Universidad Central de Venezuela.
Facultad de Humanidades y Educación.
Escuela de Artes.
EL CLASICISMO MUSICAL
Por: Verónica Hernández.
CLASICISMO MUSICAL.
La palabra "clásico" tiene una doble significación. Por una parte, designa una determinada postura ideológica y estilística, y por otra, lo "clásico" comporta un significado valorativo como sinónimo de perfección, de culminación y de ejemplo sin par. El término música clásica se presta a cierta confusión. Generalmente se aplica a la música de arte diferenciándola así de la de origen folklórico o popular. La palabra "clásica" en su definición más amplia, se aplica a una obra de cualquier naturaleza (particularmente de arte), que se considera como modelo digno de imitación: en la música, por ejemplo, por su estructura temática, por la relación de tonalidades, por la alteración de ritmos, por el uso de cambios de dinámica (intensidad del sonido), por el "color" orquestal, todo esto dentro de un marco aparentemente bien definido y con reglas aparentemente claras.
Hacia 1720 comienza a desarrollarse un nuevo estilo que desbancará al dominante hasta ese momento. Es así como a mediados del siglo XVIII se produce una reacción neoclásica frente al barroco (los músicos más jóvenes consideraban al contrapunto de este período demasiado rígido e intelectual). El pensamiento y la estética neoclásicos buscan la sencillez y la pureza, para lo que se toma como ejemplo los ideales del clasicismo grecorromano. El neoclasicismo se extendió por Europa y América desde mediados del siglo XVIII hasta el primer tercio del XIX; y es la mitad del siglo XVIII, la que aparece como momento decisivo en el paso del barroco al clasicismo. Que en el año 1750 se produjera el fallecimiento de Bach es fortuito y al mismo tiempo simbólico. Con su muerte acabó, sin duda alguna, una época.
Para comprender la música de este período, tienen especial importancia algunos aspectos de la vida y el pensamiento del siglo XVIII. Este siglo fue una era cosmopolita. El complejo movimiento conocido como "la Ilustración" se inicia como una rebelión del espíritu; una rebelión contra la religión sobrenatural y la iglesia, a favor de la religión natural y la moralidad práctica; contra la metafísica, a favor del sentido común, la psicología empírica, las ciencias aplicadas y la sociología; contra la formalidad, a favor de la naturalidad; contra la autoridad, a favor de la libertad del individuo; y contra el privilegio, a favor de la igualdad de derechos y la educación universal. Por consiguiente, la índole de la Ilustración fue laica, escéptica, empírica, práctica, liberal, igualitaria y progresista; de una idea natural, es decir, la de que la naturaleza y los instintos o sentimientos naturales del hombre crean la fuente del verdadero conocimiento y de la acción justa. La religión, los sistemas filosóficos, las ciencias, las artes, la educación, el orden social, se juzgaban todos ellos en función de cómo contribuían al bienestar del individuo.
Desde el punto de vista musical, estos cambios sociales
tuvieron gran trascendencia. La música de la corte, poco a poco
se fue convirtiendo en música de la burguesía, trasladando su
sitio de ejecución primero de los palacios a los salones de
ricos burgueses y luego a las salas de concierto públicas, lo
cual transformó la relación entre el músico, en particular el
compositor, y su público. Las implicaciones en la composición
propiamente dichas son diversas. Del contrapunto cerebral y
estudiado, se pasa a una homofonía más natural y más accesible
a un público mayor. En la ópera, de lo artificioso, se pasa a
lo natural, siguiendo el patrón ya iniciado en la ópera buffa
napolitana. En los espectáculos en general, de la gracia y la
elegancia cortesanas, se pasa al drama humano, con cada vez mayor
énfasis en los sentimientos. Y desde el punto de vista del
artista, del orden aceptado e inalterable, se pasa al
individualismo heroico , capaz de vencer todos los obstáculos.
Lo esencial de la música clásica, era conmover y agradar, a través de la armonía. En consecuencia, es posible describir de la siguiente manera el ideal de mediados y fines del siglo XVIII: su lenguaje debía ser universal, y no estar limitado por fronteras nacionales; debía ser noble y entretenido; debía ser expresivo (dentro de los límites del decoro); debía ser equilibrado, así como natural (despojado de complicaciones técnicas). Los maestros de este período fueron Gluck, Haydn, Mozart y el joven Beethoven.
EL ESTILO ROCOCÓ O GALANTE, Y EL ESTILO SENSITIVO.
La reacción contra el estilo barroco adoptó formas
diferentes en Francia, Alemania e Italia. El estilo Rococó se
cultivó sobre todo en Francia, y la expresión francesa Style
Galant (estilo galante) se utiliza a menudo como sinónimo de
Rococó. En Francia esta nueva corriente está representada por
el compositor Francois Couperin. En el se destacaba la textura
homófona, esto es, una melodía acompañada con acordes. Esta
melodía se ornamentaba con adornos como el trino.
El estilo expresivo, que surgió un poco más tarde y que se
asoció principalmente con los compositores alemanes, se designa
a menudo, literalmente, estilo sensible o sensitivo. Éste abarca
un campo más amplio de contrastes emocionales que el estilo
galante, que tendía a ser elegante o agradable. Los compositores
alemanes escribieron por lo general obras más largas que los
franceses y utilizaron varias técnicas puramente musicales para
darles unidad.
En ambos estilos, el bajo pierde todo vestigio de conducción
e independencia contrapuntística, convirtiéndose simplemente en
un apuntalamiento de la melodía, mientras que las voces
intermedias, son mero relleno armónico.
PRINCIPALES REPRESENTANTES DE ESTOS ESTILOS:
WILHELM FRIEDEMANN BACH (1710-1784).
Compositor y organista alemán (estilo sensitivo), hijo mayor
de Johann Sebastian Bach. Entre 1733 y 1746 fue organista en la
Sophie Kirche de Dresde y más tarde, en la iglesia de nuestra
señora de Halle hasta 1764. El resto de su vida trabajó como
concertista y profesor particular en Brunswick y Berlín. Su
música contiene frecuentes cambios de temperamento, lo que le da
una energía que no corresponde con la música de su época. La
obra de Wilhelm consta de 2 sonatas, 9 sinfonías, conciertos
para teclado, fantasías, fugas, preludios y sonatas para
instrumentos de tecla.
CARL PHILIPP ENMANUEL BACH (1714-1788).
Compositor alemán (estilo sensitivo), una de las figuras más
influyentes y populares de su época. Fue el tercer hijo de
Johann Sebastian Bach. Entre 1740 y 1768 fue cembalista en la
corte de Federico II, rey de Prusia, y más tarde director
musical de las cinco iglesias más importantes de Hamburgo. En
sus composiciones, específicamente en su música de teclado,
destaca una clara línea melódica, premonitoria del futuro de
Mozart. Carl Philipp escribió un libro, "Ensayo sobre el
verdadero arte de tocar instrumentos de teclado", que
recalca que el intérprete debe ser austero en lo que se refiere
a adornos, recomendando que esa función sea hecha por el propio
compositor. Lo que es más importante, sus composiciones tienen
una estructura más compleja, que viene a ser el comienzo de la
forma sonata, lo que le da a su música instrumental una nueva
expresión dramática. Además, en su música él le asigna
enorme importancia al aspecto expresivo de la interpretación, al
cual se le da el nombre de sentimentalismo. La obra de éste, es
extensa e incluye 210 piezas para clave, conciertos, varios
oratorios, pasiones y cantatas religiosas.
EL GÉNERO SINFÓNICO.
Sinfonía: composición orquestal que suele constar de cuatro
secciones contrastantes llamadas movimientos y, en algunas
ocasiones, tiempos.
Hacia el año 1740 la sinfonía se había convertido en el
principal género de la música orquestal. En Mannheim, bajo la
inspiración del elector Karl Theodor, así como en Berlín y
Viena, habían surgido importantes centros de composición. El
bohemio Johann Stamitz elevó a la orquesta de Mannheim al nivel
de gran conjunto de fama internacional por su brillantez y
utilizó sus recursos en todas sus sinfonías. Fue uno de los
primeros en agregar un cuarto movimiento, un finale rápido, que
seguía al minué.
En Berlín, los compositores Johann Gottlieb Graun y Carl
Philipp Enmanuel Bach, escribieron sinfonías de tres movimientos
con escaso contraste temático, pero en las que enfatizaban el
desarrollo de la expresión emocional.
En Viena predominaron las sinfonías en cuatro movimientos; el
primero era el de mayor importancia. Los instrumentos de viento
se utilizaron con profusión y se puso especial cuidado en la
integración melódica. Así, la transición entre temas podía
hacerse mediante motivos cortos desde el tema principal. Entre
los compositores vieneses son importantes Georg Matthias Monn y
Georg Christoph Wagenseil. También fue influyente Johann
Christian Bach, que estudió en Italia y trabajó en
Londres. Sus sinfonías están llenas de la gracia de la melodía
italiana.
JOHANN CRISTIAN BACH (1735-1782) Y EL CONCIERTO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVIII.
Compositor alemán, el hijo más joven de Johann Sebastian
Bach. Entre 1754 y 1760 permaneció en Italia como director
musical de la corte de Antonio Litta en Milán. Desde 1760 a 1762
fue organista de la catedral de esa ciudad, y simultaneó este
cargo con sus estudios en Bolonia, bajo la tutela del compositor
italiano Giovanni Battista Martini. En 1762 Johann Cristian se
instaló en Londres, donde ejerció como profesor de la reina.
Parte de su éxito se debió a su maestría en la dulce y
melódica ópera italiana, entonces de moda en la capital
británica. Desde 1764 hasta su muerte, organizó, junto con el
compositor alemán afincado en Londres Carl Friedrich Abel, una
serie de conciertos muy celebrados gracias a los compositores que
participaron en ellos; uno de estos compositores fue el niño
prodigio de siete años Wolfgang Amadeus Mozart. Johann Cristian
compuso una docena de óperas, varias sinfonías, conciertos,
obras para piano y música de cámara.
Al concierto (composición musical, generalmente en tres
movimientos, para uno o más instrumentos solistas acompañados
por una orquesta), a finales del siglo XVII, le comenzó a
aparecer una categoría específica: concerto grosso (nombre
impuesto por el violinista y compositor Arcángelo Corelli), que
empleaba una orquesta de cuerdas, a veces en contraste y a veces
en conjunción con un pequeño grupo solista llamado concertino,
que constaba sólo de tres músicos. Estos conciertos que
comprendían varios movimientos cortos de carácter opuesto en
compás y velocidad, eran virtualmente idénticos en estilo y
forma al género de música de cámara dominante por entonces, la
sonata de trío. Con el transcurrir del tiempo, la
característica esencial siguió siendo el uso de una orquesta de
cuerdas opuestas en cierta medida a una serie de instrumentos
solistas- vientos, cuerdas o una combinación de ambos tipos-. El
concierto grosso dio origen a una subcategoría, el concierto
para solista, en el cual se reemplazaba al concertino por un
único instrumento solista. Con ello se incrementaba el contraste
entre el solista y la orquesta. Estos conciertos en un principio
fueron compuestos para violín, la trompeta o el oboe. Pronto
habría composiciones para una amplia gama de instrumentos.
Estas primeras obras determinaron el plan formal general, que permaneció uniforme en los conciertos para solista hasta alrededor de 1900. Se trataba de una sucesión de tres movimientos ordenados según su velocidad: rápido-lento-rápido. El movimiento intermedio estaba en una tonalidad diferente de la de los otros dos (primero y último). En los movimientos rápidos, los pasajes solistas se expandían y conformaban
largas secciones, a menudo dominadas por una figuración
rápida de la melodía. Estas secciones se alternaban con cuatro
o cinco secciones recurrentes de la orquesta a pleno, llamadas
ritornellos. En al menos uno de los movimientos, antes del final
del ritornello, era de esperar que el solista hiciera una
demostración de su talento técnico y musical mediante un pasaje
improvisado llamado cadenza. Este fue un elemento habitual de los
conciertos durante las eras clásica y romántica. Durante el
clasicismo, el concierto creció aún más. Su estructura era el
reflejo de un compromiso con la forma tradicional del ritornello,
en un alarde de virtuosismo, así como de las nuevas formas y
estilos desarrollados con la sinfonía. El resto del movimiento
también seguía un desarrollo similar al primer movimiento de
una sinfonía, pero con el solista y la orquesta tocando juntos o
de forma alternada. El movimiento final era generalmente un
rondó con una especie de estribillo recurrente. Los movimientos
lentos quedaban menos determinados en su forma. Al igual que las
sinfonías, los conciertos se convirtieron en obras grandes, con
una personalidad propia y distinta, que se interpretaban en salas
de concierto públicas, delante de una gran audiencia. Johann
Cristian compuso, entre sus obras más importantes, 12 sinfonías
concertantes para diversos instrumentos solistas y orquesta, y
una amplia gama de música de cámara y religiosa, así como unas
óperas de éxito muy limitado.
La ópera del siglo XVIII experimentó también muchos
cambios. En Italia, donde había nacido, había perdido mucho de
su carácter originario de drama con música (había llegado a
ser un conjunto de arias escritas para el lucimiento de las
habilidades de los cantantes). Varios compositores europeos
reintrodujeron los interludios instrumentales y los
acompañamientos como elementos importantes, utilizaron las
intervenciones corales y dieron variedad a las formas y estilos
de las arias. También trataron de combinar grupos de
recitativos, arias, dúos, coros y secciones instrumentales
dentro de las mismas escenas.
El mayor interés del público, tanto aristocrático como
burgués, estaba centrado en la ópera, y el centro principal de
actividad y de controversias, era París. Hay una tendencia hacia
temas de la vida cotidiana en contraste con la ópera seria, de
corte metastasiano, con temas históricos y mitológicos de
carácter trágico. En esto, resulta algo similar a la ópera
buffa napolitana, sin embargo se diferencia de ésta en que,
continuando la tendencia francesa del siglo anterior, cada vez se
le da más importancia a la palabra y al drama, dando así origen
a la ópera comique, término que no se refiere a un aspecto
cómico, sino a la comedia, como término teatral y en tal
sentido reflejando la comedia dell 'arte del renacimiento
italiano.
CRISTOPH WILLIBALD GLUCK (1714-1787): EL ESTILO OPERÍSTICO INTERNACIONAL.
Quien domina todo el escenario operístico europeo, el
reformador más importante del género, fue el músico checo
Cristoph Willibald Gluck. Éste compositor se distingue por
introducir en la ópera un nuevo concepto de la tragedia. Al
contrario de la ópera comique, él utiliza principalmente
argumentos basados en la mitología griega, continuando así la
tradición de la ópera seria (pero al contrario de esta última,
Gluck elimina las fatuas complicaciones, y resalta la tragedia
por medios musicales). La partitura orquestal se vuelve continua,
sin interrupción entre recitativo y aria; en las arias descarta
las repeticiones innecesarias, y realza la situación dramática.
Sus más grandes óperas son Orfeo (1762), Alceste (1767),
Ifigenia en Aulide (1774), e Ifigenia en Tauride (1779).
CLASICISMO MUSICAL.
La sinfonía, la sonata y el concierto, así como el cuarteto
de cuerda, siguieron un mismo perfil formal. Tenían tres o
cuatro movimientos, uno o más de los cuales seguía la forma
sonata. Sammartini, compositor de la época, está entre los
primeros en introducir un segundo tema dentro, de un movimiento
de una sinfonía, estando ese segundo tema en una tonalidad
diferente a la del primero. Esta introducción de un segundo
tema, creando en él un contraste con el primero (que sea una
tonalidad distinta produciendo lo que se puede denominar un drama
tonal), culminaría en lo que se denomina forma de primer
movimiento, o más frecuentemente, forma de sonata. En el
período clásico, obras de tres o cuatro movimientos, pero para
un instrumento solo, particularmente el piano, o para dos
instrumentos, tales como violín y piano. Finalmente, este
término se utiliza para definir la estructura de una pieza o
movimiento, siendo preferible en estos casos, referirse a forma
de sonata, para evitar confusiones con las otras acepciones
(aclarando que ésta puede ser igualmente aplicable a un
movimiento de una sinfonía, de un concierto, de un cuarteto de
cuerdas, o de una sonata). La estructura de esta forma sonata es
la siguiente: la exposición, que consta de un tema principal, en
la tónica, seguido de un tema secundario; el desarrollo, que se
puede definir como un ensayo sobre los temas de la exposición,
en donde se explora el uso de tonalidades más o menos distantes
de las originales, creando así un drama tonal; la
recapitulación, en la que se vuelve a los temas iniciales, de
forma tal que queda resuelto el drama tonal creado durante el
desarrollo. La esencia de la forma sonata está en el drama tonal
que se crea y la manera como se lo resuelve.
En lo que respecta a la ópera, siguiendo algunos elementos
introducidos por Gluck, aunque alternando con el espíritu de la
ópera comique, se encuentra Luigi Cherubín (1760-1842),
italiano de origen, aunque desarrolló toda su obra en París.
Sus obras más importantes fueron Médée (1797) y Les Deux
Journées (1800), en las que abarcó temas psicológicos y
sociales de la actualidad (la reconciliación social después de
la revolución). Paralelamente con los desarrollos parisinos, la
ópera continuó floreciendo en Italia. Los compositores
relevantes de la época son Niccolo Piccini (1728-1800), a gusto
con la ópera buffa de corte napolitano como las nuevas tragedias
líricas; y Giovanni Paisiello (1740-1816) quien compuso unas 80
óperas buffas. Otros compositores importantes fueron, Doménico
Cimarosa (1749-1801), sumamente popular, autor de unas 60
óperas, las mayoría buffas; y Antonio Salieri (1750-1825),
compositor de la corte de Viena y autor de 40 óperas en las que
puso énfasis en la línea melódica.
Por último, en los libretos de la ópera italiana, se puede
observar un proceso de mayor interés en las reacciones
psicológicas de los protagonistas (el sentimiento burgués va
reemplazando al realismo popular) y se incorporan nuevos aspectos
trágicos de la actualidad. En Alemania, por otra parte, se
popularizó el singspiel, básicamente una obra de teatro con
música, o comedia musical, en la que, con algunas notables
excepciones, la música quedaba relegada a un segundo plano. Así
lo hizo Johann Friedrich Reichardt (1752-1814), con su Claudine
on Villa Bella, con libreto de Goethe, que tuvo un
enorme éxito en 1789.
AUTORES:
FRANZ JOSEPH HAYDN (1732-1809).
Compositor austríaco. Era el mayor de los dos músicos hijos
de un fabricante de ruedas. Con ocho años entró en la escuela
coral de la catedral de San Esteban, en Viena, donde recibió su
única formación académica. A los 17 años abandonó el coro y
pasó varios años trabajando como músico independiente, hasta
que en 1761 consiguió un puesto fijo en la corte del príncipe
húngaro Paul Anton Esterhazy (donde permaneció como músico de
esa casa hasta cinco años antes de su muerte). El ser músico de
los Esterhazy era un puesto a tiempo completo. El príncipe
había formado una orquesta respetable con 15 o 20 integrantes,
la cual tocaba varias veces por semana (generalmente sola, pero a
veces integrando un grupo de ópera de la propia casa). Además
de convertirse pronto en su director, Haydn también tenía que
escribir mucha de la música a ser presentada en las veladas más
selectas. Partiendo de las influencias recibidas en Viena, y de
las sonatas de clavicordio de C.P.E. Bach, Haydn fue explorando
nuevos caminos, con muy poca influencia externa, puesto que eran
ocasionales sus salidas de Viena (durante sus últimos años en
Viena, Haydn comenzó a componer misas y grandes oratorios como
"la creación" (1798) y "las estaciones"
(1801). También de este período es el himno del emperador
(1797), que más tarde se convirtió en el himno nacional de
Austria). A pesar de las influencias mencionadas, ninguna de
éstas fue formal, por lo que se puede considerar a Haydn
esencialmente como autodidacta.
Haydn abarcó prácticamente todos los géneros: vocales,
instrumentales, religiosos y seglares. Él más que nadie, es
quien formalizó el concepto del desarrollo de un tema, aspecto
fundamental de la forma de sonata. Combinando a la vez una
imaginación ilimitada y un sentido del orden muy marcado, sin
ser propiamente el creador de la sinfonía, de la sonata (de las
que compuso 62), o del cuarteto de cuerdas clásicos, fue el
exponente más distinguido, estableciendo el clasicismo de estas
formas (elevó la música de la Ilustración a un nivel de
coherencia y expresividad). Asimismo, reintrodujo el contrapunto,
pero no como un flujo continuo igual al del período barroco,
sino como una interacción de las diferentes voces, cada una con
vida propia. Muchas de sus obras no se conocían fuera de
Esterhazy, especialmente los 125 tríos y demás piezas
compuestas para viola barítono. La mayoría de sus 19 óperas y
operetas de títeres las compuso según el gusto y las
directrices del príncipe. Las 107 sinfonías y los 83 cuartetos
para cuerda, que revolucionaron la música, son pruebas
fehacientes de su original aproximación a nuevos materiales
temáticos y formas musicales, así como de su maestría en la
instrumentación (sus sinfonías y cuartetos generalmente son en
cuatro movimientos: un allegro (en forma de sonata), un adagio,
un minueto con trío (sustituido posteriormente por un scherzo),
y un finale vivace o presto.
La productividad de Haydn se vio reforzada por su
inextinguible originalidad. La forma innovadora en que
transformaba una simple melodía o motivo en complejos
desarrollos fascinó a sus contemporáneos. Son característicos
de su estilo los cambios repentinos de momentos dramáticos a
efectos humorísticos así como su inclinación por las melodías
de tipo folklórico. Puede decirse entonces que su equilibrio
entre la música directa y los experimentos innovadores
transformó la expresión instrumental del siglo XVIII.
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791).
Fue uno de los compositores austríacos más influyentes en la
historia de la música clásica occidental. Hijo de un conocido
violinista y compositor, Leopold Mozart ( que trabajaba en la
orquesta de la corte del arzobispo de Salzburgo), tuvo una
infancia precoz en la que sorprendió primero a sus mismos padres
y luego a toda Europa por sus excepcionales dotes musicales. Ya a
los 6 años podía tocar todos los instrumentos (de teclas o
violín) sin haber recibido ninguna instrucción, así como
componer, improvisar y leer partituras. En 1762 Leopold comenzó
a llevar a su hijo de gira por las cortes de Europa. Durante este
período compone sonatas (para clave o violín), sinfonías,
oratorios y una ópera. A estas obras de juventud, le siguieron
otras, ya sean ópera buffa, ballet-pantomima, o música para
piezas teatrales. Una vez en viena, a partir de 1782, se
sucedieron una tras otra, sus óperas más geniales: "El
rapto del Seraglio" (que se distingue por la belleza de su
música, específicamente sus arias y por su toque humorístico
italianizado), "las bodas de Fígaro" (1786), con
tríos y cuarteto, donde los personajes principales se unen
dentro de su propia condición musical para expresar una
experiencia compartida; "Don Giovanni" (1787), en la
que combina elementos de ópera buffa, seria y comique. Cabe
aclarar que las óperas de Mozart sobresalen por encima de todas
las de su época, justamente por su increíble maestría en
componer la música más apropiada para cada escena, destacando
según el caso, la dulzura de la voz humana, sus recursos
virtuosísticos, o la sonoridad de uno de los instrumentos
orquestales. Asimismo redujo drásticamente las arias para un
solo intérprete, dándole mayor cabida a la interacción entre
los personajes, destacando sin embargo, la individualidad de cada
uno de ellos. Además de sus óperas, compuso muchas arias para
voz y orquesta, obras seculares para coro y orquesta, música
para voces a capella, y canciones para voz y piano. También hizo
música sacra, motetes y su monumental réquiem incompleto a su
muerte (composición que terminó Franz Sussmayr).
A pesar de su corta vida y malograda carrera, Mozart se
encuentra entre los grandes genios de la música. Su inmensa
producción (más de 600 obras), muestra lo extraordinario de su
talento y su imaginación desbordante. En resumen, sus obras
instrumentales incluyen sinfonías, divertimentos, sonatas,
música de cámara para distintas combinaciones de instrumentos,
y conciertos; sus obras vocales son básicamente óperas y
música de iglesia. Su obra combina las dulces melodías del
estilo italiano, y la forma y contrapunto germánicos. Mozart
epitomiza el clasicismo del siglo XVIII, sencillo, claro y
equilibrado, pero sin huir de la intensidad emocional. Estas
cualidades son patentes sobre todo en sus conciertos, con los
dramáticos contrastes entre el instrumento solista y la
orquesta, y en las óperas, con las reacciones de sus personajes
ante diferentes situaciones. Su producción lírica pone de
manifiesto nueva unidad entre la parte vocal y la instrumental,
con una delicada caracterización y el uso del estilo sinfónico
propio de los grandes grupos instrumentales. Mozart tuvo la
habilidad innata de poner cada nota en un sitio justo, logrando
un perfecto equilibrio entre la melodía y formas tradicionales,
haciendo a sus obras accesibles al público en general. Al igual
que Haydn, visto retrospectivamente, Mozart opacó totalmente a
todos los músicos de su propia generación.
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827).
Compositor alemán, hijo de un músico que prestaba sus
servicios como tenor al Elector y arzobispo de Colonia (los
primeros brotes de talento musical de Beethoven, fueron dirigidos
de forma tiránica, por una disciplina que éste le imponía a
base de golpes). Beethoven se presentó en un concierto por vez
primera a los 7 años. En 1787 visita Viena por primera vez, y
durante su estadía de sólo dos semanas, tuvo la oportunidad de
conocer a Mozart, quien mostró su admiración al escucharlo al
piano. Ya en 1789 comenzó a trabajar como músico de la corte
para mantener a su familia. Beethoven deslumbró a la
aristocracia con sus improvisaciones pianísticas. Sus
composiciones se encontraban a medio camino entre el audaz estilo
del compositor Emanuel Bach y el exquisito refinamiento de
Mozart.
El caso de Beethoven marca un cambio radical en lo que se
refiere a la relación entre un compositor y la nobleza. Haydn y
Mozart fueron durante una buena parte de carrera, sirvientes o
empleados de los grandes aristócratas. Por el contrario,
Beethoven buscó y encontró en ellas su apoyo.
La obra de Beethoven se divide en tres períodos bastante
claros:
El primero, Clásico o Inmético (hasta 1793), en el
que descolla un gran individualismo, y una disposición a
explorar todas las avenidas imaginables dentro de su arte, y
seguro de sus fuerzas y voluntad inagotables. En este período
alterna las composiciones basadas en modelos clásicos, con las
inspiradas en estructuras italianas más imprecisas (creación
Adelaide, de 1795).
El segundo, Heroico o de Exteriorización (a partir de 1801), en el que comienza notablemente su creciente sordera (debilidad que lo atormentó por el resto de su vida). Este período se caracteriza por su voluntad de acero, pero que a veces flaqueaba entrando en las más profundas depresiones; y porque marca su retorno a las estructuras vienesas clásicas. Sus composiciones representan el desarrollo de las formas empleadas por Mozart y Haydn. Las armonías son opuestas (utiliza notas contrarias, dotadas de una fuerza y expresividad muy importantes).
El tercer período (a partir de 1820), Reflexivo o de
Interiorización, corresponde a su aceptación de la sordera
(resignación que se traduce en una mayor paz interna), pero no
por esto se estanca su creatividad, sino que, por el contrario,
más que nunca sigue explorando su mundo musical, con obras
cíclicas que respondían a la influencia de una nueva
generación de compositores románticos (Lieder y Schumann). En
estas, sus últimas obras, Beethoven realiza una síntesis entre
el estilo popular y el académico, entre lo festivo y lo sublime.
Las obras más importantes de Beethoven se pueden resumir en 9
sinfonías, 7 conciertos (5 para piano, uno para violín y un
triple concierto para piano, violonchelo y violín), 16 cuartetos
de cuerda, 32 sonatas para piano, 10 sonatas para violín y
piano, 5 sonatas para violonchelo y piano, una ópera (Fidelio),
2 misas y la misa solemne, (Opus 123), varias oberturas y
numerosas variaciones para piano.
Tanto el individualismo demostrado por Beethoven desde una
temprana edad, como su interés en la nueva literatura de la
época, y su alto nivel de idealismo, hacen de él, el primero de
los compositores románticos. Sin embargo, por su afinidad con
los compositores que le anteceden, su disciplina de composición
que se traduce en estructuras claramente definidas, contrastes
tonales y rítmicos bien estudiados, y rico color orquestal,
sigue siendo un clásico, que cierra este período.
HONOLKA, Kurt: Historia de la música; editorial Edaf,
Madrid 1980.
GROUT, Donald Jay: Historia de la música occidental;
editorial Alianza, Madrid 1988.
BERTRAND SOUX, Luis: Historia de la música; fundación Latino, Caracas 1992.