ANIBAL LORDA
(Origen familiar: Laburdi y Navarra. Residencia actual: General Acha, La Pampa)
Los vascos de General Acha han dejado su impronta en toda la zona. La familia Lorda es una de las más conspicuas de la colectividad y registra una antigua presencia en la Argentina, ya que llegaron antes de 1850.
La historia más vieja nos obliga a cruzar los Pirineos, hacia territorio de los vascos continentales, para llegar a Laburdi y buscar, en la costa marítima, las bellísimas playas de Biarritz. Allí están los Lorda ostentando orgullosamente el escudo que muestra, sobre un fondo celeste, un niño cabalgando un delfín. De allí partieron, a principios del siglo pasado, rumbo a nuestro país, para recalar en la zona rural de Chascomús. Pasaron a integrar la colectividad de los "zinjirako euskaldunak" (los vascos de la laguna), como se llamaría muchos años más tarde el centro vasco de la ciudad.
Trabajaron en las duras faenas del tambo a la par que criaban ovejas, en los tiempos en que la patria se abría paso a fuerza de tozudos brazos que laboraban de sol a sol. Una historia paralela transcurría, en tanto, destinada a cruzarse en ese vuelo sutil que es la vida de sucesivas generaciones, con la historia de los Lorda. En el norte de Navarra, en Elizondo, muy cerca de los Pirineos, los Barreneche daban parte de su sangre entrañable a esta Argentina que los recibía generosamente en campos de Magdalena, provincia de Buenos Aires. Parten, precisamente, durante un lapso en que se dió un pico migratorio (1840-1868, aproximadamente) en la zona de Elizondo, Arizcun y Errazude.
La práctica era iniciar el viaje entre el verano y el otoño, pues ello les permitía efectuar las labores del campo, aprovechar buen clima para el largo viaje y llegar al nuevo continente en primavera, lo cual permitía mejores condiciones para instalarse y mayores posibilidades de obtener trabajo, dado que era una época de plena actividad. Estadísticas del País Vasco establecen que un 60% de esas migraciones tuvieron por destino América del Sur (Buenos Aires y Montevideo). Un promedio de 1.300 emigrantes legales se certificaron anualmente durante el siglo XIX y la mayoría tenían entre 15 y 25 años, lo cual nos da una idea del impacto económico que ello significaba para la zona. Seguramente, entre estos viajeros estuvieron los primeros Lorda de esta rama familiar.
Con el correr de unos pocos años, Martín Lorda casó con María Inda y, en 1855, nacía Santiago Vicente Lorda Inda. Por su parte, Tomás Barreneche se casó con María Criteria Hardoy. De este matrimonio, en 1872, nació una niña a la que llamaron Juana Faustina. El 4 de enero de 1890, teniendo Juana 18 años y Santiago 35, se casaron. La colectividad vasca experimentó un interesante repunte numérico ya que tuvieron 13 hijos. Segundas líneas familiares los emparentan con los apellidos Echegaray y Sarratea.
Una gran inundación barrió con sus bienes y decidieron emigrar a otro sitio. Eligieron Toay, a donde llegaron con nueve hijos. La etapa pampeana proyecta a la familia exitosamente, justificando el desarraigo de aquellos abuelos que dejaron un día el País Vasco al cual ya nunca pudieron regresar. Se sumaron a la fundación del Centro Rincón Vasco "Eusko Txokoa", el 28 de febrero de 1965 y hoy, el apellido Lorda preside la institución.