Pablo Méndez

 

Asturias

 

Asturias no es verde como las pizarras

que amargaron las tardes de mi infancia,

ni como el pensamiento de las niñas

al bajar la cuesta, ni como el deseo

de los vagabundos antes de evaporarse

en la niebla de la sinrazón.

 

Asturias es verde como una pupila llorosa

que se deshace para que podamos amarla,

es verde como la felicidad imposible,

es verde como una sustancia

desde la cual surge el equilibrio.

 

En sus pueblos, pequeños como lámparas

insomnes, el agua es una costumbre

primitiva, surge de las rocas,

surge de las plantas,

surge del camino,

y el caminante, al beberla,

vuelve a nacer con un destino diferente.

 

Yo busco en ti lugares donde soñar sueños,

estrellas donde besar rostros,

praderas, cumbres, montañas,

donde tragar silencio, donde tragar paz.

 

 

Soria

 

La vieja habitación de un hotel solitario

en la cumbre de un peregrinar inevitable.

Miro por su pequeña ventana y veo :

Soria deslizándose como un eterno océano de cuero,

Soria como certeza, Soria como descubrimiento;

Soria al fin.

 

Y no hay más.

Tan sólo mi libro de Machado descansando

en la sosegada paciencia de la mesa, mi poema

inacabado donde invoco tu sonrisa,

y una tierra de caminante, esperando,

en los umbrales del amanecer último,

la llegada de otra voz que le cante.

 

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