LAS CUARENTA

 

“del amigo que es amigo

siempre y cuando le convenga

y sé que con mucha plata

uno vale mucho más...”

 

mis amigos fueron enseñándome

poco a poco

que no debía tenerles confianza

en vano intentaban convencerme

día a día continuaba vaciando

las arcas de mis afectos

si tenían hambre

cortaba mi corazón en pedacitos

y se los daba de comer

muchas noches escuché sus penas

y rodaron por mis hombros

sus lágrimas más tristes

hasta que un día tuve hambre

pero sólo conseguí poner en mi boca

las piedras amargas del olvido

hoy creo haberme convencido de que tenían razón

no debí confundirlos con ángeles

eran sólo seres humanos

por eso

cuando esta tarde llegué a la esquina de la angustia

me senté en el cordón

riéndome de mis ingenuidades

y silbé un tango...

 

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