Vínculos en Internet 

Cibergrupos o comunidades virtuales: hacia una definición

Lic. Roberto Sanchez

rosanche@mdp.edu.ar

dirección de esta página http://www.geocities.com/athens/acropolis/5912/cv.htm

Marzo de 1999


Agradezco la orientación, consejos e información que me brindara la Dra. Susana Finquelievich, Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

 

Una de las consecuencias del impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación sobre la sociedad viene dada por su carácter invasivo. Internet se está convirtiendo en un fenómeno masivo.

En el amplio mundo de la red se repiten y recrean situaciones de nuestra vida cotidiana. Una de ellas es la formación (mas o menos espontanea) de grupos de personas.

Estos grupos así constituidos tendrán por un lado características propias de cualquier grupo, y por otro, características inherentes a su condición de virtualidad. Al decir que los grupos de internet son virtuales, se está haciendo referencia a que su existencia no supone ocupar un lugar en el espacio. Consecuentemente, las distancias que separan a sus miembros son irrelevantes.

En primera instancia, podemos dividir a esos cibergrupos o comunidades virtuales, en dos grandes categorías: aquellos que existen en el mundo físico y sus actividades a través de medios electrónicos son sólo una extensión de su relación "cara a cara", y aquellos otros cuyo funcionamiento se limita solo al ciberespacio.

Entre los primeros podemos pensar en grupos de teletrabajo o, en general, en miembros de cualquier organización que eventualmente se comunican por computadora.

Entre los segundos, las listas de interés constituyen el caso paradigmático, si bien no debe obviarse la existencia de los chats, grupos de discusión cuya característica diferencial es la comunicación on-line, o sea en tiempo real, a diferencia de las anteriores donde las comunicaciones son diferidas.

En este trabajo sólo habremos de referirnos a las listas de interés. Una de sus características distintivas es el mutuo desconocimiento entre sus miembros. Si bien esto no reviste carácter de necesario (las reuniones presenciales entre miembros de una lista son habituales, si bien por razones de distancia sólo suele participar un pequeño grupo de los mismos), es lo habitual que un miembro no conozca "en persona" a la mayoría de sus compañeros. Incluso es muy probable que no conozca a ninguno de ellos.

Si bien son varios los aspectos que pueden indagarse acerca del funcionamiento de los cibergrupos (sólo a título de ejemplo pueden citarse la cohesión grupal, la interacción entre los miembros, el liderazgo, la afectividad, etc.), en líneas generales, esta indagación ha sido obviada por los psicólogos de habla hispana, pudiendo hallarse en cambio, algunos trabajos realizados por profesionales provenientes del campo de la Sociología. Sería de particular interés que la investigación de estos fenómenos fuera abordada desde un nivel psicológico.

En la presente ocasión sólo se intentará arribar a una definición (aunque sea provisoria) de que se entiende por cibergrupo, haciendo hincapié en aquello que lo asemeja y en lo que lo diferencia de los grupos propios de nuestra vida cotidiana.

Si quisiéramos definir fenoménicamente a un grupo, tendríamos que incluir una serie de características:

  1. un conjunto de personas
  • reunidas por un interés común
  • que siguen ciertas reglas
  • que mantienen su relación en el tiempo
  • Si revisamos ahora lo propio de un cibergrupo vemos que se cumplen todas las características enunciadas anteriormente con una particularidad: ese conjunto de personas mantiene exclusivamente una comunicación mediatizada por computadoras (CMC), resultando este el rasgo característico y definitorio de las comunidades virtuales.

    Respecto a las características anteriormente citadas, puede agregarse lo siguiente:

    1. el conjunto de personas es el que forma parte del cibergrupo. Aquí corresponde hacer una salvedad: a diferencia de los grupos del mundo físico, puede considerarse que aquellos miembros que se mantienen en permanente silencio no forman parte del grupo ya que el resto de los integrantes no tiene ninguna representación de ellos. Distinto es el caso de quienes han participado más o menos habitualmente para sumirse luego en el silencio. Si, como decía Elliot Jaques, el mutuo conocimiento es esencial para lograr el buen funcionamiento de un grupo, en los grupos virtuales ese mutuo conocimiento sólo puede nacer desde la participación activa. Extrañamente, en la representación del grupo que tiene un participante pasivo él si está incluido ya que conoce al resto de los miembros.
  • el interés común viene dado por el tema que mantiene unido al grupo. Los intereses que encuentran su lugar en las listas de interés que pueblan la red pueden contarse de a cientos. Vaya como mínimo ejemplo el caso del servidor de la Universidad de Buenos Aires que nuclea a mas de 60 listas que abarcan temas tan dispares como la acústica, la arqueología, los estudios de género, el derecho, la informática (en múltiples variantes), la economía, la filosofía, el teatro y tantos otros. Que un cibergrupo tenga un tema de interés no implica, ni muchísimo menos, que el único tema de discusión sea ese. Al igual que en los grupos de nuestra experiencia cotidiana, los temas tratados pueden alejarse todo lo imaginable (y aún mas) del pautado (dichos temas son denominados "off-topic" en la red).
  • las reglas que rigen el funcionamiento de los cibergrupos son tanto las propias de cada grupo en particular (y que hacen a su funcionamiento como tal) como las generales a todos los cibergrupos (netiquettes o reglas de comportamiento)
  • el tiempo de funcionamiento del grupo bien puede ser pautado, hasta el cumplimiento de una tarea o abierto, sin un final predeterminado. Esta última modalidad es la más frecuente por lo que la renovación de sus integrantes es constante (hay quienes dejan el grupo y quienes se van sumando).
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    De este breve análisis surge que más allá de lo que se defina como cibergrupo o comunidad virtual, muchos son los tópicos que resultan dignos de análisis desde un nivel psicológico. Sin embargo, tales análisis escapan a los límites de este trabajo.

    El hecho de que las CMC sean las únicas que mantiene un cibergrupo como tal le da a éste características propias, imposibles de hallar en los grupos habituales. Esto es así ya que un integrante de un cibergrupo no ve, ni escucha, ni mucho menos puede tocar a cualquier otro de los integrantes. Las implicancias de esto son dignas de una indagación más profunda, parte de la cual hemos realizado con el Lic. Máximo Lameiro y pueden consultarse en los textos citados en la bibliografía.

    A la luz de lo revisado hasta aquí, puede esbozarse una perfectible definición de cibergrupo o comunidad virtual:

     

    Conjunto de personas unidas por un interés común que se comunican entre sí mediante computadoras e interactuan en forma relativamente continuada a lo largo del tiempo siguiendo una serie de reglas preestablecidas.

     

    Resulta pertinente insistir en que la definición anterior es tentativa y que (como toda definición) deja de lado aspectos esenciales como por ejemplo la importancia de la red social que los miembros de una comunidad virtual van tejiendo entre sí y los alcances e implicancias de esta red en el mundo físico. Sin embargo, el debate queda abierto. El tema de los vínculos interpersonales establecidos en la red es aún lo suficientemente novedoso como para pretender que la psicología brinde alguna certeza, más aún si consideramos que la certeza es un bien que suele mostrarse esquivo a la ciencia psicológica.

     

    Bibliografía:

    Finquelievich, Susana. "Nuevos actores en los escenarios de la gestión urbana: Las comunidades electrónicas". http://www.arnal.es/cys/comunidades-e.htm. 1998.

    Lameiro, Máximo y Sanchez, Roberto. "Los cibergrupos: su formación y mantenimiento". http://www.psinet.com.ar/septg/05.htm. 1998.

    Lameiro, Máximo y Sanchez, Roberto. "Vínculos e Internet". http://www.geocities.com/ SoHo/Museum/9653/vinculos.htm. 1998.

     

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