Estas litterae aureae (recogidas en CIL II²/7, 596a) se encontraron en el interior del criptopórtico del palacio, formando parte de un depósito de elementos metálicos, fruto del saqueo del monumento realizado durante la Antigüedad Tardía. Sólo se conservan tres letras completas, P, D y O, chapadas en pan de oro. Las tres cuentan con sección trapezoidal, de lo que se deduce que estaban concebidas para ser adosadas a un soporte liso. Conservan vestigios del sistema de anclaje en su cara posterior, que varía de unas a otras. De hecho, la letra D presenta un agujero hacia el centro del trazo vertical que atraviesa toda la sección y cuyo fin sería albergar un clavo para su sujeción, mientras que la letra P contaba con dos espigas soldadas en los extremos inferior y superior de la parte posterior del asta. La letra P presenta también inscrita la cifra II en el reverso, posiblemente indicando el lugar u orden de colocación en el soporte.
La ausencia de vestigio alguno del soporte pétreo sobre el
que se insertaban las letras, impide cualquier interpretación del
texto de la que muy probablemente sería la inscripción fundacional
del palacio. Esta inscripción se habría ubicado en un lugar
privilegiado del conjunto, como es el caso del arco especialmente realzado
que se situaba delante del aula de recepción basilical que preside
todo el conjunto.