APV: 1917
APS: 1919
Entre 1922 y 1923 empezaron a aparecer algunos
"francotiradores" que el psicoanálisis había empezado
a atraer en incómodas cantidades. Uno de ellos fue Groddeck,
quien se autodenominaba un "analista silvestre". Había
nacido en Bad Kösen el 13.10.1866, donde era escritor. Groddeck
fue médico jefe de un sanatorio en Baden-Baden; venía manejando
en su práctica los conceptos psicoanalíticos desde el año
1909, pero solo de oídas. En 1912, no mejor informado, escribió
un libro criticando al psicoanálisis; pero en 1913, después de
la lectura de la "Psicopatología de la vida cotidiana"
y "La interpretación de los sueños", se sintió
anonadado y se convirtió al psicoanálisis. En 1917 le escribió
a Freud diciéndole que desde ese momento sería su discípulo.
Con la conducta descarada que lo caracterizaba, solía desbordar
los límites de la tolerancia de sus colegas. En 1920 llevó a su
amante al congreso de La Haya e inició la lectura diciendo
"Yo soy un analista salvaje". El trabajo era un
ejercicio de asociación libre, lo que más tarde se llamaría
medicina psicosomática. Sostenía que las enfermedades
orgánicas, incluso la miopía, eran simplemente expresiones
físicas de conflictos emocionales inconscientes. La conversión
histérica daba sustento a las concepciones generales de Groddeck
pero su tono poco persuasivo y exagerado le valió solo unos
pocos defensores. En 1921 se confirmó como el salvaje del
análisis al publicar una novela psicoanalítica llamada "El
buscador de almas". Rank le había puesto ese título;
Ferenczi había disfrutado el libro y se estaba convirtiendo en
íntimo amigo de Groddeck; Freud lo alentaba. Pero Jones y
Pfister lo menospreciaban; la mezcla de disciplinas les resultaba
muy perturbadora. En 1921 empezó a escribir un libro que se
estructuraría como una serie de cartas dirigidas a una amiga
receptiva. Cuando tenía varios capítulos escritos, se los
mandaba a Freud quien se deleitaba con su "fluidez y tono
musical". Las cartas eran revolucionarias. Groddeck
intercalaba anécdotas y especulaciones sobre el embarazo, el
parto, el amor, el odio, la masturbación, imprimiéndole al
conjunto la noción de un "Ello", concepto que había
tomado de Nietzche para abarcar un campo más amplio que el que
se asignaba al inconsciente. "Soy de la opinión de que el
hombre está animado por lo Desconocido. En él hay un Ello, algo
maravilloso que regula todo lo que hace y le sucede. La frase
"yo vivo" es solo condicionalmente correcta; expresa un
pequeño fenómeno parcial de la verdad fundamental: "El
hombre es vivido por el Ello"". En 1923 Freud editaba
una versión revisada de su boceto de la estructura mental en El
yo y el ello, donde se veían las diferencias entre el ello de
Freud y el Ello de Groddeck. En carta a Lou-Andreas de 1917,
Freud le dice que el Ello de Groddeck "es más que nuestro
Ics, no está claramente diferenciado de él, pero hay algo real
detrás suyo". Groddeck publicó "El libro del
Ello" en 1923, y ese mismo año apareció "El yo y el
ello" de Freud. El primero se sintió defraudado e irritado
porque consideraba que el concepto le pertenecía. "En algo
estamos de acuerdo; en que roturamos el suelo. Pero usted quiere
sembrar y tal vez, si Dios y el clima lo permiten,
cosechar", le dijo Groddeck en una carta. "Con todo
esto, su ello tiene solo un valor limitado para las neurosis. Se
introduce en lo orgánico solo secretamente, ayudado por una
pulsión de muerte o destrucción tomada de Stekel y Spielrein.
Deja a un lado el aspecto constructivo de mi Ello,
presumiblemente para introducirlo enmascarado la próxima
vez". (11 Bb) El resentimiento de Groddeck no era totalmente
irracional y mostraba lo difícil que era mantenerse como
discípulo de Freud. Los conceptos de represión e inconsciente
demostraban que para el psicoanálisis la razón no era la dueña
absoluta de la vida mental de la persona. Pero Freud no aceptaba
el aforismo de Groddeck según el cual somos vividos por el Ello
porque él era determinista, no fatalista: las fuerzas
intrínsecas de la mente concentradaas en el yo permiten un
dominio, aunque sea parcial, de si y del mundo exterior. En
"El yo y el ello" Freud propone aceptar la nomenclatura
de Groddeck, aunque no totalmente su sentido, y denominar
"ello" a una parte importante del inconsciente.
Groddeck murió en Zurich, el 14.06.1934. (11 Bb)