Hernán Anzola, Presidente del BCV (Fuente: Fotoarchivo El Nacional)Tal como lo recogen los informes de Gonzalo Pérez Hernández y Douglas Dáger, ciertamente fueron innumerables los alertas lanzados por el Banco Central de Venezuela, sobre el cuadro de deterioro que estaba acusando la maltratada economía nacional, desde el punto de vista de los efectos y las distorsiones que estaban provocando las políticas oficiales.

Pero no solamente los alertas se dejaron colar en algunas parrafadas que acompañaron la introducción de los presupuestos nacionales de divisas confeccionados por el Banco Central para la consideración del Presidente de la República en Consejo de Ministros, en los correspondientes ejercicios.

Recientemente, algunos días antes de que el Tribunal Superior de Salvaguarda dictara los autos de detención a los funcionarios de la administración Lusinchi, << encontramos en un archivo oficial>> , varias cartas enviadas de manera confidencial y privada por el Presidente del Banco Central de Venezuela, en este caso el mismo Hernán Anzola, al Presidente Jaime Lusinchi, con copia al Ministro de Hacienda, Manual Azpúrua Arreaza, entre mayo y octubre de 1987.

En una del 11 de mayo, Anzola escribió a Lusinchi recomendándole << algunas políticas tendientes a armonizar las políticas fiscal y monetaria, a los fines de reducir en lo posible el problema inflacionario y apuntalar la posición de nuestras reservas internacionales>> .

- Una revisión selectiva de la situación monetaria de Venezuela, para el primer cuatrimestre -suponemos que esto lo leyó Lusinchi- pone de manifiesto varios hechos que, objetivamente, comprometen la estabilidad del bolívar.

Así, entre las más importantes observaciones Anzola escribió las siguientes:

- Las reservas monetarias internacionales, en poder del BCV, han disminuido sistemáticamente desde el inicio de la caída de los precios petroleros, a principios de 1986, y hasta mediados de abril de 1987 en 4.342 millones de dólares, cantidad que excede en 631 millones de dólares el incremento de esas reservas habido entre 1983 y 1985.

- El tipo de cambio en el mercado libre ha continuado depreciándose y, a la fecha más reciente, su cotización evidencia una desviación del 74,0 por ciento respecto de la paridad cambiaria oficial (14,50 por dólar).

- Las reservas internacionales operativas, en poder del BCV, están ya en un nivel que es considerado crítico (3.636 millones de dólares en ese momento), al ubicarse por debajo del límite aconsejable para atender los pagos externos imprescindibles, incluido un nivel mínimo de tres meses de importaciones. De persistir la actual tendencia deficitaria en el saldo cambiario del BCV, las reservas operativas se aproximarán al nivel fijado como de incumplimiento, según lo previsto en el acuerdo General de Reestructuración de la Deuda Pública Externa (2.000 millones de dólares), situación que podría tener lugar hacia el tercer trimestre de 1987.

- La aludida limitación en el nivel de reservas, aunada a la tendencia de deterioro en la tasa real de cambio del bolívar, por la intensificación inflacionaria interna, en un contexto de tasa de cambio oficial fija, dificultan objetivamente la capacidad de la autoridad monetaria para garantizar la credibilidad del nuevo sistema cambiario, hecho que se expresa diariamente en una mayor depreciación de la tasa de cambio del bolívar en el mercado libre dado el monto de las asignaciones previstas a estos efectos en el presupuesto nacional de divisas.

Finalizó Anzola su carta de alarma a Lusinchi diciendo: << La capacidad de defensa del signo monetario venezolano está prácticamente y potencialmente comprometida en el actual estatus de precios relativos, niveles de demanda y limitaciones de financiamiento externo>> .

Anzola, de nuevo por escrito el 4 de agosto de 1987, insiste en términos confidenciales, y dice a Lusinchi: << En el mes de septiembre de 1986 hice llegar al Ejecutivo Nacional -por intermedio del Ministro Manuel Azpúrua- un documento titulado Situación económica de Venezuela, problemática financiera del sector público y política económica. Con posterioridad al citado documento, sobre el cual no tuvimos ninguna reacción del Ejecutivo, contribuimos decididamente en la definición de las medidas de política económica que se adoptaron a principios de diciembre de 1986>> .

Pero el 6 de octubre, en otro memorándum confidencial, Anzola dice a Lusinchi esto: << Necesidad de adoptar un programa económico respaldado por el Banco Mundial, a fin de poder concretar un plan de financiamiento externo adecuado a las necesidades del país a corto y mediano plazo>> .

Entre otras medidas, Hernán Anzola en 1987 planteó al máximo nivel Ejecutivo, las siguientes: reducción del déficit fiscal, incremento de las tasas de interés, simplificación del régimen de importaciones, simplificación del régimen cambiario, incentivo de las exportaciones no tradicionales.

<< El programa económico que se estructure alrededor de los puntos antes mencionados -en buena medida ahora contenidos en el paquete de Pérez- iría apoyado por un plan de financiamiento que sería el que se presentaría y discutiría con la comunidad financiera internacional... Finalmente, señor Presidente, estoy convencido de que no es posible demorar más la toma de decisiones definitivas sobre los aspectos arriba señalados, so pena de entrar en un proceso de pérdida de credibilidad ante la comunidad financiera internacional y de tener que hacer grandes esfuerzos para obtener pocos recursos financieros en cada operación, con el deterioro consiguiente de la situación económica del país>> .

Al poco tiempo Anzola renunció a la presidencia del BCV, fue sustituido por Mauricio García Araujo, luego con auto de detención sobre su cabeza; nunca se tomaron las medidas económicas que a mediados de 1987 pudieron aminorar el efecto y el impacto de las que desde febrero de 1989 está aplicando el Presidente Carlos Andrés Pérez, apoyado por el FMI.

Es bueno recordar que a fines de 1987, en noviembre, el entonces Presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Juan José Delpino, dio una declaraciones al diario Panorama, de Maracaibo, donde denunció con gran fuerza que en Recadi se cobraba peaje por cada dólar autorizado. Las palabras de Delpino ameritaron una comunicación del Presidente Lusinchi al Ministro Encargado de Hacienda, Jorge García Duque, instruyéndole para que, a su vez, remitiera las denuncias a la Fiscalía General de la República. El titular, Héctor Hurtado, pasó aquella navidad convaleciente de una operación en la Policlínica Metropolitana.

El 25 de diciembre de 1987 fue la última oportunidad que tuvimos de hablar directamente con el Presidente Jaime Lusinchi, cuando acudió a visitar a su Ministro de Hacienda en la Policlínica Metropolitana.

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