Acaecida la muerte de Don Mariano Matamoros el congreso nombró a Don Ignacio Rayón comandante militar de Puebla, Veracruz, Oaxaca y el Norte de México, y algún tiempo después a Don Juan Nepomuceno Rosains, comandante de Puebla y Veracruz, lo que originó la pugna entre ambos personajes con grave perjuicio para la campaña. Rosains llegó a Huatusco e hizo que Rincón se encargase de la zona de Barlovento y Aguilar de la de Sotavento. A su vez Rayón se protegió en Zongolica, perseguido por el valiente y sanguinario coronel realista Don Francisco Hevia, quien se estableció en Orizaba encargándose de la comandancia de las villas y en vigilancia de los jefes insurgentes. Por caminos extraviados se dirigió a Huatusco, sorprendió a la población y obligó a huir a las autoridades políticas y militares, entre ellas a Rincón, Guadalupe Victoria, el cura Correa, Don Anastacio Torrens, el padre Sánchez y Don Ramón Sesma; posesionándose también de los pasos de Jamapa, de Coscomatepec y otros lugares; su recorrido lo hizo en la última decena del mes de Abril de 1814. Regresó a Orizaba y envió al sargento mayor de su regimiento, destruyéndose las fortificaciones de El Chiquihuite, Jamapa y Coscomatepec, haciendo quemar la población de Huatusco; por los primeros días de Mayo derrotó al licenciado Rayón obligándolo a salir de la intendencia.
Rosains quedó dueño de la situación, mas su carácter despótico e intransigente le atrajo multitud de enemigos; sustituyó a Aguilar por Don Juan Pablo Anaya quien además tomó el mando militar de la intendencia, designando como su segundo a Don Guadalupe Victoria. Seguido muy de cerca por el coronel Hevia, Rosains se dirigió el mes de Junio a la provincia de Puebla. Por ese mes desembarcó en Nautla el pirata Humbert haciéndose pasar como representante del gobierno norteamericano, se lo disputaron los emisarios de Rayón y de Rosains, al fin los últimos lo condujeron a la Mesa Central en busca de su jefe, pero las fuerzas de Hevia sorprendieron a éste, derrotándolo en el pueblo de San Hipólito; el aventurero regresó a la costa y se embarcó en compañía de Anaya. Convertido Don Guadalupe Victoria en la primera autoridad de la intendencia, se instaló en Huatusco y reorganizó el gobierno a su cargo, levantó varios cuerpos de ejército con las partidas sueltas de la región, formó el regimiento de dragones de Cocomatepec, el cuerpo de patriotas de Huatusco y el batallón de la República; dividió la intendencia en pequeñas zonas militares con un jefe responsable en cada una; el cura Amez y Argüelles de Coscomatepec fue nombrado capellán general de ejército y meses después intendente de la provincia, y Don Patricio Fernández Giraldes, tesorero y proveedor general.
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Las intransigencias de Rosains dieron lugar a que lo desconociesen las fuerzas libertadoras de Veracruz , al saberlo dejó las posesiones de Cerro Colorado y marchó a Huatusco encontrándolo abandonado; sus soldados al tener conocimiento de que se trataba de batir a sus compañeros se dispersaron en el camino. Con unos cuantos hombres intentó adueñarse de Coscomatepec y los insurgentes lo derrotaron totalmente en Jamapa. Huía para la intendencia de Puebla cuando cayó prisionero presentado en Huatusco al señor Victoria, lo envió al congreso, pero se fugó e indultóse al gobierno Virreinal dándole toda clase de informes.
Los hechos narrados ocurrieron en los meses de Julio y Agosto de 1815.
Liegó por entonces de España el brigadier Don Fernando Miyares y Mancebo, entendido militar que formuló un plan de campaña para la provincia, que mereció la aprobación del Virrey, quien le dio la comandancia militar de Tres Villas, de nueva creación, y después la comandancia militar de la provincia; sus actividades dieron un rudo golpe a los insurgentes veracruzanos. En Septiembre estuvo Miyares en Córdoba con la intención de invadir el Norte de la subdelegación, pero la temporada de lluvias se lo impidió; más descalabros sufridos por los insurgentes de la costa, debilitaron a los de la subdelegación. Victoria se había adueñado de algunos puertos por donde recibía parque y armas, cobraba el paso por los caminos, lo que le proporcionaba bastante dinero para solventar la campaña.
Los últimos meses del año transcurrieron en constante zozobra para Córdoba, amagada por los independientes.
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© 1998, Ediciones Culturales Veracruzanas.