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El extraño resultado de la expedición de NXN fue ampliamente
comentado en ÑÑÑÑ, su planeta de origen. Era
la primera vez que una misión encontraba esta clase de dificultades,
a saber, la extraña y superior inteligencia de una de las especies
que poblaban el planeta que iba a ser invadido, (en este caso, los peces,
como se recordará).
Grandes masas de eñeñenses telefonearon (ésta era la máxima forma de protesta en el planeta) para reclamar contra el gobierno: no concebían que se hubiera invertido dinero y, sobre todo, el precioso tiempo de NXN y su tripulación, en un viaje infructuoso, cosa que, de alguna manera --no estaba muy claro de cual-- debería haberse previsto. Como resultado, la empresa telefónica estuvo a punto de colapsar. A YYY no le preocupaba mayormente el asunto. El-ella (se trataba de seres hermafroditas) vivía dedicado-a a su arte: su canto era como el de las AKAKAK (aves eñeñenses) que surcaban en los atardeceres el cielo de ÑÑÑÑ, y su voz era conocida y aplaudida en todo el planeta. Pero, contrariamente a lo que uno pudiera imaginarse, YYY tenía sus propios problemas, encarnados en la existencia de ABC, su eterno-a rival en materia artística. Como la materia artística era la única materia que le interesaba a YYY, esto le enturbiaba la vida entera. ABC no tenía la hermosa voz de YYY, pero era un-a intrigante. Lo (la) consideraban la segunda figura del canto en el planeta, y esto le enfermaba, deseaba con todas sus fuerzas ser la primera voz, pero su única esperanza era la desaparición de YYY. El gobierno estaba consternado por la situación de la empresa telefónica, hacía varios milenios (he medido el tiempo en unidades terrícolas, para mejor comprensión del lector) que no enfrentaban una protesta semejante. Entonces decidieron reintentar una posible invasión de la Tierra, con tácticas adecuadas a lo complejo de la situación. Para poner en práctica estas tácticas reunieron en una gran sala a los mejores intérpretes de los distintos géneros musicales de todo el planeta. "El asunto es el siguiente --dijo el emisario del gobierno--, suponemos que los terrícolas, como la generalidad de los habitantes de la galaxia, son aficionados a escuchar música, y, tal como lo señala nuestra antigua leyenda sobre el Flautista de Hameling, un hacedor de música podría arrastrarlos hasta el borde de un precipicio, y hacerlos caer en él. Si nosotros utilizamos este método, y en lugar de arrastrarlos hasta un precipicio, los hacemos lanzarse al mar, los Peces estarán encantados de nuestra astucia para eliminar a sus enemigos y confiarán en nosotros. Como cualquiera sabe, en toda confianza está implícito el comienzo de una perdición", (aquí rió con lo que podríamos llamar un pequeño sarcasmo). Los asistentes se mostraron confusos. "Lo que nos proponemos --prosiguió el enviado del gobierno-- es aplicar una técnica que ha caído en el desuso: la infiltración. Infiltraremos a los terrícolas con la ayuda de uno de ustedes, eminentes músicos. Los volveremos locos, ciegos con nuestra música, y entonces..¡Al mar!". Nuevos murmullos surcaron la sala, todos se miraban con recelo "¿Quién irá?", preguntaron a coro. "Esto es lo que tenemos que decidir aquí, dijo el representante (del gobierno, como ya se ha dicho), escucho vuestras proposiciones". Los tocadores de corno empezaron a gritar, señalándose unos a otros. Los chirristas (algo así como los pianistas terrestres) en cambio, adoptaban un aire ingenuo y miraban fijamente al suelo. Los cuerdistas (equivalentes a nuestros violinistas) señalaron a los cantantes, y los cantantes carraspearon diciendo que un cambio de clima podría arruinar sus voces. Entre todo este ruido emergió de pronto, muy alta, la voz de ABC :"Creo, dijo, que para una misión tan importante quedan eliminados los chirristas, porque no podrían caminar con sus instrumentos hacia el mar; los tocadores de corno, si me disculpan, no producen un sonido que pueda, por sí solo, lograr el efecto que perseguimos; los cuerdistas son demasiado tristes, tampoco servirían. Creo que, agregó, dado nuestro siempre destacado espíritu planetario, y el timbre maravilloso de nuestras voces, la elección debería recaer sobre un cantante". Chirristas, cuerdistas y cornistas se volvieron hacia el grupo de los cantantes y aplaudieron. Los cantantes, por su parte, se sentían muy orgullosos por los elogios y el reconocimiento público, pero la proposición no les gustaba en lo absoluto; entonces empezaron a gritar "¡ABC! ¡Que vaya ABC, la de la voz de ángel!" Pero ABC negó, inclinando la cabeza en señal de humildad: "Bien quisiera ir yo, pero soy apenas la 2ª voz del planeta. YYY es la mejor de todos, su voz nos hace rememorar atardeceres, el canto nace de su pecho como un aire cálido, sin esfuerzo alguno, y se eleva como si fuera un AKAKA...". YYY se sentía tan halagado-a que no percibió el peligro hasta que el representante-a (del gobierno, como ya se ha dicho) anunció, entre aplausos, su designación como nuevo-a flautista de Hameling. La partida demoró mucho más de lo esperado, YYY se rompió sucesivamente una de sus piernas eñeñenses y uno de sus brazos ídem, y luego anunció que le dolía exageradamente todo el cuerpo, por lo que decidieron mantenerla-o en una especie de acuartelamiento severo para evitar nuevas lesiones, y un prestigiado médico la-lo examinó determinando que los dolores no obedecían a causa física alguna. Finalmente fue llevada-o a rastras hacia la nave, a la puerta de la cual la-lo sostuvieron para que los reporteros tomaran las fotografías que debían aparecer en el periódico del día siguiente: en ellas se veía el rostro de YYY lleno de lágrimas; la nota al pie de la fotografía decía que el llanto se debía a la emoción del honor recibido (en materia de interpretación de fotografías los eñeñenses muestran un extraño parecido a los habitantes de la Tierra). En la Tierra había un atardecer soleado el día en que YYY se deshizo del paracaídas extrasecreto que la había depositado en un descampado próximo a una de las grandes ciudades. Vestía un par de pantalones negros y un pullover del mismo color; su apariencia no era tan mala, y aunque su pelo tenía un ligero tono verde, cualquiera podría tomarlo por una tintura mal aplicada. YYY extrajo su transmisor e hizo su primer reporte: "Estoy en la Tierra. Stop. Me dirijo hacia el objetivo señalado. Stop." Emprendió el camino por una larguísima carretera (afortunadamente los eñeñenses eran famosos por sus largas caminatas), llegó a los suburbios y continuó hasta alcanzar el centro de la ciudad. Cuando llegó, la gente corría hacia un lado y otro, tal como le anticipara NXN; a cada instante la empujaban acompañando el empujón con un grito; ella (recuérdese que había adoptado el sexo femenino) se sintió complacida por el saludo y gritó a su vez para corresponder. Estaba emocionada por la bienvenida, y pensó que quizás su fama era interplanetaria y la habían reconocido a pesar de su disfraz. Se quedó unos momentos viendo las carreras terrícolas y decidió enviar su reporte número 2, para lo cual creyó que debía esconderse en el rellano de alguna puerta (en ÑÑÑ las puertas también tienen rellano), pero entonces vio que los carreristas sacaban a menudo unos aparatitos parecidos a su transmisor y hablaban en él sin interrumpir su carrera, así es que no se escondió, sino que empezó a correr como los demás (para pasar desapercibida), y sacando su transmisor emitió el reporte número 2: "Estoy en el sitio adecuado. Stop. En unos instantes comenzaré a cantar. Stop. Debo señalar que los terrícolas corren más rápido de lo observado por NXN. Además casi todos tienen transmisores parecidos al mío, y hablan a cada instante por ellos. Stop. Creo que todos son agentes secretos y que corren buscando a los peces. Parecen estar en permanente estado de guerra. Stop. A pesar de eso son amables, me han saludado varias veces dándome topones amistosos y gritando para expresar su simpatía. Stop." Terminado el mensaje, YYY se paró en una esquina y se dijo: "¡Manos a la obra!", carraspeó y observó a su inminente público: todos iban con los ojos vacíos y el rostro crispado. Algunos, también con los ojos vacíos, tenían sin embargo una expresión un poco idiota en la cara; éstos llevaban unos pequeños aparatitos enchufados a las orejas y no parecían darse cuenta de sus congéneres crispados ni de nada. Alarmada, decidió que de inmediato debía enviar su reporte número 3: "Los terrícolas parecen ser ciegos: tienen los ojos vacíos. Deben orientarse por algún radar que está escondido, porque no lo veo. Stop. Temo también que muchos sean sordos: varios de ellos tienen algo en las orejas que se asemeja a nuestros aparatos de recepción mensajística. Stop. Por lo tanto, no puedo asegurar el éxito de mi misión, al menos no con los sordos. Stop." Volvió a carraspear, tomó aire y empezó a cantar: la voz se elevó sobre el ruido de autos y transeúntes, fuerte, poderosa, vibrante; los transeúntes frenaron en seco y dieron vuelta la cabeza para mirarla: "Los he impresionado" pensó YYY, y la alegría le dio más volumen a su voz. De pronto, los terrícolas rompieron su momentánea paralización, se llevaron las manos a las orejas y empezaron a gritar casi tan alto como el canto de YYY, los que llevaban aparatos en las orejas los lanzaron lejos y también gritaron, algunos rodaron por las aceras, otros empezaron a correr más fuerte todavía de lo que corrían antes, atravesaron calles zigzagueando en su carrera, los autos chocaron entre sí aumentando el estrépito. "¡Cómo les conmueve mi canto", pensó YYY, "en un momento más empiezo a caminar hacia el mar". Pero en ese instante un auto negro y blanco que tocaba una fuerte bocina frenó junto a la acera donde YYY había subido aún más el tono de su voz, preparando la peregrinación hacia el mar. Dos hombres iguales bajaron del auto y fueron hacia ella; tomándola por las axilas, empezaron a arrastrarla hacia el vehículo. "¿Alguna felicitación oficial?" se dijo YYY, y después, cuando en vez de invitarla gentilmente a subir la empujaron con violencia, "a los terrícolas les falta roce social interplanetario, su amabilidad es bastante brusca". Los hombres le hablaban con un tono extraño, mientras el auto ya corría por las calles. YYY sonreía para expresar su complacencia, la voz de los hombres se hacía más extraña; emitieron algunos gritos, YYY correspondió encantada y ellos la miraron con ojos tremendamente abiertos y ya no emitieron ningún otro sonido, "admiran mis buenos modales", pensó YYY. Cuando el auto se detuvo, descendió sin necesidad de que la ayudaran, tan ansiosa estaba de recibir las felicitaciones oficiales. Los hombres iguales la tomaron de los brazos y la introdujeron a un recinto lleno de otros hombres iguales, "ah! --pensó YYY-- éstos son los 'iguales", y pensó que correspondía echarse a correr, como había dicho NXN que hacían los terrícolas apenas aparecían los 'iguales', pero no pudo, porque la seguían sujetando firmemente por los brazos. La acercaron a una mesa, donde otro igual empezó a gritar, y ella, que había recibido muy buena educación en la mejor de las academias eñeñenses, correspondió al saludo con gritos más fuertes todavía "¡qué garganta tienen estos terrícolas!", pensó, "si siguen saludándome voy a quedar sin voz". De pronto los que la sujetaban la apartaron de la mesa y la llevaron casi en vilo por pasillos húmedos, abrieron una puerta de rejas y la arrojaron en un cuarto vacío, cerrando después la puerta. YYY comenzó a alarmarse, "esta no es manera de felicitar oficialmente", pero se consoló rápidamente al pensar que había una razón para el encierro, y decidió enviar su cuarto reporte: "Los 'iguales' son muy cultos: me han encerrado para tener mi canto sólo para ellos, como hacemos nosotros con los AKAKAK (1). Stop. Mi misión tomará más tiempo de lo esperado. Stop." Decidió complacer a estos refinados terrícolas y empezó a cantar con su voz más dulce. Repentinamente apareció un 'igual' por la parte externa de la celda, armado de un tubo largo y flexible con el cual la bañó con un potente chorro de agua. YYY tembló de frío y de rabia. Inmediatamente decidió enviar otro reporte: "Creo que los 'iguales' quieren impedir mi canto. Temo que hayan intuido, de alguna forma, mi misión, y tratan de impedir que las multitudes me escuchen. Stop. ¿Qué hago?". La respuesta fue concisa y autoritaria: "Esto significa que tu misión será exitosa. Stop. Evidentemente los 'iguales' son gente muy culta; hay que empezar nuestro objetivo con ellos. Stop. Deben ser los primeros en ir al mar. Stop." YYY, que no era tonta, comprendió las instrucciones de inmediato. Tomó aire y empezó otra vez a cantar. Ahora interpretó con la mayor dulzura su pieza más famosa. Se escucharon gritos --("Ah!, parece que finalmente sucumben")-- desaforados, carreras, y otro 'igual' apareció con el tubo flexible, pero éste tenía cubiertas las orejas con algo extraño a pesar de lo cual procedió igual que el primero, lanzándole un chorro de agua más fuerte que el anterior, con lo que YYY cayó vergonzosamente al suelo con los pies levantados. Tratando de conservar su dignidad, intentó otras dos veces sus maniobras de seducción acústica, y cada vez era más fuerte el chorro de agua que le lanzaban. Finalmente, mientras se retorcía el cabello para que escurriera el agua, envió un nuevo reporte a ÑÑÑÑ: "Los 'iguales' son agentes represores muy bien preparados: cada vez que no pueden evitar los gritos de entusiasmo por mi canto, uno de ellos se tapa las orejas para evitar el embrujo y me lanza chorros de agua con la evidente intención de que me resfríe (2) y acabe perdiendo la voz. Stop. Es evidente que no me dejarán salir de aquí y llegar a las multitudes. Stop. ¡Socorro! Stop." Esta vez la respuesta de su base en ÑÑÑÑ
sonaba un poco deprimida: "Visualizamos situación crítica.
Stop. Los 'iguales' parecen tener el control absoluto. Son más peligrosos
y más inteligentes de lo que pensábamos, y aparentemente
han captado el sentido de nuestra misión. Stop. Queda comprobado
que los terrícolas tienen mucha sensibilidad musical, pero habrá
que reanalizar cómo actuar con los 'iguales'. Por ahora la misión
queda cancelada. Stop. Aprieta el botón U de tu cinturón
y serás trasladada al lugar en que te espera nuestra nave secundaria
para conducirte a la primaria. Stop. De todas formas, recibe nuestra felicitación
más calurosa: te temen por lo hermoso de tu canto. Stop."
(1) Aves eñeñenses, como se recordará. (2) El resfrío es ocasionado por virus interplanetarios; por lo tanto, también existe en ÑÑÑÑ, como en cualquier planeta que se respete. |