Rafael HIDALGO PRIETO.
Anuario Arqueológico de Andalucía, 1.994 (en prensa)
SUMMARY.
In this paper we analyze the results of the archaeological excavation
developed at Cercadilla site in 1994. From this campaign we want to emphasize
the definition of the plan of one of the buildings related to the palatium
of Córdoba, identified as the Emperor's private rooms. This building
has an interesting circuit of underground galleries, probably connected
with the problem of eliminating the damp of the upper rooms. This circuit
can be relationed with other similar structures used in buildings dated
in the same period.
-. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS DE LA CAMPAÑA.
La presente campaña de excavación arqueológica,
realizada durante el verano de 1994, se centró de forma específica
en el estudio de un sector concreto del yacimiento de Cercadilla denominado
Sector 12 (fig. 1) (1). El sector en cuestión se encuentra en el
límite oeste de la superficie del yacimiento conservada tras la
construcción de la estación de ferrocarril, limitado al sur
por la propia estación y al oeste por el trazado de un vial urbano
construido al mismo tiempo que la estación (2).
En esta zona teníamos constancia de la presencia de un edificio
adscrito al palacio imperial (Edificio L), documentado en la campaña
realizada en 1992 (fig. 2). No obstante, en ese momento las necesidades
derivadas de la investigación del amplio espacio que ocuparía
la estación de ferrocarril, que sería completamente arrasado,
impidió que se pudiera concluir el estudio y análisis de
la zona que ahora nos ocupa. A pesar de ello, al iniciar la campaña
de 1994 conocíamos al menos parcialmente la planta del edificio
y algunos elementos relacionados con su infraestructura, en concreto parte
de una cloaca y de una bóveda subterránea.
A partir de estos precedentes, los objetivos que hemos perseguido
con la planificación y ejecución de esta campaña de
excavación, se han centrado en la definición planimétrica
de todos los espacios que conforman el denominado Edificio L y en la identificación
de los elementos relacionados con su infraestructura, con el fin de contar
con la información necesaria para abordar su interpretación
formal y funcional.
-. LA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA.
En este sector no se ha documentado vestigio alguno de ocupación
previa a la construcción del palacio, que se concentra preferentemente
en la zona sudeste del yacimiento, donde se han localizado algunos elementos
relacionados con una villa ocupada desde el s. I al s. III dC.
Por su parte, el estudio del edificio adscrito al palacio imperial
localizado en este sector, adquiere una problemática específica
derivada del arrasamiento parcial sufrido por el yacimiento en la primavera
de 1991, durante el vaciado inicial de lo que hoy constituye la "playa
de vías" de la estación de ferrocarril. Dicho arrasamiento
queda perfectamente evidenciado a través de un corte en talud que
lo atraviesa longitudinalmente. A partir de este corte y hacia el sur,
todas las estructuras habían sido destruidas hasta nivel de cimientos
antes del inicio de las excavaciones arqueológicas, mientras que
las conservadas al norte -actualmente intactas-, contaban aún con
parte de los alzados. Además, en los espacios que delimitan estas
estructuras situadas al norte se conservan en algunos casos los pavimentos
originales, cosa poco frecuente en la mayoría de las unidades compositivas
del palacio hasta el momento conocidas.
Casualmente el desnivel a que hemos hecho mención responde
en cierta medida al declive que presentaba el terreno en época histórica,
en concreto en época califal. De hecho, los niveles de habitación
de este momento en la zona sur se disponen a una altura inferior a la de
los suelos del palacio, mientras que en la zona norte -a partir de la Estructura
415 (fig. 3)- los pavimentos de época hispanomusulmana se disponen
aproximadamente a la misma altura -o inmediatamente por encima- de los
pavimentos del palacio.
Pensamos que la configuración original de la topografía
del terreno en esta zona, su alteración provocada por la edificación
del palacio y su posterior transformación una vez abandonado éste,
son las causas de esta peculiar diferencia de niveles. De modo que en esta
zona y antes de la construcción del palacio el terreno debía
buzar considerablemente hacia el sur. Como consecuencia de este buzamiento
las estructuras que constituyen el frente sur del Edificio L se reforzaron
considerablemente, constituyendo el contenedor de una serie de importantes
aportes de sedimento que permitieron disponer los pavimentos a una altura
similar a la del resto del conjunto. Durante el intenso proceso de saqueo
de material de construcción del que fue objeto el palacio en época
medieval, este paramento sur -gracias al desnivel existente- habría
ofrecido una excelente superficie susceptible de ser expoliada con suma
facilidad. Como consecuencia de este expolio, el sedimento destinado a
la colmatación y nivelación del espacio interno del edificio
romano, una vez eliminado su contenedor, habría cedido y caído
hacia el sur, descendiendo en consecuencia el nivel de suelo y recuperando
en cierta medida la pendiente existente antes de la construcción
del palacio. Este proceso "erosivo" no habría alcanzado a la mitad
norte de este Edificio L, debido a que la Estructura 415 en gran parte
escapó a las labores de rapiña y funcionó como contenedor
de los rellenos situados en este sector del edificio, generando una pequeña
terraza.
No vamos a entrar en esta ocasión en el estudio de las construcciones
de época medieval localizadas en la zona, pues tal labor debe ser
fruto de un análisis global que precisa del estudio de otras zonas
del yacimiento. A pesar de ello es importante resaltar, por una parte,
que en este sector no se han localizado enterramientos relacionados con
la ocupación cristiana del palacio, lo que permite definir el límite
oeste de la necrópolis de Cercadilla y, por otra parte, la presencia
de distintas viviendas del arrabal que en época andalusí
se extendió sobre buena parte de la superficie originalmente ocupada
por el palacio. En relación también con la ocupación
medieval cabe resaltar que en esta zona se ha detectado la que hasta el
momento constituye la más reciente fase de ocupación de Cercadilla,
fechada entre finales del s. XII- s. XIII (3). Para este momento se ha
de suponer que, una vez abandonados los arrabales occidentales, nos encontramos
ya ante una ocupación muy dispersa, relacionada con la explotación
agrícola de los terrenos inmediatos a la ciudad.
-. CONSTRUCCIONES RELACIONADAS CON EL PALACIO IMPERIAL (EDIFICIO
L).
El edificio localizado durante esta campaña constituye una
de las dos unidades constructivas ubicadas a los lados del aula basilical
central. Construido con opus vittatum mixtum como el resto de los
elementos que componen el conjunto, destaca, entre otros aspectos, por
la presencia de una serie de galerías subterráneas que recorren
parte de la construcción.
El ingreso al interior del edificio se llevaba a cabo a través
del pórtico en sigma gracias a un largo pasillo, de 73 m. de longitud
y 9 m. de anchura, conformado por la prolongación de las Estructuras
150 y 392, concebido como elemento de comunicación y tránsito.
Pocos datos disponemos en relación con este pasillo, ya que el arrasamiento
de la "playa de vías" de la estación de ferrocarril provocó
la destrucción de la inmensa mayoría de la estructura antes
del inicio de las excavaciones. Aún así, la presencia de
su simétrico en el extremo norte nos permite reconstruir por simetría
el tramo perdido.
Una vez superado este pasillo se alcanzaba el núcleo del
edificio gracias a una estancia de 9'3 m. de longitud y 15'4 m. de anchura
(fig. 4, Espacio A) que desempeñaría la función de
vestíbulo o distribuidor. A través de esta estancia, conservada
en su totalidad a nivel de cimientos, se accedía a las dos salas
contiguas. La primera de ellas (Espacio C), situada inmediatamente al norte,
alcanza 9'3 m. de anchura y 13'15 m. de longitud. Su planta absidada responde
a un modelo de sobra conocido en el diseño del palacio, aplicado
en la configuración del aula central -la principal sala de recepción
de todo el palacio-, y en dos salas de menores dimensiones situadas a los
lados de la primera. No obstante, las reducidas dimensiones de la que ahora
nos ocupa apuntan con claridad a una funcionalidad diferente para este
caso.
El muro que separa la sala de su cabecera absidada se desarrollaba
en buena lógica sólo a nivel de cimientos. Sin embargo, al
igual que ocurría en el aula central, a ambos lados se dispusieron
dos pilares que sí se desarrollarían en alzado, conformando
un arco que, a modo de “arco triunfal”, resaltaría el papel glorificante
del ábside (4).
La otra estancia comunicada con el vestíbulo (Espacio B)
constituye probablemente la sala principal del edificio, como se desprende
de sus dimensiones -22'2 m. de longitud y 9'5 m. de anchura-, superiores
al resto de las salas, y de su ubicación preferente en el culmen
del eje. La estancia se adapta a la planta "basilical", complicada y transformada
mediante la incorporación de un segundo ábside en el lateral
sur.
Curiosamente el ábside del extremo sur adquiere mayores dimensiones
que el de la cabecera -3'5 m de radio frente a 2'4 m-. Esta circunstancia
puede entenderse como la consecuencia de la aplicación de un recurso
específico para mitigar en parte la excesiva linealidad marcada
por el largo pasillo de acceso -al mismo tiempo que recalca el eje que
comunica con las estancias situadas al norte-, o simplemente como una solución
constructiva destinada a reforzar la contención de empujes.
Esta última posibilidad nos parece más apropiada,
ya que ese mismo problema, la contención de los empujes, constituyó
con toda seguridad una preocupación constante para el arquitecto
responsable de la creación del palacio mientras diseñaba
y ejecutaba el conjunto. Con el mismo propósito, el muro que conforma
el límite sur del edificio se engrosó especialmente. Además,
a este mismo muro se añadió toda una serie de estructuras
(Estructuras 422-428 y 697) que no contarían con desarrollo a nivel
de alzado y cuya clara función no sería otra que la de reforzar,
con especial insistencia, la contención de los empujes norte-sur.
Una vez sobrepasadas las que constituyen las principales salas del
edificio, nos encontramos con un grupo de estancias, dispuestas inmediatamente
al norte, que alcanzan entidad en sí mismas, gracias a su reordenación
en torno a la sala circular, y que en cierta medida se constituyen como
un cuerpo diferenciado. Ello nos permite distinguir en este edificio dos
subunidades (ligadas quizás a funcionalidades diferentes): una primera
conformada por las salas absidadas ya descritas y una segunda compuesta
por las estancias aglutinadas en torno a la sala circular. El Espacio D,
situado en una posición intermedia y con unas dimensiones mucho
más reducidas, constituiría el elemento de engarce entre
un grupo y otro.
El tránsito de la primera unidad a la segunda se llevaría
a cabo a través del Espacio F, que cuenta con un gemelo en el extremo
norte, gracias a su reproducción por simetría a partir de
un eje este-oeste que recorre en ese mismo sentido la estancia circular.
Sin embargo, mientras que el primero de estos espacios alcanza 8'7 m. x
6'9 m., en el segundo las dimensiones se reducen ligeramente hasta ceñirse
a 7'1 m. x 6'15 m., lo que probablemente no sea más que el producto
de un ligero error cometido en la materialización del diseño
sobre el terreno.
En este Espacio F se han documentado algunos vestigios aislados
de su pavimento original, conformado por una lechada de signinum de unos
veinte centímetros de espesor, dispuesta sobre una preparación
de mampuesto que constituye la nivelación previa del terreno.
En el espacio circular situado inmediatamente al norte -Espacio
G- se conserva mejor el pavimento, constituido igualmente por una capa
de signinum de 20 a 25 cm de potencia, en el que se incluye gran cantidad
de fragmentos cerámicos, por lo general de gran tamaño, procedentes
de la trituración de ladrillos. El análisis de este signinum
nos ha permitido detectar un alto porcentaje de cerámica en la mezcla,
alcanzando el 70% , y una composición para la argamasa de un 82%
de calcita y un 18% de cuarzo (5).
En el escaso alzado conservado de los muros que conforman la estancia
-de 0'2 m. a 0'4 m. de altura-, no se observa ningún tipo de huella
de revestimiento, ni restos de grapas o de argamasa que permitieran inferir
la existencia originalmente de placas de mármol o estuco. Lo mismo
ocurre en el punto de unión del pavimento con el opus mixtum, donde
tampoco se observa vestigio alguno del revestimiento. En consecuencia,
a partir de los datos con que contamos debemos pensar que esta estancia,
como otras del monumento, no llegó a contar con ningún tipo
de revestimiento decorativo sobre la obra mixta.
En lo referente a la cubierta, pensamos que estaría conformada
por una bóveda hemisférica, apoyada sobre los gruesos soportes
de hormigón dispuestos en los ángulos. Es posible que en
el alzado interno esta estancia contara con una serie de nichos -hasta
un total de cuatro, enfrentados dos a dos-, según la aplicación
de un recurso muy común en este tipo de espacios de los que, por
su especial relación con el palacio cordobés, cabe citar,
a modo de ejemplo, el controvertido vestíbulo del palacio de Diocleciano
en Split y, dentro del mismo edificio, la sala circular dispuesta en los
apartamentos privados del emperador (6).
No se conserva testimonio de ninguna de las puertas que comunicaban
esta estancia con las aledañas, si bien, tanto su ubicación
como la adopción de la planta circular para su diseño le
confieren un evidente carácter de distribuidor. Es muy improbable
que existiera un vano en el lateral este, donde se conserva al menos un
tramo del alzado de mixtum. Sí es más plausible que
existiesen sendas puertas a norte, oeste y sur, conectando con los espacios
H, I y F respectivamente.
En el ángulo sudeste de la sala circular y en el núcleo
de caementicium que sostenía la bóveda, se dispuso
una peculiar estancia (Espacio G’). Al estar inscrita en el interior del
núcleo del muro, se construye a la vez que se lleva a cabo esa estructura.
En un primer momento el muro se ejecuta de forma continua hasta disponerse
a 35 cm. por encima del nivel correspondiente al pavimento de la estancia
circular. En ese momento y sobre una de las tongadas de caementicium
que constituyen el núcleo y que conformará a su vez el propio
pavimento de la estancia, se lleva a cabo el replanteo de los alzados.
Una vez replanteados los que serán los límites del espacio,
se prosigue con la construcción de los muros, y ya se levantan a
la vez la estancia circular y esta pequeña cámara aledaña.
La configuración, ubicación relativa e incluso el
sistema constructivo aplicado en la ejecución de esta estancia,
nos recuerda en gran medida a soluciones adoptadas en otros edificios de
la época, de los que cabe resaltar, por su interés en relación
con la construcción que aquí nos ocupa, el edificio milanés
de vía Brisa, que, como ocurre en Cercadilla, cuenta con una pequeña
estancia embutida en el núcleo de uno de los soportes de la gran
sala circular inmediata, que en este caso también desempeña
la función de distribuidor (7).
Inmediatamente al norte de la sala circular se encuentra el Espacio
H, en el que también se conserva parte del pavimento, compuesto
como en los casos anteriores por opus signinum.
Estas tres construcciones, la sala circular y las rectangulares
aledañas, están limitadas al oeste por una amplia sala -Espacio
I-, con la que concluye el edificio. La sala en cuestión alcanza
al interior unas dimensiones totales de 16'35 m. de anchura por 9'2 m.
de longitud. La considerable anchura que adquieren los muros que la delimitan,
que oscila entre 2'2 m. y 3'3 m., es prueba más que suficiente de
la necesidad de contener los empujes y de la existencia de una auténtica
terraza, marcando un considerable cambio de nivel no sólo hacia
el sur, sino también hacia el oeste.
En el extremo oeste la estancia culmina en un original cierre conformado
por la superposición de distintos ábsides. Aunque no conocemos
en detalle esta zona, ya que en la actualidad está cubierta por
la infraestructura derivada de la construcción de un nuevo vial
urbano -lo que de momento hace impracticable su excavación-, contamos
con algunos datos que nos permiten realizar una aproximación parcial
a la que sería su configuración original. El primero de estos
ábsides, el situado al norte, no adquiere una planta exactamente
semicircular, sino más bien irregular, más cercana a la elipse
que al semicírculo, lo que le proporciona un aspecto más
parecido al de un torreón que al de un auténtico ábside.
Por su parte, el central adquiere unas dimensiones superiores a las de
los otros a causa de su propia ubicación preferente, siendo además
el que mejor se adapta al trazado semicircular.
Como ya hemos dicho, a causa de la carencia de espacio suficiente
para distribuir estos tres ábsides de forma suficientemente espaciada
en el frente a ocupar, es necesario que se superpongan, de manera que las
cimentaciones -en los tramos correspondientes a los arranques- se replantean
directamente unas sobre otras. Sería ya al levantar los alzados
cuando se adaptarían a las alineaciones oportunas, ajustadas debidamente
en lo referente al espacio interno de los ábsides, en detrimento
del núcleo de los muros que los delimitan.
-. Las galerías subterráneas: Como apuntamos
anteriormente, bajo el edificio y perfectamente independizado de las estancias
que acabamos de analizar, se dispone un interesante circuito de galerías
subterráneas. Las galerías en cuestión están
conformadas por una serie de corredores que alcanzan de 1'88 m a 1'98 m
de anchura y entre 1'7 y 1'9 m de altura, cubiertos por una bóveda
de cañón (fig. 7 y 8). Cuentan con un ramal principal (Galería
A), con el que conectan cuatro ramales secundarios dispuestos dos a dos:
los dos situados al oeste (Galerías B y C) alcanzan en total 12
m de longitud máxima, y los correspondientes al este (Galerías
D y E), de mayor tamaño, alcanzan 24'9 m de longitud.
Las galerías se llevan a cabo mediante el opus mixtum
común a todo el palacio. Como es de esperar no existe rastro alguno
de revestimiento decorativo sobre los paramentos que las conforman. Sólo
cabe destacar la incorporación de un acabado especialmente cuidado
en algunos de los paramentos -no una auténtica decoración-,
de modo que sobre la abundante argamasa que cubría parte del paramento
y antes de que ésta fraguase, se han realizado incisiones que imitan
la apariencia del sillarejo, o bien, se han incrustado guijarros o lascas
de piedra. Este último recurso no ha sido documentado de momento
en otras zonas del palacio y más que un auténtico acabado
parece simplemente una sencilla forma de contener la argamasa en aquellos
tramos en los que, a causa de la irregularidad del mampuesto utilizado,
se aplicó con especial profusión.
En lo que a los suelos se refiere, gracias a la considerable compactación
y solidez de las gravas naturales existentes en esta zona, no se considera
necesario incorporar ningún tipo de pavimento y, como consecuencia
de ello, el mismo terreno geológico constituye el único suelo
existente.
En lo concerniente al acceso al interior de las galerías,
se ha podido comprobar que en los extremos de los distintos ramales hasta
ahora conocidos no se abría ningún vano que permitiese la
comunicación con el interior. Así las cosas, la única
alternativa que se puede plantear es que el ingreso, de haber existido,
se llevara a cabo desde el extremo oeste del distribuidor principal -único
tramo que por las limitaciones impuestas por las construcciones que actualmente
se llevan a cabo en la zona no ha podido ser estudiado hasta el momento-,
en concreto en el centro del ábside que se dispone en esta zona.
Esta circunstancia podría justificar la considerable anchura que
adquieren los muros del Espacio I, que, como ya se ha dicho, contienen
una terraza, marcando el desnivel existente entre el pavimento de la propia
terraza, situado en torno a 120'50 m.s.n.m. y el suelo que se extendería
al oeste, fuera ya del palacio, que se encontraría a la misma altura
que el suelo de las galerías o inmediatamente por debajo, o sea,
en torno a 118'30 m.s.n.m.
Una vez en el interior de las galerías, a través del
corredor principal se alcanzarían los ramales secundarios, en los
que se disponen diversas bóvedas de crucería (una por corredor),
con el fin de garantizar la correcta sujeción de los pavimentos
de las salas superiores.
Por último, en los extremos del segundo pasillo secundario
(Galerías D y E), el de mayor trazado, se observan ciertos detalles
que completan la configuración de estas galerías. En el extremo
norte el corredor cuenta con un lucernario abocinado (de 0’8 m. de anchura
y 0’7 m. de altura interna), que constituye la única iluminación
natural con que contó la red de galerías subterráneas
y, sobre todo, posibilitaba la ventilación de su interior. En lo
que respecta al extremo opuesto de este mismo ramal, su configuración
se complica mediante la incorporación de una cloaca (Estructura
424), que además constituye la única cloaca general de todo
el palacio y, en consecuencia, la única vía de evacuación
del aqua caduca. La cloaca, de considerable calidad constructiva,
alcanza 0'58 m. de anchura y 0'9 m. de altura máxima conservada.
Los muros que la delimitan miden entre 40 cm. y 70 cm. de anchura y se
construyen en algunos tramos con opus mixtum y en otros sólo
con caementicium. Por su parte, la base se realiza con tégulas
trabadas con argamasa, sobre las que se dispone una lechada continua de
este mismo material con el fin de garantizar su impermeabilidad. No contamos
con ningún tramo de cubierta del que podamos asegurar que corresponde
a la configuración original de la estructura, si bien es muy probable
que ésta fuera adintelada, conformada por sillares o losas de calcarenita
dispuestas a tizón.
De esta canalización conocemos un trazado total de 42'5 m.
dividido en dos tramos. A partir de la galería se dispone un primer
tramo de 16'5 m. que mantiene la orientación de dicha galería
y de todo el edificio, hasta alcanzar el exterior del ábside situado
en el límite sur del Espacio B. Desde este punto comienza un segundo
tramo, de 26 m. de longitud mínima, en el que se altera la orientación,
desviada ahora en dirección sudeste.
Como es lógico la vertiente de la canalización es
norte-sur, siguiendo la inclinación del terreno, con una pendiente
irregular que oscila entre 1'1 y 4'4 cm. por metro. Su disposición
en concreto en este sector del monumento parece a todas luces idónea
atendiendo a diversos aspectos. En primer lugar, aquí se agudiza
el declive natural del terreno en dirección sur y este, hacia zonas
no ocupadas por el palacio por las que fácilmente se pudo hacer
discurrir el aqua caduca. Además, al disponerse en esta zona,
en uno de los extremos del complejo, se habría evitado atravesar
las cimentaciones de los distintos edificios para evacuar el agua, proceso
que se habría convertido en obligado de haberse elegido cualquier
otra ubicación y que habría provocado innumerables problemas
de difícil resolución. No sabemos cómo continuaba
el trazado de la cloaca ni dónde desembocaba, no obstante, es probable
que circundase el extremo posterior de los edificios dispuestos al sur
del que ahora nos ocupa, con el fin de captar diversos ramales secundarios
que permitireran evacuar el agua de otros sectores del palacio.
Por desgracia no conocemos bien cómo era la conexión
de esta cloaca con la galería -y la relación funcional que
pudo existir entre una estructura y otra-, ya que esta zona está
muy alterada por las labores de expolio de material constructivo efectuadas
en época medieval. Aún así, a partir de los restos
conservados queda fuera de dudas que cloaca y galería estaban conectadas
e interrelacionadas de alguna manera: el muro que separa ambas estructuras
era atravesado por la canalización, que en esta zona alcanza 1 m.
de altura y 0'43 m. de anchura y se construye tanto en los laterales como
en la cubierta con sillares; además, en el punto de contacto entre
galería y cloaca, los niveles correspondientes a sus respectivos
cauce y suelo coincidirían aproximadamente a la misma altura.
-. Interpretación del edificio.
No vamos a tratar aquí en toda su extensión aquellos
aspectos referentes a la propia interpretación formal y funcional
del edificio, pues ello excedería con creces el ámbito de
este trabajo (8). No obstante, es necesario tratar al menos someramente
la línea por la que pensamos debe discurrir tal cuestión.
En primer lugar cabe destacar que, frente a las grandes salas de
carácter representativo que constituyen buena parte del diseño
del palacio, la presencia de ambientes de reducidas dimensiones, que tiene
su exponente fundamental en el edificio termal (9), se ve considerablemente
enriquecida con la incorporación del que venimos denominando Edificio
L, en una zona premeditadamente alejada del espacio de mayor carácter
público del conjunto: el pórtico en sigma. Distintos aspectos
derivados de esta circunstancia, junto a los resultados proporcionados
por el análisis formal del edificio y, en especial, a partir de
su relación con otras construcciones (especialmente el palacio de
Split), permiten apuntar la posibilidad de que nos encontremos ante las
estancias privadas reservadas al comitente imperial de tan magna obra.
Por su parte, en lo referente a las galerías subterráneas,
la interpretación de estos interesantes corredores, concebidos como
auténticas cryptae, cuenta con serios problemas. Tal problemática
se puede sintetizar en un hecho concreto, que dificulta considerablemente
nuestra labor, y es que en el estado actual del conocimiento, no contamos
con ningún vano que permitiese el acceso al interior de estas galerías.
Tan sólo es posible plantear -como ya se ha dicho- una posibilidad,
y es que tal vano se encontrara en el límite oeste del corredor
principal (Galería A), único tramo que hasta el momento no
ha podido ser objeto de nuestra exploración. En cualquier caso,
la hipotética presencia de una puerta en esa zona no proporciona
una perspectiva más halagüeña, ya que, como consecuencia
de su ubicación, permitiría la comunicación de las
galerías sólo con el exterior del palacio, sin que en ningún
momento pudiera producirse comunicación directa con el interior
del recinto.
Ante esta circunstancia y a la espera de que se pueda concluir la
excavación de la zona, es posible plantear distintas hipótesis
de trabajo en relación con la interpretación de estas galerías,
de las que aquí sólo aludiremos a aquella que nos parece
más plausible (10).
A nuestro entender es muy posible que las galerías en cuestión
ejercieran una función meramente constructiva. La incorporación
de galerías de este tipo -sobre todo aquellas que adoptan una configuración
como la de las que aquí nos ocupan-, puede desempeñar el
cometido de conformar una cámara de aire para evitar las posibles
filtraciones de agua que pudiera sufrir el piso superior. La difusión
de este tipo de soluciones en la arquitectura bajoimperial constituye un
argumento nada desdeñable, de modo que aparece en edificios de gran
interés para el estudio del palacio cordobés, como es el
caso del palacio de Diocleciano en Split, donde no sólo se reproduce
en el paradigmático caso de la zona residencial, sino que también
podemos encontrar otras construcciones similares, por ejemplo, en el propio
mausoleo de Diocleciano (11), con una solución similar a la incorporada
en la cripta del mausoleo de Centcelles (12).
Sea como fuere, deberá ser la exploración del extremo
de la galería donde se ubicaría la supuesta puerta, lo que
permitirá confirmar o descartar ésta hipótesis y definir
con seguridad la función para la que fue concebido este singular
circuito de galerías subterráneas.
Director: | R. Hidalgo |
Arqueólogos: | F. J. Alarcón, M. C. Fuertes, M. González y M. Moreno |
Dibujantes: | M. A. Carmona y M. D. de Haro |
Topógrafos: | J. A. Camino y J. Molina |
Fotógrafo: | A. Montejo |
Documentalista: | A. Brañas |
Ingeniero Técnico | R. Torquemada |