Artículo por: Marcos Sánchez Urquiola (Webmaster)
El proceso de liberación de Colombia y Perú fue concebido y ejecutado por militares venezolanos que dieron mucho mas que su esfuerzo y conocimiento a esta causa. Su pago en la mayoria de los casos fue mucho mas que eso, pagando muchos con su vida, sus bienes y su futuro entre otras cosas. Su finalidad se palpa hoy con el resultado de unos paises libres e independientes del imperio español.
El orgullo que sentimos los venezolanos hoy en día por este esfuerzo militar lo puedo resumir yo en mi propio caso: mi tatarabuelo el Gral. Lorenzo Sánchez, nacido en Caja de Agua, Estado Lara, sirvió bajo las ordenes del Gra. Juan Jacinto Lara en el Ejercito del Sur. Por otro lado, mi bisabuelo, de apellido Márquez, oriundo del estado Trujillo, fue uno de los 60 generales que entraron con Cipriano Castro a Caracas y tomaron el poder en el llamado Cucutazo; y aunque yo no soy militar, siento profundo respeto por lo que mis antepasados hicieron por mi y mi familia. Eso lo llevo en la sangre, es parte de mi genética el amor por la tierra que mis antepasados labraron para dejarmela a mí y a los que conmigo la comparten inclusive los que después han venido de afuera a compartirla con nosotros. En resumidas cuentas el orgullo que siento ahora es producto de un esfuerzo netamente militar, ejecutado por genios militares.
Cuando mi tía María Urquiola se casó con Valmore Rodríguez Barrera, y este llegó al grado de General de Brigada del Ejercito de Venezuela, mis largas conversaciones con él durante sus cortos años de retiro siendo profesor de historia militar de la Acedemia Militar de Venezuela en Caracas, me hicieron ver a mayor profundidad el amor y la pasión de libertad que motivó a los próceres de la patria. Pero mi vida de adulto me mostró que los herederos de esas fuerzas armadas que liberaron la mitad de un continente del imperio mas poderoso del mundo de ese tiempo, se habian convertido en una cuerda de corruptos sin escrúpulos y sin mas motivo que el interes propio, el abuso del poder y el dinero fácil. En una ocación en que me robaron una mercancia de la aduana hace varios años, fue el guardia nacional encargado el que me dijo que me quedara callado y que no formara alboroto porque ellos mismos eran los que se la había robado y que la podia pasar muy mal. En otra ocasión en 1997 que regresaba definitivamente a Venezuela por carretera después de haber estado exiliado en Colombia por 3 años, a unos colombianos indocumentados que viajaban con nosotros en el taxi la Guardia Nacional les cobraba Bs. 5.000 en cada alcabala para dejarlos pasar. (No, no era un guardia quien cobraba, era la Guardia Nacional, ya que fuera quien fuera el militar a cargo en cada una de las alcabalas se cobraba la misma tarifa). Ahora bién; ¿Mis antepasados y los antepasados de muchos venezolanos consagraron sus vidas a una idea para que solo ciento y pico de años después una cuerda de desgraciados vinieran a manchar y a vejar su gesta vendiendo el lugar que nos corresponde en el territorio por Bs. 5.000 por persona? Carajo, no puede ser. Igual que no pueden ser los atropellos de los que hemos sido víctimas los venezolanos como las masacres en Caracas cuando los alzamientos populares contra Carlos Andrés Pérez, y las innumerables matanzas y malos tratos de las fuerzas armadas para con el pueblo desde la epoca de Gómez. Porque eso si no ha acambiado. Cuando Gómez comenzaron los abusos al pueblo por parte de las fuerzas armadas, cayó Gómez y siguió la vaina, salió López Contreras y entro el primer intento de democracia y siguió la vaina, de nuevo una dictadura y siguió la vaina, 40 años de democracia y empeoró la vaina. Total, la misma vaina. El militar que yo he conocido toda mi vida es un tipo jalabolas y adulante a la hora de los ascensos, arrogante y prepotente a la hora de mezclarse con el pueblo, bruto, obtuso e incapaz a la hora de ejercer sus funciones, corrupto y amoral a la hora de tener poder sobre los demas.
Pero las revoluciones que siente el pueblo de Venezuela, las ejecutan los militares porque ellos son nuestro mas grande orgullo y por eso me duele tanto verlos como los había visto. Pero ahora la cosa ha cambiado, ahora los caterpillar militares hacen carreteras y los ingenieros asimilados las construllen. Ahora los capitanes planifican en sus oficinas tareas de ayuda al pueblo con el plan Bolívar 2.000 ahora ya la guardia no sale a reprimir al pueblo sino que sale a asistir a la sociedad civil. Ahora con la desgracia que tuvimos en Barquisimeto con la caida del Puente Macuto, fue el Ejercito el que resolvió el problema de una manera ágil y práctica. Ahora veo al Presidente de la República, que no era santo de mi devoción de paso, vestido de militar y veo otra vez al militar recto y honesto, veo al militar con principios bolivarianos de justicia y equidad, veo al único hombre que fue capaz de decirle al soldado que había estado puliendo los caterpìllar en el patio de Fuerte Tiuna durante años y prendiéndolos de vez en cuendo para que no se oxidasen, que los sacara para Guayana a que se llenaran de barro haciendo carreteras. La verdad es que desde los tiempos en que mi bisabuelo Victor Manuel Torrealba (Caroreño) fue encargado por el Gral. Gómez, a hacer varios de los puentes de la carretera de San Pablo (Barquisimeto - Carora) usando como obra de mano a soldados y a presos, no se había visto en Venezuela un movimiento tan positivo del ingenio del venezolano. Ya movilizaron a los militares. Ya cambió la imagen de ellos ante el país. Ya son ellos los que otra vez llevan nuestro orgullo en sus uniformes. Ya no nos joden ni nos caen a plomo, ahora nos ayudan, nos curan, nos construyen y nos enseñan. Ahora falta que en vez de darles palo a los presos que mantenemos en condiciones infrahumanas en esos pequeños infiernos con rejas, pagando por penas que no cometieron o que ya cumplieron en muchos de los casos, también sean sumados al plan de construcción de la república. Aquí se necesita cada brazo disponible, cada idea, cada esperanza y cada oración para que otra vez, dirigidos por militares, refundemos la patria y la embarquemos en el camino del progreso y la felicidad de cada uno de nosotros y que el mismo Jesus, hijo de Dios, que guió y protegió los pasos de Miranda, Bolívar, Sucre, Páez, Urdaneta, Zamora, Cedeño, Lara, etc. ahora guie y proteja los pasos de los militares que ahora plantean salvarnos de esta horrible debacle politica, moral y financiera.