabes que soy no sólo un hombre
sino todos los hombres.