¿Quien gobierna la ciudad de México?


Cuauctémoc Cárdenas, jefe del gobierno de la ciudad de México

México, Distrito Federal, primer estado-ciudad del país


Por Rodolfo Rojas-Zea

Para “avanzar en la conformación y consolidación de una ciudad soberana, democrática, equitativa, solidaria, sustentable e incluyente, menos vulnerable a los desastres y a las calamidades de la contaminación ambiental, con un sistema democrático de planeación, infraestructura y servicios, vivienda, salud, educación, transporte y trabajo para todos”, el jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas anunció en su Programa General de Desarrollo 1998-2000 la transformación del Distrito Federal en la primera ciudad-Estado del país mediante la conversión de las dieciséis delegaciones actualmente existentes —y otras que puedan surgir en un posible proceso de redistritación— en municipios con cabildos política, financiera y patrimonialmente autónomos para “descentralizar decisiones y recursos” del ámbito unívoco de la administración central que caracterizó al viejo régimen al multívoco de la participación ciudadana que generará nuevas formas de gobernar en el siglo veintiuno.

Esto, dijo, será un proceso que avance conforme progrese la Reforma Política. Sin embargo, en lo inmediato, ante la gravedad de la situación nacional y en particular de la capital de la República, flagelada por los efectos de la inseguridad pública, Cárdenas se compromete a ponerla a salvo mediante la creación de las condiciones necesarias para que la ciudad de México transite por un camino de desarrollo sustentable, equilibrado con justicia social hacia formas organizativas que garanticen una efectiva redistribución del ingreso a través del fomento al trabajo, la producción, la productividad, la educación, la salud, la cultura y las oportunidades de superación personal y colectiva.

Cárdenas sostiene que ha tomado y está tomando medidas concretas para crear nuevas fuentes de empleo y conservar las ya existentes a través del fomento a la inversión productiva, el aliento a la acción conjunta de los sectores público, privado y social para un desarrollo económico congruente con los ordenamientos de la ecología, la protección al medio ambiente, el desarrollo urbano y la protección civil; el estímulo a la competitividad, la modernización y eficiencia de las empresas por medio del avance tecnológico, la capacitación y los servicios sociales para que los trabajadores aumenten su productividad. Asimismo, para el rescate de la capacidad ociosa de la industria colapsada y la reintegración de las cadenas productivas rotas por las crisis recurrentes que agobian al país desde hace treinta años. Para ello pone especial énfasis en el establecimiento de industrias maquiladoras que utilicen intensivamente mano de obra e insumos locales, en la articulación de micro, pequeños y medianos productores a grandes empresas mediante esquemas de subcontratación, asociación empresarial, alianzas estratégicas, coinversiones e integración funcional de modo que aquéllas se conviertan en exportadoras indirectas. Y llama a una nueva organización productiva que promueva las actividades económicas más adecuadas para la naturaleza de la ciudad —como son la industria no contaminante de alta tecnología, las actividades financieras, y de servicios, el turismo y la agricultura periférica de alta productividad— con vistas al fortalecimiento del debilitado mercado interno, el robustecimiento de las exportaciones y la inserción no indiscriminada a la economía global desde una soberanía nacional segura y fuerte.

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