Cultura

 

Como ve José Luis Cuevas la ciudad de México

Por Carlos Perzabal

—¿Cómo ve la ciudad de México José Luis Cuevas?

—Una ciudad que se aplasta y se degrada por el descuido, una ciudad que resulta peligrosa por las olas de violencia que se han desatado.

La ciudad de mis recuerdos era otra, en mi adolescencia la caminé toda y me amanecía por lo menos una vez por semana en algún cabaret de rompe y rasga que tanto frecuentaba. Fui en aquellos tiempos un dibujante cronista de los barrios bajos, siempre iba acompañado de mi libreta de apuntes y vivía entonces en la colonia Roma, me transportaba en aquellos camiones verdes Juárez-Loreto, los pasajeros iban frente por frente, por cierto muy bajitos los asientos, lo cual permitía a uno verles a las mujeres hasta donde terminaban los muslos.

Yo nací en un cuarto, en un barrio miserable, en el Callejón del Triunfo, pasé hace poco y descubrí con enorme pena que la casa en la que transcurrieron mis primeros años estaba siendo demolida y es posible que en estos momentos ya no exista nada de ella y se instalará algún estacionamiento.

En la ciudad de México encuentro mis primeros temas, fui retratista de las putas de la calle del órgano, del 2 de abril. Recuerdo bajo el apunte de Nonoalco los niños famélicos y los rateritos. Esto lo registró en su película Víctimas del pecado el Indio Fernández, con Ninón Sevilla; el padrote era Tito Junco. Ninón baila en el cabaret La locomotora. Hay una secuencia hermosa y tierna en la que Tito Junco y Rodolfo Acosta llevan mariachis a todas las callejeras del Callejón del Triunfo.

El Indio rindió homenaje al Salón México a unos pasos del Teatro Margo que hoy se llama Teatro Blanquita. El Salón México lo conocí en sus últimos días, alcancé a dar infructuosamente a unos cuantos pasos de danzón, si mal no recuerdo estaba decorado con unos murales que dicen eran del Otentote, un pintor de enorme estatura que pintaba sobre grandes cartones, unos murales que servían de decoración de los bailes de la escuela de pintura de San Carlos.

El México de entonces representó para mí el despertar del sexo, viendo las piernas en los camiones y en una variedad del cine Bucareli a Mª Antonieta bailando una conga, promocionaba su película Noches de ronda; era entonces un niño boy scout, y nos llevaron un domingo a presenciar la variedad. El animador era Carlos Amador, en aquella ocasión de gracia y el actor Fernando Fernández el "cruner de México". Exhibían dos películas de Estados Unidos, una de James Stuart y Siman Simón El séptimo cielo y la otra de Irene Dunne y Gary Gran La canción del recuerdo. Tenía 11 años, fue mi primera erección con Mª Antonieta. La extracción era cada vez más violenta y me paraba en el cine Novelly que proyectaba películas pornográficas, pero nunca me dejaban entrar. Quedó en mí registrado el nombre de las películas que no podía ver: Mundo, demonio y coral, con la Ginger Bretton, Cómo se bañan las damas, Las reinas del burlesque y La viuda perturbadora.

La excitación continuaba y me detenía en el cine Imperial donde se exhibían películas francesas, ahí veía los stiles de las películas, actuaba en una de ellas Viviane Romane, en La casa del Matto, con Louis Javet y Dalío, había un stile donde las bailarinas aparecían con los pechos descubiertos.

Todas mis fantasías y mi imaginación enardecida, encontró cause cuando a los 14 años en mi primer estudio que tuve en las calles de Donceles conocí a Nereida, ella me orientó hacia donde debía dirigir mi pene y en las otras artes del amor.

Vagando en sus recuerdos José Luis Cuevas, se detiene en el presente violento: "El año pasado nos asaltaron, estaba con mi hija en mi estudio y un empistolado subió y me soltó una serie de improperios. No tuve el menor miedo y le dije al asaltante: ‘no tienes porqué insultarme. Yo estoy en mi casa y tú vienes a invalidarla, a robarme’. El asaltante se desconcertó y aproveché para decirle ‘bajemos al primer piso’. Encañonados descendimos la escalera y al llegar a la planta baja me sorprendí al ver a otros tres asaltantes, los que se comunicaban a la calle, con uno más en el exterior. Nos ataron y nos tiraron en el suelo. Nos salvó una amiga de mi hija, la cuál llamó por teléfono en el momento del asalto. Lupe, la muchacha fue a contestar sin que los asaltantes se percataran y le dijo a la amiga de mi hija ‘nos están asaltando’ y colgó. La amiga llamó a la policía y después de dirigió a nuestra casa y tocó en las puertas de los vecinos. Todos acudieron y la calle se llenó de gente, el asaltante externo llamó a los de adentro y salieron huyendo, podo después llegó la policía. Ahora mi casa está ultra asegurada.

En un discurso Cuauhtémoc habla de una solución al crimen, no con más policías ni más patrullas, sino con ciudadanos participantes. Los ciudadanos deben participar, la ciudadanía debe intervenir, cuidarse, cuidar la casa, en mi caso cuando se fueron los delincuentes, la calle estaba llena de vecinos. El castigo debe ser ejemplar. Lo que hizo el alcalde de Nueva York fue duro y acabó con la violencia y la delincuencia.

En Los Angeles, en Washington, llegas a un hotel y te dicen: ‘no camine por las calles de tales zonas’. En Bogotá hace tres años me llevaban a un hotel que parece una casa inglesa. Dije que iba de compras, ‘no lo haga —decía la recepcionista— por amor de Dios’".

—¿Cómo ve José Luis Cuevas la cultura en la ciudad de México?

—Hay una ciudad con muchas opciones, hay muchos conciertos, hay exposiciones, la gente se ve menos en la calle, sale poco, han disminuido las fiestas, yo no acepto salir por las noches.

Se había levantado el Museo José Luis Cuevas en un edificio del siglo XVII, se abrieron muchos otros museos en casonas y se abren restaurantes. Fue a Bertha Cuevas a quien se le ocurrió usar un edificio el cual servía de tiradero de trapos, pero conociendo a Cuauhtémoc pienso que si no todos sí se podrían resolver algunos de los problemas que enfrenta con gran tensión.

Imagino que su trabajo es mucho, es enloquecedor pero su bohonomía puede llevarlo a resolver asuntos que tanto nos preocupan como pueden ser mejorar la imagen del Centro Histórico, no olvidemos que viene a ser la puerta de los países de Centroamérica y Sudamérica y es el Centro Histórico el más bello de América Latina.

—¿Cómo aprecias el gobierno de la ciudad de México?

—En primer lugar porque conozco a Cuauhtémoc Cárdenas, puedo decir que es un gran hombre, heredó de su padre muchas de sus cualidades; es un hombre que lleva la intención de hacer bien las cosas, el compromiso es grande y los retos son muchos. Hay que encontrar solución a los problemas de inseguridad, no olvidemos que el Centro Histórico es un lugar de gran violencia.

Regresar a la primera página
  1