Si con Nothnagel la confrontación fue privada, con Meynert, psiquiatra y anatomista cerebral llegó a la polémica pública. Este aspiraba a una psicología científica; era un determinista, para él la mente obedecía a un orden fundamental oculto que aguardaba al analista sensible y profundo que habría de descubrirlo. Pero Freud discrepó con él: "lleno de excentricidades y quimeras" y "no quiere escucharlo ni entenderlo a uno", dijo en algún momento. Se estaban enfrentando por el hipnotismo y la histeria. A pesar de que investigaba en anatomía, Freud escribió más tarde: "desde un punto de vista práctico la anatomía cerebral no representaba sin duda ningún progreso con respecto a la fisiología. Tuve en cuenta consideraciones materiales para iniciar el estudio de las enfermedades nerviosas". Esa era una rama de la medicina poco practicada en Viena y Freud veía que ni Meynert ni Nothnagel tenían mucho para ofrecerle en ese campo: "Uno tiene que ser su propio maestro". (11 Bb)